Offline
-Me preguntó si Plotmon ya se habrá hecho a la idea de hablar con alguien en el festival- comentó Yamada para sus adentros mientras jugaba con los pequeñines, pues justo en ese momento había recordado la empatía que el sagrado había tenido por el Sunmon que habían cuidado el año pasado.
-¿Ocurre algo?- preguntó repentinamente Marinho, quien finalmente había terminado de leer las notas que Joe había tomado con respecto a Mokumon.
-No, nada- contestó el peliverde -. Solo me preguntaba cómo se la estarán pasando nuestros compañeros en estos momentos- admitió mientras esbozaba una leve sonrisa.
-Seguro que ahora mismo deben de estar pasándoselo bien- argumentó Hector, debido a que él aún creía que Plotmon y Strabimon tenían unos muy fuertes lazos de amistad.
-Eso espero- exclamó Joe, esperanzado de que su compañero se la estuviera pasando aunque fuera un poco bien, ya que sabía perfectamente que él no era de ese tipo de ambientes.
-¿No necesitas ayuda con algo?- interrogó posteriormente el brasileño, esperando que pudiera hacer algo para apoyar en el cuidado de los recién nacidos.
-Solo para dormirlos un rato- respondió Yamada al notar que los bebés ya comenzaban a sentir un poco de sueño.
-¿Cómo hiciste que se cansaran tan rápido?- cuestionó un tanto impresionado el de tez morena, ya que el creí que era bastante difícil hacer que un niño se cansara.
-Nada en especial, recuerda que apenas son unos bebés y necesitan dormir mucho- argumentó el italiano, el cual levantó a su compañera temporal para comenzarla a arrullar. Al ver esto, Marinho pensó en hacer exactamente lo mismo, no obstante, pronto recordó que su protegido era incorpóreo –Tranquilo, ahora debe de ser un tanto más corpóreo por el cansancio, puedes cargarlo- informó el peliverde, quien podía llegar a deducir que era lo que estaba pensando su colega.
-¿Estás seguro?- dijo Héctor un tanto dubitativo mientras acercaba sus manos a la nube de humo.
-Sí- fue lo único que contestó el chico antes de llevar a la pequeña bola amarilla a la recamara principal para recostarla sobre la cama y arroparla. Por otro lado, la nube de gas fue puesta en un pequeño colchón inflamable que el peliverde había comprado de la última vez que había cuidado a un Mokumon, todo con el fin de hacer que no prendiera nada por accidente mientras se movía al dormir.
-¿Aproximadamente cuánto tiempo vamos a tener que hacer esto?- interrogó el brasileño al creer que esa era una labor demasiado sencilla.
-Quizás un par de horas o días- respondió el peliverde, ya que según tenía entendido, no había algún tiempo específico para que los bebés evolucionaran.
-¿No crees que estas exagerando un poco en el tiempo?- cuestionó el de tez morena, creyendo que el tiempo que le comentaba el peliverde era ridículamente corto.
-No. Los digimon en esa fase normalmente solo duran unas cuantas horas, aunque he leído casos en los que les lleva incluso un par de días- respondió el de ojos violetas, consiguiendo con esto confundir un poco a su colega –Sí, sé que suena un poco extraño. Pero la última vez que cuide a un tama, solo estuvo en su fase Baby I menos de 3 horas- relató, cosa que decepciono un poco al otro, ya que creía que había entendido por fin del todo la tarea que había aceptado.
-¿Ocurre algo?- preguntó repentinamente Marinho, quien finalmente había terminado de leer las notas que Joe había tomado con respecto a Mokumon.
-No, nada- contestó el peliverde -. Solo me preguntaba cómo se la estarán pasando nuestros compañeros en estos momentos- admitió mientras esbozaba una leve sonrisa.
-Seguro que ahora mismo deben de estar pasándoselo bien- argumentó Hector, debido a que él aún creía que Plotmon y Strabimon tenían unos muy fuertes lazos de amistad.
-Eso espero- exclamó Joe, esperanzado de que su compañero se la estuviera pasando aunque fuera un poco bien, ya que sabía perfectamente que él no era de ese tipo de ambientes.
-¿No necesitas ayuda con algo?- interrogó posteriormente el brasileño, esperando que pudiera hacer algo para apoyar en el cuidado de los recién nacidos.
-Solo para dormirlos un rato- respondió Yamada al notar que los bebés ya comenzaban a sentir un poco de sueño.
-¿Cómo hiciste que se cansaran tan rápido?- cuestionó un tanto impresionado el de tez morena, ya que el creí que era bastante difícil hacer que un niño se cansara.
-Nada en especial, recuerda que apenas son unos bebés y necesitan dormir mucho- argumentó el italiano, el cual levantó a su compañera temporal para comenzarla a arrullar. Al ver esto, Marinho pensó en hacer exactamente lo mismo, no obstante, pronto recordó que su protegido era incorpóreo –Tranquilo, ahora debe de ser un tanto más corpóreo por el cansancio, puedes cargarlo- informó el peliverde, quien podía llegar a deducir que era lo que estaba pensando su colega.
-¿Estás seguro?- dijo Héctor un tanto dubitativo mientras acercaba sus manos a la nube de humo.
-Sí- fue lo único que contestó el chico antes de llevar a la pequeña bola amarilla a la recamara principal para recostarla sobre la cama y arroparla. Por otro lado, la nube de gas fue puesta en un pequeño colchón inflamable que el peliverde había comprado de la última vez que había cuidado a un Mokumon, todo con el fin de hacer que no prendiera nada por accidente mientras se movía al dormir.
-¿Aproximadamente cuánto tiempo vamos a tener que hacer esto?- interrogó el brasileño al creer que esa era una labor demasiado sencilla.
-Quizás un par de horas o días- respondió el peliverde, ya que según tenía entendido, no había algún tiempo específico para que los bebés evolucionaran.
-¿No crees que estas exagerando un poco en el tiempo?- cuestionó el de tez morena, creyendo que el tiempo que le comentaba el peliverde era ridículamente corto.
-No. Los digimon en esa fase normalmente solo duran unas cuantas horas, aunque he leído casos en los que les lleva incluso un par de días- respondió el de ojos violetas, consiguiendo con esto confundir un poco a su colega –Sí, sé que suena un poco extraño. Pero la última vez que cuide a un tama, solo estuvo en su fase Baby I menos de 3 horas- relató, cosa que decepciono un poco al otro, ya que creía que había entendido por fin del todo la tarea que había aceptado.