Requirió mucho más que simples interrogatorios, se necesito de intimidación y persistencia para dar con alguien que en verdad supiese como trabajaba aquella bola de villanos. Kokabuterimon era un reconocido vendedor de drogas y otras mierdas, aunque él era una simple herramienta de una sistema más grande y corrupto, se caracterizaba por su diligente 'trabajo' en la zona norte de File City y su lema era no consumir sus propios productos. A diferencia de la Banda Cucaracha, hacía valer su mercancía con calidad y precios altos. Astuto competidor en el tema de comercio y de un semblante inquebrantable, no era la clase de sujeto que se amilanaría frente a la violencia verbal de Betamon.
Aquella noche, en un callejón apenas iluminado por la luz de la avenida, se hallaba éste misterioso sujeto rodeado por un par de digimon y sus tamers. Ringo llevaba puesto su manto blanco y le había prestado a Shinta el otro negro, los vestían de tal modo que sus rostros eran cubiertos casi en su totalidad. Una voz muy grave acabó con el silencio y la tensión del ambiente. -
Si no van a comprar nada será mejor que se vayan. Este no es lugar para niñatos. - el escarabajo azul no parecía muy interesado en sus visitantes, tenía un sexto sentido para identificar a los consumidores y para él era obvio que ellos no vinieron para 'eso'.
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¡¿Ah?! ¿Demasiado ocupado para tener una charla de cinco minutos? ¡¿Eeeh?! - el anfibio adoptó su habitual tono de matón, no porqué quisiera, era una reacción natural de su personalidad frente al menosprecio. Kokabuterimon simplemente le ignoró y continuó no sin antes sacar un cronometro y ponerlo en modo de cuenta regresiva.
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Cinco minutos, ni un solo segundo más. Hablen. - ordenó él exponiendo su nivel de autoridad y profesionalismo, algo increíble incluso para un negocio tan bajo como el suyo. Estaba claro que Betamon no soportaba ese tipo de tratos, por suerte la distraída le retenía para que no explote.
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A través de ciertos contactos hemos descubierto que guarda cierta 'rivalidad' con el mercader Gokimon. - dijo el tuerto sin moverse de su posición. -
No tenemos intenciones de criticar su negocio, pero tenemos asuntos con la Banda Cucaracha.
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Tch. - el vendedor ambulante no tardó en ponerse de malhumor. -
No me comparen con esos vendedores de segunda niñatos. - luego de lanzar una mirada cargada de odio explicó. -
Mi fuerte es el profesionalismo, es algo que aplicaré incluso para vender una pila de mierda...¡Pero esos malditas larvas se han robado una buena parte de mis clientes con sus vulgares métodos!...No me traigan una conversación tan engorrosa, la charla se termina aquí. - su furia era cada vez más visible, tanto que no le bastó con apagar el cronometro, de hecho, lo lanzó al piso con violencia y siguió su camino.
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¡Espera! - exclamó la joven de blanco. Para Ringo ya era un incordio esforzarse tanto en esta búsqueda, no podía permitir que esa oportunidad para encontrar a sus blancos se esfumase. -
Dentro de dos días planean vender una nueva droga por todo el Bosque Inquebrantable, se espera que hasta los digimon no adictos se vean atraídos por ella. - la última parte fue una mentira de ella, mas una especulación que uso para captar la atención del cornudo. Por lo visto funcionó pues éste último detuvo su marcha. Sin voltearse preguntó.
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¿Y...?
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La mercancía que usaran fue robada. Si la recuperamos podremos arruinar sus planes y su reputación. - esas palabras le habían convencido, si saboteaban la venta de aquellos infames bien podrían lograr que Kokabuterimon recupere alguno de sus clientes. Él aceptó escuchar un poco más. Al final les dijo que no tenía una idea exacta de su localización, pero se rumoreaba algo sobre una sospechosa zona rocosa al sudestes de la taberna abandonada. Ese fue un dato que sorprendió al grupo, hace poco habían ocupado ilegalmente esa vivienda con el fin de convertirla en el HQ de la guild, tener ese punto de referencia les permitía guiarse con mayor facilidad.
Fue algo difícil atravesar el enorme conglomerado de arboledas, la vista era tan opaca que incluso el equipo tenía dificultades para divisarse los unos de los otros. A veces pisaban ramas secas y otras se embarraban hasta las pantorrillas, si ellos no hubiesen conocido el camino con antelación, probablemente habrían tenido el triple de dificultades para llegar al edificio en ruinas.
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Ah, hogar dulce hogar. - Takanabe no abrió la puerta, simplemente la pateó y ésta en consecuencia se desplomó sobre el suelo, realmente era bastante malo el estado de la taberna. El grupo se aseguró de revisar el lugar, luego de una inspección, garantizaron que de momento no fue usada como guarida clandestina para otros grupos no deseados. -
¿Era al sudeste de aquí no? - no se demoraron con pequeñeces, cada segundo contaba y si podían encontrarles antes de que hiciesen uso de la mercancía mejor. Después de diez minutos caminando lograron alcanzar el área deseada. Justo como dijo el escarabajo azul, un territorio cubierto de grandes pedruscos apareció. No podían avistar directamente a sus blancos, a cambio oían ligeros sonidos de ritmo constante, similares al ruido producido por alguien golpeando una puerta. Ya con los ojos acostumbrados a la oscuridad, se acercaron por fin a la escandalosa fuente.
- Bingo... - susurró el verdecito con un tono casi imperceptible. Allí estaban ellos, las tres larvas pulverizaban las flores sobre un molde de madera con su cola. Mientra lo hacían, dejaban fluir un poco de sus venenos en la mezcla y luego comprimían el resultado en forma de pastilla. Otros materiales como aserrín y hiervas alucinógenas también eran agregados a la extraña sustancia.
- Vamos Betamon. - dijo Rin mientras concentraba cierta energía en mano derecha. Un aura verde se extendió desde el centro de su palma hasta la punta de sus dedos y el final de su muñeca. El digivice iC tuvo una reacción. - Digisoul Charge... - esas palabras fueron el detonante, una inmensa luz se extendió por toda el área llamando también la atención de los tres villanos.
Seadramon cargó contra ellos con su máxima velocidad.
- ¿¡Qué puñetas?! ¿¡Ghuh-?! - Dokunemon apenas pudo reaccionar. Él y otro de los Kunemon fueron tomados por la mandíbula de la anguila mientras ésta seguía avanzando, alejándolos cada vez más y más de su último compañero. El plan básicamente era distraer a las lombrices con el ataque de la serpiente, Tentomon daría soporte y los dos tamers recuperarían la mercancía. Lastimosamente sólo dos de ellos fueron arrastrados con ese ataque sorpresa.
El insecto amarillo se puso en guardia, revelando sus intenciones de combatir y proteger el producto. - ¡¿QUIENES COÑO SOIS MALDITA SEA?!
- Lo siento, pero nos llevaremos eso. - declaró el escarabajo escarlata...
Con Seadramon, Dokunemon y Kunemon.B
Como si se tratara de un tren, el adult marino seguía empujando a los dos pequeños Childs hasta que uno no soportó más. Repentinamente, el cuerpo del acuático fue completamente detenido... -
Gokimon te acomodará tu putrefacto cerebro. - dijo la cucaracha en tercera persona. Sus cuatro brazos había detenido con mucha facilidad los movimientos de su enemigo. -
No fue muy inteligente de tu parte hacerme enojar, y menos cuando estoy tan ocupado. ¡Ah, aah, esto será bueno para liberar el estrés!. ¡Tu, asegúrate de que las pastillas y los materiales estén a salvo!
- ¡Sí Jefe! - Kunemon.B salió de la escena dejando a los dos adult completamente solos. No estaban muy lejos del otro grupo, probablemente les separaba una pequeña distancia de 40 metros.
Dos potentes golpes conectaron en el rostro de la anguila, luego, el insecto se separó rápidamente de él y tomo vuelo. Su velocidad no era broma, al menos debía ser un 50% más ágil que Seadramon. -
¡Whajajaja! ¡Terrible Fly! - el ataque asestó sobre el lomo de su rival provocando que éste perdiese el aliento. Aprovechó la oportunidad y le tomó desde su aleta caudal, cómo si fuese un látigo, blandió aquel enorme cuerpo estrellándolo contra la tierra.
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¡¡Ghaa-!! - la digimon turquesa ahogó su grito de dolor. Se recompuso inmediatamente para no recibir otro ataque en cadena. '¡Jodeeerrrr, es más fuerte y rápido de lo que creí!' sus pensamientos hacían un esfuerzo para mantenerse en orden. Su visión se mantenía media borrosa a causa de la contusión. No elevó demasiado su cuerpo por los cielos, prefería atacar desde la tierra y usar a los árboles como escudos.
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¡Whajaja! ¡¡Puede qué no sea muy resistente pero en velocidad nadie me gana!! - y continuó con su racha ofensiva, su adversario apenas podía defenderse, casi se lo podía llamar una lucha unilateral. Seadramon bien sabía que no aguantaría mucho tiempo, su respuesta frente a tal frenesí de violencia fue atacar a la nada...
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¡¡ICE ARROW!! - una ráfaga de viento helado era expedida con violencia en dirección a ningún lado. Era muy potente pero carecía de objetivo.
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¡¿A dónde crees que estás apuntando?! Menudo idiota. - Durante esa 'batalla' no hubo piedad. El cuerpo de la serpiente estaba cubierto de moretones enormes, leves cortes y polvo. Aún así, su frío aliento no se detuvo ni por un segundo, quizás se esforzaba tanto por temor a que su evolución no durase lo suficiente. La cucaracha, por su parte, sentía lastima de aquel patético e inútil esfuerzo. Suspiró con decepción. -
Esperaba una batalla más pareja mi pequeña sardina, en fin...¡Esto se acaba ahora! - bajó en picado con la intención de dar el golpe de gracia. La escena siguiente fue algo confusa para el insecto, de repente se dio cuenta que estaba postrado sobre el suelo mirando hacía el cielo. -
¿Q-qué paso?
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¿Hace mucho frío, verdad?...¿Puedes agitar bien tus alas? - Gokimon quizás no se había dado cuenta por la emoción del combate, no notó como los continuos ataques de Seadramon cambiaron radicalmente la temperatura del ambiente. En algún punto, y progresivamente, sus alas comenzaron a perder fuerza, en otras palabras; su velocidad de vuelo bajó. Luego, el adult marino hizo uso de su largo cuerpo para atacarle desde un punto ciego. -
Sin duda eres más fuerte que yo, cof. - declaró el de mayor tamaño mientras tosía un poco de sangre. -
La confianza puede matar a veces. - enrolló su cuerpo alrededor de aquel bicho humanoide, no tenía la intención de dejarlo escapar. A pocos centímetros de su cara, liberó su ataque favorito; Cold Breath. A diferencia del Ice Arrow, ésta técnica era mucho menos violenta, aquellos que respirasen los suaves pero gélidos aires de la anguila, se irían congelando desde dentro hasta que todo tipo de fuerza abandonase sus cuerpos. Gokimon sólo pudo ofrecer resistencia por unos cuatro minutos antes de convertirse en un digitama. El victorioso por otro lado, cayo inmediatamente rendido, perdió su evolución y antes de desmayarse por tal agobio de golpes y cansancio dijo unas palabras. - Tentomon...cuidado.
.Wolfe resiste a los dos Kunemon hasta que Betamon recupere el conocimiento, buena suerte.