—
¿Cómo piensan juntar el dinero, mmm? —Hagurumon seguía con sus reclamos irracionales. Era un digimon que necesitaba respuestas certeras para mantener la boca cerrada. Su mal genio nublaba su juicio, muchos de sus clientes aprovechaban esto para evitarlo a él y sus deudas. La maquina no tenía el sentido común necesario para saberlo, por eso pensó que las cosas cambiarían si contrataba a nuevas personas para el trabajo. Lastimosamente, desde su perspectiva, los miembros de Nastrand's Maze empezaron con el pie izquierdo. —
¿Planean seguir decepcionandome, mmm?
—
Obtendremos el dinero... —masculló Wolfe, intentando mantener su actitud profesional. Para el tuerto era ciertamente muy difícil no matar a Hagurumon. Incluso si la pequeña Farron no le hubiese "marcado" para sus bromas, la sola presencia de este child habría bastado para sacarle de quicio.
—
¡Eso espero! Mi tiempo también es valioso, tenlo muy en cuenta ¿mmm?
Tentomon vio como su compañero se mordía el labio hasta hacerlo sangrar. No estaba seguro de si debía dedicarle un par de palabras de ánimo o simplemente darle un poco de espacio. La segunda opción parecía más atractiva, no deseaba que se desquitara con él.
La pareja volvió a reunirse con los otros cuatro miembros a las afueras del edificio. Como el primer objetivo fue un fracaso, decidieron ir por el siguiente.
Nombre y apellido: Lucas Castillo
Edad: 26 años
Nacionalidad: Peruana.
Número de D-Terminal: 906-453452
Dirección: File City, calle 52.
Posada de la Madre Digital, segundo piso.
Suma retirada: 4.000 bits
Interés por mes: 10%
Total a pagar: 8.800 bits
—
... ¿En serio le prestó dinero a un tipo como este? —se preguntó Law luego de elevar sus prejuicios al máximo. Le bastó con ver la foto para entender que se trataba de un matón, conoció a uno muy parecido en el incidente con Dracumon. El mes ya había llegado a su final y Hagurumon debía intentar reclamar sus merecidos bits una vez más, no obstante, el tuerto entendía que ese sujeto jamás le pagaría por las buenas. Si se tenía en cuenta que llevaba un año entero evadiendo su deuda, quedaba claro que Lucas solo se mofaba de la maquina. Ringo se acercó para ver la imagen del hombre.
—
Oh~ mira Betamon, tiene cicatrices como las tuyas~ —el asunto era una nimiedad, pero logró captar la atención del verdecito. Éste último, después de examinar la imagen, infló su pecho y bufó con cierta prepotencia.
— Pff, ¿qué dices Master? ¡Mira bien de cerca, las mías son más grandes! —sentenció como si se tratara de una competencia. Sus heridas eran sus medallas, no permitiría que le comparasen con un simple humano. —
¿Y bien? ¿a dónde vamos?
—
A la calle 52~.
—
Hmn... ¿Eso no queda al otro lado de la ciudad? —cuestionó Serah mientras se cruzaba de brazos. Ella era una habitante nueva del mundo digital, sin embargo, en su corta estadía logró aprender una buena cantidad de direcciones. Dracumon intuyó que Betamon les volvería a llevar, tuvo razón en esa parte, no era conveniente ir caminando durante otros cuarenta minutos cuando en su lugar podían ir volando. Takanabe tomó su iC y procedió a forzar la etapa perfect de su compañero.
—
Así que tenían esa carta bajo su manga, ¿mmm? —Hagurumon se mostró sorprendido, nunca tuvo la oportunidad de presenciar una evolución artificial de cerca. Creyó que era bastante asombroso y le dio algo de crédito a la guild por eso, en otras palabras, dejó de soltar tantas quejas. Todos subieron sobre el lomo de la serpiente y partieron al lugar de destino. No les tomó ni diez minutos llegar. Una vez de nuevo en la tierra, MegaSeadramon le hizo una petición a su tamer.
—
Me quedaré así Master. Seguro que me necesitan luego —cambiar de forma era un proceso muy agotador. Cuando abusaba demasiado de ello en un día, sufría repercusiones tales como dolor de cabeza y una disminución en sus reflejos. En casos más extremos incluso podía perder su evolución de forma involuntaria. La distraída asintió y procedió a guardar a la anguila dentro del digivice iC. Si querían viajar de nuevo, el acuático ya estaría preparado.
La Posada de la Madre Digitial, una de las casas de huéspedes más antiguas de la ciudad, se veía rebosante de vida. Más de una docena de inquilinos vivían en armonía bajo el mismo techo. Todos cenaban juntos, se apoyaban entre sí e incluso se turnaban para usar el único baño del edificio. Pese a que era una estructura vieja, tanto las paredes como las ventanas estaban muy bien cuidadas. Ringo tocó la enorme puerta de madera. Después de unos segundos, una mujer de a aproximadamente treinta años los recibió. Tenía el cabello rubio teñido, ondulado o más bien, enmarañado. Vestía un camisón blanco y pantuflas acolchonadas. Con una taza de café en la mano, apoyó el resto de su cuerpo contra el marco de la puerta y les recibió:
—
¿Sí? ¿Qué necesitan?
—
Lucas Castillo, ¿cree que podamos verlo? —la pregunta de Wolfe fue recibida con una mueca de disgusto. Parecía que nombrar a aquel sujeto le causaba un poco de molestia a la mujer.
—
Lucy no está aquí hoy, no ha vuelto en todo el fin de semana —Dracumon casi estalla de risa cuando escuchó el diminutivo del deudor, tuvo que taparse la boca con ambas manos para evitarlo. Farron también tuvo una reacción similar, solo que ella supo disimularlo mucho mejor. —
Sus amigos me dijeron que se quedó en el casino, probablemente siga ahí.
—
¡¿Otra vez?! - estalló la maquina al escuchar que su siguiente objetivo tampoco estaba dónde debía. Por un momento Wolfe creyó que volvería a tragarse todos los reclamos de Hagurumon. No obstante, esta vez tenían una idea de dónde se podría encontrar el tal Castillo. MegaSeadramon los llevó al centro de la ciudad, no sin antes recordarles que su idea de permanecer como perfect fue bastante acertada. Se enorgullecía de sí mismo cada vez que usaba su pequeño cerebro.
El casino de File era como cualquier otro del mundo humano. El piso de madera y la iluminación venía casi en su totalidad por fuentes artificiales. Maquinas tragaperras por doquier, bingo, ruletas, juegos de cartas y muchas cosas más. La actividad era buena, el lugar prácticamente que reventaba de clientes. Por supuesto, para ingresar debías tener al menos 18 años. Uno de los guardias le advirtió a Serah que podía entrar pero no participar en los juegos. Entre la multitud, Hagurumon identificó el característico corte de pelo de Lucas. Sin perder tiempo, se acercó hasta él.
—
¡Hombre, pero si es mi tuerca favorita!—exclamó Castillo sin despegar la vista de la maquina tragamonedas. Después de jalar la palanca y ver que el resultado no era el deseado, suspiró y se levantó para encarar al digimon. Con un metro ochenta de altura y una complexión musculosa, desprendía un aura intimidante, aunque la misma era mitigada cuando él se encorvaba y sonreía. Detrás suyo yacía un Targetmon con una expresión sombría. —
¿...? ¿Quiénes son esos?
Hagurumon antes de responder, giró sus tuercas y entrecerró sus ojos. —
Son ayudantes —tajó con un tono seco. —
Sabes por que vengo, estamos a fin de mes.
—
Ah, ¡eso! —con un gesto dolido, el matón se preguntó. —
Tendrás que esperar un poco más, ya te dije que te lo pagaré cuando pueda ascender.
—
¡Es lo que vienes diciendo desde hace dos meses! ¡Tu deuda no hace más que incrementar y no parece que tengas intención de pagarla! —explotó el usurero. Era el colmo que le diese la misma excusa cada vez que le veía.
—
No puedo darte lo que no tengo —sentenció el peruano al tiempo que lo liquidaba con la mirada. Su actitud amistosa desapareció de un momento a otro.
—
E-eso es... —el engranaje no tenía idea de que hacer cuando llegaba este momento. Le dedicó una mirada a los miembros de Nastrand's Maze, esperando que estos hicieran algo. Ringo no lo notó y Farron fingió no hacerlo. Ésta última estaba disfrutando el ataque de pánico de su cliente. Wolfe volvió a suspirar antes de caminar hasta el deudor. Le miró con unos ojos vacíos y luego observó a su alrededor.
—
Hm, aquí hay dinero —encima de la maquina tragaperras había un vaso de plástico lleno de fichas. Lo tomó con una mano para calcular su peso y cantidad. —
Y mucho. Imagino que esto lo puedes canjear por 3.000 bits. Lo tomaremos.
—
¡Oye oye oye! ¡Eso lo necesito para vivir las siguientes semanas, déjalo dónde estaba antes de que me enoje! ¡Targetmon! —el mono que hasta el momento se había mantenido en silencio, dio un salto enorme desde su posición y le arrebató las monedas a Wolfe con un movimiento audaz, evitando que ninguna se cayese. Las personas alrededor de ellos notaron los gritos y la atmósfera se puso tensa, no tardó mucho para que viniese la seguridad y los echase a todos por el escándalo que estaban armando. Afuera del edificio, Lucas maldijo y golpeó la pared con su puño. Se lastimó los nudillos al hacerlo pero no le importó. —
¡Joder! ¡Estaba de buena racha, lo han arruinado!
—
Kesh, patético humano —el diablillo se mofó de la actitud que estaba mostrando el deudor. —
No te sulfures Lucy, nosotros solo tratamos de hacer nuestro trabajo.
—
¡...! —cuando le llamó por su sobrenombre, Castillo apretó sus dientes con fuerza. Su vena sien se inflamó y su rostro se puso rojo como un tomate. —
¡Se lo han buscado! ¡Targetmon!
—
Éste si que se parece a ti, ¿no Seadramon? —dio su opinión Serah, confiando que la serpiente aún podía oírle desde el iC. Justo como pensó, una voz salió del aparato.
—
¿Quieren que le de una lección? Ese bastardo me está sacando de quicio.
—
Tranquilo Seadramon, nosotros nos encargamos —Wolfe vio en el deudor, un blanco potencial en el cual desquitar su ira. Estaba ansioso por ponerlo en su lugar, aunque su rostro no reflejase dichas emociones. Evolucionó a Tentomon en FlaWizardmon y llevaron a Lucas hasta un callejón sin salida.
—
Si es posible quiero evitar esto, denos el maletín señor Lucas —el mago de fuego estaba siendo amable, el asunto se resolvería por un tiempo si el deudor pagaba al menos una cuota.
—
¿¡Me intentan robar?! ¿¡Crees que Security se quedará de brazos cruzados?!
—
Yo creo que sí~ —le interrumpió Takanabe desde una posición segura. —
Si tomas acciones legales, sabrán que no pagaste tus deudas~. ¿No es cierto jefe?
—
S-sí —afirmó la tuerca algo nerviosa por la situación. —
Si vas con la policía, lo más probable es que embarguen todas tus pertenencias. ¡Así que paga la maldita deuda, no tienes opción!
El peruano creía tenerla, otra solución para el asunto. Solo debía darles la paliza de su vida a esos malditos usureros y cancelar su deuda mediante el uso de la fuerza. Targetmon se paró frente a él, de sus zapatillas salieron chispas y gruño con cierta rabia. FlaWizardmon levantó su guardia. Después de que ambos se mataran mutuamente con la mirada, el primero salió despegado de su posición.
—
(¡Aquí viene!) —el títere saltó sobre las paredes, en un terreno tan cerrado como ese, podía permitirse el uso de acrobacias. Por el impulso generado y la tracción, su velocidad era mayor que la del hechicero, sumado al hecho de que sus movimientos eran impredecibles. Con una voltereta el mono acortó distancias hasta estar justo en frente de su oponente. Apuntó con una zapatilla a los tímpanos de FlaWizardmon, con la otra, decidió ir por su traquea. La secuencia fue tan rápida, que el humanoide solo pudo defenderse levantando una barrera de fuego sobre su cuerpo. Naturalmente recibió el ataque de lleno, aunque también le provocó unas quemaduras al simio. —
¡Cgoff-...! — su cuerpo fue empujado hasta que se estrelló con unas bolsas de basura. Le costó respirar durante los siguientes segundos. —
(Es bueno, sabe como aprovechar su ventaja de terreno y va por mis puntos vitales) —pensó todavía con algo de calma. También notó que sus estadísticas generales eran bastante inferiores. El hecho de que tuviese que compensar sus movimientos con técnica indicaba que no era lo suficientemente fuerte.
—
¡Vamos, levántate lerdo qué recién comenzamos! —habló por primera vez en el día Targetmon.
El combate no sería sencillo bajo esas circunstancias. No podían contar con Dracumon por ser pareja de una amateur ni tampoco con MegaSeadramon, pues éste haría destrozos en los alrededores. El mago era el único que tenía una evolución que encajaba perfectamente en lugares cerrados, razón por la cual no estaba tampoco en su clásica forma de insecto.
Lucas se acercó a Law Wolfe, el primero también tenía la intención de comenzar un combate entre humanos. Parecía consiente de que era un delito que los digimon atacasen a las personas y por eso confiaba de que no lo tocarían. Obviamente no sabía con quienes estaba tratando.
.Wolfe
Claire.
Luego corrección muchachos.