Enredas tus brazos en el terciopelo de su piel, le acaricias sutilmente su hombro, te sientes acogida por el estrecho de su abdomen y tus piernas, capturadas por las suyas, se mueven ligeramente hasta tocar los dedos de sus pies, acariciándolos con firmeza y dulzura. Él se gira, mira tu cabello...