Semanas atrás...
Sus ojos ámbar contemplaron en silencio el dije que yacía guardado dentro de aquella pequeña y tan modesta caja que el felino le había entregado. Su mirada cuidadosa examinaba el collar mientras en su mente se iba formando una marea de pensamientos respecto a lo que la pelirroja deseaba transmitirles. Mai había dicho que esa figura se trataba de la Lanza de Odín, el arma que nunca fallaba su objetivo y la cual ahora el grupo llevaba como insignia, un grupo que según palabras de la japonesa había sido formado bajo el pilar del balance. Discretamente escaneó con su mirada a los presentes, ¿qué equilibrio podría existir entre todos ellos? No le constaba totalmente que las palabras de su amiga fueran ciertas, aún dudaba de su veracidad y de si Hitomi había hecho bien en reunirlos a todos.
Raisa sacó el collar de su empaque y lo sostuvo en su diestra, sin duda era un detalle un tanto elegante y por sobre todo discreto, no llamaría la atención y ella no tendría que traerlo fuera todo el tiempo. Pero aún quedaba esa pizca de incertidumbre en ella, llevar ese distintivo significaba cierto compromiso hacia sus compañeros, y hacia Mai especialmente. Era un peso que la rubia no aseguraba poder soportar debido a sus antecedentes personales y sociales, pero en ese momento, en el instante en que la colorada le pidió ser parte de su proyecto, existió una fuerza desconocida que le impidió rechazarla, dar la media vuelta y seguir con sus asuntos. En ningún momento durante su estancia en el Mundo Digital a Nóvikova le había cruzado por su mente el llegar a formar una Guild, no estaba en su naturaleza ni en sus intereses. No obstante, ¿cuáles eran sus intereses? ¿Cuál era su propósito como Tamer en ese mundo? Quizás podría descubrirlo dentro de Gungnir, junto a su inseparable Gabumon y al lado de sus nuevos...compañeros.
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Curioso nombre —fueron las únicas palabras de la rubia, a medida que se iba colocando el colgante alrededor del cuello, para finalmente cubrir el dije por debajo de su blusa. Hitomi miró la acción de Raisa, interpretando esto como su aceptación por esa insignia simplemente sonrió, satisfecha de que aquella a quien sería más difícil de convencer finalmente se reconocía como parte de ese grupo y aceptaba su regalo.
El resto, entiéndase por Masaki y Ewain, ya habían aceptado sus dijes momentos antes de que ella hablara, por lo cual no hubo mucho más que agregar. Aunque al final, los dorados ojos de Raisa vagaron hasta depositarse disimuladaente sobre Von Kaulitz, lanzándole una de esas miradas desdeñosas y, para cuando el azabache reparó en la recia mirada clavada en él, la rubia esbozó una ligera sonrisa un tanto altiva. Iba a ser interesante como ese sujeto se las arreglaría para ganarse la confianza y aprobación de Mai. Aunque honestamente, le sorprendía que la japonesa si quiera lo estuviera considerando, por lo cual supuso que el escocés quizás tuvo algo que ver.
[Periferia de Star City]
Ese día había tenido que realizar un inesperado viaje a Star City debido a un mensaje que llegó a su D-Terminal, el cual citaba a todo miembro de Gungnir a reunirse. Creyó en aquello como una mala broma, y aún así salió de la Ciudadela con dirección a la otra ciudad. Al llegar, y corroborar que era cierto lo del mensaje, con la primera en dirigirse fue hacia la pelirroja. Para su completo asombro, la sorpresa que se llevó al notar la presencia de un espíritu acompañando a Mai fue inmensa e incrementó más al advertir lo mismo a un lado de Nakai, aunque supo esconder su conmoción bastante bien.
Una vez el peliverde se alejó y el felino digital le siguió, Gabumon alzó su mirada hacia su Tamer, indicando con sus ojos que también les acompañaría, Raisa no tuvo problema con ello y asintió, viendo como el lobo se alejaba hacia el lugar en donde la construcción se realizaba. Nóvikova emitió un comentario hacia Patamon al verlo cómodamente reposando sobre la cabeza de su Tamer. "
Esto comprueba que de patata inútil tienes mucho", fue lo dicho por la rusa en busca de hacer enojar al Digimon. Éste, lejos de responderle algo, infló los mofletes y por mero orgullo voló hacia los demás con la clara intención de ayudar en algo. Esto había dejado a ambas féminas a solas, siendo acompañadas únicamente por la silenciosa presencia de Blake.
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¿Qué tanta casualidad puede llegar a existir? —preguntó de pronto la de ojos dorados, mientras permanecía de brazos cruzados a su lado, viendo a los varones trabajar. Hitomi volteó a verla de reojo, captando a la primera lo que su amiga quería decir, mas no dijo nada y aguardó a que la rubia continuara —
Cuatro de cinco.
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¿Cómo lo obtuviste? —preguntó la japonesa, interesándose en la historia que Raisa tenía para contarle. Los ojos de Mai viajaron a espaldas de la fémina, topándose con la tranquila, pero a su vez tan severa mirada de Wolfmon.
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Fue en Holy Angel, encontré un templo —relató la rusa, manteniendo un semblante impávido mientras seguía viendo a lo que fuera que el azabache planeaba construir —
O más bien, alguien me llamó a encontrarlo —viró un poco su mirada sobre su hombro, viendo al guerrero a sus espaldas.
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Lo mismo nos sucedió, sólo que yo viajé a la Sabana Guardián y ahí hallé el Templo del Viento —explicó la pelirroja, igualmente intercambiando rápidas miradas con el hada, quien continuaba con una sonrisa en sus labios.
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De hecho, —recordó —
Esteban también estaba en el templo.
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Entonces también recibió el mismo llamado —Raisa asintió, corroborando la aseveración de la de ojos rojos —
¿Qué sucedió con él?
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Ni idea, me separé de él al entrar —dijo despreocupadamente, ganándose una ceja arqueada y una mirada inquisitiva por parte de su interlocutora. Nóvikova notó esto y por fin volteó a mirarla a los ojos —
¿Qué?
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Te separaste de él, de Esteban —ratificó la japonesa, interrogando con sus ojos a la rubia, quien simplemente suspiró antes de mirarla con una tenue sonrisa.
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Ya no es el mismo crío del incidente de Ogremon, puede cuidarse por sí solo, Mai.
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Tal vez —se encogió de hombros, a sabiendas que posiblemente la mayor tenía razón, pues no por nada el espíritu que habitó aquel templo de luz también le había hecho un llamado al español. Eso sólo significaba que la memoria del Juttoushi había tenido dos posibles candidatos a convertirse en su portador, y al final había sido Raisa la elegida —
Estuvo intenso mi viaje dentro del templo —comentó, bajando un poco su mirar.
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¿Sucedió algo?
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Muchas cosas ocurrieron —aseguró, recordando la experiencia por la que había pasado junto a Coronamon —
Pero supongo que a todos nosotros nos ocurrió algo similar...incluso a él —Mai apuntó con su rostro hacia la silueta de Hanz, quien movía un par de objetos pesados de un lado a otro, realmente no parecía importarle mucho la presencia del japonés o de los otros Digimon, hacía como que no estaban ahí. Nóvikova también observó al aludido, endureciendo el entrecejo al instante.
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Me enfrenté a Von Kaulitz hace unos días —confesó, tomando por sorpresa tanto a Mai como a Fairymon. La pelirroja la interrogó con la mirada, ¿se estaba refiriendo a...? —
Sí, los dos transformados. Y aunque parece acoplarse bien con Blitzmon, yo no entiendo aún qué vio en él, y nuestra batalla sólo justificó más mi posición.
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¿Cuál es?
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La misma que la tuya —tajó seriamente —
Pero no es a mí a quien el idiota debe de impresionar.
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No, pero es bueno saber lo que piensas —fue ahora Hitomi quien se cruzó de brazos y suspiró, un tanto abrumada por esa situación en la que había una persona tan deseosa de ganarse su confianza y aceptación, que había recurrido a tal extremo de construir algo para la Guild, y parecía ir totalmente en serio —
Ya veremos qué se le ocurre hacer.
Nóvikova hizo un ligero gesto afirmativo y, antes de dirigir sus dorados hacia el frente, los posó fugazmente sobre un Ewain un tanto alejado de ellas, el cual posiblemente había logrado escuchar un poco de su plática, pero no había comprendido del todo bien de que hablaban. La rubia cenizo volteó a ver al lobo y al felino, ayudando a Masaki a pasarle un par de herramientas y materiales para construcción, los cuales posteriormente él le facilitaba a un gruñón Hanz. Fue entonces que, al notar que Nakai ocasionalmente volteaba a ver hacia su ubicación y le veía sonreír ligeramente, giró sus orbes hacia la pelirroja, encontrándose con una situación similar. Mai no era muy buena ocultando ciertas cosas y ahora se encontraba prestando atención especialmente a los movimientos del peliverde, sin darse cuenta de su efímero ensimismamiento. La rusa esbozó una sonrisa ladina y entornó su mirada, sobretodo cuando recordó cierto beso que el japonés le dio antes de alejarse.
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Linda relación la que llevan —mencionó de repente, llamando la atención de Mai, aunque ésta no comprendió a la primera que Raisa ya había cambiado de tema —
No eres muy buena ocultando esa tonta sonrisilla cada que lo ves —dijo a modo de broma, esto causó que la pelirroja se sobresaltara mientras el hada a su lado soltaba una risa traviesa, habían tomado desprevenida a su portadora y su reacció le causaba gracia. Por otro lado, el guerrero de la luz no entendió muy bien el comentario de su compañera, por lo que se limitó a sólo prestar atención a la curiosa plática de ambas féminas.