Shadow anduvo alerta por las festivas calles de Toy Town, aunque en su mayoría veía Digimon y jóvenes Tamer que iban felices de un lado a otro, sentía que algo extraño rondaba por los alrededores del lugar. Al llegar a las puertas del taller, notó rápidamente la ausencia del par de ToyAgumon que debían estar protegiendo las puertas de cualquiera que no debía tener acceso al interior, sin embargo, aunque ninguno de aquellos Digimon estaban allí, el caballero oscuro pudo ver un par de piezas pertenecientes a los pequeños títeres de lego. Skullknightmon gruñó no muy contento por la ineptitud de dichos Child de juguete para desempeñar aquel importante trabajo, por lo que optó por rodear el taller en su búsqueda y la del posible enemigo que quería entrar al taller de Eve.
Al ser un edificio bastante grande, el caballero oscuro tardó un momento en llegar hasta la parte trasera del sitio donde logró ubicar al dúo de ToyAgumon que estaban metidos en un par de cubos de basura.
– ¿Qué rayos hacen ahí? – Decía Renk sacando a uno de los Child y colocándolo en el suelo apoyado en la pared del edificio mientras iba para sacar al otro.
– U-un visitante… cuando nos dimos cuenta, nos noqueó. – Explicó el primer ToyAgumon viendo como su compañero todavía estaba k.o. – Creo que entró al taller.
– No me digas. – Murmuró el no level dejando al lado del títere al otro guardia. – ¿Al menos le vieron la cara al que los golpeó?
– S-sí, era un Impmon y y también había otro pero no lo pude ver bien. – Indicaba el Digimon de lego cerrando los ojos intentando recordar. – Lo siento.
– Y tenía que ser otro Impmon. – Comentaba Shadow alzando la mirada al cielo. – Como sea, será mejor ubicar a esos dos antes de que hagan algo malo.
Dicho esto, SkullKnightmon regresó al frente para entrar al edificio. Decidió que iría a buscar a Rhydian para mantenerlo al tanto y le pediría ayuda a Whisper ya que la mayoría de los Digimon que estaban trabajando allí no eran del tipo luchador como lo eran ellos.
[***]
Cuando llegó el momento para hablar, ciertamente la francesa dudó ya que comenzó a pensar en preguntarle primero a Jace y William, después de todo, ellos eran los creadores de ese pequeño “
programa de protección”. ¿Y si el azabache no era tan confiable como ella creía? Sabía que era un Tamer neutral por lo que su problema con los renegados que la buscaban no era problema de él, ¿y si por una módica cantidad de bits vendía su paradero?
– ¿Vas a decirme algo o solo te quedarás mirándome? – Preguntaba el asiático cruzándose de brazos. – Porque estoy comenzando a pensar que esto es una especie de confesión.
– ¿Qué? No. – Respondía entre sorprendida y un tanto molesta la chica. – Esto es sobre lo que dijo Eve.
– ¿Me hablaban? – Apareció la albina justo detrás de Taylor, lo que hizo que este se volteara. – ¿Están tomando un descanso? ¡Qué bien! Aquí les traje galletas y leche. – Decía mostrando una bandeja repleta de galletas de chispas de chocolate y cuatro vasos de leche. – ¿En dónde está Shadow?
– Creo que lo vi salir hace un rato. – Contestaba el pequeño diablillo señalando con su barbilla hacia las puertas de salida. – Ni idea de a dónde fue.
– Oh, cierto, algunos Bacomon mencionaron que llevarían los materiales sobrantes para adornar la ciudad. – Comentaba Blitzen que estaba justo al lado de su radiante compañera de ojos dorados. – Supongo que esas cajas que llevaban cuando salieron se trataban de esos materiales.
– Iré a seguir ayudando con los juguetes. – Murmuraba Charlotte tomando un vaso de leche y una galleta.
– No te sobre esfuerces mucho, Kathleen. – Sonrió Eve haciendo que la francesa se girara de golpe.
– Eve, me llamo Charlotte no Kathleen. – Corrigió la de ojos púrpura tomando por sorpresa a Santaclaus. – Yo… les explicaré todo cuando obtenga el permiso.
– ¿Dije algo que no debía? – Preguntaba la albina girándose hacia el asiático. – Oh, no me digas que interrumpí algo entre ustedes. – Ante esto Whisper rompió a reír, más que todo por alivio en tanto se alejaba mientras Rhydian la observaba enarcando una ceja.
– No quiero ser grosero pero deberías preocuparte por terminar de organizar todo para irnos a tiempo a Kamakura. – Decía el chico tomando una galleta y su respectivo caso de leche de la bandeja. – Lo que ocurra de por medio, no debería importarte.
Una confundida Eve quedó en medio del lugar viendo como el asiático regresaba a su labor con las cajas. Por su parte, Impmon respiró aliviado dado el cambio de opinión de su Tamer al querer contarle todo al Elite, aunque todavía quedaba el hecho de que posiblemente les diría todo cuando hablara con Jace y William. El Child oscuro comenzó a meditar una manera de evitar que su compañera prefiriera amenazarlos en vez de lo que estaba pensando hacer. Mientras Whisper caminaba hacia la estación donde los “
duendes” cargaban el trineo con los regalos que ya estaban envueltos, vio otro Impmon junto a una chica de cabello rubio que intentaban ocultarse entre las cajas. Cuando el tipo virus se disponía a seguir al sospechoso dúo que no parecían ayudantes de Santa, el pitido del megáfono resonó por todo el lugar haciendo que todos se giraran para ver el segundo piso de donde saludaba animadamente la albina.
Luego de un millón de agradecimientos por parte de Santaclaus, esta informó que todavía quedaban dos horas antes de que partiera en su trineo rumbo a Kamakura para la entrega de regalos a los jóvenes Tamers y Digimon de ese año. Una vez que el silencio volvió a reinar en el lugar, se pudo notar el aumento de velocidad de los Digimon para terminar de hacer el lote de juguetes y envolverlos. En cuanto a Impmon, este se acercó al sitio donde había visto al par de lo que parecían ser compañeros sospechosos pero que habían desaparecido.
– Qué raro. – Susurró Whisper inclinándose un poco para ver entre las cajas. – Creí que Charles y el otro eran los únicos…
– ¡Alto ahí! – Gritó Shadow segundos antes de taclear al pequeño diablillo. – ¿Qué intentabas hacer?
– Oye, idiota, ¿qué te pasa? – Gruñó el de pañoleta roja apartando con su mano la cabeza del caballero para hacerlo un lado.
– ¿Whisper? – Preguntaba el no level poniéndose de pie. – ¿Qué no estabas acomodando las cajas por allá?
– Estaba, tiempo pasado. – Decía de mal humor el Child oscuro limpiándose el polvo tras incorporarse nuevamente. – ¿A qué vino eso?
– Hay un Impmon sospechoso junto a otro desconocido, noquearon a los guardias de la entrada e ingresaron al lugar. – Explicaba el caballero de capa oscura al diablillo. – Desconozco cuáles son sus intenciones.
Ante esto, Impmon mencionó que acababa de verlos señalando el sitio donde estaban las cajas de regalo. Ambos Digimon oscuros consideraron que aquel dueto no debía estar muy lejos, así que decidieron buscarlos, sobre todo por los alrededores de los regalos y el trineo. Justo antes de separarse, Renk le pidió a Whisper que colocara su pañoleta atada en su brazo para diferenciarlo del otro Impmon, por lo que el compañero de Charles se encogió en hombros y aceptó, también porque quería dejar de recibir tacleadas por parte del pesado no level.
Por otro lado, Rhydian había terminado con su trabajo inicial y ahora se encargaba de llenar los sacos navideños con regalos. Durante uno de sus encuentros con su compañero, Shadow, este le explicó lo que ocurría, sin embargo, le comentó que no mencionara nada para que no alarmara a los “
duendes” ya que casi terminaban con su ocupación asignada.
[***]
En el segundo piso de aquel taller de juguetes se encontraba la oficina de la jefa, Santaclaus y su compañero revisaban un montón de papeles entre los cuales había nombres de niños, Digimon y juguetes. Aunque desde el exterior pudiese considerarse un gran desorden, aquel era el perfecto orden en el que Eve los tenía para no perderse o confundirse.
– Muñecas de Angewomon, LadyDevimon y Hudiemon, listas. – Leia Eve una pequeña lista luego de tomar otro papel donde le informaban la cantidad de juguetes hechos hasta los momentos. – Figuras de acción de los Royal knights, listos. Peluches de Yukidarumon, Monzaemon, Pandamon y Leomon, listos.
– No te olvides de los rompecabezas de los guerreros legendarios y los Trailmon con sus rieles. – Añadía Blitzen extendiendo otra lista hacia su Tamer. – Ambos ya están en el trineo.
– ¡Perfecto! Estamos casi listos para partir. – Comentaba la de ojos dorados con muchos ánimos. – Pero antes de eso, Kathleen y sus compañeros tienen que vestirse con sus uniformes.
– Allá esta Shadow. – Mencionó Gomamon mirando desde la ventana de la oficina hacia el caballero que continuaba con su búsqueda. – Parece que terminó con su trabajo.
– Oh, debe estar viendo que todo vaya bien. – Aplaudía la albina. – Que Digimon tan considerado.
[***]
Del lado de Charlotte, esta se hallaba en modo automático armando la última tanda de muñecas y figuras de acción. Su mente se encontraba enfocada en el D-terminal que se mantenía con las luces apagadas. Desde hacía un buen rato la chica había enviado un mensaje y esperaba la pronta respuesta del hombre de ojos rojos, por lo que a cada minuto donde no le llegaba nada, la ansiedad de la chica aumentaba un poco más.
– Ay, por favor, contesta. – Murmuraba frustrada la de mechones blancos.
– ¿Se encuentra bien, señorita? – Preguntó un Bacomon que estaba sentado al lado de la chica. – ¿Necesita un descanso?
– Ya estamos terminando aquí, tal vez pueda encargarse de los regalos en el trineo. – Ofrecía otro de los Digimon que tenía forma de caja rosa con un gran listón rojo sobre su cabeza.
– Ah, sí... les tomaré la palabra. – Decía Charley tomando su dispositivo mientras se ponía de pie. – Gracias por su trabajo, chicos.
– Gracias a ti también. – Dijeron al unísono los Digimon que compartían la mesa de ensamblaje con la Expert.
Al girarse y dirigirse al trineo de Eve, la morena vio un Impmon junto a una joven desconocida, que parecían estar llevándose uno de los sacos lleno de regalos que ya se encontraban dentro del medio de transporte de madera. Aquello le resultó un tanto extraño a la chica, por lo que no dudó en acercarse.
– ¿A dónde llevan ese saco? – Preguntaba la francesa mientras llegaba hacia donde estaba aquel par de Digimon oscuros.
– Ah… parece que hubo un error en… a… los números y parece que hay más juguetes que este costal de lo que debería. – Respondía la rubia intentando sonar convincente.
– Creí que Rhydian y yo éramos los únicos Tamers aquí, ¿también vienen de la…?
– ¡Ahí están! – Exclamó Renk interrumpiendo a Lightwood. – ¿Qué están haciendo con ese saco de juguetes?
– Ya no hay caso, Imp. – Suspiró la desconocida soltando el costal y sacando su Digivice. – Tendremos que salir a la fuerza.
En ese momento, el diablillo pasó a transformarse en un Tailmon, lo que en cierta forma fue un alivio para la Expert ya que su tamaño no destruiría las instalaciones, tan solo esperaba que el no level pudiera darle pelea mientras aparecía su Tamer o mientras llegaba Whisper.
– A ver, antes de que empiecen a armar todo un embrollo, ¿al menos pueden decirnos lo que quieren? – Decía Charlotte colocando una mano en su cadera.
– Yo los quiero. – Mencionaba antes de insertar una memoria en su Xros Loader. – No es justo que los únicos que tengan regalos sean los niños. – Acto seguido, una Fairymon apareció en tanto recibía la orden de formar un tornado de pétalos.
– No lo… – Intentó decir el caballero oscuro pero la brisa se hizo presente impidiéndole mirar más allá del pequeño huracán rosa y púrpura.
A causa de ello, el trineo se tambaleó así como los sacos que había sobre él, también cayeron gran cantidad de cajas y varios Bacomon que prácticamente salieron volando por los aires. Cuando todo acabó, la memoria desapareció al igual que el costal y el dúo de ladrones. Antes de que Charley mencionara que se habían escapado, Shadow empezó a llamar a su Tamer ya que sabía que el dispositivo de este podía rastrear a los que eran similares. En tanto el caballero oscuro se alejaba, le indicaba a la francesa que Rhydian y él se harían cargo mientras ella y los demás continuaban cargando el trineo para la salida.