Humano hablando—. Esto se ha salido de control.
Humano pensando—.
No puede ser.
No Humano hablando—.
Eres peligroso.
No Humano pensando—.
Estuve equivocado.
Técnicas/ Nombres desconocidos—.
Genshi (Átomo).
Renuncia de Derechos: No soy dueño de Naruto, Masashi Kishimoto lo es.
Capítulo 41
En la frontera del País del Fuego – Momentos antes
Un grupo de cinco hombres, con túnicas negras con nubes rojas, caminaban en relativo silencio hacia Konoha, observando con interés, pero también con intimidación a sus alrededores debido a los repentinos cambios climáticos, y, por, sobre todo, debido a aquella siniestra presencia que se sentía de norte a sur, de este a oeste.
Estas personas formaban parte de Akatsuki, y sus nombres eran: Sasori, Deidara, Kakuzu, Hidan, y Kisame.
Cuatros de ellos iban a pie, mientras que Deidara era el único que se encontraba volando con una de sus 'obras de arte'.
Sus compañeros, sabiendo que tendría un mejor panorama de la situación, le preguntaron qué era lo que veía, a lo que el rubio de la coleta de caballo contestó que no veía nada. O eso fue hasta que…
Un repentino punto brilloso a lo lejos, uno que, a pesar de su diminuto tamaño, hizo que el artista de Akatsuki tragara saliva.
Había hecho un cálculo rápido, entre la distancia y el tamaño de aquel brillo, y solo pudo concluir: peligro, pero también, belleza.
Miró hacia abajo, oyendo los gritos de Hidan en los que le exigía que contestara, unos gritos que tenían un cierto toque de nerviosismo.
Los demás intentaban no demostrarlo, pero el sudor que corría de sus frentes dejaba en evidencia cuales eran sus verdaderos sentimientos.
El rubio finalmente se aclaró la garganta, encontrando las palabras adecuadas para describir lo que había visto—. Alguien… Alguien ha realizado una hermosa obra de arte en Konoha.
Conociéndolo, eso solo podía significar una cosa: alguien había utilizado algún ataque explosivo en Konoha.
—Parece que algo peligroso sucede en ese lugar —intuyó Kakuzu.
—No importa —contestó la seria voz de Hiruko, la marioneta—. Líder nos ha asignado esta misión, y no podemos fallar.
Kisame bufó—. ¿En verdad hay necesidad de reclutar a ese mocoso? Es un Jinchūriki, y se supone que nosotros debemos capturarlos. ¿En qué está pensando?
—Como ya dije, no importa —replicó la marioneta defensiva de Sasori.
El resto finalmente guardó silencio durante el resto del viaje a Konoha.
Nami No Kuni – Antigua Mansión de Gatō
En la sala de estar, Inari, Tazuna, Haku, Kin, Karin, Sai y Kitsune se encontraban reflexionando en silencio sobre las terribles sensaciones que habían estado experimentado hasta hace unos momentos.
Casi nadie sabía lo que sucedía, Sai y Kitsune eran los únicos que tenían una cierta idea, pero no habían dicho nada al respecto para no alterar a la pelirroja, quien ya se encontraba más tranquila pero aún tenía los ojos un poco hinchados por haber estado llorando.
Haku, sabiendo que no podría pensar en nada, miró a Karin y le preguntó—. ¿Estás segura que no quieres ir a descansar? —Sai le había comentado a los demás los acontecimientos en Konoha y en el hospital de Nami; la Yuki pensaba que la Uzumaki tal vez necesitaba un ligero descanso luego de someterse a tal experiencia.
La pelirroja miró hacia ella y abrió la boca para contestar, mas no pudo hacerlo puesto que un repentino destello rojizo la había interrumpido.
Casi todos se pusieron de pie, puesto que sabían de quien se trataba. Todos observaron al destello moviéndose descontroladamente en zigzag hasta chocar contra un estante de libros, tirándolos encima de la persona que había aparecido luego de que el destello desapareciera.
—¡Naruto-kun! —gritaron las tres féminas presentes.
—Naruto-sama —dijeron Sai y Kitsune.
Inari exclamó—. ¡Oto-san! —Luego de que los demás revelaran la identidad de esa persona.
Mientras que Tazuna se limitó a decir—. Naruto.
El Jinchūriki, sepultado por libros, se quejó mientras los empujaba hacia un lado para ponerse de pie. Cuando lo había logrado, vio que todos le miraban con expresiones interrogantes.
Antes de que pudieran preguntar, Naruto, quien apareció sin su traje de Kyofu-sama, creó un clon de sombra antes de conversar—. Tengo prisa y no podré hablar con ustedes. Pregunten lo que quieran a mi clon. Sai y Kitsune, síganme.
—Hai —contestaron ambos y siguieron a Naruto, quien corrió tan rápido como pudo al hospital de Nami no Kuni.
Las chicas y los familiares de Tsunami se miraron entre sí antes de mirar al clon, quien sonrió y saludó—. Muy buenos días, señorías, Inari, viejo.
—¡Oto-san! —el niño había gritado nuevamente, no dándole oportunidad a los presentes para que devolvieran el saludo.
El Jinchūriki había rodado los ojos debido a cómo le había llamado, pero no dijo nada al respecto y se limitó a observarle abrazar a su cadera—. Eh, sí, Inari —dijo el Uzumaki mientras intentaba alejarlo de su cuerpo.
Mientras lo intentaba, vio que Haku y Kin se había acercado a él, ambas con brillos de preocupación en ojos—. ¿Qué sucede, chicas? —preguntó extrañado.
—¿Qué sucedió en Konoha, Naruto-kun? —interrogó Kin.
—¿A qué te refieres? —contestó verdaderamente intrigado, ya que no creía que ellas supieran sobre los acontecimientos en la Hoja porque se habían retirado temprano y también porque se encontraban lejos de ese lugar.
Ambas pelinegras miraron de reojo a Karin, quien no se atrevía a acercarse, ya que nuevamente estaba sintiendo un agobiante sentimiento de culpabilidad. El clon no lo había notado porque las jóvenes frente a él tenían su atención.
El Jinchūriki finalmente logró quitarse a Inari de encima, así que aprovechó para sentarse en la silla que tenía detrás, observando que Kin y Haku se le habían unido mientras que Inari había intentado sentarse en las rodillas de su 'padre', pero éste había colocado sus codos en ellos y apoyado su barbilla en las palmas de sus manos.
Con una sonrisa de victoria, el Uzumaki observó el puchero en el rostro de su 'hijo', quien no tuvo de otra que sentarse al lado de su abuelo, a la espera de que las chicas terminaran de conversan con él para que tuviera la oportunidad de pedirle que fueran a jugar.
El Jinchūriki dejó de mirarle y giró su cabeza hacia a Haku, quitando la sonrisa de su rostro al notar la preocupación y el miedo en su rostro, cosa que le hizo asumir lo que estaba pensando—. ¿Así que también lo sintieron? —preguntó el joven Shinobi, suspirando al ver a todos asentir con sus cabezas.
Naruto recostó su cabeza por el sofá y miró al techo mientras contestaba—. No estoy muy seguro de lo que sucedió. Solo sé que el jefe perdió la razón, que destruyó Konoha y que casi asesina a todos a su paso. Estaba muy enojado, pero no sé por qué. Lo bueno es que ya se ha tranquilizado. —Bajó su cabeza y miró a ambas pelinegras con una tranquilizadora sonrisa.
Su declaración alivió a casi todos los presentes, a excepción de la joven pelirroja, quien ocultó su rostro aún más. Esta reacción ya no había pasado desapercibida por el Uzumaki, quien solo ahora notó los sentimientos de tristeza que afligían a la joven Uzumaki.
—¿Qué sucede, Karin-chan? —preguntó con un tono de preocupación, poniéndose de pie y acercándose hacia ella.
—N-Nada —contestó ella, levantando su cabeza e intentando poner una sonrisa que no hiciera sospechar al clon, pero su intensa mirada le hizo fallar miserablemente.
—Karin, dime… Si alguien te hizo daño, yo… —prosiguió Naruto, apretando sus puños ante la idea de que alguien le hubiera hecho daño.
—¡No! No es nada de eso —replicó precipitadamente, poniéndose de pie y haciendo señales de negación con su mano.
—Entonces, ¿por qué estuviste llorando? ¿Qué sucedió? —cuestionó mientras levantaba las cejas e inclinaba la cabeza ligeramente.
Karin ocultó su rostro, tocando sus manos con ansiedad mientras buscaba una respuesta adecuada y convincente. Aunque trató, nada que pudiera convencer a alguien tan perceptivo como Naruto se le vino a la mente.
El Uzumaki, preocupado por su silencio, procedió a activar su Rinnegan y aproximar su mano a la cabeza de la pelirroja para descubrir qué era aquello que la afligía tanto.
Mas no pudo hacer contacto, porque Karin rápidamente había apartado su cabeza al recordar que había hecho algo parecido para descubrir sus vivencias en Kusagakure.
—Karin-chan, no te haré daño —aseguró Naruto, deteniendo su mano para no alterarla innecesariamente.
La Uzumaki negó con su cabeza—. Eso lo sé, Naruto-kun. Es solo que no deseo hablar sobre esto con un clon, quiero hacerlo con el tú original. —Su voz sonó algo quebrada al final, ya que intuía que sus palabras ofenderían al clon.
Ella no esperó a comprobarlo, ya que había dado media vuelta y caminado hacia la salida en dirección a una de las habitaciones que Tazuna les había enseñado con anterioridad.
Naruto había llamado a su nombre al verla salir y además intentó seguirla, pero la voz del constructor de puentes lo detuvo—. Muchacho, en ciertas ocasiones, lo mejor es que les des a las mujeres su espacio.
El Uzumaki se volteó hacia él, suspiró y se sentó nuevamente junto con Kin y Haku, quienes le recibieron con sonrisas de ánimo.
—Lo sé, viejo. Es solo que no me gusta verlas de esa forma. —Esto lo había dicho mirando momentáneamente a cada una de las pelinegras a su lado antes de volver a mirar al nuevo Daimyō del País de las Olas.
El anciano había entrecerrado sus ojos—. ¿Y estas dos señoritas también son tus novias además Karin-san? Bueno, ya sabía lo de Haku-san.
Naruto se rascó su cabeza y sonrió con nerviosismo mientras que Kin se había sonrojado ligeramente, oyendo a su novio responder—. ¿Qué puedo decir? Creo que me pasé de la raya. —Finalizó riendo apenado.
Tazuna meditó con los ojos cerrados y los brazos cruzados, abriéndolos momentos después para notar que todos estaban mirándole con atención. Él, sin embargo, concentró su atención en las féminas que estaba a su lado—. ¿Y ustedes de verdad están de acuerdo con esto?
La pregunta hizo que Naruto se sintiera incómodo y algo molesto, pero también curioso. En ciertos momentos de su errante vida se había hecho esa misma pregunta, pero no había reflexionado tanto en ello. O eso fue hasta que Haku le había preguntado en la Torre del Bosque de la Muerte cuál era su verdadera intención.
En aquel entonces dio su más sincera respuesta, y desde en ese día en más había intentado ya no caer en la 'tentación', pero era solo humano, y uno a quien le costaba dejar ciertos 'vicios'. Por un lado, se había sentido decepcionado consigo mismo por haber fallado a su compromiso, pero también se sentía afortunado por haber tenido la oportunidad de conocer a Yugao y Hanabi más cercanamente.
Su reflexión se vio interrumpida cuando oyó la voz de Haku—. Yo no puedo hablar por las demás, pero las dudas que alguna vez tuve fueron despejadas hace tiempo. —Giró su cabeza hacia el Uzumaki —quien le miraba con suma atención—, rememorando el día en que se entregó a Naruto por primera vez.
Acto seguido, volvió a mirar al hombre mayor—. No tengo nada más que decir al respecto.
Su respuesta había sido vaga y no muy convincente, pero Haku no tenía deseos de compartir los detalles de su conversación con Naruto, después de todo, había sido algo muy personal.
Tazuna asintió, comprendiendo que ella no quería hablar sobre ello, pero esto no lo detuvo para mirar a Kin y preguntarle—. ¿Y tú?
La Tsuchi suspiró con fastidio dirigido hacia el interrogador, quien sonrió con algo de nerviosismo al ver la expresión en el rostro de la jovencita—. Mire, viejo. Lo que nosotras hagamos o dejemos de hacer no es de su incumbencia. Pero para que no me moleste otro día, solo le diré que le debo mi vida a Naruto y que lo seguiré a donde sea sin importar las adversidades. —Esto último lo había dicho mirando directamente a los ojos del Jinchūriki, quien devolvió la mirada mientras hacía un ligero movimiento de afirmación y agradecimiento con su cabeza.
Los Shinobis volvieron a mirar hacia el frente, específicamente hacia el constructor, quien suspiró y se sobó el cuello—. No tenía intenciones de molestarlas, pero si tal fue el caso, lo siento.
—No se preocupe, Tazuna-san —contestó Haku.
Kin no dijo nada más, mientras que Naruto se puso de pie para decir—. Oye, Inari. ¿Conoces algún lugar para ir a comer?
El pequeño rápidamente se puso de pie—. ¡Sí! Actualmente nuestro pueblo cuenta con varios restaurantes.
—Oh, ¿en serio? —preguntó Naruto, fingiendo ignorancia; ya estaba al corriente, después de todo.
El niño nuevamente asintió, y esta vez miró a las mujeres para decirles—. ¿Quieren ir?
Ambas dieron respuestas afirmativas y se pusieron de pie al lado de Naruto, quien esta vez miró al hombre mayor puesto que éste había expresado lo siguiente—. Si quieres puedo decirle al chef que prepare algo. No hay necesidad de que salgan a comer.
—¿Tienes un chef? Vaya, sin duda has progresado. —El Uzumaki rió entre dientes al final.
Tazuna se sintió algo apenado—. Bueno, no fue cosa mía, sino del hombre que verdaderamente administra este pueblo. —Se refería al líder de los Yakuza, Kyofu. Aunque nunca lo había visto en persona, ya había oído hablar de él. A Tazuna tampoco se le había ocurrido que Naruto fuera esa persona.
—Por cierto, ¿Qué le sucedió a tu cabello y al color de tus ojos? La última vez que estuviste aquí eran totalmente rojizos. —Agregó el constructor de puentes con un dedo en su barbilla.
Haku miró de reojo al Jinchūriki, mientras que Kin se preguntó a qué se refería al mismo tiempo que visualizaba a Naruto con esas características. Inari también se veía curioso, pero no le había prestado mayor atención a ese hecho, ya que la presencia de su 'padre' era lo único que le importaba.
—Sucedieron algunas cosas luego de que visitara a Tsunami-chan hace unos meses atrás, digamos que los cambios fueron una consecuencia.
Tazuna se encogió de hombros, restándole importancia al asunto—. Bueno, mientras sigas siendo el mismo, entonces creo que no habrá problemas.
Más palabras al respecto ya no se habían pronunciado, e Inari, aprovechando el silencio, continuó—. Entonces vamos, te mostraré el lugar donde sirven los mejores platillos. ¿Tú no vienes, abuelito?
—No, Inari. Ve y diviértete con tu 'padre' —el anciano contestó, acariciando el cabello de su nieto mientras sonreía luego de ver la expresión en el rostro de su ahijado. La idea de que lo llamara padre aún no le agradaba, después de todo.
El pequeño asintió con una sonrisa y tomó una de las manos de su 'padre' para tirarlo hacia la salida. Naruto no opuso resistencia y siguió a Inari por medio de sus estirones, mientras que ambas pelinegras rieron por lo bajo antes de seguir a 'padre e hijo'.
En el hospital de Nami, los médicos, pacientes, trabajadores y visitantes realizaban sus acciones correspondientes en relativo silencio hasta que la puerta principal se había abierto repentinamente, dando paso a un pequeño grupo de hombres que caminó con prisa hacia la recepción.
Los presentes instantáneamente miraron con sorpresa al hombre que iba al frente, puesto que su apariencia era exactamente la misma a la de aquel hombre que se encontraba en los recuadros del hospital.
Algunos habían intentado acercársele y saludarse, pero el hombre y sus acompañantes habían pasado de largo para llegar cuanto antes a la recepción.
En ese lugar, unos nerviosos recepcionistas saludaron respetuosamente a su jefe mientras este introducía su mano en su bolsillo derecho para extraer el papel donde los médicos de Konoha habían anotado los ítems que necesitaban para su hermano.
Al tener el objeto en sus manos, prosiguió a declarar el motivo de su visita—. Necesito todo lo que se encuentra en esta lista inmediatamente.
La mujer que se encontraba al lado derecho recibió el papel, mientras que el hombre a su lado tomó el micrófono y solicitó a los encargados del depósito que prepararan los artículos que pronunciaría a continuación.
Mientras el recepcionista hablaba, Kyofu, quien nuevamente se había puesto su traje, se giró hacia sus acompañantes para decirles—. Diríjanse al depósito y ayúdenles a preparar lo que necesito. Ya no estoy en condiciones de hacer más clones de sombra. —Finalmente extrajo dos pergaminos de sellado.
—Hai, Kyofu-sama. —Ambos recibieron los pergaminos y desaparecieron en Shunshins para arribar lo antes posible al depósito del hospital.
El enmascarado finalmente había encontrado un tiempo para suspirar, liberando en su aliento el cansancio acumulado luego de aquella intensa batalla en Konoha. Se aproximó a uno de los banquillos en el pasillo, y los visitantes hicieron algo de lugar para que pudiera sentarse, oyéndole suspirar una vez más mientras friccionaba sus cansados y adoloridos músculos.
Las personas le miraban con interés, otros con admiración, algunos con precaución, y los niños con mucha diversión debido a la sonrisa de su máscara. Los padres de estos últimos tuvieron que contener a sus hijos para que no molestaran al importante individuo que actualmente recobraba su energía.
Un pequeño niño, quien había estado comprando algunas golosinas de una dispensadora cercana, había sido el único en acercarse a él, curioso porque su apariencia se asemejaba a la del hombre en los portarretratos.
Ya se encontraba parado frente a él, mirándolo con atención con un dedo sobre su labio inferior. El padre de aquel niño se había levantado para que no molestara a ese hombre, pero había sido tarde, puesto que el pequeño había agarrado la capa de Kyofu y tirado suavemente de ella.
Naruto, al sentir el tirón en su prenda, miró hacia abajo y observó a un niño siendo recogido por quien parecía ser su padre, oyéndole disculparse por la 'travesura' de su hijo.
—No se preocupe —contestó el enmascarado, haciendo una señal de desestimación con sus manos, una que alivió al padre del niño.
Como Kyofu vio que ya se retiraban y que el niño aún lo miraba con interés, preguntó—. ¿Qué quieres saber, niño?
El padre se había detenido y girado hacia él, bajando a su hijo para que conversara con el importante hombre de negocios, ya que éste no tenía problemas y tampoco quería faltarle el respeto al impedir la charla.
El niño, con aquel semblante de curiosidad, se aproximó al también curioso enmascarado—. Oiga, señor, ¿es usted el dueño de este hospital?
—Así es, ¿necesitas algo? —preguntó mientras se ponía de pie, ya que había visto a Sai y Kitsune retornando por el pasillo.
El niño sonrió y sacudió su cabeza en señal de negación—. No, solo quería darle las gracias porque mi mami podrá curarse. Eso dice mi papi. —Giró su cabeza hacia su padre, quien lo miraba con una tierna sonrisa al igual que los demás adultos que se encontraban esperando en los pasillos.
Volvió a mirar hacia el frente, esta vez para ver al 'dueño' del hospital arrodillándose frente a él y poniendo una mano sobre su hombro—. Niño, no olvides esto. Nunca tomes crédito por algo que no has hecho. Eso solo lo hacen aquellos que son incapaces de obtener méritos propios. Es decir, solo lo hacen los perdedores —habló con seriedad, pero también con un tono amigable para no asustarlo.
El niño le había dicho que no había entendido por qué le había dicho eso, ni siquiera los adultos o los empleados del magnate.
El enmascarado respondió mientras se ponía de pie y señalaba a las paredes—. Esto es un simple edificio, un lugar donde gente enferma se reúne para buscar tratamiento. Pero no vienen a buscarme a mí, sino a los médicos quienes dedicaron gran parte de sus vidas estudiando medicina. Así que no puedo robarles el crédito, si tienes que agradecer a alguien, agradece a quienes en verdad están tratando a tu madre. ¿Entendido?
—¡Hai! —contestó el niño con un movimiento de asentimiento de su cabeza.
Kyofu agregó—. No lo olvides, obtén tus propios méritos, sin importar los medios que utilices para obtenerlos. Sin embargo, que siempre sean méritos tuyos para que te sientas satisfecho contigo mismo.
Esta vez no solo el niño había asentido, sino también varias personas en el pasillo.
El enmascarado hizo una ligera reverencia de despedida antes de voltearse a sus acompañantes, quienes tendieron los pergaminos de sellado hacia él.
Naruto los recibió y los guardó en los bolsillos de su traje, volteándose hacia la salida mientras transmitía telepáticamente un mensaje a los dos miembros de su organización—.
Tal vez regrese en unos días. En cuanto al original, no estoy seguro. Díganle a las chicas que no se preocupen. Ahora me voy. —Sin más, desapareció en un Shunshin de hojas.
Sai y Kitsune se miraron entre sí antes de caminar sin prisa hacia la residencia de la familia de Tsunami.
Ambos tuvieron que aguantarse las ganas de preguntar cómo se habían desarrollado los acontecimientos en la Aldea de la Oculta entre las Hojas, pero tal vez podrían preguntárselo al clon que había creado.
Konohagakure no Sato – Actualidad
Dentro de una habitación de uno de los edificios que Tenzō había creado con su Mokuton, dos camas de madera tenían un cuerpo inconsciente respectivamente.
Uno de ellos era un rubio, mientras que el otro era un pelirrojo con mechones rubios en las puntas.
El de menor estatura estaba rodeado por su padre y varios médicos que estaban haciendo todo lo posible para calmar sus dolores, mientras que el otro estaba siendo custodiado de cerca por el usuario del Elemento Madera para evitar otro desastre.
Mientras tanto, el padre observaba de tanto en tanto a su reloj al mismo tiempo que observaba las brillosas manos de los médicos de Konoha pasando por el cuerpo de su hijo menor. También miraba al hijo mayor, pero su preocupación hacia él no era mayor puesto que sabía que ya se encontraba fuera de peligro, aunque tendría que hacer algo con él antes de que despertara, pero esperaría hasta la llegada de Kyofu antes de tomar una decisión al respecto.
Los minutos transcurrieron, minutos en los cuales Menma había sido estabilizado por los médicos, pero estos informaron al Hokage que solo era temporal y que necesitarían de los instrumentos que Kyofu había ido a buscar, o de lo contrario, el Jinchūriki menor moriría al caer la noche.
En cuanto a Naruto, los médicos ni siquiera se dignaron a mirar hacia él, cosa que a Minato no le había importado ya que no quería que la animosidad incrementara. Dejó que se retiraran y esperó sentado en una silla hasta la llegada del enmascarado.
Veinte minutos habían pasado y la puerta de la habitación nuevamente se había abierto, revelando a los médicos de hace unos momentos ingresando con equipos de hospital, siendo acompañados por el hombre del traje negro.
El Hokage se puso de pie, observando a los médicos colocando los instrumentos que controlarían los signos vitales de su hijo además de inyectarle drogas que aliviarían su dolor.
Mientras los doctores trabajaban, el Yondaime se acercó a Kyofu—. Regresaste pronto. Gracias por esto.
El enmascarado giró su cabeza hacia la voz y vio al rubio inclinándose ligeramente—. No se preocupe, Hokage-dono. Solo son negocios, y créame, estoy ansioso por pasar factura.
El rubio levantó su cabeza y respondió entre un suspiro—. De todos modos, tu ayuda es apreciada.
Kyofu simplemente asintió y observó junto con el Hokage y Tenzō a los médicos trabajando. Cuando finalmente terminaron, el jefe médico se aproximó al Hokage para decirle—. Esto debería de mantenerlo con vida durante al menos una semana. El personal se turnará periódicamente para evitar que los insectos dentro del cuerpo de Menma-sama continúen propagándose y causen daños irreparables.
—¿Es que no sería mejor operarlo en este preciso momento? Dijiste que tan solo necesitaban de estos instrumentos, y Kyofu-dono ya los ha entregado. ¿Qué es lo que sucede? —interrogó el Yondaime con un tono de preocupación.
—Una operación en este preciso instante es ciertamente factible —replicó el medico antes de suspirar—. Sin embargo, uno de los cuerpos invasores se encuentra alojado en su columna vertebral. Una extracción forzosa dejaría a Menma-sama inválido por el resto de su vida, o incluso peor. En condiciones normales, podríamos realizar la operación sin contratiempos, pero el invasor es un cuerpo desconocido y tememos que realicemos algo que afecte negativamente a Menma-sama.
Kyofu se sintió impresionado, mientras que el Yondaime, devastado. Sin embargo, no cedió ante sus emociones y preguntó con la mayor calma posible—. ¿Qué propones?
—El cuerpo médico llegó a la conclusión de que lo mejor sería que Tsunade-sama realizara tan delicada operación. Creemos que es la única persona que no causará secuelas —contestó el médico.
Minato había mirado sutilmente a Kyofu antes de girarse hacia el doctor—. Lo entiendo. Pero solo para estar seguro, ¿Cuánto tiempo Menma resistirá sin la ayuda de Tsunade?
—Alrededor de una semana, Hokage-sama. Como recomendamos, lo mejor sería recurrir a las habilidades de Tsunade-sama. —Dicho esto, los médicos decidieron dar algo de privacidad al Yondaime, pero el rubio había hablado antes de que se retiraran.
—¿Qué hay de él? —cuestionó el Hokage, mirando en dirección al inconsciente cuerpo de su hijo mayor.
Los médicos se detuvieron, se voltearon, miraron hacia la otra cama, y cada uno compartió la misma expresión facial. El jefe médico contestó—. Parece que se encuentra bien. —Su voz transmitía desprecio, odio y rencor, además de varios sentimientos negativos que no pasaron desapercibidos por los Shinobis de la Hoja y Kyofu.
Nadie dijo nada al respecto, puesto que el doctor había dicho para finalizar—. Ese es mi diagnostico final. Si desea saber más, busque a otro médico; yo no cargaré con el peso de las acciones de su… hijo. —Pronunciar esta última palabra le había costado con demasía; aunque si bien enojado, más no estúpido. No se atrevería a faltarle el respeto al hijo del Hokage, al menos no delante de su líder.
Minato comprendía el porqué de sus palabras, mas no había insistido y les había agradecido la ayuda. Los médicos finalmente se habían retirado, no sin antes agradecer a Kyofu por sus contribuciones.
En la habitación solo permanecieron los heridos, Minato, Tenzō, y Kyofu, estos dos últimos mirando al antepenúltimo, quien observaba con suma atención a su hijo mayor—. Tenzō —habló finalmente el rubio, girándose hacia él.
—¿Sí, Hokage-sama?
—Necesito que crees una prisión de madera para Naruto y bloquees su Chakra. Ya lo he hecho yo, pero prefiero otra medida de precaución. ¿Podrás hacerlo?
—Hai, Hokage-sama.
—Entonces te lo encargo. —El rubio esta vez se giró a Kyofu, quien se había limitado a sonreír detrás de su máscara al oír sus inútiles intentos para intentar bloquear su Chakra.
—Kyofu-san, me gustaría hablar con usted más tarde. Espero que permanezca en la aldea hasta entonces. —Su voz y mirada eran serias, mas no amenazantes.
—El tiempo es dinero, Hokage-dono. Sin embargo, no tengo otra alternativa más que quedarme ya que aún tenemos negocios pendientes que deben de ser atendidos.
Minato no dijo nada más al respecto e hizo un clon de sombra antes aproximarse a la cama de Naruto para cargarlo en brazos. Una vez que ya lo había cargado, solicitó a Tenzō que realizara su petición.
El usuario del Elemento Madera asintió y se retiró de la habitación junto con el Hokage, mientras que el clon de sombra permaneció en la habitación para cuidar de Menma.
Kyofu se retiró en silencio y caminó hacia la salida del hospital provisorio para buscar a Saito. Mientras realizaba su caminata hacia el exterior, el enmascarado había notado las miradas de admiración y gratitud por parte de los aldeanos que ya habían descendido de los refugios. No les prestó mucha atención; se limitó a devolver los saludos haciendo ligeros movimientos con sus manos.
Ya hastiado por el comportamiento de los aldeanos, apresuró su paso hacia la salida. Una vez allí, inhaló profundamente para calmar sus nervios. Al exhalar, pensó—.
Muy bien, ¿en dónde te encuentras, señor general? —Cerró los ojos y se concentró en su Chakra.
Cuando obtuvo su localización, caminó en silencio hacia esa dirección, y una vez más había notado las miradas. Esta vez no solo por parte de los aldeanos, pero también de los Shinobis.
Esta vez algunos se le acercaron y le hablaron, algunos incluso pidieron su autógrafo; sin embargo, el enmascarado se había disculpado diciendo que estaba ocupado.
Como lo habían dejado solo, Kyofu prosiguió su caminata entre las ruinas de Konoha, esta vez observando que los Shinobis estaban montando tiendas para los heridos y los damnificados. Tal vez Anko y las demás se encontraban en una de esas tiendas; tendría que visitarlas después sin que nadie se diera cuenta.
Su caminata ya no se vio interrumpida, motivo por el cual había llegado con suma rapidez al lugar en cuestión, un lugar familiar donde había pasado gran parte de los últimos cuatro años de su vida: la Academia Ninja.
Al igual que el resto de la aldea, el lugar había sido completamente arrasado, ni siquiera había escombros a la vista.
En ese lugar encontró al general, quien miraba hacia el horizonte y fumaba otro de sus cigarrillos.
Antes de que Kyofu pudiera hablar, este había dicho—. Así que este es el lugar donde estuviste perdiendo el tiempo los últimos cuatro años.
El enmascarado rió entre dientes—. Así que ya lo descubriste. ¿Cómo?
Saito miró hacia las tiendas donde los civiles estaban asentándose—. Lo oí por ahí.
El clon de madera rió nuevamente—. Ya veo. Asumo que dijeron algo como: el lugar donde el maldito demonio se formó. —No necesitó confirmación por su parte, ya que no era inusual oír algo como eso.
Dejó eso a un lado y preguntó lo siguiente—. Pero bueno, ¿qué me quieres decir?
—¿Qué te hace pensar que tengo algo que decir? —cuestionó el hombre de cabellera negra.
Con un ligero bufido, Naruto contestó—. Si no tuvieras nada que decir, entonces ya te habrías marchado.
Saito sacó el cigarrillo de su boca, lo lanzó al suelo, lo pisó y se aproximó al enmascarado, mirándolo fijamente antes de decir—. Tienes razón, tengo algo que decir.
—Pues adelante, soy todo oídos. —El Uzumaki hizo un gesto con su mano izquierda para que prosiguiera.
Saito lo miró con mayor intensidad—. Ten más cuidado. En lo que sea que te hayas convertido, no puede volver a suceder.
El clon también se puso serio—. Aún no sé qué fue lo que sucedió, pero no creas que no tomaré las medidas necesarias para evitar lo que sucedió hoy.
—Más te vale —agregó Saito, metiendo su mano en su bolsillo para sacar un cigarrillo y encenderlo, dándole una calada antes de expulsar el humo—. De lo contrario, te mataré antes de que puedas volver a transformarte. —Dicho esto, caminó hacia adelante, pasando de largo a Naruto.
El enmascarado se volteó y declaró con seriedad—. Te lo encargo.
Con una ceja levantada, el general Yakuza se volteó y le oyó continuar—. ¿Te sorprende? Pues no debería. Tú mismo lo has dicho; he cambiado. Así como tú, yo también he encontrado a personas a quienes deseo proteger, y no estoy dispuesto a ponerlos en peligro por cuestiones que me competen. Si nuevamente pierdo el control como lo hice hoy, mátame sin dudarlo; no tendrás una segunda oportunidad. —No fue una amenaza, más bien una advertencia. Ambos ya habían presenciado que tan rápido Naruto se adaptaba a los ataques en aquella trasformación.
Saito lo había entendido, por lo que no vio la necesidad de agregar nada más. Se volteó en silencio y caminó hacia la salida, tomando rumbo al País de las Olas para reunirse con las tropas que probablemente ya se encontraban en ese lugar.
El clon de madera, por su parte, pensó en una forma para reunirse con Anko y las demás, ya que quería asegurarse de que estuvieran bien.
Mientras tanto, a unos pocos metros del hospital provisorio de madera, Minato, con Naruto en brazos, vio a Tenzō arrodillándose y colocando sus palmas en el suelo para crear una prisión de madera.
Un edificio de un piso, con firmes paredes de madera, había emergido con suma rapidez.
El Yondaime asintió e ingresó al interior de dicho edificio. El interior se asemejaba a la de una pequeña estación de policías, con una celda aún más pequeña al final de la sala.
Minato había caminado en esa dirección, solo para detenerse abruptamente al oír una voz—. Creo que ya fue suficiente actuación.
Sorprendido, pero también aliviado, el Yondaime miró hacia abajo, y allí pudo ver a su hijo mirándole con una expresión de fastidio.
—¿Hokage-sama? —habló el usuario del Mokuton con cautela, observando a su líder bajando a su hijo de sus brazos.
Naruto, ya con los pies en el suelo, miró a la bata de hospital que llevaba encima antes de musitar—. Necesito ropa nueva.
—Intentaré conseguirlas, hijo. —Su padre alcanzó a oírle.
El Jinchūriki se encogió de hombros antes de mirar al usuario de madera—. ¿Quieres que entre allí? —preguntó, apuntando con su dedo pulgar a la celda que tenía detrás.
Tenzō no había respondido, pero la expresión en su rostro dio a entender que era eso lo que quería.
Naruto no tenía la energía requerida como para bromear con él, así que simplemente había ingresado en la celda y sentado en la cama de madera que había dentro—. ¿Podrían traerme algo para leer? Será aburrido estar aquí sin hacer nada.
Minato y Tenzō se miraron entre sí, algo sorprendidos por su colaboración. ¿Tal vez sabía lo que había sucedido y quería reparar el daño ocasionado? No, no podía ser eso.
Aun así, el Hokage sintió la necesidad de indagar—. ¿No te opones a mi decisión?
El Uzumaki se encogió de hombros—. No es como si pudiera hacer algo en mi condición actual. Estoy cansado, y, además, bloqueaste mi Chakra. ¿Qué podría hacer?
Miró a los ojos de su padre, y vio que este había puesto una mirada de vergüenza, cosa que le hizo suspirar y rodar los ojos—. ¿Quieres algo más? ¿O podrías dejarme en paz y traer lo que pedí?
El Hokage levantó su mano con la intención de agregar algo más, pero desistió de su idea y se limitó a decir—. Está bien, hijo. Volveré cuando pueda.
Naruto no le prestó más atención y se recostó en la cama para reflexionar en los acontecimientos que afectaron no solo a él, sino también a personas importantes en su vida.
El Yondaime suspiró y se volteó hacia Tenzō para susurrar—. Iré a hablar con el consejo, luego regresaré. Atiéndelo mientras tanto, no me tardaré.
El usuario del elemento madera asintió, y cuando el rubio dispuso a retirarse, oyó a su hijo decir—. ¿Saben algo de Sandaime-sama?
Los Shinobis de la Hoja le miraron y le vieron sentándose sobre la cama, mirando a ambos con una seria mirada.
Ninguno de los dos sabía que responder, así que el Yondaime habló con honestidad—. No lo sé, hijo. Tal vez se encuentra en el hospital, cuando tenga noticias, te lo haré saber.
—Te lo agradecería —contestó el Uzumaki con suma sinceridad, recostándose nuevamente en su cama y esta vez guardando absoluto silencio. Su mente, sin embargo, era un caos.
Se sentía mortificado; no podía dejar de pensar en lo que había sucedido con el Sandaime. Lo último que recordaba era su lucha con Orochimaru y los antiguos Hokages.
¿Había perdido y ahora estaba muerto? O peor aún, ¿lo había asesinado él cuando perdió la razón y destruyó la aldea? No podía dejar de pensar en este último escenario, especialmente porque no podía sentir su Chakra.
Kurama intentó tranquilizarle al decirle que no podía sentir su Chakra ya que aún se encontraba agotado, lo cual era verdad. Pero, aun así, las incógnitas en su mente no hacían nada más que atormentarle, especialmente por el estado actual de Karin. No podía saber cómo se encontraba, ya que los clones que recientemente estuvieron en contacto con la pelirroja no se había disipado, y, además, estos no sabían lo que había sucedido con ella y el original.
El Bijū ya no dijo nada más, aunque le preocupaba que esos pensamientos pudieran desencadenar otra tragedia, una que tal vez ya sería imparable.
El Hokage, por su parte, se retiró de la prisión y fue en busca de Shikaku para ver si ya había reunido al consejo como se lo había pedido momentos antes de ingresar a Naruto al hospital.
Mientras buscaba al Nara, el Yondaime había visto a Kyofu despidiéndose de Saito, quien caminó con suma lentitud hacia donde alguna vez estuvo la entrada principal de Konoha.
El rubio acortó la distancia con el enmascarado, mientras que este último se había volteado al sentir la siempre poderosa presencia del Yondaime Hokage.
—¿A dónde va? —preguntó Minato, mirando al alto hombre que se alejaba.
Kyofu miró en la misma dirección que el Hokage—. Un hombre ocupado… —contestó el enmascarado antes de girar su cabeza hacia el Shinobi de la Hoja—. ¿Necesita algo más de mí, Hokage-dono? ¿O ya se encuentra listo para hablar de negocios?
El rubio negó con su cabeza—. Eso tendrá que esperar. Y por ahora no necesito nada, pero me gustaría que estuvieras cerca para que pueda hablar contigo una vez que me reúna con mi consejo.
—Oh, política. Qué interesante. Me gustaría estar presente, si no es mucha molestia.
Minato entrecerró los ojos ligeramente—. ¿Cuál es tu interés?
Kyofu rió entre dientes antes de contestar—. Su hijo, Hokage-dono. Me gustaría oír la decisión que usted tomará. Como ya sabe, ese joven me ha mantenido al día sobre los acontecimientos en Konoha.
Los ojos del Yondaime se entrecerraron, y un tenue tono amenazante escapó de sus labios—. ¿Cómo es que tú y él se conocieron?
El enmascarado ignoró momentáneamente esa pregunta e hizo una señal con su mano derecha para que ambos caminaran.
Minato no tuvo más remedio que seguirle, puesto que el magnate había caminado en dirección a los asentamientos sin esperar a que el Hokage se le uniera.
Trotando para alcanzarlo, el rubio se paró a su lado, y fue entonces cuando oyó la respuesta—. Su hijo es un individuo muy peculiar. Tan solo mire sus títulos en el libro bingo.
—Eso no explica cómo se conocieron —replicó el Hokage.
El enmascarado rió ligeramente—. Su hijo es una persona ambiciosa, Hokage-dono. Como tal, la lealtad no le es relevante a la hora de alcanzar sus objetivos.
—¿Qué quieres decir? —preguntó el Hokage, con una vaga idea del significado de esas palabras.
Kyofu en ese entonces se detuvo y miró directamente a Minato—. Naruto es un mercenario, Hokage-dono. Trabaja para el mejor postor.
Por algún motivo que no sabía, Minato no había reaccionado de ninguna forma, ni física ni mentalmente. Tal vez se debía al hecho de que su hijo había cometido mayores calamidades, y tales acciones ya habían insensibilizado la conciencia del Hokage; lo único que había dicho fue—. ¿Y por qué él?
El enmascarado le miró con una ceja levantada, puesto que había esperado algún tipo de reacción, pero lo único que había visto fue una expresión de curiosidad.
Kyofu se encogió de hombros y contestó—. Al principio no supe que se trataba de él. Tan solo me interesó su, digámosle, 'currículo', por lo tanto, decidí ponerme en contacto con él. No fue difícil contactarlo, puesto que la forma en la que realizaba sus trabajos era insólita. Así que no me fue difícil enviar a mis agentes para ofrecerle trabajo.
Hizo una pausa para mirar a Minato—. El resto es historia para otro momento, Hokage-dono. Estoy seguro que debe de llegar a su asamblea cuanto antes. Luego tal vez podremos continuar. Así que ahora, ¿vamos?
Kyōfu tenía razón, aquella reunión era de suma importancia, ya que los puntos que se tratarían allí concernían al futuro de su hijo mayor.
—Está bien, pero esta conversación no se acaba aquí. —La única razón por la cual le permitiría participar del consejo era por su ayuda en este conflicto, y, además, porque no tratarían nada que él no supiera.
El enmascarado asintió e hizo una seña con su mano derecha para que el rubio se adelantara. Cuando le rebasó, Kyofu utilizó un Henge sin que se diera cuenta antes de caminar detrás de él.
Segundos después habían llegado al lugar donde alguna vez estuvo la arteria principal que conducía a la ya desaparecida Torre Hokage, y que ahora se encontraba rodeada por tiendas de campañas que los Shinobis habían montado y seguían montado.
Las personas alrededor se habían volteado para mirar al Hokage, y este había notada ciertas miradas de recelo, otras de miedo, y unas muy pocas de respeto y admiración. Su acompañante pasó desapercibido, puesto que su nueva apariencia no era la de alguien a quien consideraran tan importante.
Tales miradas habían preocupado, y en cierta medida, desmoralizado al Yondaime, pero había continuado su caminata sin detenerse. Esa fue su intención, pero había recordado al individuo que caminaba detrás de él. Pensó que su presencia causaría cierta conmoción, pero los civiles solo le miraban a él o simplemente le ignoraban. ¿Tal vez Kyofu había partido sin que lo notara?
Decidió comprobarlo, por lo que dio una media vuelta para mirar hacia atrás—. ¿Kakashi? —preguntó confundido al ver a su estudiante parado detrás de él.
Este, con una expresión y voz que no se parecía en nada a la del Hatake, habló—. Prosigamos, Hokage-dono.
No necesitó oír nada más para saber de quien se trataba, y como lo había solicitado, Minato continuó con su caminata hasta toparse con Shikaku. El Hokage lo había visto deambulando por las calles, también en su búsqueda.
El Nara, al divisarlo, trotó hasta él y se inclinó ligeramente al estar cerca—. Hokage-sama, el consejo ya está listo. Por favor, sígame. —Con una media vuelta, caminó hacia al lugar donde se encontraba el consejo.
Tanto Minato como 'Kakashi' siguieron a Shikaku en silencio, y luego de un minuto de caminata, el trio arribó a una tienda de campaña de al menos cien metros cuadrados.
Ingresaron en silencio, oyendo los murmullos de las personas que ya se encontraban en el interior. Los cuchicheos se detuvieron cuando oyeron pasos que provenían de la entrada; miraron hacia esa dirección y vieron a Shikaku, Minato, y a 'Kakashi'.
El Hokage observó que no había ni sillas ni mesa; todos estaban parados y mirando hacia él—. Iniciemos —habló Minato, acercándose al grupo y deteniéndose al lado de su maestro, quien ya había llegado con anterioridad.
Antes de que el Yondaime pronunciara el motivo de esta reunión, el Sannin miró a su alumno y le susurró—. ¿Cómo se encuentra Menma?
Minato giró su cabeza hacia él y también susurró—. Por ahora estable. Luego te comentaré los detalles. Ahora debo de iniciar esta reunión.
Jiraiya asintió con la cabeza y miró hacia delante al igual que el Hokage, quien prosiguió, esta vez mirando a Shikaku—. Antes de iniciar, ¿ya hay un conteo de bajas?
El Nara negó con la cabeza antes de contestar—. Aún no. Pero Inoichi ha realizado un estimado…
—Adelante —replicó el Hokage, preparándose para oír lo peor.
El Yamanaka prosiguió—. Alrededor de cinco mil Shinobis y catorce mil civiles. Esto solo contando quienes fueron atacados por las partículas y aquellos que perecieron durante la explosión que arrasó la aldea. En cuanto a las personas que fallecieron en el estadio, alrededor de ochocientas.
Su voz sonaba molesta, aunque su expresión era serna. Siempre desconfió en Naruto, pero nunca pensó que expondría a su hija a tal peligro. Nunca se lo perdonaría, y si tuviera la oportunidad, le diría sus verdades en su cara.
El sector Shinobi del consejo mantuvo una mirada impasible, mientras que la civil casi se rompe a llorar —con ciertas excepciones como Kohta—, pero en general, ambos sectores se sintieron conmocionados.
Una dolorosa punzada había sentido Minato en su corazón, una que al mismo tiempo le hizo liberar un suspiro de tristeza. Tanta angustia, tanto dolor, tanto sufrimiento, todo debido a su mal juicio.
Ya nada podía hacer para remediar tan catastrófica situación, solo asumir lo que había sucedido y seguir adelante. Para ello sacudió la cabeza y miró una vez más al Nara—. Declarare tres días de asueto para homenajear a los fallecidos. Si hay alguien que necesite un tiempo a solas, tiene permiso para retirarse.
Su cabeza giró hacia ambos lados a la espera a que alguien dijera algo. Pasados los segundos, nadie había pronunciado palabra alguna. Lo único que Minato había visto eran algunas miradas serias, y otras tristes y recelosas.
El Hokage prosiguió—. Ya todos sabemos lo que ha acontecido en este día. —Con una breve pausa, miró a su Sensei, quien pudo notar el nerviosismo en los ojos de su alumno.
¿Cómo no lo estaría? Tenía que decirles a todos que su hijo había sido medianamente responsable de lo acontecido, y peor aún, que tal vez no tomaría la posición que la mayoría estaba esperando.
Con una seria mirada y un ligero movimiento con su cabeza, Jiraiya le dijo que ya era hora.
Minato devolvió el gesto antes de mirar al frente y proseguir—. El responsable fue mi hijo, Naruto. —El Hokage inevitablemente había cerrado sus ojos, más aún luego de oír los susurros de molestia que provenía del consejo civil.
Si bien el Yondaime —y algunos de los Shinobis presentes— sabía que el Kyūbi no había estado controlando a Naruto, sabía que tal explicación no haría diferencia alguna, o tal vez solo empeoraría la ya de por sí pésima percepción que su hijo tenía en la aldea.
Como no quería que las cosas se caldearan antes de que revelara su decisión, Minato solicitó que guardaran silencio.
Cuando hubo una sensación de calma, el rubio prosiguió—. Sus acciones no tienen justificación, y sé que la gran mayoría será incapaz de soportar su propia existencia. Aun así, la decisión que he tomado no es la que ustedes están esperando.
Debido a un involuntario suspiro, Minato detuvo momentáneamente su declaración. Aprovechando el silencio que había creado, el Hokage cerró los ojos, respiró hondo y finalmente abrió los ojos para mirar al techo de la tienda, haciendo el máximo esfuerzo para buscar una respuesta que dejara satisfechos a todos.
Pero sabía que tal solución sería imposible. Era su felicidad o la de los demás, y aunque fuera algo egoísta e incluso despreciable, Minato elegiría la primera opción.
La pausa había sido más que suficiente, por lo que decidió continuar, esta vez con una seria expresión que no dejara dudas que había tomado la siguiente resolución—. He decidido sellar su Chakra para que sea incapaz de volver a cometer acciones como las de hoy. Además, le otorgaré prisión domiciliaria en mi hogar.
Era algo parecido a lo que Kyofu le había dicho a los Shinobis cuando Nikushimi había perdido, palabras que habían logrado tranquilizar a los ninjas de Konoha.
Sin embargo, Minato no quería someter a su hijo a más sufrimiento al dejarlo en una celda de confinamiento. Eso solo empeoraría las cosas, ya que podría enfurecerlo y tal resultado haría que los acontecimientos de este día se repitieran. Minato sabía que tenía que contener la furia de su hijo lo más que pudiera hasta que pusiera en marcha el plan que cambiaría a Naruto para siempre.
Apenas y el Hokage había cerrado la boca, casi la totalidad del consejo civil había vociferado abiertamente su descontento y decepción.
El sector Shinobi no había expresado su opinión, pero se podía notal la desilusión.
'Kakashi' había pensado con una sonrisa—.
Eso suena interesante, pero, ¿funcionará?
—Eso no importa —interrumpió Kurama con una severa mirada—.
No bajes la guardia, aunque tengas cierta inmunidad a los jutsus de sellado.
El clon de madera desestimó su inquietud—.
No te preocupes, Kurama. De seguro el jefe se irá de este maldito lugar cuando tenga las suficientes fuerzas, mucho antes de que mi papito pueda hacer lo que tenga planeado. Además…
El grito enfurecido de un miembro del consejo civil le había interrumpido—. ¡Insólito! ¡Ese maldito demonio debe ser ejecutado; tiene que pagar por todos los crímenes que ha cometido!
Todos habían mirado hacia ese hombre, a excepción de Minato, quien decidió suspirar y mirar hacia el techo mientras oía a otra persona gritar—. ¡Tiene razón, Hokage-sama! ¡No podemos arriesgarnos a que el demonio vuelva a cometer otra desgracia!
—¡Lo menos que podría hacer es llevar a cabo la sugerencia de Kyofu-sama y hacer que el demonio se pudra en una celda! —Otra persona agregó.
Más personas se habían sumado a la protesta, gritando con rabia su desacuerdo y decepción; algunos incluso habían dicho que el Hokage estaba demostrando debilidad y que tenía que pensar en el bien común.
Kyofu observaba con una sonrisa divertida que se ocultaba detrás de la máscara de Kakashi—.
Si tan solo tuviera unas palomitas de maíz, esto sería perfecto. ¿Qué es lo que harás, papito?
Jiraiya, cansado de tanto griterío, frunció el ceño y estuvo a punto de mandarlos callar.
Una inesperada voz había exclamado antes de que el Sannin pudiera—. ¡Silencio!
Jiraiya miró a su lado y observó la expresión de hartazgo y molestia en el rostro de su estudiante.
El Hokage solo necesitó decirlo una vez, puesto que además de su voz, también había liberado un ligero instinto asesino que había sido suficiente para intimidar a los civiles.
Una vez que la atención de los presentes fue puesta en él, Minato continuó—. Creo que todos ustedes están olvidando algo muy importante…— Hizo una pausa para mirar a los ojos de cada uno de los presentes—. Yo soy el Hokage; la máxima autoridad en esta aldea, y como tal, ¡mi palabra es la ley!
—Oh, vaya… —Pensó el clon de madera con una sonrisa ante el repentino exabrupto de su padre.
Lo siguiente que el Hokage había dicho fue—. He soportado sus rabietas durante bastante tiempo, aun cuando la gran mayoría nunca ha aportado nada que fuera beneficioso para aquellos que ustedes representan. Admito que es mi culpa, por haberles consentido durante tanto tiempo…— Hizo una pausa para suspirar y negar con la cabeza.
—Hokage-sama, ¿qué quiere…? —Aprovechó alguien del consejo civil para preguntar.
La voz de Minato le había cortado antes de que finalizara—. Por lo tanto, aprovecharé este momento para llevar a cabo algunas reformas. En primer lugar, el consejo civil será reducido a un solo miembro.
—¡¿Qué?! —El consejo civil estalló al unísono.
Antes de que Minato pudiera continuar, una voz de una anciana había expresado—. Hokage-sama, discúlpeme.
El consejo guardó silencio total al reconocer la voz de Koharu Utatane, quien miraba al Yondaime con ojos entrecerrados.
El Hokage devolvió la mirada a la mujer que había sido parte del consejo original en los tiempos del tercer Hokage.
La Kunoichi retirada prosiguió—. Creo que es una decisión apresurada, Hokage-sama. El sector civil cumple una función sustancial en este consejo.
—¿Y qué sería eso? —cortó Minato abruptamente.
Esta vez, Homura Mitokado, tomó la palabra—. Darles esperanzas a los aldeanos, quienes a pesar de ser incapaces de utilizar el Chakra, tienen la misma posibilidad de ocupar cargos importantes como los Shinobis presentes en esta habitación. Y como ya se lo había dicho años atrás, un pueblo feliz es igual a un pueblo eficiente.
Los ojos de Minato se habían crispado con recelo. ¿En verdad creía que se tragaría una explicación tan burda como esa?
Le había tomado algunos años, pero el rubio había logrado comprender por qué los miembros originales del consejo habían insistido con la idea de implementar un consejo civil.
Era simple, Homura, Koharu y Danzo habían dado la idea de incrementar el tamaño del consejo ya que, si bien Minato era alguien joven y a quien hubieran podido manipular con facilidad, sabían que con el correr de los años éste habría ganado experiencia política, y, por tal motivo, el Hokage posiblemente los habría relevado de sus posiciones.
Por tal motivo le habían convencido de que un consejo civil aliviaría su trabajo y que ganaría el aprecio de los civiles, pero lo que buscaban en realidad era dividir su poder y manipular no al Hokage, sino a aquellos que se unirían al consejo.
Aunque los integrantes civiles del consejo nunca habían tenido relevancia en la toma de decisiones, eran un respaldo en caso de que Minato intentara librarse de ellos, ya sea haciendo que ellos se opusieran a la idea o utilizarlos desde las sombras.
Tal necesidad nunca se había presentado gracias al ataque del Kyūbi. ¿Quién hubiera pensado que el Yondaime se volvería tan frio e irracional?
Volviendo al presente, Minato había tenido suficiente de sus habladurías—. Pueden ahorrarse el discurso; ya he tomado una decisión. Y no empujen mi mano, porque de lo contrario, también me desharé de ustedes. —Miró fijamente a ambos ancianos, con una mirada prácticamente asesina, dejando en claro a qué se refería con "liberarse de ellos".
Homura y Koharu se quedaron fríos en sus lugares, con sudor que caía de sus frentes. Miraron con incredulidad al Hokage, pero su expresión no dejaba ninguna duda de que hablaba en serio.
El silencio nuevamente fue absoluto, por lo que el rubio continuó—. Ahora, debo confesar que me siento preocupado por la posibilidad de que lo tratado en esta reunión se filtre al exterior. Una vez más, culpa mía por no aplicar las medidas adecuadas a su debido tiempo. Por lo tanto… —Con un chasquido de sus dedos, decenas de ANBU habían aparecido detrás del Yondaime, cada uno de ellos arrodillados ante su líder.
Entre los recién llegados se encontraba Yugao, quien resaltaba debido a la inusual pigmentación de su cabellera.
El clon de madera había su fijado su mirada en ella, preguntándose si se encontraba bien luego de encontrarse con aquel abominable ser. También quería saber sobre Anko, pero eso tendría que esperar.
Acto seguido, 'Kakashi' miró al consejo civil, viendo que varios de ellos habían retrocedido asustados por la presencia de los Shinobis enmascarados y por lo que el Hokage podría decir a continuación.
El rubio no tenía intención de darle vueltas al asunto, por lo que dijo—. Ellos vigilarán a cada uno de ustedes. —Miró a los ojos de los miembros del consejo civil y a los ancianos del consejo, quienes sudaron y tragaron saliva debido al creciente nerviosismo.
—Si ellos descubren o sospechan que están intentando o piensan comentar a alguien sobre lo acontecido en esta reunión, serán ejecutados en el acto.
El consejo civil jadeó, mientras que el Shinobi observó en silencio, aunque con expresiones de sorpresa por su drástica decisión.
¿Qué era lo que le impulsaba a cambiar las bases que él mismo había establecido? ¿Era Naruto? O como lo había dicho, ¿simplemente había tenido suficiente del consejo civil?
Siendo sinceros, los Shinobis nunca estuvieron a favor de que formaran parte del consejo, pero nunca habían dicho nada al respecto porque el Hokage había tomado esa decisión.
Algunos porque respetaban su decisión, mientras que otros temían que pudieran decir algo que incurriera a su ira.
—No crean que hago esto por gusto; es algo que debí de haber hecho hace mucho tiempo para evitar ciertos problemas… —Con esto se refería a todos los acontecimientos que rodeaban a Naruto.
Si Minato hubiera prestado atención a las palabras del Sandaime y hubiera prohibido revelar la identidad del contenedor del Kyūbi, entonces mucho de esto se hubiera podido evitar. Pero fue terco, y ahora estaba pagando las consecuencias.
El rubio cerró sus ojos con fuerza al recordar el amargo pasado, lamentándose y maldiciéndose por su falta de su juicio. Ahora tenía que seguir adelante en un intento de enmendar el irremediable pasado.
Sus ojos se abrieron de vuelta para decir las últimas palabras—. Eso sería todo. Cuando hayamos rendido tributo a los fallecidos, volveré a convocar una reunión, pero esta vez, con el representante que ustedes elegirán...
—Ese representante ya ha sido elegido, Hokage-sama. —La voz de alguien en el consejo civil se había oído, lo cual hizo que todos se giraran hacia la fuente.
'Kakashi' había sonreído al reconocer la voz, mientras que Minato preguntó lo siguiente—. ¿Qué quieres decir, Kohta-san? ¿En qué momento lo hicieron?
Extrañamente, el resto del consejo civil se mantuvo en silencio, dando a entender que había algo de razón en sus palabras. Aunque la gran mayoría aún tenía miradas de decepción y otras de tristeza.
—Usted tiene razón, Hokage-sama. Es verdad que mis colegas y yo no hemos tratado este punto en este preciso instante. Sin embargo, intuí que esto sucedería.
—¿Cómo? —preguntó Minato genuinamente interesado.
El hombre de corta estatura respondió—. En verdad no pensé que usted dejaría un puesto bacante; pensé que eliminaría al consejo civil en su totalidad. En ese caso, mi plan habría sido el de hacerle ver que soy necesario en este consejo.
El Hokage levantó una ceja en señal de duda—. ¿Por qué?
Kohta en ese entonces miró al resto del consejo civil, quienes mantuvieron su mirada fija en el Hokage. Acto seguido, el aliado de Kyofu-sama también miró al Yondaime y continuó—. No es por presumir, pero mi influencia no solo se radica en Konoha, y, por lo tanto, mi riqueza e influencia es mucho mayor a la de los presentes en esta habitación.
—Eso no prueba que tu importancia es mayor a la de los demás —interrumpió Minato.
—Discúlpeme, Hokage-sama. Lo que intento decir es que el provecho que usted puede sacar de mi es mayor a diferencia del resto del consejo civil. Ahora más que nunca mis conexiones políticas y económicas serán necesarias para ayudar a la reconstrucción de la aldea. Mis camaradas comprenden que el bienestar de nuestra aldea y la de los aldeanos es lo más importante. Así que estuvieron de acuerdo en que yo dijera estas palabras en caso de que algún día el consejo civil fuera disuelto.
Solo fue capaz de intuir que esto sucedería luego de que Minato hubiera reconocido a Naruto como su hijo, y a pesar de que los aldeanos se mostraron arrepentidos por cómo trataron al Jinchūriki, Kohta sabía que tal remordimiento no duraría mucho tiempo una vez que el Uzumaki volviera a sus antiguas andanzas, lo cual haría que la población recobrara su percepción original hacia Naruto.
En caso de que tal situación se presentara, Kohta concluyó que los miembros del sector civil demandarían cosas que el Hokage esta vez no aprobaría debido a su nueva faceta, y la insistencia de sus camaradas haría que Minato tomara su actual decisión.
Había sido por eso que se puso en contacto con cada uno de sus camaradas y les dijo que, si algún día el Hokage decidiera deshacerse del consejo, entonces necesitaría de su aprobación y ayuda para convencer al Hokage de que su permanencia en el consejo sería beneficioso para la aldea.
Sin embargo, Minato había permitido que un miembro permaneciera en el consejo, por lo que Kohta no necesitaría convencerlo para conservar su permanencia, solo tenía que explicarle por qué le sería de ayuda, cosa que ya había hecho. Ahora solo tenía que esperar.
El Hokage llevó sus dedos a la barbilla antes de mirar a los miembros del consejo civil—. ¿Es verdad eso?
Algunos tenían miradas de molestia, pero no por las palabras de Kohta, sino por las últimas decisiones del Hokage, aunque no lo dirían abiertamente.
Uno de ellos respondió—. Eso es correcto, Hokage-sama. Kohta-san dijo que era una posibilidad que usted se deshiciera del consejo civil. Muchos no tomamos sus palabras en serio o en su defecto no le creímos, pero todos concordamos que, si tal caso se presentara, él sería el más adecuado para seguir formando parte del consejo.
Otro de los que tenía una mirada de molestia agregó—. Además, y aunque no me agrada admitirlo, es una de las pocas personas que mantiene su neutralidad en todo momento y no se inmiscuye en asuntos militares. Creo que no habrá objeciones de su parte en esas áreas, solo cuando tus decisiones afecten a las vidas de los aldeanos.
A pesar de que los civiles del consejo aparentaban ser seres irracionales, al enfriar sus cabezas, estos podían decir cosas coherentes.
Tomando en consideración estas últimas palabras, Minato habló—. Está bien. Kohta-san será el representante del consejo civil. Los demás pueden retirarse, y como dije, todo esto debe permanecer en secreto.
No tenía motivos para dudar en Kohta, tan solo quiso oír los motivos por el cual le habían elegido como representante.
Todos los civiles asintieron e hicieron reverencias antes de proceder a retirarse.
Antes de que pudieran moverse de sus lugares, Kohta había dicho lo siguiente—. Antes de que se retiren, hay un punto que me gustaría tratar y quisiera que mis camaradas estén presentes. Podrían ser de mucha ayuda.
Todos se giraron hacia él, y Kohta, escondiendo magistralmente una oscura sonrisa, continuó—. Quisiera discutir sobre aquel hombre enmascarado que fue de gran ayuda para la supervivencia de la aldea.
Kyofu-sama, no dejaré que tus esfuerzos sean en vano. Ha llegado el momento en que finalmente le sea útil.
Minato tuvo un tic en sus cejas, e inconscientemente miró hacia 'Kakashi', quien estaba dando una de sus 'sonrisas de ojo'. No encontró nada sospechoso en esa reacción, pero el rubio no podía negar que lo molestaba levemente.
El Namikaze miró de vuelta al frente, oyendo a los integrantes y exintegrantes del consejo conversando entre sí sobre las últimas palabras de Kohta.
Los antiguos miembros parecían más animados que los Shinobis, pero también se podían observar que algunos de estos últimos presentaban cierta emoción. Uno de ellos era Hiashi, quien esperaba encontrar una oportunidad para conversar con aquel hombre.
Minato miró a Kohta y le preguntó—. ¿De qué quieres hablar
Al decir dichas palabras, el silencio nuevamente se hizo presente en la tienda y todos miraron hacia el nuevo representante civil, quien una vez más había escondido una sonrisa—. Es innegable el hecho de que una de las principales razones por la cual estamos todos reunidos en este reducido espacio se debe a la ayuda de aquel hombre y su ejército.
Varios hicieron asentimientos con sus cabezas, y otros permanecieron inmóviles.
—¿Qué es lo que propones? —indagó el Hokage con mirada curiosa, pero también suspicaz.
—Nada muy llamativo, solo reconocer públicamente su ayuda. Los aldeanos se sentirán satisfechos, aún más porque oí que aquel hombre prometió reconstruir la aldea. Ellos querrán tener su autorización para darle las gracias, aun cuando lo más probable será que sean incapaces de verlo. Parece que se trata de un hombre extremadamente ocupado.
Minato frunció el ceño y casi chasqueó los labios al considerar sus posibilidades, mientras que Kyofu sonrió con satisfacción al contemplar las mismas posibilidades.
Si su padre aceptaba la propuesta, entonces las personas que ayudarían reconstruir la aldea podrían difundir su 'palabra' con total libertad e impunidad. Si se negaba, eso incrementaría el resentimiento colectivo hacia el Hokage, aunque lo más probable sería que su 'palabra' no pudiera transmitirse con tanta libertad.
No importaba cual decisión tomara, en cualquier caso, Kyofu saldría ganando—.
Buen trabajo, Kohta, parece que tendré que darte una recompensa generosa. —El enmascarado pensó para sí mismo.
Su sonrisa se vio interrumpida por la intensa mirada que su padre repentinamente le había dado. Parecía que tenía una ligera sospecha de lo que sucedía, o simplemente seguía molesto por las sonrisas que estaba dando. Bueno, no era como si le importara; las cosas no podían irle mejor a Naruto Uzumaki.
Minato suspiró debido a que estaba consciente de las consecuencias si se negaba. No pensaba en los efectos de una respuesta favorable puesto que no sabía mucho de Kyofu y sus intenciones. Pero, aun así, no quería darle el gusto—. Tomaré una decisión más adelante. Por el momento, la respuesta es negativa. Quisiera hablar con aquel hombre antes de tomar una postura definitiva.
—Jejeje. Astuto —alagó el Uzumaki—.
Pero tú y yo ya sabemos cuál decisión tomarás, y francamente, prefiero esa. Creo que te ayudaré un poco una vez que conversemos.
Kohta se inclinó ligeramente al oír la respuesta—. Comprendo su decisión, Hokage-sama. Puede tomarse el tiempo que necesite. Y como lo solicitó anteriormente, esto permanecerá en secreto. Por lo tanto, creo que mis antiguos compañeros ya pueden retirarse.
Estos asintieron, hicieron una reverencia al Hokage y salieron de la tienda para retornar a sus hogares, seguidos de cerca por los ANBU que fueron asignados a cada uno.
Casi la totalidad del ex consejo civil se encontraba molesto por ser excluidos, pero también impaciente por la decisión que tomaría el Yondaime con respecto a Kyofu. Como civiles que sobrevivieron gracias a él, querían expresar su gratitud más que nadie.
Como una gran cantidad de personas se había retirado, la circunferencia que formaba el grupo se había contraído.
Ni bien habían terminado de reagruparse, Jiraiya giró su cabeza hacia Kakashi y declaró—. ¿Hasta cuándo seguirás con esa apariencia?
Nadie a excepción de Minato y el mismo Kakashi entendió sus palabras, por lo que miraron con expresiones interrogantes al Sannin.
—¿Qué quiere decir, Jiraiya-sama? —preguntó Inoichi.
Antes de que el ermitaño pudiera responder, Kakashi dio un paso al frente—. Me ha descubierto, Jiraiya-dono. —Dicho esto, el cuerpo de Kakashi sufrió una ligera explosión de humo, disipándose rápidamente para revelar a una persona con un traje negro y una máscara sonriente.
—Usted es… —habló Shikaku.
—¿Qué hace aquí? —agregó Hiashi, sonriendo al final porque pensaba aprovechar la oportunidad para conversar con él.
El más emocionado era Kohta, lo estaba tanto que tenía una tonta mirada en su rostro. Era inevitable, puesto que era la primera vez luego de varios años que lo veía con sus atuendos de Kyofu. Nadie se percató de su reacción, ya que todos miraban al enmascarado con atención.
Kyofu respondió—. Tan solo estoy observando; Hokage-dono me ha invitado. Decidí utilizar la apariencia del Ninja que Copia para evitar un revuelo. Pero Jiraiya-dono descubrió mi fachada. Mis más sinceras disculpas. —Puso un mano sobre su pecho y se inclinó ligeramente.
Jiraiya continuó—. Es bueno que estés aquí, ya que tengo preguntas que hacerte. Creo que Minato también las tiene. ¿Estás listo para responderlas?
Cuando oyó la pregunta, Kyofu se posicionó entre Koharu y Homura, quienes le miraron con recelo, pero también cierto respeto, más no dijeron nada.
—Eso depende del tipo de preguntas, Jiraiya-dono. Pero intentaré responder tantas como pueda.
—Muy bien —dijo Jiraiya con un asentimiento de su cabeza—. Para empezar…
—Permíteme que te detenga, Sensei —interrumpió Minato haciendo una señal con sus manos—. Antes de eso, quisiera tratar otro punto.
Con una seria expresión, Minato miró hacia los ancianos del consejo, quienes sintieron una incómoda presión que les hizo tragar saliva y sudar inconscientemente. Luego de su anterior amenaza, sentirse intimidados era inevitable.
Sin embargo, Minato no tenía tal intención, en cambio, expresó lo siguiente—. ¿Han oído algo sobre Danzo?
Confundidos, ambos se miraron entre sí. Habían notado su ausencia una vez que estuvieron reunidos en este lugar; supusieron que tal vez había resultado herido durante la explosión, pero no pudieron investigar al respecto porque debían permanecer en el consejo hasta que la reunión concluyera.
—¿Por qué lo pregunta, Hokage-sama? —inquirió Koharu con una expresión más tranquila.
—¿Su ausencia no les parece extraña?
Homura llevó los dedos a su barbilla—. Ciertamente es extraño que no se encuentre presente, puesto que nunca se ha ausentado a ninguna de nuestras reuniones. Pero considerando los recientes eventos, cabe la posibilidad de que haya resultado herido y por tal motivo le fue imposible presentarse.
—Tienes razón, es una posibilidad. Sin embargo, todos estamos al tanto de la persistencia de Danzo, así que creo que se encuentra con vida, en algún lugar que no es Konoha —replicó el Hokage.
—¿A qué se refiere, Hokage-sama? —Koharu indagó con su siempre impasible y entrecerrada mirada.
Kyofu tenía una cierta idea de lo que estaba hablando, después de todo, había sentido que el Naruto original se había dirigido a la base de la Raíz, por lo que asumía que Danzo había tenido algo que ver con el estallido de su yo original, ¿El motivo? Aún lo desconocía.
Minato suspiró y se sobó la sien mientras se cuestionaba si revelar lo siguiente sería apropiado. ¿Pero de qué serviría ocultarlo luego de todo lo que había acontecido?
—Hay algo… algo que estuve ocultando desde hace bastante tiempo, sobre el paradero de Naruto cuando estuvo 'desaparecido'.
Kyofu y Jiraiya se vieron sorprendidos por el significado escondido en sus palabras. ¿En verdad tenía pensado revelar uno de los secretos mejores guardados de la aldea, o tal vez diría algo más? En cualquier caso, guardaron silencio para oír su decisión.
Luego de una breve pausa, el Hokage finalmente continuó—. Naruto… Él… Él era un ANBU de la Raíz de Danzo.
Los que desconocían tal información quedaron boquiabiertos. Algunos porque no sabían que la Raíz seguía operando, otros porque eso explicaba el gran nivel de combate que Naruto poseía, y otros por ambas razones.
Ni siquiera los ancianos presentes estaban al tanto de tal información. ¿En qué momento Danzo había logrado poner sus manos en él? ¿Cómo y por qué Minato lo había permitido?
Había demasiadas preguntas, pero el Hokage no tenía intenciones de permitirles que las hicieran antes de que terminara de hablar.
—El cómo llegó allí o por qué estuvo en ese lugar no es relevante. Lo único que puedo decirles es que Danzo fue incapaz de colocar su sello maldito en Naruto, y, por lo tanto, no hay nada que le impida revelar los secretos de la Raíz.
—Entonces, ¿lo que quieres decir es que Naruto amenazó a Danzo con revelar esos secretos y huyó por esa razón? —Shikaku asumió.
—Tal vez sí, tal vez no. Lo único que puedo decir es que Naruto nunca perdería la razón sin un buen motivo, y como Danzo no se encuentra aquí, creo que tuvo cierta responsabilidad y no tuvo más remedio que huir para evitar las consecuencias de sus actos.
Existía la posibilidad de que el líder de la Raíz hubiera fallecido durante la explosión sin siquiera estar enterado de los acontecimientos en la aldea —algo descabellado—, pero si se encontraba vivo, entonces Minato no podía pensar en nada más que en su reciente deducción.
El clon de madera también pensaba igual, más aún porque había sentido el Chakra del original en la antigua base de la Raíz. Averiguar lo que había sucedido en ese lugar tenía que ser una de sus prioridades.
Acto seguido, Minato explicó que existía la posibilidad de que Danzo estuviera muerto, pero que en cualquier caso debía asegurarse. Por lo tanto, requirió de la asistencia de uno de sus ANBU personales, quien prontamente apareció arrodillado ante él.
—Inu, dirígete inmediatamente al cuartel provisional ANBU e informa a los miembros que realicen un rastrillaje en esta zona. —Dicho esto, el Hokage escribió un papel la ubicación aproximada de la antigua base de la Raíz, a las afueras de Konoha.
No conocía la ubicación exacta, ya que era un secreto que incluso el Sandaime desconocía. Pero ambos Hokages estaban seguros de que se encontraba cerca de los bosques en los alrededores de Konoha.
Era algo que no había investigado su localización exacta porque no le había importado lo que Danzo hiciera siempre y cuando se mantuviera alejado de Naruto.
El ANBU tomó la nota en silencio y lo guardó en su bolsa ninja, esperando más instrucciones.
—Una vez que hayan localizado el lugar, buscarán cualquier indicio sobre la condición actual de Danzo. Si se encuentra muerto, quiero saberlo inmediatamente. Si descubren que se encuentra con vida, quiero que el resto de las fuerzas ANBU inicien su búsqueda y captura inmediata. Tendrán permiso de utilizar la fuerza letal en caso de que no se muestre cooperativo.
—Entendido, Hokage-sama —replicó el ANBU, tomando el pergamino donde Minato había escrito todas las instrucciones y puesto su firma para certificarlo.
Antes de que el ANBU se retirara, el Hokage le hizo señas con su mano derecha para que se acercara.
Cuando estuvo cerca, le susurró al oído—. Forma un equipo aparte para buscar al Sandaime en la zona del estadio. Cualquier descubrimiento que realicen, quiero que quede en absoluto secreto y me le informen inmediatamente. ¿Entendido?
—Hai, Hokage-sama —contestó Inu, también en un susurro.
Esta última interacción no llamó la atención de los miembros del consejo puesto que era usual que el Hokage agregara una o dos cosas a su ANBU antes de que se retiraran, por lo que esperaron en silencio a que continuara.
El único que logró captar la conversación gracias a sus delicados sentidos fue Kyofu, cosa que le había causado algo de desasosiego ante la idea de que algo grave le hubiera sucedido a su figura paterna. No tenía idea de nada, ni de lo que había sucedido en el estadio ni de lo que había sucedido en la Raíz. El original lo había creado mucho antes de estos acontecimientos, después de todo.
También le intranquilizaba la posibilidad de que Danzo en verdad hubiera huido. Si tal fuera el caso, era obvio que este no se entregaría bajo ningún concepto, lo cual desencadenaría una batalla contra ANBU y acabaría en la muerte de varios de estos. Una pareja suya formaba parte de aquella institución, después de todo, y si bien le habían asignado la tarea de vigilar a los antiguos miembros del consejo, el futuro era incierto.
Naruto tendría que encontrarlo por su propia cuenta antes de que Yugao se viera involucrada en su búsqueda.
Luego de su última petición, el Hokage ordenó a Inu que se retirara, y éste desapareció en una nube de humo, partiendo en la búsqueda del cuartel temporal ANBU.
—Sensei, puedes proseguir. —La voz de su padre hizo que Kyofu saliera de sus intranquilos pensamientos.
Su maestro se veía algo sorprendido por su decisión, pero comprendía por qué lo había hecho. Tampoco le molestaba que Danzo fuera cazado y posiblemente asesinado. Nunca le había agradado ese sujeto.
La gran mayoría del consejo compartía su pensar, aunque los antiguos compañeros de Danzo pensaban que algo similar podría sucederles si hacían algo que pudiera molestar al Yondaime. Ambos pensaron que lo ideal sería no hacer nada imprudente si la situación no lo ameritaba.
Jiraiya sacudió y se aclaró la garganta, girándose hacia Kyofu para atraer su atención e iniciar el interrogatorio—. Para empezar, ¿quién eres?
Toda la atención fue puesta en el enmascarado, ya dejando a un lado la sorpresa inicial que las palabras del Hokage habían causado.
—Me conocen como Kyofu, líder de los Yakuza, empresario —respondió llevando su mano al pecho. Una introducción simple, pero que lo resumía a la perfección.
Minato habló—. Dudo mucho que 'Kyofu' sea tu verdadero nombre y que quieras decirnos cual es verdadero... —Miró hacia el enmascarado, quien hizo un asentimiento con su cabeza, dando a entender que no lo diría. Por lo tanto, formuló otra pregunta—. ¿Qué son los Yakuza y cómo se mantuvieron en secreto durante tanto tiempo?
La pregunta hizo que el 'empresario' llevara sus dedos a la barbilla de su máscara—. ¿Cómo podría decirlo? Somos una organización con fines de lucro orientada a la exportación. En cuanto a la segunda pregunta, prefiero no responderla.
La organización 'Yakuza' nunca operaba bajo ese nombre, siempre lo hacían mediante terceros. La razón por la cual no quería revelar eso era porque no deseaba que su padre abriera una investigación y descubriera cuales eran esos negocios dentro la aldea, pero por el momento no era como si importase, puesto que sus negocios habían sido arrasados junto con el resto de la aldea. Sin embargo, eso no significaba que sus negocios no volverían a operar en Konoha.
Minato miró con sospecha al magnate, pero no dijo nada, ya que Inoichi tomó la palabra—. ¿Qué exportan?
—Todo lo que nuestros beneficiarios necesiten. Alimentos, entretenimiento, transporte, vestimenta, y herramientas de todo tipo. Si se encuentra dentro de nuestras posibilidades, lo producimos y entregamos en un plazo pactado, siguiendo las leyes y normas de cada región. También esperamos que nuestro compromiso y puntualidad sean recíprocos.
No parecía que hicieran nada malo, pero había una incógnita que la mayoría compartió—. ¿Qué sucedería si el cliente no cumple con el acuerdo? —Shikaku investigó.
Hubo un silencio de al menos diez segundos, lo cual hizo que los presentes pensaran que se trataba de algo serio.
Unos segundos más tarde, el enmascarado respondió con seriedad—. Digamos que, de una u otra forma, siempre obtenemos el pago por nuestros servicios. —Si fueran capaces de ver detrás de aquella mascara, hubieran visto una seria y oscura mirada.
Él, quien nunca tuvo nada, valoraba férvidamente aquello que gracias a su arduo esfuerzo había obtenido. Naruto Uzumaki odiaba las traiciones más que nada, y consideraba el incumplimiento de un tratado una traición a su confianza.
Era mucho más tolerante con los robos —dependiendo de las circunstancias—, pero el incumplimiento de una promesa era algo que no podía tolerar. Es por eso que también tomaba en serio los trabajos que le eran solicitados y siempre se aseguraba que los encargados en su organización tuvieran en sus mejores intereses cumplir con los acuerdos.
Todos entendieron el significado de aquellas palabras, Minato más que nadie porque había oído en reiteradas ocasiones de la boca de este hombre que lo único que le importaba era el dinero y que no le importaba llegar a los extremos para conseguirlo.
Antes de que el Yondaime pudiera agregar su opinión, su maestro se adelantó—. ¿Y qué tienes pensado hacer si no podemos pagarte? Como puedes ver, tenemos nuestros propios problemas, y una compensación económica está fuera de la cuestión.
Kyofu se encogió de hombros—. No les mentiré. Ya se lo dije a Hokage-dono. Impondría medidas las cuales harían que nunca puedan recuperarse económicamente. En resumidas cuentas, haría que esta aldea se muera de hambre.
Kohta había ocultado una siniestra sonrisa al oír su declaración, mientras que gran parte de los Shinobis habían presionado sus puños con fuerza, unos incluso gritaron que no lo lograría, aunque lo intentara.
Antes de que los ánimos se caldearan más, Kyofu continuó—. Pero no es algo que desee realizar en un futuro cercano. Les daré tiempo. Además, el dinero…, no es el único método de pago.
Los ojos de los presentes se habían entrecerrado, y Jiraiya formuló la pregunta que todos se habían hecho—. ¿Qué se supone que eso significa?
Kyofu miró hacia él—. Creo que me han malinterpretado. No tengo nada raro en mente. Mi organización es vasta, y mis hombres no pueden encargarse de todo. Así que, de tanto en tanto, contratamos Shinobis que puedan realizar ciertas tareas. Pensaba que tal vez Konoha podría darnos un descuento si tal situación llegara a presentarse.
—Je, qué gran mentiroso. —Se oyó una voz en su interior.
Naruto sonrió, mas no dijo nada y esperó a que los demás continuaran.
A pesar de sus palabras, eso no había hecho que sintieran confianza hacia él. Cada vez se sentían más cautelosos; ¿Qué pasaría si los contrataba para realizar algo inmoral o malévolo? Estaban seguros de que no aceptaría un no como respuesta, pero si aun así se negaban, ¿Qué es lo que haría?
Habían visto cuan poderoso era en la batalla contra aquel imparable enemigo, lo cual hacia que se sintieran temerosos de algún ataque por su parte. Además, había que incluir a su propio ejército y el resentimiento de las demás aldeas hacia Konoha. Si Kyofu decidiera aliarlos en su contra, ¿podrían superarlo?
Los Shinobis del consejo sabían que su Hokage también era inmensamente poderoso, pero Kyofu ya conocía sus habilidades, y no sería de extrañar que tuviera en cuenta aquello al momento de atacar.
Jiraiya, notando el nerviosismo en gran parte de los Shinobis, agregó—. ¿Cómo esperas que confiemos en alguien que se esconde detrás de una máscara? Si en verdad quieres que confiemos en ti, ¡entonces muéstranos tu rostro! —exclamó al final, señalando a su máscara.
—Imposible —contestó Kyofu tajante, mirando a los desafiantes ojos del Sannin.
—¿Por qué? —La tranquila voz de Minato interrumpió el duelo de miradas.
El enmascarado se giró hacia él—. Porque así lo deseo.
Minato realmente no estaba interesado en la respuesta, lo que le importaba era conocer su verdadera procedencia. Específicamente, si se trataba o no de un Uzumaki. Dejaría esa pregunta para la siguiente oportunidad en que se encontraran solos, puesto que no quería causar otro revuelo al insinuar que podría tratarse de un sobreviviente de aquel extinto clan.
Dejó de pensar en ello cuando oyó a Kyofu—. Yo no deseo que ustedes confíen en mí. Es más, lo más prudente sería que no lo hicieran. Lo único que necesito de ustedes es su compromiso.
No tenía sentido intentar engañarlos con dulces palabras; los presentes eran una minoría y no pensaba perder su tiempo en ponerlos de su parte. Los que verdaderamente importaban y serían fácil de manipular eran los individuos que se encontraban por debajo de ellos: los Shinobis de menor rango y los civiles.
Pero, ¿Qué era lo que buscaba Naruto con tal acción? Una frase que lo explicaba claramente: Divide y vencerás.
La semilla de la discordia que había plantado en los corazones de los habitantes de Konoha crecería tanto que estos eventualmente considerarían una revuelta, y cuando ese día llegara, Kyofu daría un pequeño empujón para que se llevara a cabo tal acción.
Sería emocionante, y por, sobre todo, divertido verlos asesinarse entre sí. Llevaría algo de tiempo, pero a Naruto estaba dispuesto a esperar, especialmente porque aún no se encontraba listo para destruir Konoha; tenía que volverse mucho más fuerte.
Minato seguidamente habló—. Estoy agradecido por la ayuda que nos has dado. Incluso salvaste la vida de mis hijos, y por eso te estoy eternamente agradecido. Sin embargo, nunca haremos nada que vaya en contra de nuestros principios. No importa si intentas cumplir con tus amenazas, no nos doblegaremos.
Los shinobis asintieron, mientras que Kyofu se encogió de hombros—. Lo entiendo, Hokage-dono. Ahora, ¿tienes más preguntas? Ya se está haciendo tarde.
—Sí, aún tengo algunas —contestó Minato, dando un paso al frente—. ¿Dónde se encuentra Tsunade?
—No lo sé —replicó tajante, con una voz que se oía molesta, incluso rabiosa.
Los presentes casi pudieron palpar esos sentimientos en su respuesta, y varios se preguntaron qué era lo que le molestaba.
—¡¿No lo sabes?! Uno de tus hombres en Onsen dijo que ella cuenta con tu protección. ¡No digas tonterías! ¡La vida de mi hijo pende de un hilo, y él necesita de la ayuda de Tsunade!
El delicado estado de Menma y el hecho de que la única persona que podría ayudar no se mostrara cooperativa hizo que Minato perdiera los estribos.
—Así que Daisuke dijo eso… Tiene razón, Tsunade-sama cuenta con mi protección.
—¿Sama? —Pensaron todos al unísono debido al honorifico que utilizó en el nombre. Ni siquiera se dirigía a Minato o Jiraiya de esa forma. ¿Por qué Tsunade era diferente? ¿Acaso tenían una relación? ¿Y qué era eso de que contaba con su protección? Cada vez tenían más preguntas.
—Olvídese de ella, Hokage-dono. Si ella es necesaria para que su hijo se recupere, entonces le doy mis pésames. No le diré en donde se encuentra. —Su voz sonaba igual de molesta que antes.
Minato apretó sus puños con fuerza y dijo en un susurro mientras agachaba la cabeza—. ¿Qué es lo que quieres por esa información? ¡¿De cuánto estamos hablando?! —Al final había exclamado y levantado su cabeza.
Kyofu instantáneamente abrió su capa y tomó uno de sus cuchillos, lanzándolo hacia el Hokage con tal rapidez que ni él ni nadie pudo reaccionar a su acción.
Cuando el cuchillo llegó a su destino, el enmascarado se vio rodeado por los lideres presentes y algunos ANBU que habían permanecido en la tienda.
Kyofu ignoró a las 'molestias' que lo habían rodeado y se concentró en su objetivo que miraba confundido al objeto que había lanzado.
El Hokage se inclinó ligeramente y estiró el brazo derecho para recoger el cuchillo que se había incrustado a escasos centímetros de su pie.
Cuando había levantado la mirada de nuevo, vio el dedo índice de Kyofu apuntando hacia el cuchillo—. Si en verdad deseas que Tsunade-sama regrese a este lugar, realiza Seppuku en este preciso instante. Solo así ella regresará.
—¡¿Que cometa qué?!— Gritó Jiraiya—. ¿Es que acaso has perdido la razón? ¿Por qué debería de hacer eso solo para que Tsunade regrese?
Kyofu se giró hacia él y habló tan calmadamente como pudo—. Jiraiya-dono, por favor, no se inmiscuya en esto. Hokage-dono sabe por qué le estoy pidiendo esto. Si en verdad ama tanto a su hijo, entonces será capaz de ver el porqué de mi solicitud. —Hizo una pausa y miró al Yondaime—. Entonces, Hokage-dono, ¿Qué hará?
Minato apretó el arma en sus manos y miró con nerviosismo al cuestionador—. ¿Tsunade lo sabe?
Con una afilada mirada que parecía capaz de cortar su propia mascara, Kyofu respondió con un firme "Sí".
Nadie a excepción de Jiraiya entendió de que iba la conversación. Todo se remontaba hace unos diez años atrás, cuando Naruto había sido torturado por aquellos hombres, y luego abandonado por Minato. Si Tsunade sabía de aquello, entonces eso explicaba por qué ya no deseaba regresar a la aldea.
Con una triste mirada, el Sannin miró hacia su alumno, abriendo los ojos con sorpresa al ver que había colocado la punta del arma frente a su vientre—. ¿D-De verdad la traerás aquí si hago esto? —Sus manos temblaban incontrolablemente, pero si era por el bienestar de su hijo, no dudaría en llegar hasta el final.
—Así es.
Su respuesta había sido el desencadenante. Minato apretó los dientes, cerró los ojos con fuerza y levantó sus manos para luego decir—. ¡Pues que así sea!
—¡Minato, espera! —exclamó Jiraiya moviéndose hacia su estudiante justo cuando este había bajado sus puños con fuerza.
Otros también se movieron, pero concluyeron que no llegarían a tiempo para detenerlo.
Cuando todos creían que el Hokage acabaría con su propia vida, una voz detrás de ellos había susurrado: "Banshō Ten'in".
El objeto en manos del Hokage fue tirado con extraordinaria fuerza hacia el lugar de procedencia de la voz, y el Yondaime, incapaz de hacerle frente a tal poder, terminó liberando el arma que retornó a gran velocidad a las manos de Kyofu-sama, quien hizo girar el cuchillo en sus manos antes de depositarlo en la funda debajo de su túnica.
—Eso es suficiente —habló Kyofu mientras bajaba su túnica para ocultar sus cuchillos.
—¿S-Suficiente? —El Hokage preguntó confundido mientras se secaba el sudor de la frente, aún impactado por lo que estuvo a punto de hacer.
Justo en ese momento, todos habían suspirado, mientras que Kyofu había contestado—. Era una prueba, digamos que me has dejado satisfecho. Te diré donde podrías encontrar a Tsunade; sin embargo… —Se aproximó al Hokage ante la atenta mirada de los Shinobis presentes, y una vez cerca, continuó—. Ella no regresará, aunque yo se lo pida. Lo más probable es que termine huyendo.
El clon de madera no deseaba revelar su ubicación porque sentía que era su obligación protegerla luego de que ella le dijera aquellas palabras de aliento que marcaron su vida luego de aquella trágica noche. Pero tampoco quería que su hermano muriera, no porque se preocupara por él, sino porque no sabía qué sucedería si el Kurama en su interior también moría; no quería arriesgarse.
Tampoco podía forzar a Tsunade a que viniera, porque además de la confianza que había forjado con tanto esfuerzo se desvanecería, también la pondría en una situación dolorosa en la que se vería forzada a tomar una decisión entre volver y revivir malos recuerdos, o escapar a sabiendas de que dejaría morir a alguien que, en su perspectiva, no había hecho nada malo.
Era una decisión difícil, y es por eso que, a pesar de ser un clon, no podía tomar tal decisión. Por tal motivo, expresó lo siguiente—. Tú ya deberías saber quién es la única persona que podría convencerla. Así que dependerá de esa persona si decide o no ayudarte. Yo no puedo hacer nada más.
La imagen de su hijo Naruto pasó por la cabeza de Minato, rememorando la noche de la tortura y sus indignantes palabras hacia el afectado.
Minato no entendía cómo Tsunade pudo enterarse de ello. Dudaba que Naruto se lo hubiera dicho, ya que nunca se habían conocido, así que la única posibilidad era Hiruzen.
Si tal fuera el caso, entonces no se sentiría molesto, es más, se sentiría gradecido, ya que tal vez Tsunade había realizado una visita durante aquel periodo para salvar la vida de su hijo.
Como su padre estaba tardando en responder, Kyofu introdujo su mano derecha en uno de los bolsillos de su túnica y extrajo un pergamino del mismo. Cuando lo tuvo en manos, pensó—.
Esto era parte del kit que vino con el traje, espero que lo que esté dentro aún funcione.
Lo que había extraído del pergamino fue un pequeño aparato negro con una antena, con botones que se ocultaban debajo de una tapa que estaba pegada al aparato—.
Me pregunto si esto sigue funcionando, han pasado más de cuatro años desde la última vez que lo utilicé, y, además, no había cobertura en Konoha en aquel entonces. Veamos…— Para disipar sus sospechas, Naruto levantó la tapa y mantuvo presionado el botón de encendido durante unos segundos hasta que los botones del aparato emitieron una tenue luz y la pequeña pantalla mostró una imagen.
Los presentes observaron al enmascarado presionar algunos botones del extraño aparato antes de cerrar la tapa y acercarse al Hokage—. Toma esto, cuando sepas qué hacer, maten presionado el botón número uno.
Minato recibió el objeto en sus manos y lo miró extrañamente—. ¿Qué es esto?
Todos miraron hacia el poseedor de la respuesta—. Es un teléfono celular. Permite comunicaciones instantáneas a distancia.
La función del aparato no había sorprendido tanto a los presentes, puesto que las radios que actualmente existían operaban de igual forma. Pero pensaron que tal vez había una diferencia como para utilizar eso en lugar de una radio tradicional.
—Cuando presiones el botón, el aparato realizará una llamada y te comunicarás con unas personas. Diles lo que sucedió y tu respuesta; ellos me lo informarán más tarde. Posteriormente, yo te daré una respuesta tan pronto como pueda. Y no te preocupes, será mucho antes del tiempo que le queda de vida a tu hijo.
Como había confirmado que Konoha ya contaba con cobertura —habían pasado cuatro años después de todo—, el clon de madera hizo entrega del aparato. Acto seguido dio una media vuelta y se dirigió hacia la salida—. Eso sería todo, estaremos en contacto.
Antes de que pudiera poner un pie fuera, la voz de Jiraiya lo detuvo—. Espera, aún tengo una pregunta que hacerte.
Kyofu se detuvo y se volteó en medio de un suspiro—. ¿Qué cosa?
—El hombre que estuvo contigo. Él portaba la Katanagatari, específicamente, la Zantō Namakura, ¿No es así?
Naruto miró al Sannin con interés—. ¿Conoces la 'Historia de Espadas'?
Jiraiya llevó los dedos a su barbilla y sonrió con orgullo—. Por su puesto. No me llaman sabio por nada.
—¿Historia de Espadas? —preguntó Minato confundido mientras miraba al uno y al otro.
Interesados en la historia, todos miraron en el Sannin, quien fue el siguiente en hablar—. Creí que se trataba de una leyenda del País del Hierro. Pero no pensé que un arma como esa existiera en realidad.
—¿Y qué clase de arma es esa? —interrogó el Yondaime.
Jiraiya miró de reojo a Kyofu, quien entendió el significado de esa mirada. Era como si le estuviera diciendo que no había caso en ocultarlo, puesto que tenía conocimiento sobre la misma.
Por lo tanto, el enmascarado contestó—. En resumidas cuentas, son las Siete Espadas Legendarias de Kirigakure en una sola Katana. Es una espada que puede cambiar de forma dependiendo de los deseos de su portador.
—Eso suena… increíble —declaró el Hokage en ambos sentidos de la palabra.
Jiraiya continuó—. Como lo sospechaba.
Esta vez, Kyofu miró al Sannin y le preguntó—. De entre todas sus variaciones, ¿Cómo supiste que se trataba de la Namakura?
—Por la reacción del monstruo luego de que tu camarada le perforara la cabeza. La leyenda dice que la Zantō Namakura es capaz de atravesar y cortar cualquier cosa en existencia, por lo que a lo sumo fue capaz de cortar su alma. No tengo forma de probarlo, pero creo que eso fue lo que sucedió.
—Ciertamente es una probabilidad. Pero honestamente, yo nunca lo he visto realizar un ataque de ese tipo, ya que, de lo contrario, no estaría aquí con ustedes. Uno no puede proteger su alma como si nada, después de todo. —Esto lo dijo rememorando sus batallas contra Saito, y cómo en aquellas ocasiones nunca había recurrido a tal opción.
—Estos sujetos…, son peligrosos. —Fue la conclusión de Minato.
Un oponente que contaba con el Rinnegan y que posiblemente era un Uzumaki, y otro que poseía un arma que era capaz de cortar el alma de sus enemigos. ¿Qué más podían ser ambos si no eso? No era como si el Hokage no lo supiera ya, pero el sentimiento de peligrosidad hacia ellos aumentaba por cada atributo nuevo que descubría sobre ellos.
—¿Necesitas saber algo más, Jiraiya-dono? —La voz de Kyofu sacó a Minato de sus pensamientos, y este miró hacia ambos.
—Por el momento estoy satisfecho.
—Está bien, con eso yo me…
—Por favor, espera un momento. —La voz de un tercero interrumpió a Kyofu, quien miró en dirección a esa voz.
Allí pudo ver a Hiashi, aproximándose a él para decir—. Kyofu-dono, antes de que se retire, tengo una propuesta para usted.
El clon de madera instantáneamente entrecerró los ojos. Sabiendo de quien se trataba, solo una cosa podría ser su petición—. Adelante, Hiashi-dono.
—Así que está al tanto de mi existencia. Decir que me siento honorado sería un eufemismo. —El Hyūga se inclinó ligeramente.
Conteniendo su ira, Naruto le pidió que prosiguiera.
—Seré directo, Kyofu-dono. Me gustaría entregarle la mano de mi hija. ¿Qué piensa sobre ello?
El clon de madera se mordió el labio inferior con tal fuerza que sangre salió del mismo, mientras que sus ojos reflejaban un resplandor homicida.
Antes de que diera su respuesta, Minato expresó la suya—. ¿Hablas en serio, Hiashi? ¿Qué pasa con Menma? —Su voz sonaba algo molesta.
Hiashi se giró hacia él y se inclinó—. Discúlpeme, Hokage-sama. En realidad, no estaba hablando de Hinata, sino de Hanabi. Disculpe el malentendido.
¿Qué importaba de quien se tratara? Eso era lo que pensaba Minato. Ambas estaban saliendo con sus hijos, y ambas habían compartido momentos junto con ellos. ¿Tan poco le importaba eso a Hiashi?
Pero tampoco podía culparlo o recriminarle por sus palabras, después de todo, Naruto se había convertido en un criminal. No era de extrañar que Hiashi intentara romper esa relación y entregar a su hija a un mejor partido.
Sin embargo. Minato esperaba que Kyofu que se negara, ya que no parecía un hombre que aceptara este tipo de propuestas sin obtener algo bueno a cambio.
Si bien el clan Hyūga era uno de los mayores clanes en el mundo shinobi, ¿qué uso Kyofu podría darle a una relación como esa? No sacaría ningún beneficio económico, que era lo único que parecía importarle.
Miró de reojo al enmascarado, quien en ese momento recibió una fotografía de la joven en cuestión y la examinó durante quince segundos antes de devolvérsela a Hiashi, quien esperó pacientemente a su respuesta.
Si bien Naruto estaba hirviendo de la rabia, también estaba considerando la propuesta del líder Hyūga con seriedad.
Conociendo la avaricia de Hiashi, no le extrañaría que entregara a Hanabi a un noble de baja calaña con el fin de salvaguardar su reputación, ya que eventualmente se correrían los rumores de que una de las hijas del líder del clan Hyūga estaba saliendo con el maldito demonio.
Si Hiashi no quería que manchar la reputación del clan Hyūga, Naruto concluyó que éste buscaría pretendientes hasta en lugares donde el sol no llegaba.
—¿Cuál es su edad? — indagó el enmascarado.
—Cerca de cumplir doce años —respondió Hiashi con suma tranquilidad.
El clon estuvo cerca de apretar los puños. Se suponía que su persona como Kyofu-sama era un hombre bastante mayor, y a Naruto le asqueaba la idea de que Hiashi fuera por allí ofreciendo la mano de su hija a hombres tan mayores.
Tenía que evitarlo a toda costa, por el bienestar de Hanabi—. Aún es un poco joven. Pero… acepto su propuesta, Hiashi-dono.
Los Shinobis susurraron su incredulidad entre sí. Les parecía increíble que hubiera aceptado una propuesta como esa, y más aun con tanta facilidad.
—Espera, espera, Hiashi —interrumpió Minato.
Todos se giraron hacia él, y éste continuó—. No quería decir esto, pero como Hokage, no aceptaré esa unión. Ella es una ciudadana de esta aldea y posee un Kekkei Genkai; por lo tanto, no puedo permitir que una persona como ella salga de esta aldea.
Hiashi protestó respetuosamente, comentándole de los beneficios económicos que una unión como esa traería a la aldea.
Mientras se lo explicaba, Kyofu cerró los ojos y se concentró en el Chakra del Yondaime—.
Hokage-dono, escúcheme, por favor.
Minato instantáneamente miró hacia él, oyendo la voz en su cabeza continuar—.
Esto lo estoy haciendo por su hijo Naruto. Estoy al tanto de su relación con la hija de Hiashi-dono.
—¿Cómo? —preguntó con seriedad, ignorando totalmente las explicaciones del líder Hyūga.
—Recuerde que es mi pequeño espía. También tengo algo de conocimiento sobre su vida personal.
Era cierto; con toda la conmoción que había sucedido luego que le revelara ese secreto, su mente se había sobrecargado y lo había olvidado.
—¿Lo entiende ahora, Hokage-dono? Yo no estoy interesado en esta jovencita, solo quiero evitar que su padre haga algo que pudiera enojar a tu hijo. Recuerde cómo puede ponerse, y es algo que debemos evitar a toda costa.
Tenía razón, los acontecimientos de este día no podían volver a repetirse, de lo contrario, ya no serían tan afortunados.
Sin embargo, Minato aún tenía sus dudas—.
¿Y qué planeas hacer? ¿Te la llevarás de esta aldea?
—Eso no será necesario, aunque creo que tendré que hacer algunas visitas a la aldea para formalizar este falso compromiso, y anunciarlo para que Hiashi-dono se sienta satisfecho.
—¿Y crees que Naruto aceptará tan fácilmente? ¿Qué te hace pensar que no se enojará si lo haces tú?
Hubo un corto silencio antes de que el Yondaime oyera la respuesta en su cabeza—.
Ciertamente es una posibilidad. Sin embargo, tengo la intención de explicárselo para evitar malentendidos.
Con la conversación que actualmente estaban teniendo, ya tenía una idea de cómo realizará esa plática. Dejando eso a un lado, todavía le quedaba una duda—.
¿Piensas que Naruto aprovechará el momento para escapar cuando vaya a buscar a Tsunade? ¿Es por eso que estás haciendo todo eso? —Esta vez miró seriamente a Kyofu, pero Hiashi no lo notó ya que seguía inmerso en sus explicaciones.
—Por favor, Hokage-dono. Ya le expliqué el motivo por el cual estoy haciendo esto. Si Naruto decide escapar o no, esa será decisión suya. Yo no tengo intenciones de ayudarle de ninguna forma, tampoco tengo la intención de decirle que lo haga.
—Pero en caso de que lo haga, ¿qué harás? —Lo preguntaba porque si iba a donde sea que Kyofu se encontrara, entonces estaría a salvo de los cazadores Ninja. Esa idea le aliviaba un poco. Sin embargo, se negaba absolutamente a la idea de que Naruto escapara, aun mas que se uniera a alguien como Kyofu. Su organización ya era peligrosa de por sí, pero si Naruto se los unía, las consecuencias serían terribles.
—No se preocupe, Hokage-dono. Su hijo perdió gran parte de su atractivo cuando se convirtió en aquella bestia. Créeme, tener a alguien tan inestable como él en mis filas no se encuentra entre mis mejores intereses. Pero claro, usted no necesita creer en mis palabras. Si tanto aborrece la posible idea de que él trabaje para mí, entonces le recomiendo que lo mantenga muy bien encerrado.
Tenía razón, si en verdad estaba preocupado por lo que podría suceder, entonces tendría que asegurarse de que no sucediera en primer lugar.
Cuando la conversación entre ambos líderes acabó, el Hokage miró a Hiashi e hizo una señal de alto con sus manos—. Comprendo, Hiashi. Aun no me gusta la idea, pero estaré observando de cerca. Si hay algo que no me gusta, utilizaré mi poder como Hokage para impedir este compromiso. ¿Entendido?
El líder Hyūga se inclinó y habló con emoción—. Entiendo, Hokage-sama. Esta unión sin dudas traerá grandes beneficios a la aldea.
El clon tuvo el deseo de chasquear la lengua, pero se contuvo mientras miraba con desprecio al padre de su 'prometida'.
La mayoría miraba con sorpresa al Hokage, pero sus voces no saldrían puesto que no se atreverían a oponerse a su decisión.
Jiraiya, por su parte, puso una mano en el hombro de su estudiante—. ¿Estás seguro de que esto es lo correcto, Minato?
—Te lo explicaré después —susurró el Hokage.
El Sannin a penas y logró oírle, pero decidió no hacer más preguntas y retornó a su lugar.
Hiashi cortó distancia con el enmascarado para decirle—. Me gustaría que conociera a mi hija lo antes posible. Sé que se trata de un hombre ocupado, por lo cual no lo apresuraré. Tan solo quiero saber cuándo cree que podrá hacernos una visita. Aunque la aldea fue arrasada, me aseguraré de tener algo en condiciones para cuando el momento llegue.
—¿Qué tal ahora? —respondió Kyofu.
El líder Hyūga lo miró sorprendido y algo avergonzado—. Discúlpeme, Kyofu-dono, pero actualmente no cuento con aposentos, mucho menos alguno digno para usted. Así que, si no es mucha molestia, le pediría que me diera unos días para tener todo listo.
Las personas alrededor miraban la interacción con aburrimiento. Sus labios, sin embargo, permanecieron sellados, puesto que el líder de la aldea observaba el intercambio en silencio.
Kyofu hizo una señal de desestimación con sus manos—. Eso no tiene importancia. Lo único que deseo es conocer a esta jovencita; quiero presentarme y explicarle la situación para que no haya malos entendidos.
—No, no se preocupe, Kyofu-dono. Le aseguro que ella no se opondrá.
Naruto quiso golpearlo en el rostro en ese momento, pero se contuvo diciendo—. Ya veo. Entonces esperaré a que esta reunión termine para que así me indique el lugar al cual tengo que ir.
—Por supuesto —contestó Hiashi, haciendo una reverencia antes de retornar a su lugar y disculparse con el Hokage por desviarse del motivo de la reunión.
Minato le dijo que no se preocupara antes de mirar al resto de los presentes—. Si nadie tiene nada más que decir, entonces doy por concluida esta reunión.
Casi la mayoría asintió con la cabeza, pero antes de que el Hokage les diera la oportunidad de retirarse, Shikaku levantó la mano—. ¿Qué haremos con los resultados de los exámenes Chunin?
Minato lo había olvidado por completo, por lo que rápidamente tomó una decisión—. Pueden enviar un informe a Kumogakure con respecto al desempeño de sus Shinobis en esta prueba. Ellos decidirán si desean promoverlos a Chunin o no. Con respecto a nuestros Shinobis, no hubo nadie que destacara, por lo que este año no promoveremos a nadie.
Bee bien podía dar el reporte, pero lo usual era enviar un informe a las aldeas participantes sobre el desempeño de sus Shinobis. En cuanto a los Shinobis de Konoha, nadie se opuso a la decisión del Hokage.
Minato una vez miró alrededor de la habitación a la espera de que alguien se pronunciara, e inesperadamente, la persona menos pensada había salido de una de las esquinas para decir: —Hokage-sama, tengo una solicitud. —El aparecido era nada más y nada menos que Ibiki Morino.
—Adelante, Ibiki. —Concedió permiso el Yondaime.
Con un asentimiento de su cabeza, el interrogador reveló su solicitud—. Quisiera interrogar a todos los que estuvieron en contacto cercano con Naruto.
Hubo expresiones de sorpresa, especialmente en Inoichi, quien no pudo evitar preguntar—. ¿Cuál es el motivo? —Quería saberlo, puesto que su hija era una de esas personas, y conociendo a Ibiki, deseaba ser precavido.
—¿Hokage-sama? —solicitó Ibiki.
—Adelante. —Minato dio permiso para que respondiera la pregunta. Honestamente, él también quería saberlo.
Agradeciendo el permiso, el destacado interrogador continuó, mirando a nadie en específico—. Naruto es un maestro manipulador, los días posteriores a su coma lo demuestran. Por lo tanto, quiero asegurarme de que nadie haya sido influenciado para más adelante traicionar a la aldea. —Hizo una pausa para fijar su mirada en Inoichi—. Sé que tu hija es una de estas personas, por lo que requeriré de tu ayuda si es que obtengo la autorización para realizar los interrogatorios.
Inoichi pareció que quería decir algo, pero se limitó a suspirar y encoger los hombros antes de mirar al Hokage, quien, por su parte, asintió—. Permiso concedido. Tan solo no hagas nada drástico. ¿Entendido?
—Hai, Hokage-sama —contestó Ibiki, inclinándose ligeramente y llevando su mano al pecho.
—Pues con esto queda concluida esta reunión. Los llamaré de vuelta cuando los días de duelo acaben. Pueden retirarse.
Los miembros del consejo se inclinaron y procedieron retirarse en silencio, mirando de reojo a Kyofu, quien esperaba por Hiashi en la salida.
—Gracias por esperar, Kyofu-dono —habló el Hyūga cuando se encontró parado frente al enmascarado—. Le mostraré el lugar donde podrá encontrarse con mi hija. —Caminó hacia delante para instruirle el camino, pero al girarse luego de unos pasos, notó que Kyofu había permanecido estoico en su lugar.
—¿Sucede algo, Kyofu-dono? —interrogó Hiashi mientras se le acercaba.
En lugar de responderle, el enmascarado miró al Hokage para decirle—. Desde hace un momento he podido sentir a un grupo de personas con grandes cantidades de Chakra aproximándose a la aldea. No se quienes sean, así que me preguntaba si tienes aliados de ese nivel que podrían acudir para ayudar a Konoha.
—No, no conozco a nadie así —contestó Minato con una seria mirada. Si lo que decía era verdad, entonces podrían tratarse de nuevos enemigos.
Ante la respuesta, Kyofu llevó los dedos a la barbilla de su máscara—. Entonces no creo que estén aquí para ayudar. Le recomendaría que se prepare para un posible enfrentamiento, pero lo mejor sería interceptarlos y preguntarles sus intenciones.
Los miembros del consejo que habían estado saliendo de la tienda, habían regresado al oír la conversación.
Shukaku, quien era el estratega y el hombre más inteligente de la aldea, se aproximó hacia Minato y Kyofu para intentar darles una idea de lo que podrían hacer.
Sin embargo, el enmascarado había continuado mirando al Yondaime—. Iremos solo tú y yo. No necesitamos más personas, de lo contrario, podríamos desencadenar una batalla innecesaria.
Ante esto, Jiraiya expresó—. Tal vez solo sean unos aprovechadores. En tal caso, ningún tipo de conversación tendría sentido. Por lo tanto, más personas deberían ir.
Dada la situación actual de Konoha, no era de extrañar que algunas personas tratasen de aprovecharse para obtener algún tipo de botín.
Kyofu se giró hacia el Sannin y le dijo—. En tal caso, les haré una propuesta que no podrán rechazar.
Minato y Jiraiya ya habían oído esa misma frase cuando Kyofu les había dicho que era capaz de destruir Konoha económicamente. Así que ambos se preguntaron qué tipo de propuesta daría a unas personas que parecía no conocer.
En lugar de preguntar sobre eso, el rubio indagó—. Dudo mucho que tu ayuda sea gratuita. ¿Qué esperas esta vez?
Kyofu fue incapaz de contener una risita—. Es usted un hombre muy inteligente. Tiene razón, en circunstancias normales, esto no lo haría sin esperar nada a cambio. Sin embargo…
—¿Sin embargo…? —musitó el Hokage.
El enmascarado se giró hacia la salida y contestó—. Ahora tengo una prometida en este lugar. No puedo darme el lujo de ponerla en peligro si puedo evitarlo. ¿Qué clase de ejemplo estaría dando si no?
No solo lo hacía por Hanabi, sino por las demás chicas, e incluso por Neji. Mientras ellos estuvieran en la aldea, Naruto tendría que tragarse el odio y ayudar para que ellos no murieran.
Existía la posibilidad de llevarlos a otro lugar lejos de Konoha, pero todavía no estaban listos para partir, y el Uzumaki no deseaba apresurarlos.
Ondeando su capa, Kyofu atravesó la salida y esperó a que Minato se le uniera.
El Yondaime aceptó en silencio su explicación, y antes de retirarse, se giró hacia Shikaku para decirle—. Te encargo el resto. Si algo llega a suceder, espero que tengas todo listo.
—Hai, Hokage-sama.
Minato asintió con su cabeza y caminó hacia la salida para reunirse con Kyofu, quien, al verlo, preguntó—. ¿Listo?
—Vamos —respondió Minato antes de seguir a Kyofu en la dirección que podía sentir a los miembros de Akatsuki aproximándose.
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Notas
Hola a todos, disculpen la demora. Sí, casi un año desde el último cap. Lo que sucede es que estaba en las etapas finales de mi tesis, y no podía escribir mucho.
Hace poco recibí mi título, así que podré escribir un poco más que antes. ¿Por qué solo un poco? Porque dentro de poco tendré que empezar a trabajar. Pero trataré de escribir tanto como pueda.
Ahora vamos con las explicaciones.
Un capítulo muy "blablabla", pero son necesarios D:
Cuando puse que la "palabra" de Kyofu correría libremente por la aldea, recuerden que los acólitos de Kyofu lo ven como una especie de dios. Como ya lo dije, Naruto no inició esto y tampoco le agrada, pero está dispuesto a explotarlo.
Minato se deshizo casi en su totalidad del consejo civil. Era algo que pensé que debía de hacer si quería hacer un borrón y cuenta nueva. Puede parecer algo repentino, pero Minato finalmente pudo comprender cuan corrompido estaba el consejo civil y que no había forma de remediarlo (únicamente si seguía cediendo ante sus peticiones como lo había estado haciendo desde hace años).
Con respecto a la revelación del paradero de Naruto (la Raíz), Minato lo hizo porque quería explicar por qué desconfiaba de Danzo.
La propuesta de Hiashi a Kyofu también pensé que era algo que haría si tenía la oportunidad, y la tuvo así que la aprovechó. Como dijo Kyofu, era mejor aceptar que estar ausente durante un tiempo y luego volver para enterarse de que Hanabi ya se había casado con algún viejo verde de por ahí.
Oh, cuando Minato le exige la ubicación a Tsunade, obviamente no iba a pedírselo violentamente. Si bien ambos están cansados, Minato no arriesgaría un enfrentamiento con alguien que posee el Rinnegan, por eso se le ocurrió mencionar lo del dinero. Ah, y no creo que sea muy descabellado que Minato intente quitarse su propia vida para que así Tsunade pudiera regresar para curar a Menma.
¿Y por qué Naruto lo detuvo? xD. Obviamente no se sentiría satisfecho si su vida acabara de esa forma. Tendría que hacerlo con sus propias manos para sentirse contento.
Sobre la espada de Saito, Katanagatari literalmente significa "Historia de Espadas". Si quieren ver que posibles habilidades Saito tiene, les recomiendo que lean el artículo en la Wikipedia sobre la Katanagatari.
En la reunión no se trató sobre Orochimaru ni las aldeas involucradas, ya que esta reunión fue más o menos para explicar qué fue lo que sucedió como para que la aldea fuera arrasada. Se podría decir que la invasión pasó a un segundo plano. Pero eso no quiere decir que no se tratará eventualmente, creo que será en la próxima reunión luego de los días de luto.
Ahora van a encontrarse con la gente de Akatsuki.
¿Qué sucederá? ¿Habrá una batalla? ¿O la propuesta de Kyofu será imposible de resistir?
Como siempre, cualquier duda en los comentarios y les responderé los antes posible en sus bandejas de entrada.
Por cierto, acabo de terminar de escribir un crossover entre Naruto y Boku no Hero Academia, todavía tengo que hacer algunas correciones, pero solo quería informarles.
Sé que no debería haberlo hecho, pero me gustó mucho el animé y no podía dejar de visualizar este crossover. ¿Están interesados en la historia?
Publicaré el prologo cuando haya escrito al menos dos capitulos, aunque puede ser que lo publique apenas y termine de traducirlo.
¡Estén atentos los interesados!
¡Hasta la próxima (y espero no tardar tanto esta vez)! ¡Saludos!