Para Quillan e Impmon los últimos días desde que habían decidido volver a File City no habían sido muy buenos; de hecho aunque el diablillo había pasado por unas cuantas cosas duras en su vida antes de conocer al moreno, no podía si quiera compararlo a lo sucedido unas semanas atrás y que había logrado afectar feamente a ambos aunque pegando mucho más fuerte al muchacho, al cual le volvieron ciertas dudas que había mantenido enterradas mientras se había ocupado de entrenar y cuidar al pequeño dragón, pero que precisamente por el final del digimon habían vuelto con más fuerza que antes.
El muchacho no podía parar de darle vueltas y revivir todo una y otra vez. Se planteaba que quizá si hubiese sido más fuerte, si de alguna manera hubiera tenido otra opción que tomar no habría acabado todo como acabó.
Él inconscientemente había elegido siempre la vía fácil y sencilla, tratando de evitar conflictos y todo tipo de desafíos si podía hacerlo, ahora se daba cuenta y le hacía sentir aún peor y como si se hubiera traicionado a si mismo y a su compañero, ahora más que nada temía que la pesadilla de año nuevo no fuera una simple ilusión sino una advertencia para que lograra cambiar a tiempo antes de lamentarlo aún más.
Quizá llegados a este punto era mejor confiar en los demás y pedir ayuda.
[…]
Un nuevo día comenzaba en la bati-cueva en la que únicamente se encontraban dos de sus miembros más serios, en comparación con los demás, acompañados por sus digimon.
Para cuando el moreno decidió abandonar al fin la cama y salir a tomar algo, su compañero ya estaba desayunando junto a Monodramon y su tamer, la cual parecía estar un tanto al margen de la conversación que estaban manteniendo animadamente los digimon, más concentrada al parecer en un mensaje que le acababa de llegar al D-Terminal. El muchacho únicamente la interrumpió para saludar antes de sentarse al lado de Impmon y tomar una de las tostadas que, seguramente, había preparado la pelirosa al levantarse primero.
―
Monodramon acaba rápido el desayuno, tenemos trabajo― interrumpió de pronto la chica al acabar de revisar el mensaje.
―
¿Puedo llevarme una para el camino?― dijo tomando una tostada a la que iba a untarle mermelada.
La americana tan solo asintió y se levantó de la mesa para irse a preparar. El muchacho miró a su compañero y luego una de las tostadas que apenas había tocado, dudó unos segundos antes de levantarse decidido e ir en dirección a la puerta de Light, a la cual llamó y esperó tras esta por una respuesta.
Sin abrir aún le respondió desde dentro mientras continuaba preparando todo lo necesario para la misión.
―
¿Podríamos Impmon y yo acompañarte?―, pensaba que un cambio de aires podría irle bien y, aparte, quería aprovechar y pedirle algo a la pelirosa.
Light se mantuvo en silencio unos minutos sopesando la pregunta. El encargo que había llegado directamente de la Digital Segurity era uno de bastante serio e importante que podía ser no muy conveniente para alguien que no estuviera acostumbrado a tales trabajos, pero el poder contar con ayuda extra si la situación se torcía siempre era bueno, aparte contaba con que el chico no era tan conocido como ella y podía pasar más desapercibido a ojos ajenos.