Minutos antes.
La sola mención de su anterior compañero tenía su sangre hirviendo, predisponiendo al muchacho a atacar con todas sus fuerzas. Sin embargo, se obligó a respirar hondo, intentando comprender la situación en la que se hallaban. Definitivamente la forma de hablar de sus oponentes distaba mucho la de unos ladrones, y sabían demasiado de él, un Tamer relativamente desconocido, como para tratarse de algo fortuito. Solo una persona se le vino a la mente al atar cabos… Aunque al escuchar “esto no es personal” decidió indagar un poco más en el asunto. Cuando se trataba de “ella” SIEMPRE era personal, la infame los fogueaba para que así fuese.
— ¿Quién es Delilah? — Lanzó su pregunta sin tapujos. No tenía grandes esperanzas de poder sonsacarles algo, al menos no antes de darles una paliza.
— Oh, ¿ni siquiera la reconoces? Otro pobre imbécil que partimos por sus delirios, eh. — Una risa se escapó de sus labios, seguía manteniendo ese deje de burla que tanto colmaba su paciencia. — Te debería bastar con saber que ella te ha marcado por culpa de tu amiguita. Sin resentimientos, amigo, deberías culparla a ella.
Esas palabras activaron una especie de interruptor en el cerebro de Llednar, haciendo de inmediato la conexión necesaria. Solo una persona podía relacionarlos a Vival y a él, y si bien no era Adelle, estaba tan loca como ella: Titania Taylor. El llegar a ese nombre le hizo caer en cuenta que entonces no era con él el problema, sino con la Medium, lo cual era exponencialmente peor. Se insultó a si mismo, con profundos deseos de abofetearse porque ahora la vida de su compañera podía estar en riesgo, pero se aguantó. No podía perder tiempo en ese lugar, como lo adelantó su fría mirada al dúo que intentaría impedirle el avance. No sabía qué rango eran, ni le importaba, en ese preciso instante eran un obstáculo que iba a quitarse de en medio.
— Última advertencia: Retírense. — Una carcajada por parte de dicho par fue lo que obtuvo.
— Muchacho, nos pagan por molerte a golpes y matarte delante de tu amiga. ¿Acaso crees que nos importa que te hagas el rudo? — En el rostro de aquel hombre, el dueño del Koemon transformado en Hanumon no residía un atisbo de duda. Estaba diciendo la pura verdad.
— Bueno, aquí vamos.
Reaccionando a las palabras de su Tamer el dragón salió disparado en dirección al mono, consciente de que empezar por la llama le daría una vista clara al enemigo de dónde se encontraba. El humano, por su parte, retrocedió unos cuantos pasos atrás, no solo para evitar verse envuelto en la acción, sino para aumentar la distancia con los renegados que lo superaban en números. Sus dactilares se cernieron tan velozmente como le fue posible sobre el “Lector de Cartas”, deslizando un naipe en la ranura antes de dejar caer el dispositivo. Este no acabó de tocar el pasto cuando tomó el de memorias, junto a un cartucho, repitiendo el proceso. Los otros humanos se despegaron también de sus compañeros, dispuestos a dar caza al Expert. Ostentase el rango que ostentase, él seguía siendo un simple adolescente, si lo atrapaban no podría siquiera evolucionar a su Digimon.
Esta acción no pasó desapercibida por el Child, pero tenía otros asuntos que atender. Aquel simio se abalanzó a su encuentro, ondeando su arma para arremeter contra la cabeza del dragón. El golpe cortó el aire sobre la testa de Hackmon, haciendo tope contra un árbol que bien su corteza mellada en gran medida. Hanumon masculló, achacando el fallo a la oscuridad, lo cual tenía sentido dado que solo veía difusamente al objetivo por la oscuridad de la noche. Este no desperdició la oportunidad, pegándose a su cuerpo y desatando, desde su boca, la técnica otorgada por la carta de su Tamer. Una red pegajosa cubrió el torso del Adult
(1), atrapando sus brazos en una posición incómoda. No necesitó gran puntería para esta acción, puesto que la cercanía reducía el margen de error. Con el mono atrapado no tenía ni que dudar qué hacer: Empezar a conectar tantas veces como le fuera posible, hasta dejarlo inconsciente.
Meramon no tardó en querer dar apoyo a su compañero, una ayuda perfecta al poder derretir las telarañas. Lo que no pudo prever fue el ser interceptado por un felino
(2), quien enterró sus garras en su cuerpo, con la intención de desgarrar todo a su paso. Una vez cumplida su tarea, la memoria comenzó a desvanecerse, a la par que el Adult hincaba las rodillas. El daño fue extenso, en especial al venir recibirlo sin preparación alguna. Le costaba mantener la consciencia, pero tenía que apoyar a su compinche. Apuntó con sus brazos en dirección a donde creía que se llevaba a cabo la lucha, disparando luego bolas llameantes de sus puños. Tal vez iniciaría un incendio de esa forma, pero era un sacrificio que estaba dispuesto a realizar… En especial si el damnificado no era él.
Sin embargo, casi todas las balas fueron interceptadas por una pelota de color rojo, salvo la última. El balón se desenvolvió, mostrando que solo era Hackmon en su capa, respondiendo la flama final con su propio aliento, anulándolo. Acortando la poca distancia que restaba entre ambos atacó, impactando con sus garras y provocando la devolución en su enemigo. No perdió tiempo, tenía que ayudar a su Tamer… Aunque, para su suerte, justamente volvía corriendo en su dirección, siendo perseguido por los otros dos humanos.
— ¡Hackmon! ¿Ya has acabado? — Preguntó a gritos, su estado físico era suficiente para escapar por el bosque. ¿Pero luchar como su compañero? Eso estaba fuera de discusión.
— ¡Sí, ya acabé con ellos! — Su voz animada alertó a los renegados, quienes frenaron en seco.
El Tamer burlón, quien había soltado la información de “Delilah”, sacó su D-Arc y activó la pantalla del mismo, al intentar observar lo que su compañero veía notó que era todo negro. ¿Meramon fue derrotado en menos de dos minutos? O peor… Aniquilado. ¿Qué sucedió? Se preguntó, retrocediendo instintivamente. Su compañero, que poseía un D-3, buscó avanzar, pero fue detenido por el brazo del primero en su pecho. Una simple mirada bastó para entender que debían retroceder, utilizando el dispositivo para abrir una “Digital Gate”, dejando atrás a sus compañeros. Llednar pensó en lanzarse detrás de ellos, pero se detuvo. Asistir a Fiorella era más importante.
[…]
Presente.
Fiorella apretó la mandíbula viendo la escena, la cual llenaba de pena su corazón. Habían logrado tumbar a Titania, pero aquel dinosaurio no parecía tener planes de frenar, y continuaba generando destrozos en la flora del lugar. Debía pensar en cómo apoyar a Renard para detener a Schwarz, dado que por la diferencia de tamaños no parecía ser capaz de dar un golpe lo suficientemente contundente. Pensó en qué carta podría darle el poder de fuego necesario, aunque su concentración se rompió por una punzada de dolor proveniente de su pierna. La herida no era profunda, pero el escozor era muy molesto. No pudo evitar dirigir su mirada a la causante de la lesión, llevándose una desagradable sorpresa al hacerlo.
Logró ver con claridad como una patada se dirigía a la boca de su estómago, proveniente de la chica que creía noqueada. La italiana se maldijo internamente, ¿desde cuándo podía confiar en un ser tan viperino? Su arrepentimiento no se pudo hacer presente al sentir que el aire le faltaba, queriendo llevar ambos brazos a su vientre. De pronto sintió el peso de la infame sobre el suyo, obteniendo un primer plano del rostro de Titania. Sus ojos reflejaban una locura que también manchaba su sonrisa, la cual ostentaba todos sus dientes teñidos de un tono carmín. Se paralizó un segundo, preguntándose cómo esa mujer se había degenerado tanto con el pasar del tiempo, dado que su apariencia actual denotaba un desequilibrio pleno.
La respuesta de Vival no tardó en suceder, golpeando con su puño la rodilla lastimada de la alemana, acción que repitió varias veces. Titania no logró reprimir un gruñido digno de un animal salvaje, sintiendo como su consciencia amenazaba con desvanecerse. Sus dedos se cerraron alrededor del cuello de la italiana como consecuencia, decidida a desquitarse, aunque tuviera que romperle la tráquea en el proceso. Así inició un duelo de resistencia entre ambas, buscando ver quién cedía primero antes de desmayarse. La tenacidad de Fiorella pronto se tornó en una ira tan profusa como la de su oponente al sentir que el aire la abandonaba, un sentimiento que se vio reflejada en la Digisoul que inconscientemente rodeó la diestra con la cual atacaba. Sin embargo, sabía que el tiempo se le agotaba, y parecía que la locura no dejaba que la Medium se doblegase, por lo cual incluso recurrió a impactar con la mano libre la magullada cara de la renegada de cualquier forma que pudiera. Más Doppel T no aflojaba su agarre.
— ¡Hey, zorro de mierda! Mejor que te apures, ¡no sabes lo lindo que se ve su rostro tornándose azul! — Un acceso de risa ocupó los ensangrentados labios de la hembra, recargando su peso en los finos brazos. — No sabes lo satisfactorio que es verte morir, ¡ni te cuento!
Renard se sorprendió al escuchar esa frase, pero lo verdaderamente preocupante era la carcajada que helaba sus datos. Una risa quebrada, que daba la impresión de poder tornarse en violencia excesiva al menor revuelo. Tenía que ayudar a Fiorella… Por lo menos debía asegurarse que estuviera bien, que todo fuese otro juego mental del enemigo. Este descuido no fue perdonado en el campo de batalla, pues en cuanto giró su cuello en dicha dirección el enemigo asestó un certero golpe que lo mandó a volar. Greymon (Blue) parecía haber tomado un segundo aire al oír a su Tamer, lanzando un feroz rugido a la par que marchaba hacia el herido Kyubimon. Titania se estalló en otra risotada, acercando sus labios al oído de la italiana.
— Acaba de salir volando… No deberías preocuparlo tanto. — Los mechones caían sobre su rostro, y su voz sonaba extraña por la sangre que se coagulaba en sus fosas nasales. — ¡Vamos, cómetelo de un bocado Schwarz!
— N-No… — Los ojos de la Medium amenazaron con ponerse cristalinos, sin saber si era por el posible destino de su compañero o la falta de oxígeno.
El dinosaurio no tardó en personificarse frente a uno de los árboles caídos, donde yacía Kyubimon. El Adult intentaba reunir fuerzas para erguirse, respirando con dificultad por culpa del impacto. Dos meros descuidos los llevaron a esa precaria situación, algo que maldijo a consciencia, casi resignado a que las cosas acabaran en ese preciso instante. Eran más fuertes que ellos, pero les faltó contundencia. El de piel azulada entonces abrió sus fauces, enterrando el gran rostro en la madera de una dentellada. La alemana rio al ver esto, puesto que seguramente la muerte de su compañero quebraría a su objetivo. Lo único que no fue capaz de prever fue un quejido proveniente de su propio Digimon, antes de echarse para atrás y caer en sus cuartos traseros. Se preguntó si habría sido un último esfuerzo del zorro, pero viendo lo desorientado que se mostraba el Greymon no pudo evitar dudar.
— Creo que te lo he dicho antes. — Comentó una voz que tardó en reconocer. — Aléjate de ella.
La mueca de júbilo de Titania se borró en ese mismo instante, al ver torcidas sus expectativas. Por mucha locura que cargase su cuerpo seguía siendo incapaz de lidiar con las sorpresas, y la presencia del germano significaba que sus compañeros habían fallado en tiempo record. El agarre de sus manos se debilitó por completo, dudando si tomar su Digivice para hacerse cargo ella misma. Dicho titubeo se borró en un segundo, afirmando sus dedos en el dispositivo. Sí, iba a matarlo, lo haría con cualquiera que se atreviera a interponerse en su venganza. Se levantó de un tirón, aunque pronto se vio obligada a hincar la rodilla mala. Pobre criatura, inconsciente de su propio estado.
Fiorella pudo respirar nuevamente, con cierta dificultad para hacerlo. Allí estaba él otra vez, ayudándola cuando ya no veía luz al final del túnel… Más no olvidaba que el Expert fue un facilitador de que todo hubiera podido escalar así. Manteniendo su posición lo buscó con la mirada en la oscuridad, aunque pronto descartó su importancia para localizar a Renard. Necesitaba saber que su Digimon estaba bien. Fue satisfactorio cuando notó que ambos blancos coincidían en ubicación, iluminados en la penumbra por el Digisoul del varón. Con un peso menos sobre sus hombros decidió centrarse en recuperar el aliento, esperando el momento justo para quitarse a esa loca de encima.
— ¿¡Cuántas veces te vas a meter en mi camino, mocoso!? — Su propia Digisoul se salió de control, en reacción a la de su compatriota. — ¿También complotarás en mi contra? Los mataré a ambos… Sí, eso haré. ¡Voy a encargarme de ustedes, y de todos los que vengan a ayudarla!
— Ya cállate. — Sentenció el varón. — Te voy a aplastar. Aquí. Ahora.
Si los ojos de la Medium desprendían locura entonces los del adolescente eran su opuesto, llenos de una clara determinación: Iba a acabar con ella. Doppel T le gritó al dinosaurio que se irguiera en ese instante, orden que el aludido intentó acatar como si fuera un designio divino. Sin embargo, apenas alzó cabeza una figura se lanzó sobre él, como si de un animal salvaje se tratase. La italiana rápidamente dedujo que era el compañero del Expert, aunque por el tamaño debía tratarse de la siguiente etapa del mismo. BaoHackmon hacía acto de presencia, para sorpresa de todos… En especial de una Titania que parecía particularmente desconcertada con dicho ser.
Tal y como deseaba su Tamer no hubo piedad alguna, con el plateado tomando la iniciativa desde el primer momento. Greymon (Blue) intentó asestar el golpe inicial, pero solo logró hacer diana con el aire debido a que el Adult saltó de su lugar. BaoHackmon buscó entonces impactar con sus garras en el casco del dinosaurio como contrataque, agrietándolo y volviendo a sentarlo en el suelo. A fin de no descender de la altura de su cabeza el Data enterró sus piernas en el hombro del Virus, quien rugió de dolor. Este giró su rostro entonces en la dirección del incordio, canalizando su
“Mega Flame” aún cuando hubiera altas chances de quemarse de gravedad la zona donde su presa estaba clavado. Más esa parte no sufrió daños, puesto que apenas abrió la boca el otro Digimon volvió a arremeter con sus garras encendidas contra su testa. Ese segundo golpe bastó para zanjar el asunto… Después de todo, luego del combate con Kyubimon y el destrozo en el bosque se hallaba demasiado drenado para sostener esos daños.
Ante toda esta escena Titania no aguantó, se mordió el labio inferior con tanta fuerza que lo sintió sangrar… Aún cuando esto no se notaba tanto por culpa de todas las heridas sostenidas en su rostro. Su Digisoul fluctuó todavía más, volviéndose cada vez mayor, señal de que sus sentimientos se iban saliendo de control. Finalmente explotó, despotricando a viva voz.
— ¿¡Qué diablos es esto!? ¿Qué es ese jodido bicho? ¿Dónde está esa bolsa de escamas turquesa? ¿Quién mierda te crees? ¿Por qué te interpones? ¿Por qué? ¿¡Por qué!? ¿¡POR QUÉ!? — Su voz se tornaba cada vez más amenazante, como si no fuera capaz de procesar lo precaria de su situación. — ¿Quién eres, pedazo de escoria?
Aprovechando ese súbito desequilibrio Fiorella vio su oportunidad, alzando la pierna buena para patear el lateral de la otra rodilla de Titania. La infame se cayó de costado sosteniendo la extremidad entre sus manos, lanzando maldiciones al aire. La italiana, por su parte, aprovechó ese momento para tomar distancia, no tenía necesidad de volver a lanzarse encima de ella y arriesgarse a alguna sorpresa desagradable. Estaba a salvo, y eso era un grandioso avance. El alemán no dudó en acercarse, pasando de largo al inconsciente Agumon tirado en la chamuscada hierba.
— Ya te lo dije la vez pasada. Llednar Malheur. — Se “presentó”, observándola con desprecio y superioridad. — Soy el aliado de esta chica, pero lo más importante: Soy TÚ enemigo.
— Llednar… ¿Malheur? — Mencionó eso último como si su trastornada mente hubiera sido capaz de recordar algo desde el abismo de la locura. — ¡Ah, ya recuerdo! Eso solo aumenta mis dudas… ¿Cómo tu difunto Dracomon se transformó en esto? No estaba al tanto de eso.
— ¿Eh? — El rostro del aludido se endureció aún más, perdiendo la compostura por completo. — ¿¡Cómo sabes eso!?
Alzó su pie, tentado a presionarlo contra la maltrecha articulación de la hembra, pero de pronto una luz rodeó a ambos miembros del dúo infame. Llednar no tardó en relacionar qué sucedía: Tenía que tratarse de un
“Home Gate”. Sus dedos intentaron atraparla de los cabellos, pero solo lograron sentir el aire escurriéndose entre sus dedos. En cuestión de segundos se había vuelto el más desconcertado de los presentes, sintiendo su sangre casi en el punto de ebullición. Aunque esto no duró demasiado, puesto que apenas escuchó al zorro moverse en dirección a su Tamer recordó por qué volvió: Comprobar la integridad física de la italiana. Apuró el paso en su dirección.
— ¿Cómo te encuentras? — Preguntó, observando la rodilla herida de la fémina. Intentó agacharse para verla en profundidad, más ella interpuso las manos.
— No es nada, no te preocupes. — Le restó importancia, dedicándole una escueta sonrisa. — No creí que volverías, te debo otra. Por cierto… ¿Qué fue eso? Además… Con que “mi aliado”, ¿eh?
— Er… — Ante el tono burlón del último comentario el muchacho frunció el ceño, un tanto avergonzado. Su diestra rascó la parte posterior de su cabeza, lanzando un suspiro. — Eres un maldito incordio, y cada vez que trabajo contigo es un dolor de cabeza… Pero no iba a dejarte a tu suerte. ¿Sabes? Lamento mi comportamiento… Otra vez.
— Je, miren, recuerdas cómo pedir disculpas. — Intentó levantarse, usando a Renard como apoyo. — Creo que puedo perdonarte… Siempre y cuando me pongas al día.
— Tch… Eres de lo peor. — Lanzó un pesado suspiro, sacudiéndose el polvo de la ropa. — Está bien, pero primero tenemos una misión que cumplir… Cate.
Incluso la italiana fue incapaz de reprimir la sonrisa que se formó en su rostro, aunque la ocultó muy bien dándole un manotazo en la nuca al alemán, sacudiendo todos sus cabellos. Definitivamente seguía siendo el mismo adolescente presuntuoso de siempre, y eso, al fin y al cabo, era un alivio. De un salto se montó en su compañero, abrazándose a su pelaje. Estaban ambos maltrechos, pero sin duda podían seguir el encargo movilizándose en conjunto.
[…]
Utilizando el mismo método con el cual hallaron el primer bulbo, y acudiendo a la memoria de Fiorella sobre su apariencia, no tardaron en encontrar otros especímenes similares y llevarlos a la Central para finalizar la tarea. Aunque una vez allí se separaron. Llednar se encargó de llevar el pedido y finiquitar la misión, así como de entregar la información correspondiente a los infames. Fiorella, mientras tanto, se haría atender las heridas de su cuello y pierna, así como enviar a Renard a hacerse un chequeo de sus golpes. Una vez salió de la enfermería se encontró al dúo Expert, que la esperaba en una banca del establecimiento. El aparatoso vendaje y la muleta le robaron una risa al muchacho, ganándose un ataque con el pedazo de madera por parte de la fémina.
— Hey, Llednar. — Llamó su atención, aunque este la observó con desconfianza por el reciente atentado.
— ¿Qué, Cate? — Preguntó.
— Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad? — Aquella inesperada seriedad sorprendió al chico, quien se cuestionó si era lástima por la historia que le contó mientras regresaban. — Lo que sea que necesites estaremos para apoyarte… No te dejaremos solos.
Dichas palabras en plural tenían un gran significado para el muchacho, puesto que era capaz de discernir que también hablaba por Gianna, su hermana menor. El que esa mujer mezclase en cualquier asunto a alguien tan importante le daba una seriedad distinta a la situación, por lo cual no dudó en acercarse para extenderle la diestra en un apretón. Estrechó los dedos ajenos con fuerza, y se forzó a mantener el contacto visual, aunque esta práctica fuera una que le costaba horrores. Luego de unos segundos la soltó, volteándose para enfilar a la salida del edificio. No dijo ni una palabra más, a pesar que podía escuchar las amenazas de la europea de que debía mantenerse en contacto… Y visitar a la otra Vival de vez en cuando. Al salir de la Central Hackmon le dedicó una sonrisa, jalando su pantalón.
— Dime, Len. ¿No es genial tener amigos?
— Tsk… Dame un respiro. — Comentó el muchacho, incapaz de ocultar su propia sonrisa.
De todos modos, no podía negar que debía hallar una respuesta a las palabras de aquella infame… Y encontrar un modo de proteger a sus “amigas” de sus sucias garras. Definitivamente tendría mucho en qué pensar cuando decidiera acostarse a dormir.
Objetos utilizados:
- Carta: Nebaneba Net.
- Memoria: Meicrackmon Vicious Mode.
LadyAzulina ~
Tizza listo~