En medio del sol que iluminaba las calles de Star City, Elizabeth no pudo evitar soltar un suspiro: no le molestaba trabajar con Rox y Aegis en primer lugar. De hecho, para la gótica, realizar una Quest en conjunto con el par de Ávalon ya era algo recurrente en su vida últimamente, especialmente viendo que Rox era prácticamente su mejor amiga y que Gabumon se llevaba de maravilla con Aegis, el Zubamon de la chica caballero.
No, la razón de su suspiro era tener que hacer equipo con Jorge y Lara y si bien, personalmente no le desagradaban, prefería trabajar con grupos más silenciosos y no tan propensos a hacer demasiadas preguntas incordiantes que no tenían relación con la misión. Realmente, si no había soltado algún comentario venenoso todavía realmente era por respeto a que Lara y Jorge eran amigos de Rox.
-Entonces… ¿las cicatrices falsas son por la moda? -preguntó de forma maliciosa Lara, haciendo énfasis en aquellas marcas que podía ver en las piernas de Hale y en parte de sus brazos y hombros. El ave admitía para sí misma que, eran un excelente trabajo de maquille para el conjunto de la chica de cabellos negros.
-¿Cuánto tardas maquillándote para que se vean de esa forma? -soltó la Child y justo en ese momento, sintió que caminó en hielo fino: Gabumon, a quien recordaba como un Digimon bastante amable y tranquilo, arrugó el rostro y realizó un acto que no se imaginó.
Le empezó a gruñir cual perro furioso.
-Oye Lara, no deberías hacer esa clase de preguntas -Jorge habló para evitar que su compañera siguiera hablando de más y les causara un problema con la chica.
-Nadie te pregunta a ti cuanto tardan tus siestas, así que no deberías preguntarle a Elizabeth cuanto tarda en arreglarse y… -Velázquez se quedó mudó al ver como la aludida simplemente se giró y mantuvo su rostro serio en todo momento.
-No son maquillaje. Son cicatrices reales -respondió de forma ártica Hale, dejando sin palabras al dueto de periodistas. La chica luego se dirigió a Rox y pareció suavizar el gesto.
-Voy a adelantarme con Gabumon -señaló antes de empezar a dirigirse al centro de cuidado que debían visitar.
Gabumon le dedicó una última mirada molesta a Hawkmon antes correr y llegar al lado de su Tamer. Velázquez y Lara intercambiaron miradas, no creyéndose lo que habían escuchado momentos atrás. Finalmente, Rox colocó una mano sobre el hombro del periodista para sacarlo de su sorpresa.
-Un caballero no se inmiscuye en temas personales que incomoden a una persona -habló Knight de forma sería y dirigiendo una leve mirada de reproche a Hawkmon.
-Hay temas que a mi amiga no le gusta tocar, especialmente respecto a las cicatrices de su cuerpo y la razón del largo de su cabello -señaló, cerrando los ojos y recordando por un instante, la ocasión en que pudo ver el cuerpo lleno de heridas ya sanadas de la chica.
-Créeme cuando te digo que, molestar a mi caballo es molestarme a mi -habló Zubamon de forma seria, recordando la expresión del lupino virus.
Jorge abrió la boca, en un intento de poder decir algo, pero las palabras no salieron. Lo mismo con Lara y el dueto de periodistas observaron como Knight adelantó el paso con Aegis, intentando alcanzar a la gótica y asegurarse de que esta se encontrara bien al igual que Gabumon, siendo seguidos por el par de Pawnchessmon que parecían besar el suelo por donde caminaba Rox. Finalmente, fue el ave digital quien rompió el silencio.
-Vaya. Yo pensaba que solamente tenía una personalidad desagradable… pero al parecer tenemos un segundo misterio entre manos hoy -sonrió Lara luego del shock inicial y no iba a negarlo: el origen de aquellas marcas le causaba curiosidad al igual que lo dicho por Rox.
-Lara, se lo que estas pensando -advirtió Jorge al intuir la idea que se había formado en la mente del ave.
-Este no es el momento para investigar a la amiga de Rox -habló el castaño, recordando las palabras dichas por la caballero y su Digimon. Y si bien el tenía curiosidad, el sabía respetar el espacio privado de los demás.
-Bieeeeeeeeeen. Me conformare con la historia de los Digitama -se quejó Lara, cruzándose de brazos y rodando los ojos ante lo dicho por su compañero, quien estaba apuntando aquellos detalles en su fiel libreta.
Que no fuera a investigar a la chica no significaba que no le causara curiosidad.
[…]
Luego de veinte minutos minutos de caminata, el grupo había llegado a un edificio de color azul y blanco ubicado en el sector sur de la ciudad, a escasos minutos de la entrada a la playa. Era el Centro de Cuidado Estrella, que fungía como uno de los sitios donde los Digitamas de Digimon asesinados eran enviados para darles una nueva oportunidad de vivir. Lara lideró a todos, ingresando ella primero al edificio.
-“Ave irrespetuosa que se atreve ir a un paso delante de mi Señora” -pensó Arturia al ver el comportamiento de dicha Digimon y luego, observar discretamente a los Tamers con los que se codeaba su adorada Rox.
-Mi señora, usted si sabe como debe ir un caballero -habló la Digimon, refiriéndose a las vestimentas de la chica mayor.
-Mi Princesa es consciente de que debe vivir a la altura de su deber -respondió Aegis, arrugando el rostro y con leve tinte de celos al escuchar a otro Digimon referirse a Rox como “Mi señora”.
-De verdad necesitas más contacto con otros seres -respondió Pawnchessmon White, negando con el rostro y molestando al cromado dorado.
-Hermana, estoy seguro de que el Señor Aegis es alguien muy valeroso -comentó Lancelot de manera amistosa y defendiendo a su modelo a seguir.
-No te preocupes, Aegis -interrumpió Gabumon de forma puntual, conociendo el comportamiento de su amigo.
-No olvides que tu eres la espada de Rox -comentó el lupino, sabiendo las palabras exactas para tranquilizar al doradito.
Aegis infló su pecho con orgullo al escuchar eso y decidió entrar junto a Gabumn, sacándole una sonrisa a Rox y que Hale rodará los ojos, pero sonriera discretamente ante la personalidad de su compañero Digimon. Luego de que los Digimon ingresaran, los Tamers los siguieron dentro del edicio.
[…]
Cuando el grupo entero ingresó, se dieron cuenta de una cosa: todos los empleados del centro de cuidado estaban en un caos, moviéndose de un lado para otro. Al parecer, el hecho de hubieran Digitamas faltantes los tenía en ese estado, buscando revisar cada registro, quien lo redactó y quien fue el último en retirarlos para buscar al culpable. Finalmente, una de las chicas se detuvo junto a su Gotsumon al notar a los recién llegados. Sus ojos verdes contrastaban con el naranja brillante de sus cabellos largos.
-Lo lamento, pero hoy no estamos atendiendo a nadie salvo agentes de la Central -se apresuró a decir la joven, acomodándose las gafas luego de dejar una caja llena de expedientes en el suelo.
-Venimos de parte de la Central. Somos el grupo a cargo de investigar la situación los Digitamas robados -soltó Elizabeth, cruzándose de brazos y buscando no perder tiempo valioso.
-Bien, bien -alcanzó a decir la chica, limpiándose el sudor de la frente.
-Veo que están ocupados -se apresuró a decir Jorge, viendo el movimiento de los empleados. A su lado, Lara también estaba observando los alrededores, buscando cualquier cosa que pareciera útil para la investigación.
-Estamos en medio de una revisión individual cada informe de entrega de Digitamas -respondió la chica, cuyo nombre según su gafete oficial era Fernanda.
-La idea es buscar quien fue el último en tomar los expedientes y manipular las salidas registradas de los Digitamas -señaló la mujer de forma agotada.
-Y como se pueden imaginar, son demasiados y por alguna razón todos los archivos estaban desordenados y no nos habíamos percatado… es un caos -sinceró, jalándose el pelo con frustración.
-Gotsumon, están a tu cargo.
-Entendido, Fernanda -respondió el rocoso, viendo como su Tamer se retiró con una caja llena de expedientes.
-Lamento mucho que nos vean en esta situación… pero esta semana ha sido muy difícil y estamos tratando de encontrar a la maldita rata que nos dio la espalda a todos -se quejó el Child.
-Porque me niego a creer que esto ocurrió sin ayuda de adentro.
-Tu compañera dijo algo muy importante -señaló Lara, entrecerrando los ojos y cruzándose de brazos.
-Dijo que se percataron de que los expedientes estaban archivados de manera errónea -el ave arqueó la ceja, cuestionando la validez de esa declaración.
-¿Cómo es posible de que un error así halla pasado desapercibido? -preguntó Hawkmon, formulando la interrogante que todos tenían en esos momentos.
-No lo sabemos -sinceró Gotsumon con visible vergüenza.
-Como no tenemos a nadie fijo encargado de archivar todo, muy posiblemente se aprovecharon de eso y algún bastardo termino de desordenar todos los registros.
Los presentes intercambiaron miradas y decidieron investigar un poco: mientras que Rox y Jorge se iban a encargar de hablar con algunos de los empleados, los Digimon y Hale iban a aprovechar para revisar el edifico y buscar alguna pista que les ayudara con aquella situación. Mientras que los Pawnchessmon, Aegis y Lara revisaban la segunda planta, Elizabeth y Gabumon estaban en la tercera, buscando algún indicativo de que hubieran entrado de manera forzada.
-Oye… Gabumon -llamó Hale al notar lo notablemente callado del felpudo. Se mordió el labio, sabiendo que el tema de los Digimon modificados era bastante delicado para el lupino.
-¿Estas seguro de que puedes con este trabajo? -preguntó Elizabeth, tratando de negar que realmente estaba preocupándose por el virus y disfrazándolo como una pregunta relacionada a su desempeño. -No quiero que, por reaccionar mal a algo, termines comprometiendo el trabajo.
-Estoy bien… es solo que no puedo evitar pensar en lo que debió sufrir mi amigo Guilmon -respondió Gabumon de forma melancólica y apretando sus garras. El virus luego levantó su rostro, mostrándole a su Tamer una expresión de fiereza y determinación
. -No… permitiré que otros sufran eso mismo.
La gótica sonrió levemente al ver la determinación del Child. Sin embargo, su gesto cambio al ver Gabumon parpadeó levemente y señaló con su garra derecha una parte del techo. Liz se giró en la dirección que señaló el Digimon y no pudo evitar arquear la ceja: era una cámara de seguridad en una esquina del techo.
[…]
-¿Quieren hablar con el encargado de seguridad? -preguntó Gotsumon un tanto confundido al escuchar la petición de Elizabeth.
-Si. Este lugar tiene cámaras y eso significa que debe estar grabado alguno de los responsables o algo que nos permita encontrar una pista -explicó la chica de ojos azules, frunciendo el ceño al ver como Gotsumon abrió con sorpresa los ojos y se golpeó el rostro.
-Estamos tan ocupados con los papeles que no habíamos revisado el sistema de seguridad todavía -admitió el Child, sintiéndose como un completo zoquete… y estaba seguro que el resto de los empleados se sentirían así en cuando mencionara eso. -Ven, yo te llevó con Ojo loco.
-¿Ojo loco? -preguntó Gabumon con curiosidad al escuchar el sobrenombre del tipo con el que hablarían.
- Si. Esa chica tiene un ojo de cristal totalmente azul -confesó el Child, llamando la atención del dueto de Fleur de Lis.
-No sabemos cómo perdió el ojo, pero como esa esfera pasa girando de forma aleatoria, ya se imaginan de la razón del nombre.
[…]
Gotsumon los había llevado a una oficina del tercer piso, que tenía el letrero de “Seguridad. Solo personal autorizado”. Luego de despedirse, aludiendo de que debía volver a ayudar con la organización de los expedientes, Elizabeth y Gabumon tocaron la puerta, siendo recibidos por una mujer de cabello rubio corto, un ojo de color miel y… una especie de esfera de cristal azul como sustituto de su ojo derecho. A su lado, una Cutemon con cara de cansada emergió para recibirlas.
-¿Qué quieren?
-Necesitamos revisar los vídeos de seguridad -solicitó Elizabeth de forma seria, colocando una mano en su cintura. -Es importante.
-¿Y para que quieres hacer eso? -cuestionó la rubia de forma seria y frunciendo el ceño.
-Queremos verificar un par de cosas -insistió Gabumon, ignorando como Cutemon se rascó el trasero y bostezó.
-Le prometo que no tardaremos mucho.
-Que más da… yo iré a mi hora de café junto a Cutemon -habló la mujer, sujetando al Digimon y retirándose del lugar
. -Revisen lo que tengan que revisar, pero tengan cuidado con el equipo.
Hale rodó los ojos al ver a la extraña mujer marcharse junto a Cutemon, Digimon que personalmente, detestaba y no le molestaba imaginar escenas donde el conejo terminaba con la cabeza aplastada cortesía de un Mugendramon. La gótica entro a la oficina junto a Gabumon, viendo un set de pantallas de seguridad y cámaras similar al que su Guild usaba para la dulcería. Elizabeth se sentó con Gabumon y empezaron a revisar grabaciones.
[…]
Treinta minutos después, Gabumon estaba en silencio, contemplando como su Tamer estaba apretando sus puños con furia: no había llegado ni siquiera al jueves de la semana anterior y se percató que las grabaciones de todo el viernes, sábado y domingo estaban borradas. La gótica ahora entendía porque aquella mujer se marchó con la excusa de su café junto a Cutemon y la dejó sola sin oponer resistencia y sin importarle dejarla sin supervisión.
Ellas estaban al tanto de eso… y muy probablemente, ya había escapado del edificio con la excusa de ir por las botanas de su descanso.