I-AM-ROSY!!
O-O¬ Baton pass!!
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Se viene la quinta parte de esta historia :3/ adentrándonos más a lo que será nuestra próxima protagonista, Hope.
¿Cómo no amarla si está bien guapa? :3 ¿O no?
Kissu
El planeta central del sistema Ashtariano parecía un lugar tranquilo para vivir, en especial para una joven con hambre de aventuras y heroísmo similar a lo que vivieron sus familiares y personas a quienes más admiraba en la vida. Hope como su nombre lo decía, era una esperanza para la raza a la que pertenecía que se consideraba en riesgo de extinción por la poca cantidad de individuos que quedan y en su mayoría siendo féminas, la sangre que corría por sus venas era especial, una inmunidad natural a la mayoría de las enfermedades y sustancias de la galaxia, herencia de su madre, así como una sanación, juventud prolongada y fuerza por parte de su “padre” del cual ella no sabía su origen. Todo eso le hacía sentir que debía darle a su planeta y a su familia la protección que merecían, por lo que se unió a la milicia esperando ser una gran militar como las integrantes de su hogar, pero no esperaría que esas mismas características serían las que le harían conocer un lado oculto de su origen.
Ese día empezó como uno más en su entrenamiento, llevando paquetes en medio de las calles sin que fuese descubierta por los observadores, mejorando así su capacidad de sigilo y espionaje, siempre lograba los mejores puntajes y no era sorpresa, desde su examen de ingreso mostró ser la mejor y la que más deseaba convertirse en una soldado asthariana, tan grande como su “padre” Synrah. Ya había entregado todos los paquetes en los puntos de petición y revisó su pulsera, chitó sus dientes al ver que por dos minutos falló en romper su récord, sentándose en el suelo de un callejón, aunque era tarde noche, no tenía preocupación de que pasara algo, la delincuencia en Asthar era casi nula por lo que todo eso le aburría al no tener nada de acción real.
- Me pregunto si Xilliuh podrá salir esta noche. - Pensó Hope soltando su melena que le llegaba al hombro, suspirando. - Que aburrido, si me hubieran dicho que así era el entrenamiento le hubiera pedido a Eve que mejor me entrenara ella… -
Hope bostezó y estiró su cuerpo, para luego ver en su pulsera la señal de volver a la base, un día más de rutina terminado, decepcionante como siempre, pero algo inesperado pasó al ver que su pulsera inteligente se apagó, dándole golpes para que reaccionara.
- Control, aquí la cadete Hope, mi brazalete no responde… Control, repito, mi brazalete no responde, creo que está fallando. - Hablaba la pelirroja notando que no mostraba ninguna señal de actividad. - Mierda, si esto se descompuso me van a culpar. -
- No te preocupes, no es una falla, querida hermana. -
Hope se puso de pie y volteó para todos lados, esa voz era similar a la de su madre sanguínea, Kim, pero más juvenil. Sacó del bolso del costado del pantalón una pistola aturdidora al sentir el peligro, sus sentidos eran agudos y podía escuchar que había al menos tres personas mirándola, lentamente caminó hacía atrás queriendo volver a la calle, pero pudo ver como una aguja de acero pasaba por su costado golpeando el suelo y quebrando parte de la acera.
- No debes de irte cuando apenas nos conocemos, si intentas irte, mucha gente podría salir lastimada. -
- !No se escondan, salgan de donde estén! - Gritó Hope apuntando su pistola hacía el punto donde provenía esa voz.
- Solamente veníamos a presentarnos, no tienes que alarmarte. -
- Es más bella de lo que pensé. -
- Sí, es perfecta para nosotras. -
- Nuestra hermana. -
- ¿De qué rayos hablan? !Salgan!-
- Lastima que su aroma es molesto. -
- Tenemos que acostumbrarnos, tiene la sangre de la asesina de nuestra progenitora. -
- ¿La asesina? -
- No lo sabe. -
- Parece que no lo sabe. -
- No es como si importara, no la queremos por esa sangre, sino por la que compartimos. -
- !Salgan! - Gritó Hope tomando valor para acercarse al callejón estando más oscuro por la caída de la noche.
- Te necesitamos, hermana… Y a nuestra madre, Kim. -
- ¿Qué? ¿Qué quieren con Kim? -
De las sombras, tres bellas jóvenes salieron y provocaron en Hope un impacto, sus rostros, cabello, altura y apariencia eran idénticas, pero no era eso, el color de cabello y rostros eran bastante similares a las de Kim. Una de ellas dio un paso hacia adelante, manteniendo una sonrisa que tenía a la pelirroja con pánico al no comprender que estaba pasando.
- ¿Quienes son ustedes? - Preguntó Hope apuntando a la que parecía ser la lider.
- Pronto lo sabrás… Parece que algo viene, si quieres saber más de nosotras, pregunta a nuestra madre por la almirante Suarga o también, buscanos en el muelle dos a las treinta y dos horas de este planeta. -
Las tres chicas desaparecieron al momento en que un vehículo del equipo de disciplina (la policia de aquel planeta) pasaba cerca del callejón, en cuanto desaparecieron su pulsera sonó dando señal de actividad nuevamente, notando un reporte por la tardanza que tenía de regresar a la academia.
Aunque ya era noche, Hope logró obtener el permiso de regresar a su casa, tenía que preguntarle a Kim que estaba pasando y quienes eran esas chicas así como porque le llamaron hermana, no podía estar tranquila por ese encuentro, más al tener siempre sospechas de que a ella le ocultaban bastante cosas sobre su origen. Por la urgencia de la joven, Alaska y Synrah la acompañaron al hogar de Kim, estando las cuatro mujeres sentadas en los sofás de la sala, escuchando a la menor contar lo que había ocurrido, sin contar lo de el lugar citado, causando que la pelirroja que estaba involucrada en ella mostrara una cara de molestia y las demás un total asombro.
- Eso fue lo que pasó. -
- Mierda. - Susurró Kim pensando en la única posibilidad, volteando a ver a Eve. - Comunícate con Valea. -
- No tiene sentido ¿No sé supone que esa mujer está muerta? -
- Lo está, esa maldita aún muerta me causa problemas. -Dijo la pelirroja presionando su sien mientras Eve buscaba el comunicador. - Alaska, no mandaré a mis hijas a la escuela, no hasta que solucione esto. -
- No te preocupes, yo lo comentaré con la directora. -
- Synrah. -
- No ocupas decírmelo, platicaré con la coronel para que Hope esté de vuelta en la casa. -
- ¿Qué? ¿De qué están hablando? -
- Dice que mañana vendrá, le comenté que era necesario hablarlo en privado. -
- Gracias. - Contestó Kim presionando sus nudillos mientras Hope le miraba molesta. - No me mires así Hope, esto es grave y no podemos arriesgar que te pase algo a ti o a tus hermanas. -
- ¿Por qué no me dicen nada? ¿Quién es esa tal Suarga? ¿Quiénes son esas chicas? -
- No podemos contártelo, no es tiempo. -
- ¿Y para cuando será tiempo? - Gritó Hope sintiendo las manos de su madre deteniéndola al pararse.
- !Hope, no grites por favor! -
- !Pero mamá! -
- Las gemelas y Sheran están dormidas, baja la voz. - Dijo Eve mirando seriamente a Hope quien se volvió a sentar. - Kim, tiene derecho a saberlo. -
- Mierda. -
- ¿Quieres que se lo cuente? -
- Yo lo haré. -
Kim se paró y suspiró al buscar las palabras correctas para resumir las cosas, así como para ocultar algunas más, sobre todo lo referente al “padre” de Hope y el origen de esas chicas. La pelirroja sintió la mano de Eve tomando la suya, ayudándola a sentirse más tranquila para el momento de hablar.
- Hope, Suarga fue la almirante para la que trabajábamos , ella nos traicionó y fue quien destruyó la civilización humana de la Tierra, la poca que quedó tras la invasión de Saghir. -
- Espera… Papá, Saghir fue quién causó todo el daño que presenta el planeta Tierra ¿O no? -
- Esa es la historia oficial, fue parte del acuerdo con la guardia estelar para no manchar su imagen por lo que causó esa mujer, así como para que ya no siguieran más a Kim. -
- No lo entiendo ¿Por qué las traicionó? -
- No lo recuerdas porque estuviste sedada por mucho tiempo, Hope, pero ella te había secuestrado. - Contó Alaska a su hija quién la miró sorprendida. - Ella deseaba a Kim por sus genes y te usó para sus planes y… Atacó nuestro planeta sin misericordia. -
- Entre todas te rescatamos, hija. -
- ¿Y qué paso con ella? -
- Está muerta… No puedo creer que llegara a hacer esto. -
- Ocupamos encontrarlas y confirmar que sea así, podría ser otra cosa, quizá un holograma. -
- No eran ningún holograma, podía olerlas, escucharlas, su aroma era muy similar al tuyo y al de las gemelas. - Habló Hope mirando a Kim quien se quedaba callada. - ¿Por qué me llamaron hermana? -
- Ya es muy noche, quédense en la habitación de huéspedes Hope puede dormir con las niñas. -
- No, gracias, no me moveré de aquí hasta que me digas toda la verdad, ellas hablaban de que me querían por la sangre que compartimos… Y que mi sangre apesta también a la persona que mató a su progenitora ¿Tu mataste a esa mujer? Dímelo Kim. -
- No tengo que contarte más, vamos a dormir, todas.- Ordenó Kim mirando fijamente a Hope, quien se acostó en el sofá abrazando un cojin. - Si quieres quedarte aquí, hazlo. -
- Hija. -
- Déjala, es mejor dejarla un rato a solas para que asimile las cosas. - Susurró Synrah a su esposa al guiarla a la habitación.
- No me gusta verla así. -
- A mi tampoco, pero Kim tiene razón, no podemos arriesgarnos, si es como sospechamos, no sabemos en verdad que más pueda pasar. -
Hope se quedó en la sala, con su cara enojada por sentir que la trataban como una niña, cruzando su mirada con Kim quien apagó la luz y se quedó todavía de pie al saber que su hija le seguía observando.
- ¿Por qué no me dicen la verdad? -
- Te decimos lo que necesitas saber. -
- Kim… ¿Ellas son como yo? - Preguntó Hope sin poder ver la cara de Kim por la oscuridad.- Tú me dijiste que me tuviste por fecundación para ser la esperanza de tu raza ¿Ellas también son así? ¿Por qué se parecen tanto a ti y huelen a ti? -
- Estás pensando las cosas demasiado, duerme. -
- Kim. -
La joven no tuvo respuesta, ya no estaba la mujer delante de ella, todo ese secretismo la tenía molesta ¿Qué podía ser tan importante para que incluso su madre Alaska lo ocultara? Tal vez, buscando a esas chicas obtendría la respuesta.
En un planeta cercano al centro del sistema Asthariano, una nave entraba a la atmósfera, alertando a la capitana encargada de la defensa de aquel planetoide, una uruae con sangre de pleyadeiana, lo que le daba una inusual altura de metro ochenta a diferencia del metro treinta que solía tener las adultas de su raza. Kaé, nombre con él que respondía aquella fémina, recibió la alerta de la torre de control, por lo que buscó a su esposa (bajo leyes astharianas) y ministra de esa civilización, Valea, quien se encontraba en su laboratorio.
- Hola. -
- Hola. - Sonrió Valea al ver a Kaé, quien se acercó y le besó en la boca suavemente. - Que vengas de repente es inusual. -
- No vendría si no fuera importante, hay una nave desconocida en la atmósfera, no podemos establecer comunicación con ella y no quiero arriesgarme a atacar sin consultarte. -
- Son pocos los transportes que podrían pasar por los radares estelares del sistema Asthariano. -
- ¿Entonces disparamos? -
- Espera… Hay una que … No, sería raro, solamente podría usarla alguien que tuviera el registro de la guardia estelar. -
- ¿De qué hablas? - Preguntó Kaé moviendo su cola y orejas por la curiosidad.
- Había una nave que tenía en la estación espacial, un prototipo de nave de sigilo, en el caso de que no pudieran ir a rescatarme, sacaría a Ib y a mi con ayuda de ella, usaba un sistema de vibraciones de fotones que para hacerlo breve, la hacía invisible de la detección de los radares de radiación, movimiento, calor y UV no lo comenté con nadie porque no lo había puesto a prueba. -
- No puede ser… !Mi padre! -
Kaé cargó en su espalda a Valea para correr a la torre de control para tratar de averiguar si sus temores eran ciertos, de ser Saghir, tendrían que entrar en acción para no arriesgar a la prospera colonia que habían formado con humanas, algunos altarianos voluntarios y la descendencia de ambas. Al llegar a la torre, la científica tomó la computadora central para tratar de enlazarse con aquella nave y confirmar si era o no su proyecto, sorprendiéndose al descubrir que sin dudas era la nave en la que trabajó. Valea tomó una de las tiaras con intercomunicador, logrando conectarse a la señal de ese vehículo espacial.
- Aquí Valea, ministra de Andrómeda II, está entrando a espacio restringido, por favor preséntese y explique el motivo de su presencia antes de ser considerado alguien hostil. - Preguntó Valea sin respuesta.
- ¿Disparamos? -
- No, la nave parece estar en modo de seguridad, está siendo piloteada por la computadora. -
- No podemos arriesgarnos, si mi padre está en esa nave… -
- Pero si no está ella, causaríamos una conmoción, usaré la torre de onda magnética para atraer la nave hacía la tierra, que las tropas esperen ahí. -
- Perfecto ¿Puedes guiarla lo más cerca de la torre? Así estaremos lejos de la ciudad. -
- Lo haré. -
- Aquí la capitana. - Habló Kaé por su intercomunicador. - Los escuadrones cercanos al cuadrante AX05 y AX06, diríjanse a la zona minera, mantengan restricción para acercarse a la zona. -
- Listo. -
- Vamos. -
Kaé nuevamente hizo de montura para su pareja, corriendo a una velocidad que superaba los vehículos que portaban sus escuadrones, siendo las primeras en llegar. La uruae sacó su pistola de energía y la andromedeida preparó su espada de plasma por si era necesario entrar al combate, Saghir sin dudas sería una agresora bastante peligrosa, pero entre ambas podrían hacerle frente. Las tropas de Kaé llegaron minutos después, siendo dirigidas por la capitana para hacer un círculo alrededor del punto de descenso de aquella nave, que lentamente fue descendiendo hasta tocar el suelo.
- Atrás. - Ordenó Kaé al acercarse lentamente a la nave.
- Déjame intentar abrirla. -
- Yo te cubro. -
- Apertura principal, código 152738496. -
La puerta principal se abrió a la orden de Valea, ese código era un registro de emergencia que dejó en esa nave y al abrirse confirmó que era sin dudas su trabajo. Nadie descendió, nada se asomó, el aroma a minerales y elementos del espacio hacía difícil a Kaé averiguar quien estaba dentro del transporte, así que decidió acercarse, alzando su cola y moviéndola para señalar a los soldados que esperaran, mientras Valea iba detrás de ella cubriendo su espalda.
- No hagas ruido. -
- Parece que quien viajó en la nave tenía prisa, por las lecturas veo que fue un viaje de veintisiete días astharianos. - Habló en voz baja la mujer de ojos rojos y cabello blanco al revisar una de las pantallas.
- A esa distancia ¿Qué queda? -
- Si mis cálculos no vayan, con la velocidad de desdoblamiento del espacio y tiempo de llegada, el sistema primitivo de donde viene Kim, esta nave salió de la estación espacial donde me rescataron. -
- No me da confianza esta nave… - Dijo Kaé reaccionando al oler algo que hizo que sus orejas se erizaran. - Ese aroma… Mamá… !Mamá! -
- !Espera Kaé! -
Kaé no siguió la advertencia de Valea, el aroma de su madre era fuerte, corrió por el interior de la nave a toda prisa para buscarla, llegando a un cubículo de reposo para viajes interespaciales, al ver quién estaba ahí, su respiración se agitó, no por correr, sino por lo increíble del asunto. Valea llegó un instante después, sorprendiéndose de la misma manera que su pareja, la viajera era una pleyadeana que ambas conocían bien, madre de la uruae y quien alguna vez fue de las mejores amigas de Valea, pero su aspecto se veía demacrado, parecía no haber comido en más de tres semanas, algo bastante riesgoso ya que el transportarse al desdoblar el espacio causaba un cambio brusco en el cuerpo de cualquier humanoide y esto llevaba a la necesidad de alimentarse para evitar la fatiga, dolores y perdida de musculatura repentina por los golpes de gravedad. La uruae cargó a su madre notando que estaba inconsciente, temiendo lo peor, la andromedeida sujetó la muñeca de su excompañera notando pulso en ella, mirando a su esposa.
- Está viva, pero está en muy mal estado. -
- Mamá… ¿Qué te pasó? - Preguntaba Kaé cargando a su madre y frotando su mejilla con la de ella, para luego gritar con todas sus fuerzas. - !Una camilla, pronto! -
Fue cuestión de minutos para que Kalea estuviese en la sala de urgencias de aquella la ciudad principal, siendo atendida personalmente por Valea, aunque odiaba el hecho de que era una traidora, no dejaba de ser la madre de Kaé y añoraba los días en que compartían opinión sobre preservar las razas de cada una. Tras un par de horas, la científica salió de la sala encontrándose con la uruae, que al verla se acercó, teniendo sus orejas y colas caídas al mostrarse preocupada, por lo que una sonrisa seguro le daría calma.
- Ya está estable, la tenemos conectada a un suplemento de nutrientes sanguíneos y sus signos vitales están dentro de lo saludable. -
- ¿Ya despertó? -
- Aún no, esperemos a que se recupere un poco, en verdad me sorprende que haya sobrevivido, perdió mucha masa muscular y grasa en su cuerpo, su deshidratación y desnutrición eran críticos. -
- Gracias por salvarla. - Dijo Kaé abrazando con fuerza a Valea quien le correspondió el abrazo.
- Tenemos que avisarle a Kim que tenemos una emergencia. -
- ¿A Kim? Pero ella y mamá se odian. -
- Lo sé, pero ella es la embajadora de nuestras razas, si se entera por otros que Kalea entró al sistema sin ser detectada, nos meteremos en graves problemas con la república asthariana. -
- Entiendo. -
- Además… Hay algo que tienes que saber y también ella. -
- ¿Qué cosa? -
- Esto. - Dijo Valea sacando de su bolsillo un pequeño frasco con algo de sangre en su interior. - Su sangre, mejor dicho, todo su cuerpo tiene muy pocos rezagos de las feromonas y proteínas uruae. -
- ¿Qué significa eso? -
- Que es muy posible que tu madre ya no está siendo influida por alguna uruae, siendo específicas, de Saghir. -
- ¿De mi padre? ¿Pero cómo? -
- Eso sólo lo sabremos cuando ella despierte. -
Mientras Kaé y Valea platicaban sobre la condición de la viajera, en la sala de emergencias ella lentamente mostraba señas de reaccionar, apretaba sus párpados al recibir la luz blanca del lugar, movía ligeramente sus dedos y sentía su boca seca. Kalea abrió ligeramente sus ojos, sintiendo su vista cansada, se dio cuenta, todo su cuerpo estaba así, tenía una máscara de respiración en su boca, que junto al sonido de los aparatos y el agradable aroma en el ambiente le hicieron saber que estaba hospitalizada, no sabía donde estaba pero debía de ser un lugar donde no era bienvenida, ya que notó que sus manos estaban esposadas a los costados de la camilla. Una mujer de cabello verde y ojos azules se acercó a ella, para luego alejarse, alcanzó a escuchar que dijo que había despertado, fue cuando sintió una profunda calma al ver a una criatura de piel pálida, de ojos rojos, un cabello y orejas largas que se movían a voluntad y una cola reptílica que se movía de lado a lado por felicidad.
- Mamá. -
- Hija. - Susurró Kalea sin tener voz por lo débil que estaba, sonriendo tenuemente al verla y sentir como tomaba su mano.
No importaba (por ahora) el motivo de su presencia en aquel planeta, para Kaé, saber que su madre había sobrevivido a tremendo viaje era todo lo que valía la pena. Nadie más que la pleyadeana sabía que la llevó a tomar ese riesgo que casi la mataba.
¿Cómo no amarla si está bien guapa? :3 ¿O no?

El planeta central del sistema Ashtariano parecía un lugar tranquilo para vivir, en especial para una joven con hambre de aventuras y heroísmo similar a lo que vivieron sus familiares y personas a quienes más admiraba en la vida. Hope como su nombre lo decía, era una esperanza para la raza a la que pertenecía que se consideraba en riesgo de extinción por la poca cantidad de individuos que quedan y en su mayoría siendo féminas, la sangre que corría por sus venas era especial, una inmunidad natural a la mayoría de las enfermedades y sustancias de la galaxia, herencia de su madre, así como una sanación, juventud prolongada y fuerza por parte de su “padre” del cual ella no sabía su origen. Todo eso le hacía sentir que debía darle a su planeta y a su familia la protección que merecían, por lo que se unió a la milicia esperando ser una gran militar como las integrantes de su hogar, pero no esperaría que esas mismas características serían las que le harían conocer un lado oculto de su origen.
Ese día empezó como uno más en su entrenamiento, llevando paquetes en medio de las calles sin que fuese descubierta por los observadores, mejorando así su capacidad de sigilo y espionaje, siempre lograba los mejores puntajes y no era sorpresa, desde su examen de ingreso mostró ser la mejor y la que más deseaba convertirse en una soldado asthariana, tan grande como su “padre” Synrah. Ya había entregado todos los paquetes en los puntos de petición y revisó su pulsera, chitó sus dientes al ver que por dos minutos falló en romper su récord, sentándose en el suelo de un callejón, aunque era tarde noche, no tenía preocupación de que pasara algo, la delincuencia en Asthar era casi nula por lo que todo eso le aburría al no tener nada de acción real.
- Me pregunto si Xilliuh podrá salir esta noche. - Pensó Hope soltando su melena que le llegaba al hombro, suspirando. - Que aburrido, si me hubieran dicho que así era el entrenamiento le hubiera pedido a Eve que mejor me entrenara ella… -
Hope bostezó y estiró su cuerpo, para luego ver en su pulsera la señal de volver a la base, un día más de rutina terminado, decepcionante como siempre, pero algo inesperado pasó al ver que su pulsera inteligente se apagó, dándole golpes para que reaccionara.
- Control, aquí la cadete Hope, mi brazalete no responde… Control, repito, mi brazalete no responde, creo que está fallando. - Hablaba la pelirroja notando que no mostraba ninguna señal de actividad. - Mierda, si esto se descompuso me van a culpar. -
- No te preocupes, no es una falla, querida hermana. -
Hope se puso de pie y volteó para todos lados, esa voz era similar a la de su madre sanguínea, Kim, pero más juvenil. Sacó del bolso del costado del pantalón una pistola aturdidora al sentir el peligro, sus sentidos eran agudos y podía escuchar que había al menos tres personas mirándola, lentamente caminó hacía atrás queriendo volver a la calle, pero pudo ver como una aguja de acero pasaba por su costado golpeando el suelo y quebrando parte de la acera.
- No debes de irte cuando apenas nos conocemos, si intentas irte, mucha gente podría salir lastimada. -
- !No se escondan, salgan de donde estén! - Gritó Hope apuntando su pistola hacía el punto donde provenía esa voz.
- Solamente veníamos a presentarnos, no tienes que alarmarte. -
- Es más bella de lo que pensé. -
- Sí, es perfecta para nosotras. -
- Nuestra hermana. -
- ¿De qué rayos hablan? !Salgan!-
- Lastima que su aroma es molesto. -
- Tenemos que acostumbrarnos, tiene la sangre de la asesina de nuestra progenitora. -
- ¿La asesina? -
- No lo sabe. -
- Parece que no lo sabe. -
- No es como si importara, no la queremos por esa sangre, sino por la que compartimos. -
- !Salgan! - Gritó Hope tomando valor para acercarse al callejón estando más oscuro por la caída de la noche.
- Te necesitamos, hermana… Y a nuestra madre, Kim. -
- ¿Qué? ¿Qué quieren con Kim? -
De las sombras, tres bellas jóvenes salieron y provocaron en Hope un impacto, sus rostros, cabello, altura y apariencia eran idénticas, pero no era eso, el color de cabello y rostros eran bastante similares a las de Kim. Una de ellas dio un paso hacia adelante, manteniendo una sonrisa que tenía a la pelirroja con pánico al no comprender que estaba pasando.
- ¿Quienes son ustedes? - Preguntó Hope apuntando a la que parecía ser la lider.
- Pronto lo sabrás… Parece que algo viene, si quieres saber más de nosotras, pregunta a nuestra madre por la almirante Suarga o también, buscanos en el muelle dos a las treinta y dos horas de este planeta. -
Las tres chicas desaparecieron al momento en que un vehículo del equipo de disciplina (la policia de aquel planeta) pasaba cerca del callejón, en cuanto desaparecieron su pulsera sonó dando señal de actividad nuevamente, notando un reporte por la tardanza que tenía de regresar a la academia.
Aunque ya era noche, Hope logró obtener el permiso de regresar a su casa, tenía que preguntarle a Kim que estaba pasando y quienes eran esas chicas así como porque le llamaron hermana, no podía estar tranquila por ese encuentro, más al tener siempre sospechas de que a ella le ocultaban bastante cosas sobre su origen. Por la urgencia de la joven, Alaska y Synrah la acompañaron al hogar de Kim, estando las cuatro mujeres sentadas en los sofás de la sala, escuchando a la menor contar lo que había ocurrido, sin contar lo de el lugar citado, causando que la pelirroja que estaba involucrada en ella mostrara una cara de molestia y las demás un total asombro.
- Eso fue lo que pasó. -
- Mierda. - Susurró Kim pensando en la única posibilidad, volteando a ver a Eve. - Comunícate con Valea. -
- No tiene sentido ¿No sé supone que esa mujer está muerta? -
- Lo está, esa maldita aún muerta me causa problemas. -Dijo la pelirroja presionando su sien mientras Eve buscaba el comunicador. - Alaska, no mandaré a mis hijas a la escuela, no hasta que solucione esto. -
- No te preocupes, yo lo comentaré con la directora. -
- Synrah. -
- No ocupas decírmelo, platicaré con la coronel para que Hope esté de vuelta en la casa. -
- ¿Qué? ¿De qué están hablando? -
- Dice que mañana vendrá, le comenté que era necesario hablarlo en privado. -
- Gracias. - Contestó Kim presionando sus nudillos mientras Hope le miraba molesta. - No me mires así Hope, esto es grave y no podemos arriesgar que te pase algo a ti o a tus hermanas. -
- ¿Por qué no me dicen nada? ¿Quién es esa tal Suarga? ¿Quiénes son esas chicas? -
- No podemos contártelo, no es tiempo. -
- ¿Y para cuando será tiempo? - Gritó Hope sintiendo las manos de su madre deteniéndola al pararse.
- !Hope, no grites por favor! -
- !Pero mamá! -
- Las gemelas y Sheran están dormidas, baja la voz. - Dijo Eve mirando seriamente a Hope quien se volvió a sentar. - Kim, tiene derecho a saberlo. -
- Mierda. -
- ¿Quieres que se lo cuente? -
- Yo lo haré. -
Kim se paró y suspiró al buscar las palabras correctas para resumir las cosas, así como para ocultar algunas más, sobre todo lo referente al “padre” de Hope y el origen de esas chicas. La pelirroja sintió la mano de Eve tomando la suya, ayudándola a sentirse más tranquila para el momento de hablar.
- Hope, Suarga fue la almirante para la que trabajábamos , ella nos traicionó y fue quien destruyó la civilización humana de la Tierra, la poca que quedó tras la invasión de Saghir. -
- Espera… Papá, Saghir fue quién causó todo el daño que presenta el planeta Tierra ¿O no? -
- Esa es la historia oficial, fue parte del acuerdo con la guardia estelar para no manchar su imagen por lo que causó esa mujer, así como para que ya no siguieran más a Kim. -
- No lo entiendo ¿Por qué las traicionó? -
- No lo recuerdas porque estuviste sedada por mucho tiempo, Hope, pero ella te había secuestrado. - Contó Alaska a su hija quién la miró sorprendida. - Ella deseaba a Kim por sus genes y te usó para sus planes y… Atacó nuestro planeta sin misericordia. -
- Entre todas te rescatamos, hija. -
- ¿Y qué paso con ella? -
- Está muerta… No puedo creer que llegara a hacer esto. -
- Ocupamos encontrarlas y confirmar que sea así, podría ser otra cosa, quizá un holograma. -
- No eran ningún holograma, podía olerlas, escucharlas, su aroma era muy similar al tuyo y al de las gemelas. - Habló Hope mirando a Kim quien se quedaba callada. - ¿Por qué me llamaron hermana? -
- Ya es muy noche, quédense en la habitación de huéspedes Hope puede dormir con las niñas. -
- No, gracias, no me moveré de aquí hasta que me digas toda la verdad, ellas hablaban de que me querían por la sangre que compartimos… Y que mi sangre apesta también a la persona que mató a su progenitora ¿Tu mataste a esa mujer? Dímelo Kim. -
- No tengo que contarte más, vamos a dormir, todas.- Ordenó Kim mirando fijamente a Hope, quien se acostó en el sofá abrazando un cojin. - Si quieres quedarte aquí, hazlo. -
- Hija. -
- Déjala, es mejor dejarla un rato a solas para que asimile las cosas. - Susurró Synrah a su esposa al guiarla a la habitación.
- No me gusta verla así. -
- A mi tampoco, pero Kim tiene razón, no podemos arriesgarnos, si es como sospechamos, no sabemos en verdad que más pueda pasar. -
Hope se quedó en la sala, con su cara enojada por sentir que la trataban como una niña, cruzando su mirada con Kim quien apagó la luz y se quedó todavía de pie al saber que su hija le seguía observando.
- ¿Por qué no me dicen la verdad? -
- Te decimos lo que necesitas saber. -
- Kim… ¿Ellas son como yo? - Preguntó Hope sin poder ver la cara de Kim por la oscuridad.- Tú me dijiste que me tuviste por fecundación para ser la esperanza de tu raza ¿Ellas también son así? ¿Por qué se parecen tanto a ti y huelen a ti? -
- Estás pensando las cosas demasiado, duerme. -
- Kim. -
La joven no tuvo respuesta, ya no estaba la mujer delante de ella, todo ese secretismo la tenía molesta ¿Qué podía ser tan importante para que incluso su madre Alaska lo ocultara? Tal vez, buscando a esas chicas obtendría la respuesta.
En un planeta cercano al centro del sistema Asthariano, una nave entraba a la atmósfera, alertando a la capitana encargada de la defensa de aquel planetoide, una uruae con sangre de pleyadeiana, lo que le daba una inusual altura de metro ochenta a diferencia del metro treinta que solía tener las adultas de su raza. Kaé, nombre con él que respondía aquella fémina, recibió la alerta de la torre de control, por lo que buscó a su esposa (bajo leyes astharianas) y ministra de esa civilización, Valea, quien se encontraba en su laboratorio.
- Hola. -
- Hola. - Sonrió Valea al ver a Kaé, quien se acercó y le besó en la boca suavemente. - Que vengas de repente es inusual. -
- No vendría si no fuera importante, hay una nave desconocida en la atmósfera, no podemos establecer comunicación con ella y no quiero arriesgarme a atacar sin consultarte. -
- Son pocos los transportes que podrían pasar por los radares estelares del sistema Asthariano. -
- ¿Entonces disparamos? -
- Espera… Hay una que … No, sería raro, solamente podría usarla alguien que tuviera el registro de la guardia estelar. -
- ¿De qué hablas? - Preguntó Kaé moviendo su cola y orejas por la curiosidad.
- Había una nave que tenía en la estación espacial, un prototipo de nave de sigilo, en el caso de que no pudieran ir a rescatarme, sacaría a Ib y a mi con ayuda de ella, usaba un sistema de vibraciones de fotones que para hacerlo breve, la hacía invisible de la detección de los radares de radiación, movimiento, calor y UV no lo comenté con nadie porque no lo había puesto a prueba. -
- No puede ser… !Mi padre! -
Kaé cargó en su espalda a Valea para correr a la torre de control para tratar de averiguar si sus temores eran ciertos, de ser Saghir, tendrían que entrar en acción para no arriesgar a la prospera colonia que habían formado con humanas, algunos altarianos voluntarios y la descendencia de ambas. Al llegar a la torre, la científica tomó la computadora central para tratar de enlazarse con aquella nave y confirmar si era o no su proyecto, sorprendiéndose al descubrir que sin dudas era la nave en la que trabajó. Valea tomó una de las tiaras con intercomunicador, logrando conectarse a la señal de ese vehículo espacial.
- Aquí Valea, ministra de Andrómeda II, está entrando a espacio restringido, por favor preséntese y explique el motivo de su presencia antes de ser considerado alguien hostil. - Preguntó Valea sin respuesta.
- ¿Disparamos? -
- No, la nave parece estar en modo de seguridad, está siendo piloteada por la computadora. -
- No podemos arriesgarnos, si mi padre está en esa nave… -
- Pero si no está ella, causaríamos una conmoción, usaré la torre de onda magnética para atraer la nave hacía la tierra, que las tropas esperen ahí. -
- Perfecto ¿Puedes guiarla lo más cerca de la torre? Así estaremos lejos de la ciudad. -
- Lo haré. -
- Aquí la capitana. - Habló Kaé por su intercomunicador. - Los escuadrones cercanos al cuadrante AX05 y AX06, diríjanse a la zona minera, mantengan restricción para acercarse a la zona. -
- Listo. -
- Vamos. -
Kaé nuevamente hizo de montura para su pareja, corriendo a una velocidad que superaba los vehículos que portaban sus escuadrones, siendo las primeras en llegar. La uruae sacó su pistola de energía y la andromedeida preparó su espada de plasma por si era necesario entrar al combate, Saghir sin dudas sería una agresora bastante peligrosa, pero entre ambas podrían hacerle frente. Las tropas de Kaé llegaron minutos después, siendo dirigidas por la capitana para hacer un círculo alrededor del punto de descenso de aquella nave, que lentamente fue descendiendo hasta tocar el suelo.
- Atrás. - Ordenó Kaé al acercarse lentamente a la nave.
- Déjame intentar abrirla. -
- Yo te cubro. -
- Apertura principal, código 152738496. -
La puerta principal se abrió a la orden de Valea, ese código era un registro de emergencia que dejó en esa nave y al abrirse confirmó que era sin dudas su trabajo. Nadie descendió, nada se asomó, el aroma a minerales y elementos del espacio hacía difícil a Kaé averiguar quien estaba dentro del transporte, así que decidió acercarse, alzando su cola y moviéndola para señalar a los soldados que esperaran, mientras Valea iba detrás de ella cubriendo su espalda.
- No hagas ruido. -
- Parece que quien viajó en la nave tenía prisa, por las lecturas veo que fue un viaje de veintisiete días astharianos. - Habló en voz baja la mujer de ojos rojos y cabello blanco al revisar una de las pantallas.
- A esa distancia ¿Qué queda? -
- Si mis cálculos no vayan, con la velocidad de desdoblamiento del espacio y tiempo de llegada, el sistema primitivo de donde viene Kim, esta nave salió de la estación espacial donde me rescataron. -
- No me da confianza esta nave… - Dijo Kaé reaccionando al oler algo que hizo que sus orejas se erizaran. - Ese aroma… Mamá… !Mamá! -
- !Espera Kaé! -
Kaé no siguió la advertencia de Valea, el aroma de su madre era fuerte, corrió por el interior de la nave a toda prisa para buscarla, llegando a un cubículo de reposo para viajes interespaciales, al ver quién estaba ahí, su respiración se agitó, no por correr, sino por lo increíble del asunto. Valea llegó un instante después, sorprendiéndose de la misma manera que su pareja, la viajera era una pleyadeana que ambas conocían bien, madre de la uruae y quien alguna vez fue de las mejores amigas de Valea, pero su aspecto se veía demacrado, parecía no haber comido en más de tres semanas, algo bastante riesgoso ya que el transportarse al desdoblar el espacio causaba un cambio brusco en el cuerpo de cualquier humanoide y esto llevaba a la necesidad de alimentarse para evitar la fatiga, dolores y perdida de musculatura repentina por los golpes de gravedad. La uruae cargó a su madre notando que estaba inconsciente, temiendo lo peor, la andromedeida sujetó la muñeca de su excompañera notando pulso en ella, mirando a su esposa.
- Está viva, pero está en muy mal estado. -
- Mamá… ¿Qué te pasó? - Preguntaba Kaé cargando a su madre y frotando su mejilla con la de ella, para luego gritar con todas sus fuerzas. - !Una camilla, pronto! -
Fue cuestión de minutos para que Kalea estuviese en la sala de urgencias de aquella la ciudad principal, siendo atendida personalmente por Valea, aunque odiaba el hecho de que era una traidora, no dejaba de ser la madre de Kaé y añoraba los días en que compartían opinión sobre preservar las razas de cada una. Tras un par de horas, la científica salió de la sala encontrándose con la uruae, que al verla se acercó, teniendo sus orejas y colas caídas al mostrarse preocupada, por lo que una sonrisa seguro le daría calma.
- Ya está estable, la tenemos conectada a un suplemento de nutrientes sanguíneos y sus signos vitales están dentro de lo saludable. -
- ¿Ya despertó? -
- Aún no, esperemos a que se recupere un poco, en verdad me sorprende que haya sobrevivido, perdió mucha masa muscular y grasa en su cuerpo, su deshidratación y desnutrición eran críticos. -
- Gracias por salvarla. - Dijo Kaé abrazando con fuerza a Valea quien le correspondió el abrazo.
- Tenemos que avisarle a Kim que tenemos una emergencia. -
- ¿A Kim? Pero ella y mamá se odian. -
- Lo sé, pero ella es la embajadora de nuestras razas, si se entera por otros que Kalea entró al sistema sin ser detectada, nos meteremos en graves problemas con la república asthariana. -
- Entiendo. -
- Además… Hay algo que tienes que saber y también ella. -
- ¿Qué cosa? -
- Esto. - Dijo Valea sacando de su bolsillo un pequeño frasco con algo de sangre en su interior. - Su sangre, mejor dicho, todo su cuerpo tiene muy pocos rezagos de las feromonas y proteínas uruae. -
- ¿Qué significa eso? -
- Que es muy posible que tu madre ya no está siendo influida por alguna uruae, siendo específicas, de Saghir. -
- ¿De mi padre? ¿Pero cómo? -
- Eso sólo lo sabremos cuando ella despierte. -
Mientras Kaé y Valea platicaban sobre la condición de la viajera, en la sala de emergencias ella lentamente mostraba señas de reaccionar, apretaba sus párpados al recibir la luz blanca del lugar, movía ligeramente sus dedos y sentía su boca seca. Kalea abrió ligeramente sus ojos, sintiendo su vista cansada, se dio cuenta, todo su cuerpo estaba así, tenía una máscara de respiración en su boca, que junto al sonido de los aparatos y el agradable aroma en el ambiente le hicieron saber que estaba hospitalizada, no sabía donde estaba pero debía de ser un lugar donde no era bienvenida, ya que notó que sus manos estaban esposadas a los costados de la camilla. Una mujer de cabello verde y ojos azules se acercó a ella, para luego alejarse, alcanzó a escuchar que dijo que había despertado, fue cuando sintió una profunda calma al ver a una criatura de piel pálida, de ojos rojos, un cabello y orejas largas que se movían a voluntad y una cola reptílica que se movía de lado a lado por felicidad.
- Mamá. -
- Hija. - Susurró Kalea sin tener voz por lo débil que estaba, sonriendo tenuemente al verla y sentir como tomaba su mano.
No importaba (por ahora) el motivo de su presencia en aquel planeta, para Kaé, saber que su madre había sobrevivido a tremendo viaje era todo lo que valía la pena. Nadie más que la pleyadeana sabía que la llevó a tomar ese riesgo que casi la mataba.
OAO ¿Quiénes son esas pelirrojas? OAO ¿Qué le pasó a Kalea? Chanchanchan