En consecuencia con las festividades de fin de años, quise traerles este OS inspirado en La Revuelta de los Macabeos o Hanukkah, si bien es una festividad judía, este hecho concierne a todos quienes tienen sangre semita en las venas... "Dedicación" relata los eventos ocurridos aproximadamente 160 años antes de cristo, cuando los seléucidas sometieron a los hebreos a su propia fe, el relato es una mezcla de los distintos orígenes que dieron lugar a esta festividad israelita.
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En un pequeño país ubicado en medio de las arenas del continente Server, una multitud de digimon que habían retornado de los rincones más lejanos del digimundo se preparaban para celebrar una de sus festividades más importantes, la conmemoración del milagro del aceite o "La Fiesta de las Luces". Durante Miles de años, los descendientes de los antiguos habitantes de esta nación habían poblado y recorrido casi la totalidad de las tierras que componían este extraño y pequeño universo de criaturas fantásticas. Los digimon que por diversos motivos no podían retornar a su tierra por esta festividad podían hacerlo con sus familias en los lugares que estimaran convenientes, sin embargo, era importante mantener las tradiciones que distinguían a este pueblo del resto, ya sean sus costumbres a la hora de alimentarse o asumiendo la cosmovisión heredada a través de los siglos. Aún así, nada era igual que tener la posibilidad de tocar con sus propios pies la arena que fue testigo de la supervivencia de su cultura y su fe, esa fue la tierra fértil donde vieron la luz los primeros habitantes de este mundo, digimon primitivos de alguna manera. El aroma de las frituras sumergidas en aceite de oliva y las especias colmaban los sentidos de los digimon que paseaban por las calles de los humildes poblados. Las lámparas de aceite iluminaban y daban vida a la celebración en cada lugar y en cada hogar, los juegos infantiles sólo eran interrumpidos por las historias relatadas a los niños por los más ancianos, los pequeños se sentaban en el suelo rodeando a los mayores, generalmente sacerdotes, para escuchar la mítica historia de cómo su pueblo se liberó de la censura y la opresión.
Hace casi dos mil doscientos años, el país lucía muy distinto a como se ve en la actualidad, lo que ahora es un destino como cualquier otro, en su época fue una orgullosa y resiliente nación. Infinitamente más rusticas, las construcciones de adobe eran habitadas por familias humildes y numerosas. A pesar de su austeridad, sus vidas eran ricas en cultura, la "Nación de Sem" era conocida por lo majestuosa y hermosa de sus obras arquitectónicas, sus edificaciones y sus altares sagrados eran la manifestación de una refinada y pulida técnica. Su religión estaba llena de historias fantásticas de héroes que defendían la fe de Sem y los ritos sagrados ocupaban una parte importante del dia. En su mayoría los digimon que vivían en el pueblo eran talentosos artesanos y sacrificados campesinos, pero también de excepcionales académicos, todos trabajaban por su beneficio pero también lo hacían así por su comunidad, caridad y obras sociales eran algunos de los asuntos que atendían los más sabios y ancianos sacerdotes que administraban el diezmo entregado por los fieles. Sem no estaba sola y desprotegida, ellos encomendaban sus almas y oraciones a su peculiar dios, un ser incorpóreo cuya conciencia creían que moldeaba las leyes naturales que regían su mundo, una fuerza omnipotente que se manifestaba de las más diversas formas ante sus seguidores cada que este necesitaba comunicarse con ellos. Este misterioso ser estaba lejos de ser una deidad amorosa y compasiva, era una divinidad caprichosa e iracunda. Este dios, cuyo nombre no podía o no debía ser pronunciado, sólo era conocido por sus seguidores por las siglas talladas en su imponente templo "YHWH". Estos digimon, conocidos también como "semitos", debían acatar su voluntad o arriesgarse a las maneras del "Todopoderoso".
Mas no todo en sus vidas es oración y trabajo, con frecuencia eran acosados y maltratados por el imperio que regía y sometía a todos los pueblos cercanos. "El Reino de Antakya" gobernado por los "Doce Olímpicos", orden antigua de digimon helénicos, impone su ley y su propia fe al filo de la espada. Un buen dia, ofendidos por la manera en que los digimon semitos anteponían sus propias creencias sobre las necesidades de sus regentes, decidieron tomar medidas drásticas frente a este credo que desafiaba su autoridad, ellos sabían que los semitos sólo reconocían como legítimo rey, al dios que consideraban su creador. A la mañana siguiente, "Lisias" el Marsmon y "Minerva" la Minervamon descendieron en la entrada del templo y convocaron a todos los habitantes de Sem, ante ellos leyeron el mandato de "Antíoco" el Jupitermon, la máxima autoridad del reino helénico y suprema deidad entre los dioses de su reino.
-"Mis queridos habitantes de Sem, con mucha preocupación he observado que ustedes han descuidado incesantemente sus obligaciones para con sus líderes por estar mucho más preocupados de satisfacer a su dios invisible. Al desafiar la premisa de mi corona negándose al sacrificio en mi honor, no me dejan más alternativa que declarar su insolente culto como ilegal y por tanto la celebración de estas prácticas será penada con la muerte".- leyó Lisias.
Al terminar estas palabras, el horror cundió entre los semitos que impotentes observan a Lisias alzar un pequeño Oinkmon en sus manos. Minerva saca una cuchilla y ante los ojos de la multitud la coloca bajo el vientre de la criatura, sin asco ninguno esta abre al animal y derrama su sangre en el tabernaculo frente a sus fieles. Oinkmon era considerado por el dios de los semitos como un animal impuro y prohibía su consumo a sus seguidores, este acto profano marcaría el inicio de una cruenta cacería de brujas en contra de quienes se negasen a rendir culto a los Doce Olímpicos. Más tarde, el templo de Sem fue profanado por segunda vez al ser erigida en su interior un monumento a Jupitermon.
En los años siguientes, "Matitiyahu" el Leomon y "Simeón" el Harpymon, dos kohen (sacerdotes) influyentes, son convocados por los helénicos para rendir culto a su rey. Al ser avisados, ambos semitos se encontraban juntos frente a los funcionarios del reino.
-Matitiyahu y Simeón ambos son convocados por Antíoco para demostrar su fidelidad a la corona con el sacrificio de sangre correspondiente.- les indicaba uno de los cuatro Knightmon, vasallos del imperio.- Tenemos ordenes extrictas de terminar con sus vidas si ponen algún tipo de resistencia.
-¡De ninguna manera señores!- exclama Simeón.-¡No tenemos ni la mas minima intencion en contrariar al rey Antíoco, los seguiremos con todo gusto!- se somete con temor.
-No hay manera alguna en la que los acompañe, francamente Simeón no consiento tu traición a Sem y a nuestro Dios.-Matitiyahu el Leomon desenvaina su espada.- No perdonaré a quienes tengan la osadía de darle la espalda a sus antepasados ¡Espada de la Bestia!
Matitiyahu se abalanza sobre su compatriota y le propina un profundo corte por la espalda, Harpymon se desploma y termina por perder la vida en aquel lugar. Sin perder tiempo, Matitiyahu esquiva las hábiles espadas de Knightmon y a pesar de su avanzada edad y la dificultad con la que este anciano movía su cuerpo, logró abrir con la hoja de su espada los cuerpos de los cuatro peones del rey.
Ese mismo día Matitiyahu escapa al desierto a donde lo siguió un grupo de semitos que se resistían a las imposiciones del reino. Aquel Leomon fundó bajo su alero al "Clan Macabi", grupo rebelde que comenzó una incesante lucha contra los soldados de Jupitermon. Durante los siguientes años el Clan Macabi fue el encargado de dar la pelea por las creencias de Sem. aunque su número era reducido, sus tácticas en el campo de batalla fueron siempre eficientes. Apoyados en el conocimiento ancestral de las tierras de Sem, libraron una "guerra de guerrillas" que logró mermar las fuerzas de Antíoco.
Las represalias contra los semitos no se hicieron esperar, muchas fueron las historias de horror que hacían cundir el pánico entre los fieles, la gran mayoría ocultó sus creencias y costumbres por temor a perder sus vidas, pero sin lugar a dudas, el relato más espantoso fue "El martirio de Hannah". Hubo una ocasión en que soldados del rey secuestraron a "Hannah" y a sus siete hijos, una Lilamon y siete infantes que habían sido adoptados por ella para ser llevados frente a Antíoco al ser sorprendidos leyendo las escrituras sagradas de su religión. Ellos fueron forzados a consumir la carne prohibida, más los verdugos no pudieron concretar sus planes puesto que la convicción de los siete retoños era más poderosa que el dolor de sus cuerpo flajelados. Primero fue Koemon, le siguieron Floramon y Terriermon, los tres obligados a rendir culto a Jupitermon fueron desmembrados frente a la que fue su madre al negarse, ella rogó por piedad, pero no la hubo. Hawkmon, Neamon y Chuumon fueron los siguientes, torturados, descuartizados y finalmente freidos en aceite fue la muerte que tuvieron ante los ojos de Hannah que solo podía elevar plegarias a su dios y alentarlos a no renunciar a su fe pese a la agonía.
"No temas a este verdugo; muéstrate digno de tus hermanos y acepta la muerte, para que por la misericordia de Dios yo te recobre junto con ellos", esa fue la manera en que Hannah animó a Patamon, el último de sus hijos con vida, mientras sus músculos, tendones y huesos eran arrancados por los esbirros de Antíoco. No obstante, el pequeño semito observó al rey y le dijo:
-¿Qué esperan ustedes? No obedezco las órdenes del rey; obedezco los mandamientos de la ley que Dios dio a nuestros antepasados. Y tú, rey, autor de todos los males que afligen a los semitos, no escaparás de las manos de Dios. Nosotros sufrimos por nuestros propios pecados. Si para castigarnos y corregirnos el Señor de la vida se ha enojado momentáneamente con nosotros, nuevamente habrá de reconciliarse con sus siervos. Tú, impío, el más criminal de todos los hombres, no te enorgullezcas sin razón ni te llenes de vanas esperanzas para levantar tu mano contra los siervos de Dios. Aún no has escapado del juicio del Señor todopoderoso, que todo lo ve. Nuestros hermanos, después de soportar un sufrimiento pasajero, gozan ya de la vida eterna que Dios ha prometido; tú, en cambio, recibirás de Dios el castigo que mereces por tu orgullo. Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de nuestros antepasados, y suplico a Dios que tenga pronto compasión de su pueblo, y que con calamidades y castigos te obligue a ti a confesar que él es el único Dios. ¡Que en mí y en mis hermanos se detenga la ira del Todopoderoso, justamente desatada contra nuestro pueblo!- dicho esto, la vida de Patamon fue terminada junto a la de su madre.
Pasaron los años, Matitiyahu ya no estaba en condiciones de liderar la resistencia, fue entonces que en sabiduría decidió dejar el mando de sus fuerzas a uno de los digimon que crecieron a su cuidado, "Yehuda" el Greymon, en su lecho de muerte bendijo la causa del Clan Macabi y enseguida su espíritu fue reclamado por el dios de los semitos. Mucho dicen que esa noche, de los cielos descendió Seraphimon y en nombre de Dios concedió a Yehuda su don, que a la mañana siguiente se levantó junto a sus hombres al grito de guerra convertido en un milagroso caballero, Victorygreymon.
Las llamas calcinaron a quienes traicionaban a su patria para ponerse del lado de Antíoco, los rebeldes entraban en los pueblos y masacraban a los hombres del rey. El nombre de Yehuda corría por los oídos de Sem y las esperanzas del diezmado pueblo recobraban de a poco su esplendor mientras que en el bando enemigo, el terror a la ira del "Dios de Sem" consumía el alma de los débiles. La poderosa espada de Yehuda se batió en duelo contra los generales más avezados en el campo, los batallones de los helénicos no fueron rivales para la euforia desatada del Clan Macabi y uno a uno fueron cayendo a sus pies. El primero fue "Lisias" el Marsmon, le siguió "Gorgias" el Vulcanusmon y por último "Apolonio" el Apollomon. La derrota de los generales helénicos hizo temblar las filas de sus soldados que retrocedieron a Antakya, la capital del reino de Jupitermon. El Clan Macabi y sus fieles combatientes entraron entonces en la capital de Sem y recibidos por los miles de semitos que festejaban su victoria se dirigieron hasta el Templo de YHWH, dentro encontraron en su lugar un altar a Jupitermon que fue tumbado por el mismo Victorygreymon. Yehuda ordenó encender la "menorah" en honor a Dios, pero el aceite encontrado para encender la lampara solo alcanzaba para nada más que un dia, aun asi, Yehuda no permitiría que el triunfo de los semitos fuera maldito al no ser consagrado a Dios y mandó a encender las lámparas. Sin embargo, durante ocho días y sin explicación alguna, las velas ardieron con fervor, se dice que cada una de ellas iluminó un día completo en homenaje al alma inmortal de Hannah y sus siete hijos, que fueron ejemplo de devoción y fe implacable. Yehuda ordenó que cada año, durante ocho días, la Nación de Sem festejaria como en el tabernaculo la hazaña que liberó su pueblo de la opresión. Desde aquella época, cada año, durante dos milenios, el pueblo de Sem transmite esta historia a través del verbo a la luz de la "janukiá" para que las futuras generaciones, los "NUEVOS SEMITOS", jamás olviden su origen esclavo y actúen en consecuencia con otros pueblos y su fe.
¡Viva la insurgencia del Clan Macabi!
¡Viva Yehuda Macabi, el Victorygreymon!
Shalom
Assalamualaikum
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DIGIMON
DEDICACIÓN
DEDICACIÓN
En un pequeño país ubicado en medio de las arenas del continente Server, una multitud de digimon que habían retornado de los rincones más lejanos del digimundo se preparaban para celebrar una de sus festividades más importantes, la conmemoración del milagro del aceite o "La Fiesta de las Luces". Durante Miles de años, los descendientes de los antiguos habitantes de esta nación habían poblado y recorrido casi la totalidad de las tierras que componían este extraño y pequeño universo de criaturas fantásticas. Los digimon que por diversos motivos no podían retornar a su tierra por esta festividad podían hacerlo con sus familias en los lugares que estimaran convenientes, sin embargo, era importante mantener las tradiciones que distinguían a este pueblo del resto, ya sean sus costumbres a la hora de alimentarse o asumiendo la cosmovisión heredada a través de los siglos. Aún así, nada era igual que tener la posibilidad de tocar con sus propios pies la arena que fue testigo de la supervivencia de su cultura y su fe, esa fue la tierra fértil donde vieron la luz los primeros habitantes de este mundo, digimon primitivos de alguna manera. El aroma de las frituras sumergidas en aceite de oliva y las especias colmaban los sentidos de los digimon que paseaban por las calles de los humildes poblados. Las lámparas de aceite iluminaban y daban vida a la celebración en cada lugar y en cada hogar, los juegos infantiles sólo eran interrumpidos por las historias relatadas a los niños por los más ancianos, los pequeños se sentaban en el suelo rodeando a los mayores, generalmente sacerdotes, para escuchar la mítica historia de cómo su pueblo se liberó de la censura y la opresión.
Hace casi dos mil doscientos años, el país lucía muy distinto a como se ve en la actualidad, lo que ahora es un destino como cualquier otro, en su época fue una orgullosa y resiliente nación. Infinitamente más rusticas, las construcciones de adobe eran habitadas por familias humildes y numerosas. A pesar de su austeridad, sus vidas eran ricas en cultura, la "Nación de Sem" era conocida por lo majestuosa y hermosa de sus obras arquitectónicas, sus edificaciones y sus altares sagrados eran la manifestación de una refinada y pulida técnica. Su religión estaba llena de historias fantásticas de héroes que defendían la fe de Sem y los ritos sagrados ocupaban una parte importante del dia. En su mayoría los digimon que vivían en el pueblo eran talentosos artesanos y sacrificados campesinos, pero también de excepcionales académicos, todos trabajaban por su beneficio pero también lo hacían así por su comunidad, caridad y obras sociales eran algunos de los asuntos que atendían los más sabios y ancianos sacerdotes que administraban el diezmo entregado por los fieles. Sem no estaba sola y desprotegida, ellos encomendaban sus almas y oraciones a su peculiar dios, un ser incorpóreo cuya conciencia creían que moldeaba las leyes naturales que regían su mundo, una fuerza omnipotente que se manifestaba de las más diversas formas ante sus seguidores cada que este necesitaba comunicarse con ellos. Este misterioso ser estaba lejos de ser una deidad amorosa y compasiva, era una divinidad caprichosa e iracunda. Este dios, cuyo nombre no podía o no debía ser pronunciado, sólo era conocido por sus seguidores por las siglas talladas en su imponente templo "YHWH". Estos digimon, conocidos también como "semitos", debían acatar su voluntad o arriesgarse a las maneras del "Todopoderoso".
Mas no todo en sus vidas es oración y trabajo, con frecuencia eran acosados y maltratados por el imperio que regía y sometía a todos los pueblos cercanos. "El Reino de Antakya" gobernado por los "Doce Olímpicos", orden antigua de digimon helénicos, impone su ley y su propia fe al filo de la espada. Un buen dia, ofendidos por la manera en que los digimon semitos anteponían sus propias creencias sobre las necesidades de sus regentes, decidieron tomar medidas drásticas frente a este credo que desafiaba su autoridad, ellos sabían que los semitos sólo reconocían como legítimo rey, al dios que consideraban su creador. A la mañana siguiente, "Lisias" el Marsmon y "Minerva" la Minervamon descendieron en la entrada del templo y convocaron a todos los habitantes de Sem, ante ellos leyeron el mandato de "Antíoco" el Jupitermon, la máxima autoridad del reino helénico y suprema deidad entre los dioses de su reino.
-"Mis queridos habitantes de Sem, con mucha preocupación he observado que ustedes han descuidado incesantemente sus obligaciones para con sus líderes por estar mucho más preocupados de satisfacer a su dios invisible. Al desafiar la premisa de mi corona negándose al sacrificio en mi honor, no me dejan más alternativa que declarar su insolente culto como ilegal y por tanto la celebración de estas prácticas será penada con la muerte".- leyó Lisias.
Al terminar estas palabras, el horror cundió entre los semitos que impotentes observan a Lisias alzar un pequeño Oinkmon en sus manos. Minerva saca una cuchilla y ante los ojos de la multitud la coloca bajo el vientre de la criatura, sin asco ninguno esta abre al animal y derrama su sangre en el tabernaculo frente a sus fieles. Oinkmon era considerado por el dios de los semitos como un animal impuro y prohibía su consumo a sus seguidores, este acto profano marcaría el inicio de una cruenta cacería de brujas en contra de quienes se negasen a rendir culto a los Doce Olímpicos. Más tarde, el templo de Sem fue profanado por segunda vez al ser erigida en su interior un monumento a Jupitermon.
En los años siguientes, "Matitiyahu" el Leomon y "Simeón" el Harpymon, dos kohen (sacerdotes) influyentes, son convocados por los helénicos para rendir culto a su rey. Al ser avisados, ambos semitos se encontraban juntos frente a los funcionarios del reino.
-Matitiyahu y Simeón ambos son convocados por Antíoco para demostrar su fidelidad a la corona con el sacrificio de sangre correspondiente.- les indicaba uno de los cuatro Knightmon, vasallos del imperio.- Tenemos ordenes extrictas de terminar con sus vidas si ponen algún tipo de resistencia.
-¡De ninguna manera señores!- exclama Simeón.-¡No tenemos ni la mas minima intencion en contrariar al rey Antíoco, los seguiremos con todo gusto!- se somete con temor.
-No hay manera alguna en la que los acompañe, francamente Simeón no consiento tu traición a Sem y a nuestro Dios.-Matitiyahu el Leomon desenvaina su espada.- No perdonaré a quienes tengan la osadía de darle la espalda a sus antepasados ¡Espada de la Bestia!
Matitiyahu se abalanza sobre su compatriota y le propina un profundo corte por la espalda, Harpymon se desploma y termina por perder la vida en aquel lugar. Sin perder tiempo, Matitiyahu esquiva las hábiles espadas de Knightmon y a pesar de su avanzada edad y la dificultad con la que este anciano movía su cuerpo, logró abrir con la hoja de su espada los cuerpos de los cuatro peones del rey.
Ese mismo día Matitiyahu escapa al desierto a donde lo siguió un grupo de semitos que se resistían a las imposiciones del reino. Aquel Leomon fundó bajo su alero al "Clan Macabi", grupo rebelde que comenzó una incesante lucha contra los soldados de Jupitermon. Durante los siguientes años el Clan Macabi fue el encargado de dar la pelea por las creencias de Sem. aunque su número era reducido, sus tácticas en el campo de batalla fueron siempre eficientes. Apoyados en el conocimiento ancestral de las tierras de Sem, libraron una "guerra de guerrillas" que logró mermar las fuerzas de Antíoco.
Las represalias contra los semitos no se hicieron esperar, muchas fueron las historias de horror que hacían cundir el pánico entre los fieles, la gran mayoría ocultó sus creencias y costumbres por temor a perder sus vidas, pero sin lugar a dudas, el relato más espantoso fue "El martirio de Hannah". Hubo una ocasión en que soldados del rey secuestraron a "Hannah" y a sus siete hijos, una Lilamon y siete infantes que habían sido adoptados por ella para ser llevados frente a Antíoco al ser sorprendidos leyendo las escrituras sagradas de su religión. Ellos fueron forzados a consumir la carne prohibida, más los verdugos no pudieron concretar sus planes puesto que la convicción de los siete retoños era más poderosa que el dolor de sus cuerpo flajelados. Primero fue Koemon, le siguieron Floramon y Terriermon, los tres obligados a rendir culto a Jupitermon fueron desmembrados frente a la que fue su madre al negarse, ella rogó por piedad, pero no la hubo. Hawkmon, Neamon y Chuumon fueron los siguientes, torturados, descuartizados y finalmente freidos en aceite fue la muerte que tuvieron ante los ojos de Hannah que solo podía elevar plegarias a su dios y alentarlos a no renunciar a su fe pese a la agonía.
"No temas a este verdugo; muéstrate digno de tus hermanos y acepta la muerte, para que por la misericordia de Dios yo te recobre junto con ellos", esa fue la manera en que Hannah animó a Patamon, el último de sus hijos con vida, mientras sus músculos, tendones y huesos eran arrancados por los esbirros de Antíoco. No obstante, el pequeño semito observó al rey y le dijo:
-¿Qué esperan ustedes? No obedezco las órdenes del rey; obedezco los mandamientos de la ley que Dios dio a nuestros antepasados. Y tú, rey, autor de todos los males que afligen a los semitos, no escaparás de las manos de Dios. Nosotros sufrimos por nuestros propios pecados. Si para castigarnos y corregirnos el Señor de la vida se ha enojado momentáneamente con nosotros, nuevamente habrá de reconciliarse con sus siervos. Tú, impío, el más criminal de todos los hombres, no te enorgullezcas sin razón ni te llenes de vanas esperanzas para levantar tu mano contra los siervos de Dios. Aún no has escapado del juicio del Señor todopoderoso, que todo lo ve. Nuestros hermanos, después de soportar un sufrimiento pasajero, gozan ya de la vida eterna que Dios ha prometido; tú, en cambio, recibirás de Dios el castigo que mereces por tu orgullo. Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de nuestros antepasados, y suplico a Dios que tenga pronto compasión de su pueblo, y que con calamidades y castigos te obligue a ti a confesar que él es el único Dios. ¡Que en mí y en mis hermanos se detenga la ira del Todopoderoso, justamente desatada contra nuestro pueblo!- dicho esto, la vida de Patamon fue terminada junto a la de su madre.
Pasaron los años, Matitiyahu ya no estaba en condiciones de liderar la resistencia, fue entonces que en sabiduría decidió dejar el mando de sus fuerzas a uno de los digimon que crecieron a su cuidado, "Yehuda" el Greymon, en su lecho de muerte bendijo la causa del Clan Macabi y enseguida su espíritu fue reclamado por el dios de los semitos. Mucho dicen que esa noche, de los cielos descendió Seraphimon y en nombre de Dios concedió a Yehuda su don, que a la mañana siguiente se levantó junto a sus hombres al grito de guerra convertido en un milagroso caballero, Victorygreymon.
Las llamas calcinaron a quienes traicionaban a su patria para ponerse del lado de Antíoco, los rebeldes entraban en los pueblos y masacraban a los hombres del rey. El nombre de Yehuda corría por los oídos de Sem y las esperanzas del diezmado pueblo recobraban de a poco su esplendor mientras que en el bando enemigo, el terror a la ira del "Dios de Sem" consumía el alma de los débiles. La poderosa espada de Yehuda se batió en duelo contra los generales más avezados en el campo, los batallones de los helénicos no fueron rivales para la euforia desatada del Clan Macabi y uno a uno fueron cayendo a sus pies. El primero fue "Lisias" el Marsmon, le siguió "Gorgias" el Vulcanusmon y por último "Apolonio" el Apollomon. La derrota de los generales helénicos hizo temblar las filas de sus soldados que retrocedieron a Antakya, la capital del reino de Jupitermon. El Clan Macabi y sus fieles combatientes entraron entonces en la capital de Sem y recibidos por los miles de semitos que festejaban su victoria se dirigieron hasta el Templo de YHWH, dentro encontraron en su lugar un altar a Jupitermon que fue tumbado por el mismo Victorygreymon. Yehuda ordenó encender la "menorah" en honor a Dios, pero el aceite encontrado para encender la lampara solo alcanzaba para nada más que un dia, aun asi, Yehuda no permitiría que el triunfo de los semitos fuera maldito al no ser consagrado a Dios y mandó a encender las lámparas. Sin embargo, durante ocho días y sin explicación alguna, las velas ardieron con fervor, se dice que cada una de ellas iluminó un día completo en homenaje al alma inmortal de Hannah y sus siete hijos, que fueron ejemplo de devoción y fe implacable. Yehuda ordenó que cada año, durante ocho días, la Nación de Sem festejaria como en el tabernaculo la hazaña que liberó su pueblo de la opresión. Desde aquella época, cada año, durante dos milenios, el pueblo de Sem transmite esta historia a través del verbo a la luz de la "janukiá" para que las futuras generaciones, los "NUEVOS SEMITOS", jamás olviden su origen esclavo y actúen en consecuencia con otros pueblos y su fe.
¡Viva la insurgencia del Clan Macabi!
¡Viva Yehuda Macabi, el Victorygreymon!
Shalom
Assalamualaikum
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