Light, que aún permanecía en Metal Empire junto con Monodramon, recibió ese día un mensaje de la líder de Ávalon: Nieves. La Central había llamado a la japonesa para encargarse de un digimon en la Sabana Guardián, cerca de las Montañas Codec y Katsukagi de inmediato contactó con la americana y su camarada para que realizaran aquel trabajo como guild. Quedaron en que Light esperaría a Nieves en los límites de la Zona Desértica con la Sabana, pues se le haría más fácil a la japonesa llegar hasta allá, ya que ella se encontraba en Star City.
Después de que Raptordramon llevara a Light por encima de la Zona Desértica, siendo esa la manera más sencilla de obviar la gran cantidad de salvajes que habitaban esa zona, el par descendió en un claro que delimitaba ambas áreas y esperaron allí a que Nieves y su camarada aparecieran. Hacía ya un tiempo que la neoyorquina no veía a la menor, pues esta había hace poco tomado la prueba para ascender de rango y para el orgullo de todos el examen en Hel Island había sido un éxito.
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Ya quiero ver a Ryudamon —dijo Monodramon impacientándose de la espera—.
¿En qué clase de digimon crees que pueda evolucionar ahora?
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No lo sé —contestó la tamer mirando a los lados, atenta por si algún digimon salvaje aparecía. Entonces se cruzó de brazos para luego ir a apoyarse contra una roca cercana.
No pasó mucho tiempo antes de que un enorme digimon en el cielo llamara la atención de los dos. Se trataba de un dragón que a Light le recordó a los míticos dragones de las leyendas japonesas: su cuerpo era alargado y delgado semejante al de una serpiente, su piel por debajo era rojiza y por la parte superior era color petróleo; varias franjas doradas rodeaban todo su cuerpo desde el cuello hasta la punta de la cola, donde tenía un par de cuchillas punzantes. En su cabeza traía una máscara dorada que cubría sus ojos y tenía varias terminaciones puntiagudas.
Light bajó los brazos y abrió la boca lentamente y Monodramon comenzó a dar saltos emocionado cuando tuvo la certeza de que se trataba de su compañero de guild. El digimon pudo ver desde lo alto al par y comenzó a bajar con suavidad hasta que se posó con cuidado sobre el terreno. Tanto Light como Monodramon tuvieron que alzar la vista para poder verlo bien: tendría quizá unos cinco metros, más o menos de altura. De un salto desde su lomo la pasajera bajó sonriente y alzó la mano para saludar a sus amigos de guild, entonces caminó a paso lento hacia ellos algo sonrojada. Light de inmediato sacó su DigiWindow para ver la información del nuevo digimon.
Nombre: HisyaRyumon.
Nivel: Perfect.
Tipo: Bestia Dragón.
Atributo: Vacuna.
Técnicas: Seiryüjin / Jüouguruma.
Las dos humanas se quedaron viendo al dragón mientras Monodramon se acercó a él para montarlo emocionado.
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Muy buen trabajo Nieves —dijo Light mirando al Perfect.
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Gracias —contestó la peliazul juntando sus manos detrás de su espalda. Entonces la mayor le dirigió la mirada y le sonrió.
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Venir a Folder tuvo sus recompensas, ¿eh? —dijo la peli rosa y la otra se rascó la nariz algo apenada, sobrevivir en Hel no había sido fácil pero ella lo había logrado. En ese instante, el dragón comenzó a emitir un leve brillo y poco a poco su gran tamaño fue mermando hasta dejar en el lugar al pequeño Ryudamon. Inmediatamente Monodramon se le lanzó encima para felicitarlo.
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Es increíble compañero, ¡tu evolución ultra es mega alucinante! —le dijo el púrpura encima de él, desacomodándole el casco y la armadura. Este solo sonrió y saludó a su amigo con la misma alegría, luego de acomodarse y recuperar su compostura entonces saludó a la humana.
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Srta Light, hacía ya tiempo que no nos veíamos —dijo con su característico tono respetuoso. Light solo bajó la cabeza levemente en señal de respuesta.
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Lo mismo digo Ryudamon. Felicidades por su ascenso —el samuraí asintió con orgullo y entonces Monodramon comenzó a preguntarle muchas cosas acerca de Hel, la isla, los enemigos, la supervivencia. Pero antes de que siguiera hablando su Tamer lo detuvo.
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Monodramon, espera, tenemos cosas más importantes de qué hablar ahora —se volteó para mirar a la más joven—.
La Central me envió toda la información de la misión al D-terminal —Nieves asintió.
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Sí, creo que lo primero sería buscar la aldea de esos Piyomon —sacó su D-arc y vio la hora—
. Son la una de la tarde. El Devidramon aparece sobre la aldea al ocaso, así que tenemos algo de tiempo todavía —guardó el dispositivo para ver a su camarada quien la estaba viendo también—.
El problema es que...
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No conocemos esta área en lo absoluto, Srta Light —terminó Ryudamon.
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Nosotros ya hemos venido aquí antes —dijo Monodramon colocándole una garra en el hombro.
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Según la información, al parecer el digimon habita cerca de las Montañas Codec, supongo que la aldea que buscamos debe estar cerca —explicó Light—.
Tal vez debamos llegar hasta allá y...
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Ver qué o a quién encontramos primero —interrumpió el acorazado mirándola y la americana asintió. Nieves parpadeó y confirmó con cierta duda.
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De acuerdo, vayamos con cuidado y tratemos de no llamar la atención de ningún digimon de la zona —pidió. Podía ser del rango que fuera, pero eso no la hacía ser más temeraria y menos precavida.
Todos asintieron y, dejando que Light y Monodramon los guiaran, el cuarteto comenzó su caminata por la Sabana Guardián. Las Montañas Codec no estaban muy lejos y se podían ver a la distancia, si tenían suerte conseguirían la aldea primero y si no tenían tanta suerte, conseguirían a la gárgola digimon. Mientras iban caminando Light le comentó a Nieves que hacía poco había estado en esas cercanías junto con Dana y el líder de Utopía atendiendo un pedido de la Central. Nieves recordó al chico: Kyle Masters.
Monodramon fue quien le contó con lujo de detalles a Ryudamon la pelea que sostuvieron con aquel agresivo Cyclomon, pero que al final habían logrado vencer, para el bien de todos. Un rato más pasó en el que continuaron caminando, avistando a un par de digimon de la zona. Entre ellos un Blossmon que se trasladaba en silencio por un costado de ellos sin rumbo aparente. Los miembros de Ávalon solo esperaron a que este se alejara para continuar, pronto llegarían a las faldas de las Montañas Codec.