Offline
¡Saludos! Tal vez algunos de ustedes recuerden de la época del pre-cierre este fic. Bien, este no es el mismo fic, es una reescritura que estoy realizando, o tomando prestado un término de Evangelion, un rebuild. Una nueva historia a partir de la antigua, tomando pedazos de ella y uniéndolos con material nuevo. Creo que es más personal, y por el momento me siento más satisfecho con esta versión. Aprovecho que el foro revivió para ponerla acá, que es donde me inicié en estas cosas, espero llegue a gustarles.
Para los que no lo conocen de antes, este fic que titulé Re Genesis, del latín para renacimiento, o nuevo comienzo; es una historia en línea cronológica con Digimon Adventure 02, buscando cerrar el círculo y tratando de atar algunos cabos. Una especie de Digimon Adventure 03. Los protagonistas son los 8 elegidos de la primera temporada, quizás dándole un mayor énfasis a Tai. La temática es muy extensa, porque el fic es bastante largo y da para ello, pero trato lo mejor que puedo de mantenerlo en cuanto a formas lo más fiel posible a la serie de tv, y así a sus personajes. No pretendo aburrirlos mas, espero les guste.
-¿Qué es esto? ¿Dónde me encuentro?
-¿Acaso no reconoces este lugar?
-Esto es… ¿El digimundo? Sé que no es Japón.
-¿El digimundo?... supongo que lo fue una vez, ya no más.
-¿Qué le ocurrió? No queda nada de él… solo luz, vacío.
-Tenía que ser purificado…para poder empezar de nuevo. Era la conclusión inevitable a tanto caos y tristeza.
-Acaso… ¿tú lo hiciste? No, no puede ser… ¿Por qué?
-¿Por qué? Un insignificante humano como tú jamás podría entender el por qué, y tampoco tiene derecho a preguntarlo.
-Pero… era también tu mundo ¿no es así? No entiendo cómo puedes ser tan cruel.
-Es mi mundo más de lo que crees, me pertenece desde el principio, no, desde mucho antes del principio. Pero no hay crueldad en mis acciones, solo justicia. Para ustedes los mortales, que fueron creados a imagen y semejanza de algo más, es imposible entender la noción de lo absoluto. Justicia perfecta, o crueldad perfecta, son conceptos abstractos que le corresponde a seres superiores, y eternos. El orden, la armonía… es la verdadera justicia del universo, la única que puede ser llamada perfecta. La vida es efímera, y la muerte, solo otra transformación.
-No quiero estar más aquí, por favor… me falta el aire.
-Despierta entonces, ya volverás. El flujo del tiempo, como el agua de un río siempre corre por el mismo cauce, sin importar cuánto se agite o se intente detener. Lo que aquí has visto humano, es inevitable.
-¿Es… solo un sueño? ¡No es real!
-¿Soñar? Tal vez esa sea la solución. Sueña entonces humano, y mediante los sueños y esa rueda que llaman esperanza… quizás puedas hacerlo posible.
Se dice, que dentro de cada persona hay un lugar donde todos sus deseos y todas sus ilusiones se hacen realidad, ese lugar es el mundo de los sueños. También se dice, que si vives por ellos y nunca los abandonas, de vez en cuando es posible sacar a alguno de ese lugar, incluso a todos, y hacerlos realidad. Quizás eso fue lo que le ocurrió a los ocho niños que fueron elegidos hace seis años, quizás fueron llevados a ese lugar. Un mundo donde lo imposible era banal, y las aventuras más grandes podían ser re escritas. Solo que estos no eran sueños, eran reales, tanto como tú o yo. Con el tiempo, la aventura de esos ocho niños fue también la de otros, y así, el mundo entero pudo conocer por un breve instante aquello que pensaban era imposible, los digimons.
La primera aventura dio paso a otras tantas, la última de ellas hace un par de años, y luego, así como vino, se marchó. Porque los sueños, a pesar de ser hermosos, son efímeros, por reales que parezcan, y deben terminar para poder seguir soñando, seguir viviendo. Los niños de entonces ahora eran jóvenes, y los sueños de entonces habían cambiado ¿o no? Otra cosa curiosa de los sueños, es que los que no los han vivido los creen imposibles, pero los que han cumplido sus sueños saben que están tan cerca como el mismo aire que respiran. Y aunque ese sueño llamado digimundo ahora ya no esté al alcance, el breve instante en que fue posible cambió todo, pues todos pudieron comprobar que lo imposible era real, y así romper la frontera que les impedía abrazar a sus propios sueños, creer en ellos, y hacerlos realidad.
Distrito de Odaiba, Tokio. Año 2005
-Taichi… creo que deberías venir a ver esto. Tu localizador se está comportando raro, a lo mejor alguno de tus amigos quiere verte.
-¿Localizador? Yo no tengo ningún localizador mamá, debe tratarse de alguna cosa de Kari, recuerda avisarle cuando llegue- respondió casi con tedio el castaño, que se encontraba tumbado en el sofá de su casa observando un partido de bartball por la televisión.
-No estoy loca Tai, estoy segura que es tuyo, el de Kari es más grande y es rosa, además siempre lo lleva consigo.
-¿Rosa? ¿A qué rayos te refieres mamá?- dijo levantándose, y caminando hacia la pequeña cocina donde estaba su madre, que le señaló en dirección a su habitación.
-El localizador Tai, sobre tu mesa de noche.
El antiguo elegido del valor volteó, solo para quedarse completamente atónito con el intenso brillo que despedía… y el rítmico sonido, casi parecía estarlo llamando.
-¿Qué… qué rayos?
En ese entonces era abril, mes de tardes fugaces y cerezos en flor. El Hanami traía su típico festival al Japón, y las nieves del monte Fuji dejaban lugar a verdes praderas. La vida, en general, era tan placida como podía serlo… ¿quién diría que esta primavera, indicador de nacimiento y prosperidad, también sería el inicio de algo tan terrible y complejo para ambos mundos?
Al oír el sonido de la puerta, se levantó casi inmediatamente. El pelirrojo había pasado el día completo frente a su computadora, así que pensó que un poco de compañía no le vendría del todo mal. Antes de abrir se aseguró de guardar en la gaveta al responsable de su aprisionamiento y ordenar un poco el lugar, como le había dicho Mimí, el genio loco era un cliché ya pasado de moda.
-¡Tai!- exclamó sorprendido al ver a su visitante –estaba por llamarte, pensé que debía investigar un poco pero… algo extraño está ocurriendo.
-¿Te refieres a esto?- dijo mostrándole su antiguo digivice, ahora inerte –a estado actuando raro toda la mañana, el de Kari está igual, y Matt se encuentra fuera de la ciudad, así que es posible que también haya ocurrido algo con el suyo. Pensé que tú podrías saber algo.
-Seguro, pasa Tai- lo invitó mientras entraban hacia su habitación –cuando empezó a comportarse así traté de comunicarme con el digimundo, usando el antiguo puerto con el que Gennai nos avisaba de cualquier problema.
-¿Y bien?
-Nada… no puedo comunicarme con nadie Tai. Todo sigue igual desde la última vez, es bastante frustrante.
-Sabes Izzy- dijo el castaño acercándose a la ventana, observando el Puente Arcoíris que los separaba del bullicioso centro de Tokio –a veces me pregunto por qué el digimundo decidió cerrar sus puertas. No es como si fueran un país más del mundo real, pero… ¿Cortar todo el contacto con los humanos?
-También me pregunto lo mismo Tai, a veces- suspiró el antiguo elegido del conocimiento, recostandose sobre el espaldar de la silla –Creo que lo hicieron por nosotros. Después de la batalla que tuvimos contra Armageddemon, se hizo bastante obvio que los digimons podían cruzar la frontera entre los mundos a su antojo y eso era demasiado peligroso para ambos. Además, ellos por fin tienen paz amigo, ya no nos necesitan.
Tai miró impresionado al pelirrojo, este sonreía, melancólica, pero era una sonrisa sincera. Quizás tenía razón y los digimons ya no los necesitaban pero ¿Qué hay de ellos? No era justo que los olvidaran de esa forma.
-Es por eso, que me extraña tanto lo que está pasando- exclamó Izzy con consternación –la puerta sigue cerrada, pero observa lo que pasa cuando acerco el digivice a la pantalla del computador.
El menor hizo lo que dijo, y al aproximarse, el dispositivo recuperó la vida, titilando con una potente luz amarilla y emitiendo un extraño sonido. Tai se acercó al instante, impresionado, y tomó su propio digivice para imitar a su compañero, solo para observar la misma reacción.
-Es increíble… ¿crees que los demás hagan lo mismo?
-Probablemente Tai- respondió serio –Voy a hablar con los demás chicos para vernos aquí dentro de dos días, tengo una extraña corazonada acerca de esto.
-Muy bien, entonces me voy Izzy. Le prometí a Kari que la llevaría a ver el festival, y quiero estar en casa para cuando anochezca.
-Si… de acuerdo Izzy, no te preocupes, yo me encargo de avisarles- dijo antes de terminar la llamada, y guardar de nuevo el teléfono celular en su bolsillo.
-¿Qué ocurre Joe? Luces bastante preocupado- quiso saber la chica que lo acompañaba, uniformada al igual que el peli-azul. El antiguo elegido de la sinceridad enseguida sonrió para restarle importancia.
-¡No es nada Subame! Solo un viejo amigo que necesita que le haga un favor. Tengo que irme ahora, por favor avísale a Ritsuko que no podré asistir a clases de Inmunología- Apuró mientras tomaba su bicicleta y se colocaba el casco.
-De acuerdo Joe- respondió algo insegura –pero… ¿Adónde vas?
-Shizuoka, tengo que ver a un amigo.
-¿Shizuoka? ¡Joe, eso queda como a una hora!
-Por eso debo darme prisa, hasta pronto Subame- se despidió el tranquilo estudiante de medicina, mientras salía a toda marcha del campus de la universidad.
El resto del camino fue relativamente tranquilo para Joe, por tratarse de un día de semana el subterráneo no fue problema, y de ahí siguió en bicicleta por carretera. Su destino, la ciudad costera de Shizuoka.
Se impresionó al llegar, el lugar permanecía impávido y tranquilo, nada que ver con la ajetreada ciudad de Tokio. Los pequeños edificios que rodeaban las calles dejaban ver la omnipresente cima del monte Fuji, y el aire marino, inundando todo el ambiente invitaba a la relajación. El peli-azul sonrió cuando transitando por una de las calles observó a un hombre sostener un letrero que rezaba “El fin del mundo es hoy… y no hay nada que podamos hacer para impedirlo”.
- ‘’El fin del mundo… claro’’- pensó, de todas formas, ese lugar paradisiaco no era el mejor de todos para anunciar un suceso así. Le parecía increíble como algunas personas podían vivir preocupadas por cosas sin importancia… el fin del mundo era reprobar una materia, quizás perder a un ser querido, pero de todas maneras al día siguiente el mundo permanecería allí, porque era demasiado grande y demasiado viejo para importarle en lo absoluto –‘’yo he visto el fin del mundo, y no es tan grave como tú crees’’- se le ocurrió al ver al triste sujeto.
Finalmente los encontró, caminando por una de las calles de la pequeña localidad, y corrió hacia ellos como aquel que encuentra algo luego de mucho tiempo buscándolo.
-¡Matt, Sora!
-¿Joe? ¿Qué haces aquí?- preguntó extrañado el rubio –Mi cumpleaños no es sino hasta la próxima semana.
-No se trata de eso Matt, se trata de esto- señaló mientras trataba de recuperar el aliento, mostrándoles a ambos su digivice –Izzy me pidió que los buscara y les dijera que tenemos que reunirnos en su casa pasado mañana, es importante. Los digivices han estado actuando de forma extraña.
-¿Es en serio?- exclamó el antiguo elegido de la amistad con gran asombro.
-¡Pues por supuesto que es en serio! ¿Acaso creen que hubiera venido hasta aquí si no estuviera seguro?- respondió exaltado. Sora no pudo aguantar y empezó a reírse, seguida por Matt -¿Qué… que les ocurre a ustedes dos?
-Lo siento Joe, Tai me aviso esta mañana – dijo la pelirroja aun riéndose, mientras le mostraba desde su bolso un pequeño teléfono móvil.
-Creo que perdiste tu viaje amigo- completó Matt. El mayor no creía lo que veía.
-Rayos… Izzy me había dicho que no tenían un teléfono para avisarles- el ojiazul le sonrió, colocando su mano sobre el hombro del alicaído Joe.
-Vamos Joe, estamos en Shizuoka, no te pongas así… ¿Por qué no nos acompañas el resto del día? De todas formas ya estamos por regresar.
Ya caía la tarde sobre el parque Ueno, y el cielo, de matices rojizos y bañado por una lluvia de pétalos de cerezo, creaba ese aspecto de postal que le había dado su nombre al famoso lugar. Era precisamente ahí, bajo el grueso tronco de un centenario árbol, donde dos hermanos se juntaban para observar el ocaso, como tantas otras veces lo habían hecho. Casi como un ritual, sempiterno, una promesa, o una excusa para apreciar la belleza de la tierra.
Kari, antigua elegida de la luz, se apoyaba sobre ese árbol, mientras sostenía con nostalgia su digivice y rememoraba todo aquello que pudo haber sido y fue, pero ya no lo era más.
-Hermano… ¿crees que podamos volver al digimundo, algún día?
-No lo sé Kari, Izzy cree que si- respondió pausado, meditandolo –Ken dijo una vez que el digimundo era como una utopía, hermosa y breve. Que como una utopía venía a nosotros naturalmente, y se iba sin que pudiésemos hacer nada.
-No sé si quiero que volvamos al digimundo- soltó de pronto la castaña -volver significa que hay problemas allá. No quiero que gatomon tenga problemas, prefiero que sea feliz… aunque eso implique que no la vuelva a ver.
-Kari… mejor no pienses esa cosas- dijo mientras se acostaba en el césped –es el Hanami, la idea de venir aquí es olvidarse de todo, y concentrarse solo en la primavera.
-Tienes razón hermano, desde que solo era una bebé siempre he venido a este lugar contigo y con Sora, y sin importar nada, acá no existen los problemas, lo prometo- dijo sonriendo, guardando su digivice y acercándose a Tai –pero extraño a Sora, es la primera vez que no viene con nosotros.
-Es cierto… está en Shizuoka, pero de seguro ella también extraña este lugar.
-¿Es eso, cierto?- preguntó curiosa –¿Es por eso que hoy estás más triste hermano? Porque Sora no vino- Tai sonrió, aparatando la vista de Kari y rascando su cabeza.
-No seas tonta Kari…
-No lo soy- respondió correspondiendo la sonrisa, mientras se acostaba a su lado.
-Lo sé…
-Llegas tarde Tai, como siempre- fue lo primero que escuchó al cruzar la puerta de los Izumi, el castaño sonrió al reconocer la voz de su amigo.
-Sabes que siempre me funcionó con las chicas Matt, luego es un hábito difícil de romper.
Se sorprendió al verlos a todos allá reunidos, no solo a los ocho que originalmente conformaban el grupo, sino a todos, todos los que alguna vez había defendido el digimundo.
-Davis, Ken, que sorpresa verlos acá reunidos después de tanto tiempo.
-No pensabas que le dejaríamos toda la diversión a ustedes solos, eh Tai- respondió su heredero sonriendo, mientras alzaba el puño en alto. –Muy bien Izzy, ya estamos todos. Dinos que es lo que tengo que hacer para ver de nuevo a veemon.
-En realidad no es nada Davis- contestó sonriendo el pelirrojo ante el ánimo de su compañero –solo acerca tu digivice a la pantalla, debería ser suficiente.
-No entiendo…- exclamó al seguir las instrucciones de Izzy –no pasa nada.
-Tal vez es que no lo estás haciendo bien- sugirió Tk desde atrás, imitándolo. En este caso su dispositivo digital sí cobró vida, y como en antaño fue arrastrado por una intensa luz proveniente de la computadora. –¿Lo ves?- fue lo único que alcanzó a decir el hermano menor de Matt antes de desaparecer en el vórtice.
-¿Pero qué ocurrió? Si yo estaba haciendo exactamente lo mismo.
-Quizás…- le dijo un desilusionado Ken a Davis al intentar hacer el procedimiento, junto con Yolei, obteniendo el mismo resultado que el de los anteojos –simplemente, no es nuestro turno de ayudar.
-Veamos- inquirió Matt acercándose junto con Sora, Izzy, Joe y Mimi. Todos fueron absorbidos al instante.
-Demonios… no es justo- comentó el heredero del valor y la amistad bajando los hombros, y hundiendo los dedos en su opaco digivice.
-Tranquilo Davis, por favor, cuida a todos mientras no estamos- pidió Kari sonriendo junto a Tai.
-Así es. Si la puerta sigue abierta, lo más seguro es que algún digimon trate de cruzarla. Su trabajo será encargarse de que no cause demasiados problemas ¿de acuerdo?
-¡Claro Tai!- Exclamó Daisuke por todo lo alto, recuperando ese fuego que lo caracterizaba, y observando sonriente a los demás, que asintieron encantados.
-Muy bien, nos vemos pronto.
Y así, los últimos dos elegidos de ese grupo original se desvanecieron, para adentrarse en un mundo paralelo y desconocido. Un mundo… que sin embargo cada uno de ellos podía llamar gustoso… su hogar.
Fin del capítulo, el próximo lo pongo en una semana. Ojalá les haya gustado esta pequeña introducción. Cualquier duda respecto al fic por favor escribanme a mi perfil o déjenla en el tema, yo las responderé. Hasta la próxima.
Última edición: