El mundo como lo conocíamos ha llegado a su fin... Los muertos rondan buscando sacrificios desde que todo comenzó.
Han sido dos largos años de supervivencia... Que nos deparará el mañana al buscar una chispa de esperanza dentro de la oscuridad abismal.
Soy Alexis Müller, 26 años... Soy Minami Chloe, 9 años y esta
es nuestra historia.
Death World - Armagedon Vol.1
Capítulo I – Encuentro entre la muerte
Han sido dos largos años de supervivencia... Que nos deparará el mañana al buscar una chispa de esperanza dentro de la oscuridad abismal.
Soy Alexis Müller, 26 años... Soy Minami Chloe, 9 años y esta
es nuestra historia.
Death World - Armagedon Vol.1
Capítulo I – Encuentro entre la muerte
A todos aquellos que estén viendo esto deben saber que el viejo mundo terminó, ahora sólo queda sobrevivir y rogar que los muertos vuelvan a sus tumbas mientras los vivos eviten la extinción.
Son dos largos años que han transcurrido desde que aquel proyecto se salió de las manos, o mejor dicho presentó un fallo crítico desatando una masacre.
En aquel entonces asistía a un magister en el extranjero de Neuro-Rehabilitación, cuya meta consistía en probar células-madre en la recuperación de los pacientes que sufrieran daño en el sistema nervioso central, sin embargo, corrían rumores que algunas cosas no resultaban de forma esperada dejando en duda la legalidad de esto.
Conocí a muchos del personal durante mi estadía antes que todo comenzara, entre estos los del laboratorio de genética y biotecnología quienes me comentaron algunos casos de personas que desarrollaban conductas anómalas, más agresivas e incluso patrones comunes de movimiento, pero lo preocupante, eran las aparentes mutaciones en las cepas de las células madre.
Según la información relatada, en un principio las células madre eran modificadas de manera que actuaran solo a nivel del sistema nervioso central reparando las zonas que abarca el núcleo y penumbra, encontrándose por sobre los 6 meses desde el daño, sin embargo, se han reportado casos de retrocesos con compromiso cognitivo, conductual, llegando incluso al nivel de atacar a familiares y personal.
Según los del laboratorio de genética, unas cuantas muestras habrían mutado tiempo después en los pacientes tomando como agente extraño al mismo receptor atacando los tejidos adyacentes, dañando de forma irreversible el Neocórtex limitando las funciones más complejas.
Delante de todos, 3 sujetos de prueba atacaron a quienes se encontraban cerca, con mordidas las cuales desgarraban lo que alcanzaran, destripaban sin moderación dejando atónitos a quienes presenciaron todo. Durante el suceso causó más terror el ver como las 3 víctimas al cabo de uno minutos comenzaban a actuar de forma similar, fue ese momento donde entró la interrogante… ¿Son las células madre capaces de causar tanto daño? ¿Es realmente posible que puedan replicarse con una velocidad tan excesiva?
Actualmente muchos de aquellos temores supuestamente infundados se volvieron realidad, su propagación era tan rápida como las películas, no se trataba de un virus o bacteria de lo que hablamos.
Fui testigo de cómo todo se vino abajo, muchos formaron grupos para intentar sobrevivir y no fui la excepción, aún me cuesta creer que todos murieron por descuidos, ataques de otros supervivientes, traiciones con tal de salvar la vida propia.
De cualquier forma, no todo era tan malo como parecía debido a que varias escuelas contaban con las condiciones necesarias para servir de refugios en situaciones de emergencia, aun así, estas por sí solas tenían severos problemas en cuanto al abastecimiento de medicamentos o ropa por la situación extrema que se vivía.
Formé parte de grupos que prestaron ayuda a muchos refugios con el traslado de alimento, ropa, personas contaminadas con las cuales irónicamente tuve que colaborar en su eliminación.
Es por ello por lo que después de mucho tiempo decidí valerme por mi cuenta recolectando armas cuerpo a cuerpo idealmente cortopunzantes, formas de movilización, algún lugar donde refugiarme para pasar la noche, etc.
Descansar tranquilamente era un lujo, por lo que una regla importante era el entrenar el cuerpo cada vez que fuese posible; fuerza, resistencia, capacidad Cardio-Respiratoria, además del control de situaciones de alta liberación de adrenalina, estrés y ansiedad.
Cada día, semana, mes eran interminables… el paso del tiempo perdía importancia ya que cada día era igual al anterior, estar solo pasaba la cuenta en la cordura de vez en cuando, debía tomar acciones para sobrevivir. Opté por grabarme como una especie de autobiografía por si algún día no podía más con la presión, el verlos me sirva al menos como un cable a tierra.
“Aquí vamos…”
“Mi nombre es Alexis Müller, 26 años y profesional en una de las áreas de la salud. Me encontraba asistiendo a un magíster de neuro rehabilitación en las tierras del sol naciente… desde que todo comenzó han transcurrido un estimado de 2 años.”
“Esta grabación no es para dejar un registro al mundo, sino para el yo que en algún momento futuro pierda la cordura o el interés por vivir… nunca olvides lo que has hecho por ti, tus camaradas caídos, los refugiados a los cuales llevaste provisiones junto a aquellos que no están… como diste consuelo a varios que no podían más. Cuando creas que ya no puedes más, alguien te brindara su apoyo, eres fuerte, mas no invencible.”
A pesar de todo lo sucedido, los sistemas de luz y agua seguían funcionando lo que fue sorpresa para los extranjeros al inicio, luego se supo que estaba todo preparado para un funcionamiento autónomo de al menos 10 a 12 años en caso de no existir personal para llevar a cabo el funcionamiento y mantención.
La aparición de aplicaciones de radio transmisores para mantener comunicación eficiente, a causa de problemas ocasionales en entradas o salidas de llamadas, fue altamente usada entre refugios, grupos superviviente y lamentablemente para ataques planificados. Sin embargo, dado que muchos lugares han caído con la creciente desconfianza se dejaron de utilizar, o eso creía… al prepararme para salir, un aviso se mostraba a través de mi móvil.
Recepción paupérrima con alta estática se percibía, una débil voz aparentemente de una niña la cual daba una sensación de sostenerse desesperadamente a una pequeña luz de esperanza.
“Alguien… quien sea… ayuda…”
“¿Dónde te encuentras?, ¿En alguno de los refugios o estas escondida en algún otro sitio?”
“Me encuentro en… es el re… 2…1…”
La comunicación se cortó en el peor momento, por suerte lo poco que se logró rescatar del mensaje fue la ubicación donde se esconde. El refugio 21 se encontraba cerca, alrededor de unas 10 calles las cuales no han estado plagadas últimamente.
Según rumores entre algunos supervivientes, el refugio 21 era el último en pie, pero se perdió contacto con este hace uno días.
Antes de salir debía prepararme para cualquier cosa, incluso una potencial emboscada para lo cual contaba con un par de Katanas forjadas a mano de un viejo herrero que nos proporcionaba armas en uno de los grupos de los que conforme, un par de cuchillos Bowie, un juego de Karambit y manoplas de aceros en combinación con guantes de cuero.
No cargo armas de fuego por la limitada munición y los riesgos de atraer a más “Devoradores” de manera innecesaria, sumado a la escasa practica que tengo con estas… es más un suicidio usarlas que tener que enfrentar a 100 de estas cosas.
Para desplazarme de forma ágil, entre lo que se disponía, contaba con una motocicleta eléctrica hecha por un par de universitarios quienes dieron rienda suelta a sus fetiches post apocalipsis Zombi, cabe resaltar lo amigable que es con el medio ambiente y su muy bajo nivel de ruido para no atraer la atención de nada.
Sigo preguntándome hasta la fecha como lo lograron…
“Está todo muy tranquilo hoy, los devoradores visibles deben de ser los Errantes”
“¿Errantes? ¿Que son esas cosas?”
“¿Eres tú pequeña? Creí que se había cortado la conexión de hace un rato. Por cierto, ¿Cómo te llamas?”
“Chloe… Minami Chloe”
“Tranquila Chloe, voy para allá. Casi lo olvido, llámame, Alexis”
Subí a mi vehículo, aceleré sin detenerme, evitando los obstáculos como escombros, automóviles, Devoradores y barricadas tomando un tiempo aproximado de 10 minutos hasta ver a través de las rejas de entrada como un mar de muerte deambulaba sin rumbo pasada la entrada principal hasta la edificación.
“Maldición, no puedo ver bien cuantos pueden haber de forma aproximada. Si estuviese en altura tendría una mejor referencia”
La situación era bastante crítica ya que desconocía de qué forma estaban afectados los sentidos de aquellos ex refugiados, sin embargo, una cosa estaba a mi favor, estaba anocheciendo lo cual me facilitaría cobertura para no ser avistado en caso de que no todos sean errantes.
Me asegure de revisar todo el estado de mi equipamiento antes de entrar, que todo estuviera lo suficientemente ajustado como para no deslizarse o caer en caso de pelear, el filo de las Katanas en estos momentos se encontraba aceptable por si debía rebanar a un máximo de 20 o 30 devoradores, el resto estaban casi sin uso.
Al caer la noche con apenas iluminación en los alrededores generó un ambiente ideal para poder entrar de manera sigilosa, sin embargo, el frio del lugar era mayor a lo esperado lo cual limitaba mí tiempo de acción obligándome a actuar rápido.
Trepé una de las murallas adentrándome a paso silencioso entre medio del mar de muertos que caminaban sin rumbo alguno, sentía como la musculatura de mis extremidades inferiores sufrían por el sobre esfuerzo al avanzar sin emitir ruido alguno, cada paso y segundo se hacían eternos…
En un inicio eran 60 metros que me separaban de la entrada, 50 metros, 40 metros, cada vez más cerca hasta ese momento… a solo 5 metros de distancia tuve que detenerme por un devorador que paso frente a mí, mirando hacia donde me encontraba.
Aquel cadáver comenzó a acercarse, no podía perder la cabeza sino una horda vendría encima de mí… cada vez más cerca, intente moverme muy lentamente para salir de su trayecto hasta que un ruido por otro lado atrajo su atención, aparentemente era un simple errante.
Finalmente logre entrar a la edificación respirando con más calma, aun sudaba un poco por la situación de hace poco, pero ya me encontraba en un lugar posiblemente más seguro. Noté que el primer nivel no había nada que fuera peligroso, procedí a realizar el contacto vía móvil.
“Chloe, acabo de entrar al edificio del refugio, me encuentro en el primer nivel, donde te encuentras”
“En el… tercer… nivel… dentro de… un casillero” respondía entre cortado
“¿Te sientes muy mal?”
“Tengo… mucho frío… pero aun… puedo aguantar”
Avancé con ambas Katanas desenfundadas por el primer nivel hasta las escaleras donde no se apreciaba nada. Al subir al segundo nivel las cosas se complicaron por lo que aproveche la oscuridad para atacar en puntos ciegos realizando cortes horizontales en las cervicales a los devoradores que encontraba.
Una vez finalizada la limpieza procedí a avanzar al siguiente nivel entre las zonas que pudiesen cubrirme en la oscuridad evitando el peligro innecesario, los pocos devoradores que circulaban fueron rebanados por la espalda dejando condiciones favorables para localizar a quien busco.
“¿En cuál salón te encuentras?”
“…”
“¡CHLOE!”
No había respuesta alguna… el silencio hacía pensar lo peor, debía apresurarme, el frio estaba pasándome la cuenta físicamente y a ella más aún debe de estar afectándole al grado de estar perdiendo la conciencia.
Ir al norte o al sur… donde debía ir, la corriente de aire venía desde el norte por lo que era más probable que se encuentre hacia esa dirección ya que al sur la corriente se separa con el pasillo y las escalas en subida y bajada. Avance de forma cautelosa con las armas empuñadas, se podía escuchar que detrás de las puertas de algunas aulas había devoradores.
Repitiendo el proceso de limpiar el lugar para luego revisar donde se encuentra al menos unas 3 a 7 veces hasta dar con un casillero rectangular donde suelen guardar objetos de aseo en la última locación, por las dudas di pequeños golpes, los cuales fueron respondidos con un débil golpe de vuelta… abrí lentamente la puerta ubicándome a un costado por seguridad.
Una pequeña niña yacía escondida apenas consiente, una mirada perdida en el espacio con evidentes rasgos de hipotermia. Sus labios se encontraban azulados, su piel fría y con escalofríos. Al cargarla note que era bastante ligera, se aferró a mí lo más fuerte que podía con sus frías manos como quien rogara no por no ser abandonado. Tuve sentimientos encontrado en este encuentro.
Cuando debes apoyarte en los demás para ser más fuerte y nada… estas por tu cuenta contra un mundo en su más cruda esencia. No puedo aceptarlo, simplemente no puedo…
“Resiste pequeña, saldrás de esta y muchas más”
“Gracias…”
“Descansa por ahora”
Aquel simple susurro, aun si fue un mero reflejo se sentía con mucha sinceridad y gratitud, las que solo un niño puede decir.
Fui los más rápido posible hasta el salón de enfermería, luego de dejar a la niña en una de las camillas, busqué entre todo lo que había utensilios para el manejo de la hipotermia.
No podía titubear, a pesar de nunca haber colocado suero fisiológico no quedaba de otra, por ende, tuve que recurrir a todo lo visto de parte de las enfermeras, ajustar el goteo del suero, luego acobijar a la paciente para revertir la ausencia de calor corporal. A falta de compresas caliente, no tuve más opción que taparla con mi chaqueta y sobre esta colocar las frazadas.
“Ahora viene la parte crucial, realizar el seguimiento”
Me coloque una frazada encima envolviéndome como si fuera una capa de viajero, de lo contrario el frío me afectaría a mí también. Me asegure de cerrar las ventanas y bloquear la puerta, acto seguido encendí un termo para calentar agua con lo cual tendría bebestibles con mayor temperatura.
Cada 30 minutos hacia cambio entre mi chaqueta y las frazadas evitando perdida de calor, al estar en constante movimiento generaba temperatura suficiente con lo que el ciclo entre los recambios se mantenía constante, para facilitar el trabajo comía de vez en cuando y el consumo de té o café para acompañar.
Sin duda el recambio del suero era tedioso… cerrar la vía, desconectar, hacer el cambio, reconectar y así sucesivamente, todo porque las bolsas de suero eran relativamente pequeñas. Otro punto que no podía descuidar era el mantenerla lo más seca posible, por el aumento de calor el cuerpo elimina agua por las glándulas sudoríparas para regular el calor corporal adicional de evitar que estos causaran potenciales compromisos respiratorios.
Las horas transcurrían y me pesaba el cuerpo, eran las 2 A.M, en un momento cuando vi que no era ya apreciable la cianosis me recosté en la camilla del lado para descansar un rato, antes de darme cuenta caí dormido por la falta de descanso de hace varios días.
Los rayos del sol hicieron presencia a través de la ventana despertándome sin evitar saltar de golpe al darme cuenta de que me había dormido, Chloe estaba dormida aun con una expresión de tranquilidad.
Al controlar su temperatura con un termómetro digital, marco 36,5° cosa que me alivio bastante para lo que se encontraba en un inicio, aun así, no debía relajarme por lo cual seguí haciendo cambios de las bolsas de suero y prepare algo para desayunar, algo para que ella comiera al despertar sin descuidar un posible caso que su estómago no esté en condiciones de ingerir alimentos de forma normal.
“Susurra dormida cosas inentendibles y duerme de manera desordenada, lo tomare como una señal que está mejor de lo esperado”
Afile cada una de las armas que cargaba junto con revisar la presencia de posibles fisuras, grietas, dobleces, delaminaciones o abolladuras. Los protectores de mis antebrazos, piernas, muslos y torso estaban aún en buen estado, pero el desgaste de las correas requería un cambio urgente.
Ajuste las correas a tope rogando que aguantaran lo suficiente, las Katanas se encontraban por separado quedando una en la cintura por mi derecha y la otra por mi espalda dando por el mismo lado derecho.
Los Bowie ubicados igual por separado quedando uno vertical por mi muslo izquierdo hacia lateral mientras que el otro a la altura del cinturón por posterior casi siempre escondido por la chaqueta.
Los Karambit eran otra historia debido a que estaban escondidos en mis botines, más precisamente 1 por calzado, otro par bajo mis mangas en un estuche individual y el último par en sus estuches en mi cinturón. Los guantes de cuero contaban con revestimiento metálico en los nudillos.
Al salir de la enfermería deje bloqueada la entrada por seguridad revisando el pasillo que estaba vacío, me asome por la ventana del tercer piso para ver a alrededor de unos 100-120 devoradores a lo máximo… con la temperatura agradable siendo las 11 A.M no tendría ningún problema en encargarme así que baje con las Katanas ya desenfundadas.
Continúe mi camino pasando del tercer nivel al segundo llegando finalmente al primero hasta ubicarme en la entrada principal del edificio, era claro que no me detectaban aun, sin embargo, algo dentro de mi comenzó a reaccionar. Peligro era lo que mi cuerpo detectaba dando paso al instinto de supervivencia el cual llevaba mucho tiempo sin presentarse, comenzaba a temblar un poco por la liberación rápida de epinefrina sin olvidar que estaba en una situación de alto peligro.
Inspire de manera profunda, luego exhale y comencé a correr hacia el tumulto cortando todo a mi paso desde simplemente cabezas hasta dividir cada cuerpo entre 2 a 4 partes llamando la atención de los devoradores errantes que aun siendo muchos más, pudiendo superarme en número, eran bastante lentos para alcanzar a sujetarme.
Cada corte, movimiento, incluyendo pasos se encontraban en completa sincronía sin desperdiciar la inercia en la que me encontraba, aun si entre los Errantes aparecían algunos perseguidores los cuales representaban un peligro simplemente por existir. Los números variaban segundo a segundo, al inicio eran aproximadamente 100, las bajas eran rápidas hasta que toparme con un “Perseguidor” que aparte de su mayor resistencia y fuerza, aun eran capaces de evadir y coordinarse para atacar.
“¡Vamos! ¡¿Siquiera lo están intentando?! ¡Hoy me siento especialmente vivo!, ¡intenten divertirme un poco al menos!… ¡aún recuerdan cuando todo comenzó! Todos escapaban por sus vidas, ¡ahora muestren lo que tienen bolsas de carne llenas de podredumbre! ¡SIGAN RESISTIENDOSE! ¡SIGAN DIVIRTIENDOME QUE AUN TENGO MUCHO QUE CORTAR!”
No sentía cansancio, apenas notaba mi entorno hasta ese momento donde en mis 2 años como superviviente todo se torció de un momento a otro, al llegar alrededor de 15-20 en poco tiempo, estos comenzaron a huir como si de un depredador se tratara. Intente correr tras ellos, pero el simple hecho de detenerme por un segundo me costó continuar peleando… por suerte ellos se alejaron tan rápido como podían pasando por el poco espacio abierto del portón principal, era algo en verdad inédito…
“Basuras…”
Autor: RoninCorrector: Byleth
Ilustración: MisterSD
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