I-AM-ROSY!!
O-O¬ Baton pass!!
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La academia Longheart, ubicada en Inglaterra, era una de las academias más prestigiadas del mundo, una escuela que contaba con secundaria y preparatoria, enfocada en encontrar a jóvenes prodigios en distintos campos formativos, ayudarles en su crecimiento y presentarlos a la sociedad como uno de sus tantos egresados distinguidos. Era una de las rivales de la Step Fast School en cuanto a formación acádemica, pero, la mayor diferencia era el estatus que necesitaban tener los estudiantes para poder ingresar a dicho instituto, es decir, poder económico, ya que, la mayoría de los presentes no eran únicamente alumnos destacados, sus familias tenían suficiente dinero como para pagar las costosas colegiaturas, después de todo, “el prestigio” tenía su valor. En esa academia, la vida de tres jovencitas daría un punto y aparte en las decisiones futuras, más allá de la visión de su casa de estudios, decidirían, que había algo más allá que la gloria, familia, influencia y la riqueza, que la actitud y voluntad, era aquello que te podía hacer encontrar lo que tanto ansiabas, entre ello, el amor.
Una mañana en esa academia, era el primer día para una ingresada a segundo año, que había sido cambiada a esa academia por su madre, que quería tenerla bajo sus cuidados, ya que su esposo solía viajar mucho por el mismo trabajo que ella tenía, chef profesional. Como recién llegaba a la escuela, su madre no había tenido tiempo de comprarle un uniforme, por lo que, para pasar desapercibida dentro del edificio y no le llamaran la atención, pidió prestado uno de los vestidos de las sirvientas y así pudiese andar sin que le dijeran que no podía estar ahí. Era tanto el quehacer de su madre, que estaba terminando de ayudarle a vestirse en la cocina, aprovechando que no había nadie aún al ser las seis de la mañana.
- ¿Segura que puedo vestir así? - Preguntó la joven de cabello azul teñido como su madre, de peculiares ojos color carmín rosado, quien le terminaba de acomodar el moño. - ¿Me puedo quedar con el vestido después? -
- Lo usarás mientras te compro el uniforme, me dieron la dirección de los sastres que trabajan para la escuela, ya en la tarde te llevaré a que te tomen medidas, lo prometo. -
- Pero tú no cumples tus promesas, de seguro te vas a quedar a limpiar la cocina aunque tengas asistentes, como siempre. - Dijo la joven con un dedo en sus labios, sintiendo un leve jalón de orejas de su mamá.
- Por eso no me gusta que ayudes a tu papá cuando cocina, te dice cosas de mí que no son ciertas. -
- Claro que no, mi papá te ama como a nadie en el mundo, aunque seas una obsesionada con la limpieza y que a veces exageras la presentación de tus platillos y pierdes minutos valiosos para la entrega del mismo. -
- Buen día en que decidí casarme con otro chef. - Suspiró la mujer quien sonrió a su hija, empezando a recoger su cabello con una malla. - Recuerda, Lune, puedes conocer el campus mientras trabajo, no te metas a tu salón, presentarte sin el uniforme es peor que faltar. -
- Ya lo sé, mamá, me has dicho las reglas siete veces en la noche, tres ahorita ¿En verdad era necesario cambiarme de secundaria? -
- Lo era, tu papá estará muy ocupado en Estados Unidos y no puedo dejarles a tus abuelos que estén cuidándote, menos cuando tienes tus ocurrencias. -
- Mamá, me ofende que pienses mal de mí. - Habló Lune con una sonrisa y una elegancia típica de una doncella francesa al tapar su boca al reír.
- ¿Crees que se me olvida el día en que al barrer en tu cuarto encontré esas iguanas? -
- Tú me dijiste que no podía tener gatos, perros o aves en casa, por todo lo que sueltan, no me dijiste nada sobre reptiles, además, son muy bonitas, te juro que, de grande, tendré algunas serpientes, su reptar es muy elegante y el brillo de sus ojos es hipnótico. -
- Lune, si quieres ser una chef, debes de aprender a ser más disciplinada, empezando por hacerle más caso a tu madre. -
- ¿Pero acaso no te hice caso? No era algún gato, perro o ave. - Contestó Lune nuevamente con su dedo entre sus labios, haciendo suspirar a su madre.
- Mejor sal a conocer un poco, estaré ocupada en la cocina, cualquier cosa, ven a preguntarme, los celulares están prohibidos. -
- Bueno… -
- Y deja ahí. -
- ¿De qué hablas? - Dijo la jovencita mientras su madre sacaba de su bolso unos jugos de cajita.
- Esto es para el desayuno de los estudiantes. -
- ¿Y no soy una estudiante? -
- Ok, llévate solo uno, nada más. -
- Gracias. -
Lune salió por la puerta trasera de la cocina, miró hacía un lado, hacía otro, para después, soltar una risita antes de abrir su sombrilla, ya que su mamá no había descubierto que llevaba al menos cinco cajitas de jugo escondidas en su bolso. Mientras caminaba por las árboleras, sacó un jugo de uva para beberlo, sintiendo ese rico placer de beber de su pajilla aquel dulce néctar, sin dudas, no había nada mejor que los jugos de cajita, pensaba ella, pero, la mañana era mejor de lo esperada, ya que se topaba con un cartel que señalaba un zoológico, y como no había nada que hacer, ver animales era algo que para el corazón de la francesa era irresistible.
Al acercarse a los corrales y jaulas donde estaban distintos animales de granja, Lune notó que no estaba sola, alguien más estaba ahí, sirviéndole agua a los conejos y comida a las gallinas, una hermosa joven rubia, de ojos color índigo, que, por su uniforme y apariencia, era obvio que estaba en la preparatoria. La francesa se quedó maravillada con esa rubia, su mamá no lo sabía, pero, Lune entendió que era lesbiana desde hacía un año atrás, y esa chica le parecía tan bella, sobre todo, por ser la primera que conocía que tuviera un color de ojos tan inusual como los de ella.
- Bonjour. -
- ¿Qué quieres? -
- Mmm… ¿No entiendes francés? Sólo te daba los buenos días. - Sonrió Lune a la rubia que dejaba la cubeta en el suelo y le miraba con cierta molestia.
- Lo sé, nos dan francés, pero no le veo nada de bueno estar alimentando a estas bestias tan temprano. -
- Sí no te gustan los animales ¿Por qué los cuidas? - Preguntó la francesa tratando de mostrar su mejor sonrisa y simpatía.
- Me castigaron por tirarle mi plato de comida a la mesera. -
- Oh… -
Un nudo en la garganta nació en Lune, quien llevó su mano levemente a la boca, no le agradaba escuchar que alguien desperdiciaba comida, menos, cuando sabía que la chef en jefe de la academia era su madre, una prestigiada chef reconocida en toda Europa. La jovencita suspiró y trató de mantener la calma y su sonrisa, seguro, debía haber una razón para que hiciera eso.
- ¿Por qué lo hiciste? La chef de la academia es muy buena. -
- Lo hice porque me dio la gana. - Contestó la rubia haciendo que Lune sintiera un escalofrío por la respuesta. - No me gusta el pescado. -
- Simple, pudiste pedir otro platillo, no era necesario tirarlo. -
- Fue porque se lo dije a la estúpida mesera y aún así me trajo un filete de pescado. -
- Trata de entenderlo, el trabajo de mesera y de chef es muy difícil, son muchos pedidos al mismo tiempo y… -
- ¿Me estás sermoneando? - Dijo la mayor parándose frente a Lune con esa cara de molestia y manos dentro de su chaqueta. - ¿Una sirvienta me quiere hablar a mí de comportamiento? Ubica tu posición, idiota. -
- Lo siento, estás confundida, soy una estudiante, apenas llegué y no tengo uniforme, pero, aunque fuese una sirvienta, tirar la comida sólo por que no te gusta, es una falta de respeto a todos, desde el pescador hasta la mesera, yo creo que debes de disculparte por lo que hiciste. -
- ¿Disculparme? ¿Con una mesera? Parece que la academia ya deja entrar a cualquiera. -
- No soy cualquiera. - Sonrió Lune sintiendo que estaba en su límite, en verdad esa chica era insoportable. - Soy Lune Faure~Dumont, seré la mejor chef del mundo, te lo juro. -
- Ese apellido ¿Eres hija de la cocinera? -
- Chef, por favor. -
- Jajaja ¿La hija de la cocinera me quiere hablar de modales? Sin dudas, eres tan chistosa, jaja, te juro que tienes más madera de comediante que de cocinera, jaja. -
La risa de esa joven era molesta, Lune nunca pensó que una chica tan bonita podía ser tan grosera, tan burlesca, pero, no podía quedarse así, no, cuando se burlaba de su madre, a quien tanto admiraba.
- Nos vemos, mocosa, gracias por la risa, jaja. - Reía la joven dándole una palmada en la espalda a Lune caminando hacia las arboledas.
- Disculpa ¿Cómo te llamas? -
- Qué te importa. -
- De una u otra forma, sabré tu nombre. -
- ¿Acaso me estás amenazando? -
- No, solamente te hago una promesa, algún día, seré la mejor chef del mundo y te juro, que te haré comer de mis platillos... Así, como tus palabras. - Contestó Lune con una sonrisa y una mirada algo sádica, viendo como la rubia le daba la espalda y se iba.
Mientras la chica se iba, Lune se quedó pensativa, sentía su corazón latir agitado, se había enojado en verdad con esa tipa, pero, no dejaba de parecerle una chica muy guapa, era injusto, la belleza no debería ser sinónimo de vulgaridad.
- Mmm… Tal vez, debí ofrecerle un juguito y eso le hacía ser menos pedante. - Pensó Lune sacando una cajita de jugo de fresa, metiendo la pajilla en el agujerito. - ¿O no, conejitos? -
Unas horas más tarde, en las horas del almuerzo, una jovencita hindú, desayunaba sin dejar de ver a sus amigas, una chica alta de cabello negro y una castaña de estatura promedio, que se abrazaban de una manera más que amistosa y dulce, cualquiera diría que eran muy buenas amigas, no era raro al ser compañeras de habitación, pero, había algo más que solamente la morena sabía.
- Chicas ¿No piensan desayunar? -
- Es que no me decido que ¿Qué quieres desayunar, Pam? -
- Lo que tú quieras, Bety. -
- ¿Puede ser una ensalada cesar y cubitos de pollo? -
- Suena perfecto. - Habló Pam al oído de Bety, que se sonrojaba por el gesto.
- Chicas, no hagan eso en público, van a pensar mal de ustedes. -
- Lo siento, es que, me encanta el aroma de Bety. -
- Raanee tiene razón, sabes que no deben de descubrir que somos novias, o nos podrían expulsar. - Susurró la castaña mientras se separaban.
- Gracias por guardar nuestro secreto. -
- De nada, ustedes también guardan mi secreto, aunque lo suyo es más grave. -
- ¿Grave? -
- Ya saben, es un pecado. - Susurró Raanee a sus amigas que se reían un poco por el comentario.
- Lo dices como si el amor fuese lo peor del mundo. -
- No, no el amor, ya saben, entre chicas. -
- Agradecemos que te preocupes por nuestras almas, pero, no nos pasará nada malo. -
- Piensa, crees que sí el amor entre personas del mismo sexo fuese malo, ¿Dios hubiera creado corazones que se enamoren de sus similares? -
- Bueno, no lo sé, saben que mi religión es distinta y… -
-Que mala, te estás burlando de Raanee ¿Verdad? -
- Claro que no. - Río Bety mientras todas prestaban atención a las bocinas de la academia.
- “Cassandra Farah, se te solicita en la dirección, Cassandra Farah de tercero A de secundaria, se te solicita en la dirección. “-
- De nuevo, la princesa noruega se metió en problemas. -
- ¿Princesa noruega? -
- ¿No has escuchado de ella? Es una chica nueva, llegó hace una semana, dicen que es una princesa de verdad. -
- Escuché que la familia Farah tiene sangre cercana al rey de Noruega, ellos vienen siendo como una familia secundaria. -
- Pero nomás tiene el nombre y sangre de princesa, desde que llegó, se ha metido en problemas. -
- ¿Acaso es una chica problemática? -
- Se ha negado a usar el uniforme, tuvo un pleito con el equipo de natación porque las humilló en el primer día, es un genio para la piscina, parece que dijo muchas cosas, entre ellas, que estando aquí no iba a ser la mejor, menos compitiendo con aficionadas, la capitana quiso golpearla y ¿Qué crees? -
- ¿Qué? -
- ¡La noqueó de un golpe en la cara! La capitana de tercero de preparatoria, cayó de un golpe por una chica de tercero de secundaria. -
- ¡Por Vishnu! Suena a ser una chica terrible. - Dijo Raanee llevando sus manos a la boca, espantada.
- Nadie se le ha querido acercar, hasta los hombres le tienen miedo a pesar de que dicen que es muy guapa. -
- Pensar que es tan distinta a la otra princesa de la academia. -
- ¿Otra? ¿Hay otra? -
- Esa eres tú, Raanee, todas saben que la familia Jygyassu es la realeza actual de Kaphurtala, lo vimos en la clase de Historia y Genealogía, muchos chicos quisieran casarse contigo por eso. -
- No lo sabía, aunque, eso explica muchas cosas, como que mis papás tengan tantos sirvientes. - Hablaba la hindú pensando en que se la pasaba más tiempo en la computadora en sus vacaciones que conociendo de su familia.
- Como sea, de algo es seguro, las princesas no son como nos cuentan, una es una buscapleitos y la otra es una nerd. -
- Sí ¡Bety, no soy una nerd! -
- Jajaja, te ves tan linda cuando te alteras. -
- Oye, me vas a poner celosa. -
- Tranquila, que sólo tengo ojos para ti. -
Raanee se quedó pensativa por el tema de la “princesa”, le era extraño que una chica pudiese ser tan ruda o que se comportara de esa manera, se suponía que todas en la academia sabían de modales y de reglas ¿Estaba loca esa chica? ¿Por qué hacer lo que todos sabían que estaba mal? Sin dudas, no tenía que acercarse a esa estudiante, no sí quería sobrevivir en los dormitorios.
En la noche, como siempre pasaba, Raanee aprovechaba que aún no tenía compañera de dormitorio y que sus amigas mantenían su secreto, para salirse del dormitorio con un celular, laptop, comida chatarra y otras cosas que tenía ocultas. Para alguien adicta a la tecnología y al ocio, era difícil permanecer desconectada del mundo, por lo que, a escondidas, subía a la azotea y aprovechaba sus conocimientos para entrar a la red que usaban en la sala de computo, así como varios repetidores que instaló, para poder conectarse.
- Listo, listo, listo ¡Entramos! - Susurró en un tono fuerte la hindú, colocándose sus audífonos para escuchar algo de música.
La morena no se percató de que alguien más subía a la azotea, ya que la música no le dejó escuchar el momento en que se abrió y cerró la puerta. Los ojos ámbar de la chica que subió se posaron fijamente en aquella chica que vestía con ropas tan llamativas, con medias a rayas, minifalda tableada y una playera verde, con un cabello tan largo como su cuerpo, pero, lo que más le atrapaba, era su singular belleza, era la chica más hermosa que había visto, fue lo que pensó la rubia, que sentía como si el tiempo se había congelado alrededor de ellas.
- Tú… ¿Qué haces aquí? ¿Me escuchas? -
La hindú no escuchaba por estar atenta a su música, hasta que notó que alguien agitaba su mano en la parte baja de la azotea, quedando sorprendida al ser descubierta, pero, lo que le sorprendió más, era la mirada fría de esa chica, que, al mismo tiempo, le hacía sentir algo tranquila, como si supiera que no la iba a delatar.
- Ho… Hola. - Titubeó Raanee al quitarse los auriculares y esconderse un poco entre las cisternas. - Nada, no hago nada. -
- Préstamelo. -
- ¿Qué? -
- Tu celular o lo que traías, pensé que no estaban permitidos. -
- No lo están… - Dijo la hindú mirando con cierto miedo a la chica que estiró su mano.
- ¿Qué esperas? -
- ¡Ya voy, ya voy! -
Raanee bajó con cuidado para darle su celular a la chica, que le miró fijamente, sin dudas, esa morena era más bella de cerca, aunque, por los zapatos podía deducir que estaba en secundaria igual que ella, su cuerpo estaba muy bien desarrollado, sumado a su rostro exótico, le captaba la atención a la rubia.
- Te… Te lo presto un rato. - Susurró Raanee dando un brinco al ser observada por esos ojos fríos color ámbar. - ¡O puedes quedártelo, si te gusta! -
- Lo usaré un rato… ¿Cómo te llamas? -
- ¿Yo? -
- Quiero saber tu nombre, por sí se te ocurre acusarme de venir aquí. -
- ¡Yo no haría eso! Aunque sé que esta mal, delatarte a ti sería delatarme a mí. - Dijo la hindú con sus manos en el pecho. - Me… Me llamo Raanee Jigyassu. -
- Ok… Raanee. -
- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? -
- Yo… Me llamo Cassandra. - Contestó la rubia dándole la espalda, antes de subirse a las cisternas.
- De casualidad eres ¿Cassandra… Farah? -
- No repitas mi apellido, lo odio. -
Raanee sintió miedo, verdadero miedo, la chica de la que hablaron sus amigas, aquella que decían que había golpeado a una de preparatoria, la chica mala de la academia, estaba ahí, a solas con ella ¿Y si pensaba hacerle algo malo? Raanee no sabía que hacer, solamente, subió para estar cerca de sus cosas, temiendo que quisiera quitárselas, pero, había algo raro en esa rubia, sus ojos, aunque lucían fríos mientras veía el celular, tenían algo, era una mirada distante, solitaria, una mirada que conocía porque, le recordaba a la manera en que se miraba en el espejo. Al parecer, esa noche, sería distinta, Raanee no se esperaba lo que esa velada iba a conocer y vivir, al lado de Cassandra.
Una mañana en esa academia, era el primer día para una ingresada a segundo año, que había sido cambiada a esa academia por su madre, que quería tenerla bajo sus cuidados, ya que su esposo solía viajar mucho por el mismo trabajo que ella tenía, chef profesional. Como recién llegaba a la escuela, su madre no había tenido tiempo de comprarle un uniforme, por lo que, para pasar desapercibida dentro del edificio y no le llamaran la atención, pidió prestado uno de los vestidos de las sirvientas y así pudiese andar sin que le dijeran que no podía estar ahí. Era tanto el quehacer de su madre, que estaba terminando de ayudarle a vestirse en la cocina, aprovechando que no había nadie aún al ser las seis de la mañana.
- ¿Segura que puedo vestir así? - Preguntó la joven de cabello azul teñido como su madre, de peculiares ojos color carmín rosado, quien le terminaba de acomodar el moño. - ¿Me puedo quedar con el vestido después? -
- Lo usarás mientras te compro el uniforme, me dieron la dirección de los sastres que trabajan para la escuela, ya en la tarde te llevaré a que te tomen medidas, lo prometo. -
- Pero tú no cumples tus promesas, de seguro te vas a quedar a limpiar la cocina aunque tengas asistentes, como siempre. - Dijo la joven con un dedo en sus labios, sintiendo un leve jalón de orejas de su mamá.
- Por eso no me gusta que ayudes a tu papá cuando cocina, te dice cosas de mí que no son ciertas. -
- Claro que no, mi papá te ama como a nadie en el mundo, aunque seas una obsesionada con la limpieza y que a veces exageras la presentación de tus platillos y pierdes minutos valiosos para la entrega del mismo. -
- Buen día en que decidí casarme con otro chef. - Suspiró la mujer quien sonrió a su hija, empezando a recoger su cabello con una malla. - Recuerda, Lune, puedes conocer el campus mientras trabajo, no te metas a tu salón, presentarte sin el uniforme es peor que faltar. -
- Ya lo sé, mamá, me has dicho las reglas siete veces en la noche, tres ahorita ¿En verdad era necesario cambiarme de secundaria? -
- Lo era, tu papá estará muy ocupado en Estados Unidos y no puedo dejarles a tus abuelos que estén cuidándote, menos cuando tienes tus ocurrencias. -
- Mamá, me ofende que pienses mal de mí. - Habló Lune con una sonrisa y una elegancia típica de una doncella francesa al tapar su boca al reír.
- ¿Crees que se me olvida el día en que al barrer en tu cuarto encontré esas iguanas? -
- Tú me dijiste que no podía tener gatos, perros o aves en casa, por todo lo que sueltan, no me dijiste nada sobre reptiles, además, son muy bonitas, te juro que, de grande, tendré algunas serpientes, su reptar es muy elegante y el brillo de sus ojos es hipnótico. -
- Lune, si quieres ser una chef, debes de aprender a ser más disciplinada, empezando por hacerle más caso a tu madre. -
- ¿Pero acaso no te hice caso? No era algún gato, perro o ave. - Contestó Lune nuevamente con su dedo entre sus labios, haciendo suspirar a su madre.
- Mejor sal a conocer un poco, estaré ocupada en la cocina, cualquier cosa, ven a preguntarme, los celulares están prohibidos. -
- Bueno… -
- Y deja ahí. -
- ¿De qué hablas? - Dijo la jovencita mientras su madre sacaba de su bolso unos jugos de cajita.
- Esto es para el desayuno de los estudiantes. -
- ¿Y no soy una estudiante? -
- Ok, llévate solo uno, nada más. -
- Gracias. -
Lune salió por la puerta trasera de la cocina, miró hacía un lado, hacía otro, para después, soltar una risita antes de abrir su sombrilla, ya que su mamá no había descubierto que llevaba al menos cinco cajitas de jugo escondidas en su bolso. Mientras caminaba por las árboleras, sacó un jugo de uva para beberlo, sintiendo ese rico placer de beber de su pajilla aquel dulce néctar, sin dudas, no había nada mejor que los jugos de cajita, pensaba ella, pero, la mañana era mejor de lo esperada, ya que se topaba con un cartel que señalaba un zoológico, y como no había nada que hacer, ver animales era algo que para el corazón de la francesa era irresistible.
Al acercarse a los corrales y jaulas donde estaban distintos animales de granja, Lune notó que no estaba sola, alguien más estaba ahí, sirviéndole agua a los conejos y comida a las gallinas, una hermosa joven rubia, de ojos color índigo, que, por su uniforme y apariencia, era obvio que estaba en la preparatoria. La francesa se quedó maravillada con esa rubia, su mamá no lo sabía, pero, Lune entendió que era lesbiana desde hacía un año atrás, y esa chica le parecía tan bella, sobre todo, por ser la primera que conocía que tuviera un color de ojos tan inusual como los de ella.

- Bonjour. -
- ¿Qué quieres? -

- Mmm… ¿No entiendes francés? Sólo te daba los buenos días. - Sonrió Lune a la rubia que dejaba la cubeta en el suelo y le miraba con cierta molestia.
- Lo sé, nos dan francés, pero no le veo nada de bueno estar alimentando a estas bestias tan temprano. -
- Sí no te gustan los animales ¿Por qué los cuidas? - Preguntó la francesa tratando de mostrar su mejor sonrisa y simpatía.
- Me castigaron por tirarle mi plato de comida a la mesera. -
- Oh… -
Un nudo en la garganta nació en Lune, quien llevó su mano levemente a la boca, no le agradaba escuchar que alguien desperdiciaba comida, menos, cuando sabía que la chef en jefe de la academia era su madre, una prestigiada chef reconocida en toda Europa. La jovencita suspiró y trató de mantener la calma y su sonrisa, seguro, debía haber una razón para que hiciera eso.
- ¿Por qué lo hiciste? La chef de la academia es muy buena. -
- Lo hice porque me dio la gana. - Contestó la rubia haciendo que Lune sintiera un escalofrío por la respuesta. - No me gusta el pescado. -
- Simple, pudiste pedir otro platillo, no era necesario tirarlo. -
- Fue porque se lo dije a la estúpida mesera y aún así me trajo un filete de pescado. -
- Trata de entenderlo, el trabajo de mesera y de chef es muy difícil, son muchos pedidos al mismo tiempo y… -
- ¿Me estás sermoneando? - Dijo la mayor parándose frente a Lune con esa cara de molestia y manos dentro de su chaqueta. - ¿Una sirvienta me quiere hablar a mí de comportamiento? Ubica tu posición, idiota. -
- Lo siento, estás confundida, soy una estudiante, apenas llegué y no tengo uniforme, pero, aunque fuese una sirvienta, tirar la comida sólo por que no te gusta, es una falta de respeto a todos, desde el pescador hasta la mesera, yo creo que debes de disculparte por lo que hiciste. -
- ¿Disculparme? ¿Con una mesera? Parece que la academia ya deja entrar a cualquiera. -
- No soy cualquiera. - Sonrió Lune sintiendo que estaba en su límite, en verdad esa chica era insoportable. - Soy Lune Faure~Dumont, seré la mejor chef del mundo, te lo juro. -
- Ese apellido ¿Eres hija de la cocinera? -
- Chef, por favor. -
- Jajaja ¿La hija de la cocinera me quiere hablar de modales? Sin dudas, eres tan chistosa, jaja, te juro que tienes más madera de comediante que de cocinera, jaja. -
La risa de esa joven era molesta, Lune nunca pensó que una chica tan bonita podía ser tan grosera, tan burlesca, pero, no podía quedarse así, no, cuando se burlaba de su madre, a quien tanto admiraba.
- Nos vemos, mocosa, gracias por la risa, jaja. - Reía la joven dándole una palmada en la espalda a Lune caminando hacia las arboledas.
- Disculpa ¿Cómo te llamas? -
- Qué te importa. -
- De una u otra forma, sabré tu nombre. -
- ¿Acaso me estás amenazando? -
- No, solamente te hago una promesa, algún día, seré la mejor chef del mundo y te juro, que te haré comer de mis platillos... Así, como tus palabras. - Contestó Lune con una sonrisa y una mirada algo sádica, viendo como la rubia le daba la espalda y se iba.
Mientras la chica se iba, Lune se quedó pensativa, sentía su corazón latir agitado, se había enojado en verdad con esa tipa, pero, no dejaba de parecerle una chica muy guapa, era injusto, la belleza no debería ser sinónimo de vulgaridad.
- Mmm… Tal vez, debí ofrecerle un juguito y eso le hacía ser menos pedante. - Pensó Lune sacando una cajita de jugo de fresa, metiendo la pajilla en el agujerito. - ¿O no, conejitos? -
Unas horas más tarde, en las horas del almuerzo, una jovencita hindú, desayunaba sin dejar de ver a sus amigas, una chica alta de cabello negro y una castaña de estatura promedio, que se abrazaban de una manera más que amistosa y dulce, cualquiera diría que eran muy buenas amigas, no era raro al ser compañeras de habitación, pero, había algo más que solamente la morena sabía.

- Chicas ¿No piensan desayunar? -
- Es que no me decido que ¿Qué quieres desayunar, Pam? -
- Lo que tú quieras, Bety. -
- ¿Puede ser una ensalada cesar y cubitos de pollo? -
- Suena perfecto. - Habló Pam al oído de Bety, que se sonrojaba por el gesto.
- Chicas, no hagan eso en público, van a pensar mal de ustedes. -
- Lo siento, es que, me encanta el aroma de Bety. -
- Raanee tiene razón, sabes que no deben de descubrir que somos novias, o nos podrían expulsar. - Susurró la castaña mientras se separaban.
- Gracias por guardar nuestro secreto. -
- De nada, ustedes también guardan mi secreto, aunque lo suyo es más grave. -
- ¿Grave? -
- Ya saben, es un pecado. - Susurró Raanee a sus amigas que se reían un poco por el comentario.
- Lo dices como si el amor fuese lo peor del mundo. -
- No, no el amor, ya saben, entre chicas. -
- Agradecemos que te preocupes por nuestras almas, pero, no nos pasará nada malo. -
- Piensa, crees que sí el amor entre personas del mismo sexo fuese malo, ¿Dios hubiera creado corazones que se enamoren de sus similares? -
- Bueno, no lo sé, saben que mi religión es distinta y… -
-Que mala, te estás burlando de Raanee ¿Verdad? -
- Claro que no. - Río Bety mientras todas prestaban atención a las bocinas de la academia.
- “Cassandra Farah, se te solicita en la dirección, Cassandra Farah de tercero A de secundaria, se te solicita en la dirección. “-
- De nuevo, la princesa noruega se metió en problemas. -
- ¿Princesa noruega? -
- ¿No has escuchado de ella? Es una chica nueva, llegó hace una semana, dicen que es una princesa de verdad. -
- Escuché que la familia Farah tiene sangre cercana al rey de Noruega, ellos vienen siendo como una familia secundaria. -
- Pero nomás tiene el nombre y sangre de princesa, desde que llegó, se ha metido en problemas. -
- ¿Acaso es una chica problemática? -
- Se ha negado a usar el uniforme, tuvo un pleito con el equipo de natación porque las humilló en el primer día, es un genio para la piscina, parece que dijo muchas cosas, entre ellas, que estando aquí no iba a ser la mejor, menos compitiendo con aficionadas, la capitana quiso golpearla y ¿Qué crees? -
- ¿Qué? -
- ¡La noqueó de un golpe en la cara! La capitana de tercero de preparatoria, cayó de un golpe por una chica de tercero de secundaria. -
- ¡Por Vishnu! Suena a ser una chica terrible. - Dijo Raanee llevando sus manos a la boca, espantada.
- Nadie se le ha querido acercar, hasta los hombres le tienen miedo a pesar de que dicen que es muy guapa. -
- Pensar que es tan distinta a la otra princesa de la academia. -
- ¿Otra? ¿Hay otra? -
- Esa eres tú, Raanee, todas saben que la familia Jygyassu es la realeza actual de Kaphurtala, lo vimos en la clase de Historia y Genealogía, muchos chicos quisieran casarse contigo por eso. -
- No lo sabía, aunque, eso explica muchas cosas, como que mis papás tengan tantos sirvientes. - Hablaba la hindú pensando en que se la pasaba más tiempo en la computadora en sus vacaciones que conociendo de su familia.
- Como sea, de algo es seguro, las princesas no son como nos cuentan, una es una buscapleitos y la otra es una nerd. -
- Sí ¡Bety, no soy una nerd! -
- Jajaja, te ves tan linda cuando te alteras. -
- Oye, me vas a poner celosa. -
- Tranquila, que sólo tengo ojos para ti. -
Raanee se quedó pensativa por el tema de la “princesa”, le era extraño que una chica pudiese ser tan ruda o que se comportara de esa manera, se suponía que todas en la academia sabían de modales y de reglas ¿Estaba loca esa chica? ¿Por qué hacer lo que todos sabían que estaba mal? Sin dudas, no tenía que acercarse a esa estudiante, no sí quería sobrevivir en los dormitorios.
En la noche, como siempre pasaba, Raanee aprovechaba que aún no tenía compañera de dormitorio y que sus amigas mantenían su secreto, para salirse del dormitorio con un celular, laptop, comida chatarra y otras cosas que tenía ocultas. Para alguien adicta a la tecnología y al ocio, era difícil permanecer desconectada del mundo, por lo que, a escondidas, subía a la azotea y aprovechaba sus conocimientos para entrar a la red que usaban en la sala de computo, así como varios repetidores que instaló, para poder conectarse.

- Listo, listo, listo ¡Entramos! - Susurró en un tono fuerte la hindú, colocándose sus audífonos para escuchar algo de música.
La morena no se percató de que alguien más subía a la azotea, ya que la música no le dejó escuchar el momento en que se abrió y cerró la puerta. Los ojos ámbar de la chica que subió se posaron fijamente en aquella chica que vestía con ropas tan llamativas, con medias a rayas, minifalda tableada y una playera verde, con un cabello tan largo como su cuerpo, pero, lo que más le atrapaba, era su singular belleza, era la chica más hermosa que había visto, fue lo que pensó la rubia, que sentía como si el tiempo se había congelado alrededor de ellas.

- Tú… ¿Qué haces aquí? ¿Me escuchas? -
La hindú no escuchaba por estar atenta a su música, hasta que notó que alguien agitaba su mano en la parte baja de la azotea, quedando sorprendida al ser descubierta, pero, lo que le sorprendió más, era la mirada fría de esa chica, que, al mismo tiempo, le hacía sentir algo tranquila, como si supiera que no la iba a delatar.
- Ho… Hola. - Titubeó Raanee al quitarse los auriculares y esconderse un poco entre las cisternas. - Nada, no hago nada. -
- Préstamelo. -
- ¿Qué? -
- Tu celular o lo que traías, pensé que no estaban permitidos. -
- No lo están… - Dijo la hindú mirando con cierto miedo a la chica que estiró su mano.
- ¿Qué esperas? -
- ¡Ya voy, ya voy! -
Raanee bajó con cuidado para darle su celular a la chica, que le miró fijamente, sin dudas, esa morena era más bella de cerca, aunque, por los zapatos podía deducir que estaba en secundaria igual que ella, su cuerpo estaba muy bien desarrollado, sumado a su rostro exótico, le captaba la atención a la rubia.
- Te… Te lo presto un rato. - Susurró Raanee dando un brinco al ser observada por esos ojos fríos color ámbar. - ¡O puedes quedártelo, si te gusta! -
- Lo usaré un rato… ¿Cómo te llamas? -
- ¿Yo? -
- Quiero saber tu nombre, por sí se te ocurre acusarme de venir aquí. -
- ¡Yo no haría eso! Aunque sé que esta mal, delatarte a ti sería delatarme a mí. - Dijo la hindú con sus manos en el pecho. - Me… Me llamo Raanee Jigyassu. -
- Ok… Raanee. -
- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? -
- Yo… Me llamo Cassandra. - Contestó la rubia dándole la espalda, antes de subirse a las cisternas.
- De casualidad eres ¿Cassandra… Farah? -
- No repitas mi apellido, lo odio. -
Raanee sintió miedo, verdadero miedo, la chica de la que hablaron sus amigas, aquella que decían que había golpeado a una de preparatoria, la chica mala de la academia, estaba ahí, a solas con ella ¿Y si pensaba hacerle algo malo? Raanee no sabía que hacer, solamente, subió para estar cerca de sus cosas, temiendo que quisiera quitárselas, pero, había algo raro en esa rubia, sus ojos, aunque lucían fríos mientras veía el celular, tenían algo, era una mirada distante, solitaria, una mirada que conocía porque, le recordaba a la manera en que se miraba en el espejo. Al parecer, esa noche, sería distinta, Raanee no se esperaba lo que esa velada iba a conocer y vivir, al lado de Cassandra.
¿Qué le deparará a estas jovencitas?
Y así empieza esta historia :3 que relata desde mi punto de vista, como inició la vida amorosa de tres chicas que participaron en un Rol llamado "REUNIÓN". nwn/ Con permiso de


El nombre del fic es por esto: Golden Bittersweet Liberty, Golden por Cassandra, Bittersweet por Lune (El personaje de Ion Alue) y Liberty por Raanee. owo Golden en referencia a tanto el estatus que le daban de "princesa" a Cassy por su familia así como su destino de brillar por su cuenta, Bittersweet por las situaciones agridulces que vivió Lune para lograr ser una chef gourmet y encontrar el amor <3 y por último, Liberty, hablando sobre la aceptación de Raanee de ser lesbiana y cómo tomarlo al venir de una familia y una cultura tan conservadora. Además de que las iniciales hacen guiño a Gays, Bisexuales, Lesbianas owo.
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