Hero of Charity

Luego de todo el despliegue de talento ShogunGekomon lucía bastante complacido, a pesar de todos los errores y traspiés ocurridos durante la última hora y media. Sin embargo, el anfibio de las trompetas seguía mostrándose interesado en que los musicales continuaran, por lo menos con una presentación más.
— Reina A, ¿no piensa deleitarnos con su música? — con la simple sugerencia un escalofrío le recorrió el cuerpo a la castaña, el sudor le escurría de la frente y tres rayas de pesimismo se marcaron en su rostro. Kate observó todo eso divertida.
— ShogunGekomon tiene razón. Sería muy ilustrativo para nosotros verla en acción.
— Sí, cante, por favor.
Tanto Gekomon como Otamamon en el panel de jueces mostraron su entusiasmo con la idea. 138, por otro lado, recurrió a su compañera como una esperanza de salvarse del exceso de atención.
— No te quedes ahí quieta y ayúdame con esto — le exigió entre dientes la humana a la digimon.
— ¿Ayudarte? ¿Por qué? Tú misma dijiste que todo lo que hizo J fue gracias a ti. Es tiempo de que les demuestres lo que sabes hacer — y sin más consuelo la empujó de su asiento para que caminara hacia el escenario, mientras todos los súbditos coreaban alegres por escuchar a la reina extranjera.
A paso lento y titubeante A se encaminó hasta el escenario; alabada por los virus y a merced de sus compañeros en esta ocasión. Todos estarían expectantes de su desempeño, especialmente J, deseosa de ver qué tan capaz era de defender sus habladurías de minutos atrás. Ninguno de los presentes la había escuchado cantar antes o si quiera practicar entonaciones, por lo que todos podían concluir que no poseía habilidades extra especiales en esa área. El karma le llegaría en forma de humillación pública.
Así que cuando A estuvo frente a todos con el micrófono pegado en los labios… se desmayó.
— Alguien auxilié a la reina — ordenó el Shogun mientras todos los humanos observaban a la fémina desvanecida con una cara de «are you fucking kidding me?».
Kate inmediatamente se abrió paso hasta su compañera humana pues conociéndola, sabía que no era de fiar la muchacha.
— ¿Qué estás haciendo, A? — le susurró en el oído a la chica que apenas medio abrió un ojo indicándole que estaba bien antes de volver a cerrarlo —. Está fingiendo…
Tristemente todos estaban demasiado preocupados por la salud de la reina como para prestarle atención a la Hawkmon. Minutos después, A dramatizó como que milagrosamente le regresó el aire.
— Oh, pobre de mí, estoy tan cansada luego de ese viaje tan largo que ahora no podré cantar — y de nuevo fingió desmayarse.
— ¡¿QUÉ?! ¡¿TIENES QUE ESTAR BROMEANDO?! — gritó desde su mesa J indignadísima de que la cobarde no diera la cara como los demás —. ¡Todos nos esforzamos para cantarle a ShogunGekomon, tú también tienes que hacerlo!
Pero la reina se aferró a su teatro y hasta el ingenuo señor de los Gekomon y Otamamon cayó rendido a sus encantos.
— Ni hablar, el espectáculo quedará inconcluso y la Reina A descansará en los aposentos reales. Es una pena que no podamos oír su melodiosa voz — los habitantes del reino se entristecieron y A río victoriosa para sus adentros sin saber que lo que vendría le pondría los pelos de punta —. Lastimosamente tampoco podré entregarles la Digital Key que han venido a buscar.
— ¡¿CÓMO?! — hasta la mentirosa de A reaccionó rápidamente a esa frase. Todos los humanos se miraron conmocionados los unos a los otros.
— Pero ShogunGekomon, nosotros cumplimos la parte de nuestro trato — puntualizó Justimon.
— ¡Nos han estafado! ¡Eso es ilegal! — se quejó la gruñona Witchmon.
ShogunGekomon en vez de enfurecer mostró un rostro pacífico y melancólico, como si sufriera remordimiento por todo lo ocurrido.
— Lamento mucho haberlos ilusionado con aquella promesa. Sin embargo, lo que ustedes me han pedido es demasiado para cualquiera. Las Digital Keys son instrumentos muy importantes que no pueden ser facilitadas a cualquier extraño, mucho menos a unos que ni si quiera son digimon. Esa es mi última palabra.
La frustración cayó sobre todos a cántaros. Su primer viaje a un reino extranjero y el primer falló inmediato que naturalmente desembocó en caras largas, puños presionados con fuerzas, mordeduras de labios y hasta lágrimas en el caso de los más sensibles como Lucemon. No obstante, los mayores no se dieron por vencido.
— ShogunGekomon, por favor, le imploro que me conceda una audiencia privada para explicarle a profundidad nuestras razones para solicitar su Digital Key. Estoy seguro de que si me escucha por unos minutos lograré convencerlo de que es lo correcto — el renacuajo rojo lo miró con desagrado.
— ¿Y por qué habría de escuchar a alguien que canta tan horrorosamente como tú? — inesperadamente Witchmon saltó a su defensa.
— Porque él tiene razón. ¡Y no nos iremos de aquí a menos que lo haga!
— ¿Es eso una amenaza…? — ante la pregunta los Gekomon tomaron una posición ofensiva, esperando el momento exacto para disparar sus potentes ondas sonoras capaces de confundir al enemigo. Witchmon y Kuro respondieron mostrándose agresivos de igual forma, mientras que los digimon child cubrieron a sus compañeros humanos. Todo parecía salirse de control hasta que el peleador justiciero volvió a hacerse escuchar.
— ¡No! ¡No hemos venido aquí a pelear! — reiteró —. Esta es una visita pacífica y permanecerá de esta forma. Aun así, me aferro a la idea de hablar con usted a solas… por favor.
Tras meditar por tres minutos de silencio cubriendo su rostro detrás de sus abanicos gigantes, el Shogun accedió. Él, Justimon y Witchmon emigraron a los jardines privados del palacio dónde hablarían a solas. A los humanos se les instruyo quedarse, aunque naturalmente la cosa no se resolvería pronto. Eventualmente los guardias les sugirieron que eran libres de explorar la ciudad y entretenerse en los alrededores, que se harían escuchar los tambores del palacio una vez que ShogunGekomon deseara volver a verlos.

La sección de los jardines era un lugar sobrio, de aroma fresco que combinaba pasajes de madera y piedra con obvias influencias orientales. La vegetación estaba conformaba principalmente por musgos y bambú colocados armoniosamente alrededor de una clara laguna adornada en sí misma por la hermosa fauna marina que crecía en ella. 
En este lugar, alejados de toda mirada y oídos indiscretos, los tres digimon se sentaron para charlar amenamente rodeados por la serena naturaleza. Un Gekomon llevó algo de té y golosinas para degustar durante la conversación antes de retirarse.
— Primeramente los felicito por su determinación y valía. A pesar de no escuchar a todas las voces, pude darme cuenta de que esos jovencitos que viajan con ustedes poseen corazones muy nobles. Es difícil armar un grupo así en este mundo — los dos extranjeros asintiendo devorando una de sus galletas —. Además, se tomaron la molestia de entrar a mi reino amablemente sin causar disturbios a sabiendas de que les negaría lo que me piden. Cualquier otro hubiese utilizado la fuerza para hacerse de mi Digital Key.
— Eso es precisamente lo que queremos evitar — afirmó Justimon —. La violencia no soluciona nada. Hablando, se puede llegar a un acuerdo. De atacar únicamente habríamos dañado a gente inocente y esa nunca ha sido nuestra misión.
— ¡Ah! — exclamó el soberano impresionado —. Veo que usted es un digimon de principios. ¿Qué me dice usted, señora Witchmon? — la bruja se pasó su bocado a medio masticar antes de contestar.
— Si me paga, le puedo leer la mano — contestó indiferente.
— Lo suyo es el dinero entonces. Que curiosa combinación forman — el shogun rio divertido —. En cualquier caso, no deseo darles falsas esperanzas. Por favor, dígame lo que tenga que decirme para que puedan volver a su país de origen y mis súbditos y yo continuemos en paz.
— Es que precisamente ese es el asunto — figuró Justimon —. Estamos aquí para regresar a esos chicos humanos a su mundo y para ello necesitamos las llaves. Explícaselo, Witchmon — la bruja tomó un largo sorbo de su té antes de dar comienzo a su narración.
— Las Digital Keys están esparcidas alrededor de nuestro mundo, tengo entendido que custodiadas por figuras importantes. Sin embargo, nadie sabe exactamente cuál es el motivo de su creación o lo que sucedería si se juntaran porque nadie lo ha intentado antes — reconoció la rubia —. Se especula mucho acerca de que quién las posea todas pueda reconfigurar el digimundo a su antojo, controlar a todos los digimon, etc. En nuestro caso particular las necesitamos para invocar a Clavis Angemon, el guardian de la llave sagrada. Sólo él puede volver a los humanos a su mundo.
— Mmmm… — ShogunGekomon meditó durante un buen tiempo las palabras con un rostro preocupado —. Honestamente esperaba escuchar una explicación descabellada, pero lo suyo suena bastante lógico. El guardián de la llave maestra probablemente solo responda ante un acto osado como reunir las Digital Keys. Y sí las leyendas son ciertas, es el único capaz de abrir la puerta a otro mundo.
Con todos los presentes en sincronía, la posibilidad de llegar a un acuerdo se hacía más fácil.
— Todavía hay algo que no me queda claro, y creo que es el principio de todo este asunto — sinceró el renacuajo gigante —. ¿Cómo fue que esos “humanos” llegaron a nuestro mundo en primer lugar? — lanzada la pregunta, Witchmon miró con recelo a su compañero.
— Ya es tiempo de que desembuches ese secreto, y déjame advertirte que si nos mientes lo sabré — amenazó como una madre regañona a su hijo más modoso —. Habla y dinos la verdad a ambos. Yo sé que les has estado ocultando cosas a esos mocosos, lo deduje desde el primer momento en que les deje entrar a mi morada — declaró firme la mujer con su gato fantasmagórico sonriendo perversamente sobre su hombro —. Si quieres la ayuda del Shogun y la mía, más te vale no omitir ningún detalle, ¿de acuerdo?
Viéndose sumergido en la presión por ambos frentes, Justimon suspiró resignado, meneando la cabeza en un sí melancólico.
— En ese caso, yo también tengo algo que pedirles — expresó el combatiente. Witchmon y ShogunGekomon lo miraron intrigados —. Necesito que me cuenten todo lo que sepan de las Digital Keys. Desde su origen hasta el día en que fueron creadas — ambos digimon compartieron una mirada cómplice de duda, como si les preguntaran algo tan básico como el resultado de sumar 1 + 1 —. Mi vida ha sido larga, eso es natural de deducir por mi nivel, pero durante toda mi existencia jamás escuché sobre tales objetos místicos así que es complicado para mí encontrarme con tantos digimon que saben de algo que yo no.
— Comprendo, cuente conmigo para ello — respondió ShogunGekomon iluminando con esperanza la eterna confusión del mega —. Adelante, por favor.
Dada la naturaleza de la información, Justimon se tomó unos segundos para calmarse y discernir como empezar su historia.
— Esos chicos… terminaron aquí por un error. Ellos nunca debieron de haber pisado este lugar — comenzó —. Antes de ellos existieron otros humanos que frecuentaban nuestro mundo y después trajeron a más de ellos a nuestro mundo. Los humanos que nos acompañan a Witchmon y a mí, pertenecen a ese segundo grupo — sus dos escuchas, asintieron —. Los humanos que les trajeron aquí planeaban invadir nuestro mundo, como represalia varios digimon se organizaron para contraatacar llevándose a los líderes al mundo de los humanos y dejando en este lugar a esos chicos. En el mundo humano todo se ha salido de control y ahora los digimon que se quedaron de ese lado intentan conquistarlo. Si no regresamos a esos chicos al universo de dónde vienen, ese lugar va a desaparecer…

Las campanadas del palacio se hicieron escuchar cuando el sol ya se había metido y las estrellas brillaban en el cielo con preciosa intensidad. Con la noche en pleno esplendor los humanos y sus digimon regresaron presurosos hasta la sede de ShogunGekomon dónde él, Justimon y Witchmon esperaban en la sala del comedor una vez más, sus expresiones eran felices y ello iluminó con esperanza a los chicos. Se había llegado a un acuerdo.
Al tener a todos presentes frente a él, ShogunGekomon hizo su anuncio.
— Luego de una larga discusión he llegado a la conclusión de que será posibles entregarles mi Digital Key — el rostro se les iluminó a todos los extraños —. Pero para ello primero debo corroborar lo dicho por Justimon. Humanos, por favor, aproxímense — dado que Justimon mostraba estar de acuerdo con la petición, todos obedecieron.
Sonriente, ShogunGekomon realizó un movimiento con uno de sus abanicos y obedeciendo a tal instrucción cuatro Gekomon entraron en la sala cargando sobre de ellos un cofre dorado que pusieron al frente de su señor. El perfect abrió el cofre y de ahí surgió una peculiar gema de color verde oscuro que levitaba por fuerza propia.
— ¡Admiren la Mistery Key!

— Esta Digital Key ha mantenido nuestro Misty Swamp a salvo durante mucho tiempo. Una vez que se las entreguemos, la barrera de la bruma espesa desaparecerá — explicó el shogun —. Además, esta Digital Key es especial porque permite a su portador revelar ciertos misterios. ¿Les apetece ver si podemos descubrir algo por aquí? — fue una pregunta retórica, pues a nadie le concedió el privilegio de titubear.
Tan pronto como ShogunGekomon activó la gema esta resplandeció con intensidad y de ella emergieron distintos rayos que apuntaron a cada uno de los humanos que terminaron rodeados por un tubo de datos dentro de los cuáles fueron escaneados. Cuando la examinación terminó, sobre cada uno de ellos aparecieron dos encabezados. Uno decía «ID-» seguido por el número que hasta ese día consideraban su nombre propio. Debajo de éste, aparecía un «Name:» y a su lado su nombre verdadero.
Todos reconocieron inmediatamente que las letras con las que se habían estado tratando eran nada menos que las iniciales de sus nombres propios.
Uno de muchos misterios fue revelado.
— Tal parece que no me mintieron. Sea lo que sea eso, prueba que no pertenecen a este lugar — concluyó ShogunGekomon —. Bien, en este caso ¿a quién debo entregarle la Digital Key?
— ¡Yo me ocuparé de ella! — de un segundo a otro, Witchmon la absorbió dentro de su sombrero, continuando con una reverencia —. Gracias por hacer negocios con nosotros.
Su segunda misión logró ser todo un éxito.
— Me apenaría mucho que se fueran tan pronto y en medio de la noche. Por favor, quédense a cenar, pasen la noche en mis dominios y al amanecer partan hacia su próximo destino. Es lo menos que puedo ofrecerles luego de deleitarme con tan divino espectáculo.

Tras dormir sus horas de sueño reglamentarias, todos se prepararon para retomar su viaje. Como la ropa sucia del día de ayer ya había sido lavada y secada apropiadamente, abandonaron las yucatas de ShogunGekomon para volver a vestirse de forma habitual. En esta ocasión ya no hubo desayuno, mas el líder de los Gekomon ordenó que se les entregará una canasta con al menos un sándwich para cada miembro de la travesía pues el viaje que les aguardaba sería tedioso.
— Su siguiente parada será la Atlantis, que se encuentra en medio del océano — indicó el digimon perfect —. Para llegar allá tendrán que caminar hacia el este desde la entrada de Misty Swamp hasta llegar a la costa. Ahí deberán abordar el barco de Hookmon que los llevará lo más cerca posible. Tengan cuidado pues las mareas cercanas a Chaos Island son peligrosas. Todo puede suceder cuando crucen cerca de ese lugar.
La advertencia fue aceptada con prudencia. Al menos ahora sabía que el viaje en barco sería turbulento, lo cual explicaba la merienda tan sencilla que les prepararon.
— Tengo una buena relación con sus gobernantes, son buenos amigos míos. Por ello, les entregaré esto — y con generosidad entregó uno de sus abanicos —. Son diseños exclusivos de este lugar, cuando lo muestren a la guardia real de Atlantis serán recibidos con todos los honores. Buena suerte, humanos y digimon.
Y tras hacer amistades sinceras tanto con el Shogun como su gente, la aventura de los niños perdidos prosiguió.




R Ryoku
X Xx_davex_xX

Instrucciones:
1. Aumento de social links.
Socialicen entre ustedes haciendo lo que se les dé la gana, tienen la tarde, la noche y parte de la mañana siguiente para hacer desmanes. Ya no es necesario que traten a 138/A como una figura divina :v
Sitios de interés en la ciudad para que vaguen en compañía*
Además del hospital dónde 69 estará en reposo durante un buen rato, también hay otros lugares que les pueden interesar:
- La plaza central dónde se queman fuegos artificiales
- Los puestos de juegos alrededor de la plaza que incluyen pescar digi-peces con redes pequeñas (tipo pescar peces dorados durante festival japoneses), tiro de dardos, juegos de canicas, loterías, etc.
- El teatro de la ciudad dónde los Kabukimon y TonosamaMamemon hacen presentaciones teatrales.
- El dojo dónde Shurimon y Ninjamon realizan exhibiciones de combate –ojo, no pueden pelear contra ellos, pero les pueden dar consejos acerca de sus movimientos de pelea-.
*Nótese que además de los Gekomon y Otamamon, también habrá más variedad de habitantes (revisen la sección de reclutamiento)
Cena en el palacio.
Aquí pueden volver a cantar los que gusten, simplemente para pasar el rato. También hay sake disponible para los más reventados.
Dormitorios.
A y Kate son las únicas que tienen derecho a una cómoda cama matrimonial, acolchonada y calientita. El resto dormirá sobre el tatami de un amplio cuarto dentro de futones. Todos, tanto hombres como mujeres y digimon, están en la misma habitación. La noche es fría en ese lugar.
2. Revelen sus nombres.
- Al regresar al palacio redescubrirán sus verdaderos nombres. Si aún no los piensan, pues ya tienen tarea que hacer (?) Incluyen nombre y apellido.
- De manera opcional tienen derecho a un flashback relevante de su elección. Pueden volver a ver a sus familiares, recordar un trauma de la niñez, etc. Eso queda a decisión de ustedes y el flashback puede ser estando conscientes o durante su sueño, pero tiene que ser hasta después de que recuperan sus nombres, para seguir con la coherencia.
3. Misión especial de reclutamiento.
Otamamon
Gizamon
Betamon - Reservado para N
ModokiBetamon
Syakomon
Gizamon
Betamon - Reservado para N
ModokiBetamon
Syakomon
Antes de elegir tomen en consideración la siguiente información:
- Si reclutan un digimon habrá que hacerle una ficha para referente en el futuro.
- A estos digimon los conocerán dentro de la ciudad pero fuera del palacio, pues ahí solo son admitidos los Gekomon y Otamamon por cuestiones feudales.
4. Última oportunidad.
Para dos miembros en específico uwu. Si ya no se aparecen, pues les vamos a dar matarile (not really) a los 4 personajes y sus 4 digimon.
Sus posts no pueden ir más allá de cuando nos despedimos de ShogunGekomon y salimos de la ciudad. Si quieren postear más de una vez, es su decisión.
Dudas por el chat :p
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