Blue lemon, rompe~espadas
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Elliot Chapelle - Sköll
El olor a café recién hecho inundaba la estancia mientras la cafetera emitía sus últimos gorgoteos al finalizar el proceso, pero era ignorada por su dueño que seguía en la recámara. El castaño estaba ocupado en abotonarse la manga izquierda mientras mantenía el teléfono entre su oreja y hombro derechos. La sonrisa en sus labios se volvió más amplia al oír la voz de Vivianne.
- Por cierto, leí tu último artículo.
- ¿Ah sí? ¿Y qué te pareció? – Se cambió el teléfono al lado izquierdo.
- Algo descarado para mi gusto, pudiste ser más cruel y menos lambiscón desde un inicio.
Se contuvo de reír – Cariño, por desgracia aún tengo la correa muy corta como para escribir a placer sin que me aparten, al menos lo dejaron ver la luz sin editar demasiado el centro y las conclusiones.
- Mmmhhh Por eso prefiero los medios alemanes, están menos decorados que los americanos.
Esta vez no pudo contener la risa – Bueno es tu culpa cariño, debiste pensar mejor a donde me enviabas, quizá si hubieras elegido Berlin o quedarnos en Inglaterra con tu familia …
Un pesado suspiro femenino le dio a entender que Vivianne no tenía ganas de discutir sobre el pasado, era mejor cambiar de tema.
- Oye, se acerca nuestro aniversario.
- Oh ¿Tan pronto? ... Es verdad, ya siete años “juntos”, es mucho tiempo ¿Cómo es que no nos hemos aburrido?
- Es el amor que nos tenemos querida – Esta vez Vivianne rio - Estaba pensando que hiciéramos algo especial ¿Sabes? Si vinieras a verme, podrías usar ese vestido negro de seda con tirantes, te hace ver más sexy de lo normal –Se mordió el labio inferior al imaginarla, era homosexual, no ciego - Te llevaría a cenar al restaurante más romántico de la ciudad y te colmaría de regalos.
- Vaya ¿Qué clase de regalos? – Preguntó la mujer con interés en un tono seductor siguiéndole el juego a su esposo – Sabes que soy cara.
- Lo sé, me gusta como luce el oro en ti, tienes el tono ideal para lucirlo.
Pero antes de que pudiera seguir halagando a la castaña en aquel juego que ambos tenían, un pitido le hizo cerrar la boca y mirar en dirección al armario, seguramente su esposa también habría oído el ruido que emitía aquel aparato celosamente guardado en el cajón y lo reconocería.
- Viv… Te llamo más tarde.
- Ten cuidado – Pidió esta antes de que la llamada se cortara, no era una línea segura, no podían arriesgarse a hablar de más.
El ruido era constante y la única cosa que podría emitir algo parecido a una alarma era el dispositivo de S.K.Y. que les habían entregado hacía diez años, el de Vivianne también habría sonado si no se hubieran deshecho de el antes de que la científica aceptara irse voluntariamente con la ONU.
Dejó el teléfono en la cama y caminó hasta el armario, abrió el cajón donde al fondo estaba el aparato aun pitando, lo tomó considerando por un segundo que hacer ¿Podría tratarse de una trampa? Hacía años que no sabía nada de S.K.Y. y la cacería de héroes aparentemente había cesado pero el pacto continuaba vigente, si se trataba de un verdadero llamado de ayuda, quien sabe cuántos héroes se presentarían.
Con la mano izquierda libre se rascó la nuca en gesto pensativo - ¿Qué excusa voy a dar en el trabajo? – Preguntó a la nada antes de dejar el aparato en la repisa y comenzar a desvestirse para tomar el traje de Sköll.
Apareció en medio de un pasillo que lucía olvidado por el tiempo, el ambiente olía a encerrado y pronto el polvo le generó picazón en la nariz a pesar de portar su máscara, el sistema de filtración debía estar fallando, al menos había luz, miro alrededor en busca de alguna amenaza, no había nada ni nadie aparentemente cerca hasta que prestó atención, más adelante se oían voces así que caminó cauteloso.
Miró a una pareja abrazándose y no muy lejos de ellos a una niña, pero la comezón sobre su nariz estaba empeorando y no pudo evitar estornudar haciendo que todo su sigilo se fuera por el demonio.
Levantó ligeramente la máscara descubriendo lo suficiente solo para poder tallarse y aliviar la molestia con el dorso de la mano enguantada, volvió a poner la máscara en su lugar mientras hablaba – Hola – Agitó la mano despreocupadamente a modo de saludo, pero mirando al grupo atentamente con una leve inclinación de cabeza tratando de reconocer a alguno de los héroes presentes – Veo que no soy el único que se olvidó del sentido de autopreservación – Sonrió bajo la máscara y su tono era amistoso hasta que volvió a reparar en la más bajita del grupo - … ¿Por qué hay una niña aquí? – Preguntó al mirar a la más bajita del grupo y frunciendo el ceño, por la forma en que esta vestía parecía que la habían arrastrado de la cama. Él no era el más indicado para juzgar los métodos de elección de S.K.Y. Cuando Vivianne lo había contactado y unido al grupo, apenas iba a la mitad de la adolescencia; de eso hacía años. Fue el sentido común que le hizo actuar al quitarse la chaqueta y avanzar hasta la pelinegra de aspecto menudo, por un instante creyó reconocer el rostro de la chica pero no dijo nada ni se disculpó por el mal entendido.
- Mhh Tranquila – Usó un tono más suave - Encontraremos la forma de devolverte a casa Toto – Fue lo único que dijo tras echarle la chamarra encima para cubrirle hasta la cabeza y quedando con la camiseta negra de mangas cortas – Un héroe no debería andar enseñando su cara a cualquiera y menos en estos tiempos ¿Qué tal si soy un enemigo en cubierto? - Se giró hacia la pareja para señalar a la heroína rubia – Y eso va para ti también, aun que eres muy guapa, si fueras un chico definitivamente serías mi tipo, si tienes un hermano gemelo por favor preséntamelo – Bromeo al meter las manos en los bolsillos del pantalón de forma relajada pero erguido cual alto era.
Diego Szardos - Teleport
Balbuceo contra la almohada deseando que la alarma se callara, quería dormir un poco más junto a Emma.
- Mhhhaaaaa – Gimoteo estirando una mano para empujar a su novia a que se hiciera cargo de apagar aquella cosa, pero su mano solo tocó las sabanas frías a su lado, levantó la cabeza de forma somnolienta para comprobar que allí no había ningún otro cuerpo, su gesto se agrió y un suspiro resignado escapó de los labios imaginando perfectamente donde estaría la tecnopata. Cierto, desde el día anterior, Emma se había encerrado en el taller, el pelinegro se había dado sus vueltas de forma metódica para asegurarse de que la chica comiera algo más que taurina y le prometiera que iría a la recamara a dormir, pero Emma no cumplió.
- ¿Porque no me sorprende? – Murmuró a la nada.
Se dejó caer en la cama considerando que tan normal sería ponerle un grillete a su novia a la hora de dormir solo para asegurarse de que esta cumpliera ocho horas de sueño y no se viera tentada a fugarse a mitad de la noche a su taller o quizá cambiar una de esas bebidas energéticas por un sedante, la sola idea y lo que esta le diría Emma si supiera le hicieron reír, pero el constante pitido aún seguía interrumpiendo su mañana, a regañadientes se levantó para buscar el origen, su teléfono estaba sobre el mueble de noche, pero no venía de allí ni del reloj despertador. Abrió el cajón de la mesita de noche y allí estaba, la única cosa que podría estar emitiendo aquel pitido. Su corazón se aceleró y de inmediato salió de la recamara aun con el dispositivo en la mano.
- ¡Emma! – Prácticamente gritó al abrir la puerta, pero el “taller” estaba vacío, sus ojos azules escudriñaron la habitación rápidamente, dio media vuelta y volvió a llamar a su novia sin recibir respuesta.
Su búsqueda dentro del departamento no había tenido éxito, las llaves y el teléfono de la genio estaban allí; antes de dejar que el pánico nublara su juicio regresó al taller, se detuvo un momento aun con el aparato en mano pensando rápidamente. No había huellas de pelea o forcejeo, era ridículo que Emma hubiera salido así sin más.
- Ali
-
- ¿Dónde está Emma?
Ali se quedó en silencio unos segundos
Sintió que el alma se le iba del cuerpo e inhaló hondo, Emma no tenía ningún viaje programado, está le habría dicho por muy despistada que fuera para cosas básicas – Ali ¿A qué hora desapareció Emma?
La IA respondió que solo habían pasado un par de minutos, Emma no tenía la habilidad de transportarse a menos que hubiera tenido éxito con algún loco invento.
- Ali reproduce la actividad de Emma desde un minuto antes de que desapareciera – Pidió, la inteligencia comenzó a reproducir una grabación holográfica dando detalle de los hechos.
Al concluir la proyección se desvaneció dejando solo nuevamente a Diego – No es cierto – Exclamó al pegarse en la frente con la palma en señal de frustración al comprender que había pasado. No iba a poder transportarse así sin más, iba a tener que ocupar el aparato de S.K.Y.
Pero antes de que se atreviera a usar el dispositivo, fue a por su traje y el de Emma, no tenía idea de si estos funcionarían como antaño, ya lo averiguaría, su prioridad era ir con Emma a donde quiera que estuviese.
Inhaló hondo y activó el aparato sintiendo un súbito tirón mientras sujetaba con firmeza el maletín metálico donde estaba el traje de su novia, sintió algo parecido a su propia habilidad pero que, en lugar de venir desde su interior, solo podía definirlo como algo “sintético”.
Ya no estaba más en el departamento, si no en un largo pasillo iluminado de donde más adelante se oía algo de ruido, no estaba solo, había más gente allí. Miró hacia atrás considerando qué camino tomar, pero al final eligió ir hacia adelante, guardó el dispositivo y tomó su chakram para estar preparado en caso de tener que pelear.
Varias personas estaban allí, bajo el casco los miró de forma recelosa hasta que topó una figura más pequeña que el resto y vestida de forma más “normal” excepto por la enorme chamarra que la cubría.
- ¡Em! – Exclamó al abrirse paso y llegar hasta su novia estrechándola de forma protectora - ¿Estás bien? ¿No te hicieron daño? – Preguntó al mirarla sin intención de soltarla y luego ver alrededor cuidando de no soltar tanto a Tecna como el maletín y el chakram en sus manos.
Sköll simplemente dio un paso hacia atrás para darles espacio y levantó las manos en señal de paz hacia el héroe de traje negro – Tranquilo, en teoría somos los buenos.
Diego relajó ligeramente los hombros dirigiéndole una última mirada hacia el de la máscara de lobo para centrar su atención en su novia – En serio, no vuelvas a desaparecerte así por favor, no sabía que pensar, si no fuera por Ali – Soltó un suspiro pesado notando como a la adrenalina lo abandonaba - Traje tu equipo – Levantó el maletín – Por cierto… ¿Dónde estamos? -Preguntó a nadie en particular - ¿Es una base de S.K.Y?
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¡Ya! Al fin postee las intros, si hay un error, dímelo por favor








