Quest D Jungle Boy [Masaki Nakai & Mai Hitomi]

La pareja de japoneses se encontró en la central de tamers tras acordar ir a una quest juntos; ambos decidieron que esa vez tomarían algo tranquilo, buscando relajarse un poco tras las tensas semanas que habían pasado en la isla sin nombre. El peliverde se adelantó a su novia al escuchar el alboroto en las afueras de la central, tratando de distinguir lo que acontecía entre tantas voces, no fue hasta que Coronamon y Agumon los llamaron que el par pudieron encontrar el trabajo que esas personas pedían resuelto.

— Un Koemon… No suena tan complicado. — Soltó el león, saltando hacia el hombro de su compañera y haciéndole gestos al gnome.
— Podríamos detenerlo, resolvemos lo que ellos piden y hacemos algo tranquilo…
— No parece una mala idea. — Secundó la tamer, tomando la mano de su novio mientras el par sonreía; Nakai quitó el papel del tablero con su mano libre y entre uno tantos comentarios ambos se giraron hacia la multitud que seguía allí en la Central, esperando que resolvieran sus problemas.
— ¿Alguno de ustedes fue atacado por Koemon? — La líder de Gungnir alzó la voz buscando información sobre dónde encontrar al pequeño Tarzán, se sorprendió ligeramente al notar que de las ocho personas ahí, todos alzaron la mano con molestia. No pensaba que absolutamente todos estuvieran ahí por lo mismo, supuso que alguno había estado por un asunto distinto pero se había equivocado.
— ¿Pueden contarnos lo ocurrido? Nos haremos cargo, así que la mayor cantidad de información que puedan brindarnos será de ayuda para resolver el problema. — Agregó el peliverde, paseando su mirada entre los presentes al tiempo que todos estallaban en comentarios al mismo tiempo en un intento fallido de ser escuchados. Nakai hizo una mueca.
— One at a time!
— Uno a la vez por favor, no se les entiende nada. — Soltó Hitomi justo después del comentario de su amigo ígneo, la multitud calló sorpresivamente y uno se apresuró a volver a hablar apenas escuchó el mutismo generalizado. La narración fue simple, iba caminando por la ciudad y de buenas a primeras el Koemon lo había atacado con su resortera desde uno de los techos de los edificios cercanos al supermercado de la ciudad; el segundo relato fue similar y los demás no fueron la excepción, al parecer el pequeño child gustaba de molestar tanto a humanos como digimon en las áreas cercanas al supermercado, lanzando distintos tipos de cosas en dirección a sus presas para luego desaparecer entre las edificaciones.

Tras recolectar la mayor cantidad de información posible y encontrar un patrón similar en cada uno de los afectados, el par de Gungnir comenzó su andar en dirección a la zona afectada: El supermercado de Star City. Desconocían los motivos del infante, pero fueran cuales fueran, iban a detenerlo lo antes posible.

— ¿Crees que tenga algún resentimiento con los humanos como algunos digimon en File? — Se aventuró a preguntar el ígneo mientras agitaba su cola de un lado a otro a modo de entretener al hada.
— Lo dudo mucho, dijeron que también golpeaba a los digimon.
— ¿Por diversión quizá? — Agregó Agumon, poniendo una propuesta interesante sobre la mesa.

Mientras la pareja continuaba su caminata hacia el mercado, se vieron envueltos sin notarlo en un debate sobre los posibles motivos del Child y el mejor modo de detenerlo. Tal vez era debido a haber obtenido experiencia con tantas misiones "complejas", pero por alguna razón no lograban ver aquella tarea como algo tan sencillo. Originalmente el plan sería simplemente "encontrarlo y atraparlo", pero en ese momento, parecían estar más atentos a la forma en que lo harían, y como evitarían lastimar al bromista o a los involucrados en el lugar.

- En caso que sea muy rápido para perseguirlo por tierra podemos usar a Fairymon - Comentó la líder de la Guild, a lo que el chico solo asintió. Después de lo ocurrido en la isla ya no se mostraba tan renuente a la aparición pública de los Spirits. Después de todo, ya el asunto estaba casi al descubierto.

- Si podemos evitarlo mejor - Contestó, sacando su Digiwindow de su cinturón y activándolo para buscar la información sobre su objetivo. La imagen de Koemon apareció en la pantalla, revelándolo como un Digimon con la apariencia de un mono de pelaje verde, y una vestimenta que hacía honor al apodo de "pequeño Tarzán" que dijeron sus victimas. Masaki leyó la información con detenimiento, comunicándosela a los acompañantes - No dice nada de que sea travieso por naturaleza, así que tocará preguntar directamente sus motivos.

Finalmente el grupo llegó al mercado de Star City, encontrándose con un escenario tan abarrotado y animado como siempre. Por todos lados a donde observaban, decenas de Tamers y Digimon caminaban realizando sus compras del día, sin mostrar alguna señal de conocer el riesgo del "francotirador" en la zona. Los miembros de Gungnir se adentraron en las calles en busca del bravucón, prestando especial atención a los edificios aledaños y árboles ocasionales que pudieran vislumbrar. Sin embargo, los primeros minutos de búsqueda transcurrieron sin éxito alguno, ya que no lograban encontrar ninguna pista sobre el paradero del bromista o algún indicio de que hubiera atacado recientemente. Coronamon movía su cola impaciente en su puesto en el hombro de Mai, viendo a la multitud como si se tratara de un gato en busca de presas.

- Podríamos separarnos y buscar por nuestras cuentas - Sugirió el felino. La pelirroja se giró para ver su rostro mientras meditaba la posibilidad. No veía problema con ello, después de todo, cubrirían más terreno y no tendrían porque preocuparse al tratarse de un simple Child. Con la aprobación otorgada, Coronamon se bajó en el suelo y se escabulló entre las multitudes, mientras que su Tamer entablaba un enlace con su visión mediante el D-arc. Agumon, por su parte, se apegó a ambos Tamers con la intención de brindarles apoyo en caso de alguna eventualidad que pudiera obligarles a pelear. Con la separación hecha, cada grupo tomó su camino, revisando nuevas ubicaciones del mercado esperando tener mejor suerte. Finalmente, el primer indicio de esta llegó al grupo de Tamers unos minutos después, cuando el estruendo de piezas de vidrio rompiéndose seguido de un improperio dirigido a un "simio" les llamó la atención.


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El trío corrió en dirección a los improperios que paulatinamente incrementaban conforme se acercaban a la zona afectada; Masaki fue el primero en alcanzar a vislumbrar la diminuta figura del culpable el cual, con gran agilidad, saltaba de un techo en otro en búsqueda de un mejor ángulo para lanzar otro disparo, o bien, una forma de alejarse lentamente del área atacada conforme disparaba nuevamente a una víctima distinta.

— ¡Allá! — Exclamó para llamar la atención de su novia y digimon, ambos siguieron el índice del japonés, el cual apuntaba a un mini Tarzán en movimiento. Nakai vislumbró el momento exacto en el que la resortera estaba apuntando a su cabeza, momentos más tarde una pequeña piedrecilla salió a toda velocidad en su dirección, siendo recibida en el aire por el león ígneo que literalmente se había tirado desde un techo contiguo para proteger al japonés del impacto.
— ¡No ataques al novio de Mai! — Gritoneó el felino conforme atrapaba con sus manos el proyectil, aterrizando aparatosamente en el suelo y reincorporándose de inmediato para subir rápidamente por un poste y saltar de allí al techo, donde Koemon ya se estaba movilizando para seguir con su fuga-ataque.

La persecución comenzó, el infante ígneo seguía muy de cerca al simio por los techos y el grupo conformado por los dos tamers, el gnome y Agumon, perseguían a los dos por las calles. Se apoyaron un par de veces en el digivice de Mai al perder el rastro debido a que el camino normal no les permitía seguir el trayecto; la carrera continuó por unos cinco o diez minutos hasta que por fin vislumbraron el momento en el que Coronamon le daba alcance al otro child y lo embestía con una tacleada por la espalda, provocando que ambos cayeran al suelo desde uno de los techos.

— Got…him. — Susurró entre las quejas por el dolor del desplome que acababa de ocurrir mientras se masajeaba la espalda, Agumon fue el primero en llegar a detener a Koemon, evitando que éste se recuperara de la caída y siguiera con su escape.
— ¿Por qué atacas a los que visitan el mercado? — Preguntó de manera tajante, el mini Tarzán hizo una mueca y emitió un sonido intenso antes de librarse gracias a su resortera de la “prisión” de Agumon, sin pensarlo demasiado corrió hacia los árboles que rodeaban la zona, atentando con escapar y dejar sin rastro alguno a los Expert. Sin embargo, lo que no esperaba era que la chica se convirtiera repentinamente en un hada la cual a gran velocidad emprendió vuelo en su dirección con claras intenciones de atraparlo de una vez por todas, el child saltó entre los árboles tratando de usar las ramas a su favor para evitar que Fairymon le diera alcance.


Mientras tanto, Z’ev se encargaba de curar las heridas que podía en el cuerpo de Coronamon, el cual lo apresuraba un poco para poder alcanzar a su tamer, por su parte, Masaki ya comenzaba a correr en compañía de Agumon detrás de donde el otro par había comenzado una nueva persecución.

— Go, Masaki! — Animó el felino, dejándose tratar por el Gnome.


Fairymon dio un giro bastante cerrado al notar un movimiento hecho por Koemon, pero fue tomada por sorpresa cuando el mini Tarzán lanzó un ataque con su resortera hacia un montón de arbustos algo grandes a comparación del resto, luego se detuvo en seco cuando un mandril de mayores proporciones y un color amarillento se levantaba con aires fúricos. El pequeño simio saltó desde la rama hasta el hombro del adulto recién aparecido, el cual bufaba con fuerza y miraba directamente al hada, ¿Qué hacía ese digimon tan cerca de la ciudad? ¿Acompañaba al infante en sus travesuras? ¿Se aseguraba de cuidarlo?

Sin ninguna intención de dialogar, el mono dorado comenzó su ataque, liberando una serie de cabellos como agujas de su melena que obligó a la Juttoushi a manipular el viento frente a ella para desviarlas. Aquel Digimon desenfundó un gigantesco hueso de su espalda, blandiéndolo como un mazo y lanzándose contra el hada con la intención de asestarle un contundente golpe. Fairymon juntó sus manos, recibiendo el impacto en los guantes protectores que traía. Chistó al sentir el dolor producido por el arma, sin embargo no se amedrentó y procedió a contraatacar con las patadas veloces de su "Roseo Temporade". Hanumon resintió el ataque, alejándose mientras bufaba molesto ante la situación. Fairymon le dedicó una mirada severa, sin quitarle la atención también al pequeño mono que en ese momento estaba echándole "porras" a su compañero.

La declaración de un ataque, seguido de una bola de fuego que el mono verde esquivó a duras penas fue señal de la llegada del otro dúo al lugar, el Adult solo mostró estar más enojado ante aquel ataque traicionero, dirigiéndose contra el Tamer con su mazo en alto, el cual se apresuró en cargar el aura naranja de su mano en el Digivice. Agumon se interpuso en el camino entre el atacante y su Tamer a medida que aumentaba de tamaño, convirtiéndose en el colosal dinosaurio que obligó al simio a retroceder por la diferencia de tamaño. Geogreymon gruñó, a medida que fulminaba con la mirada a ambos primates. Masaki miró en todas direcciones, sin duda la evolución de su compañero llamaría la atención debido a la estatura, y sería solo cuestión de tiempo para que los curiosos aparecieran a tratar de averiguar que estaba ocurriendo. Notando la clara desventaja en la que se encontraba, el mono dorado le dedicó un chillido a su compañero y se giraron para retirarse, sin embargo Fairymon logró entender las intenciones a tiempo. Apresuró el vuelo y acortó la distancia entre ella y el objetivo de su misión, capturándolo por sus ropajes y alzándolo para que no escapara. El Adult pareció enfurecerse aún más ante esto, pero no logró intimidar a los presentes. Si dejaban que Koemon se fuera volvería eventualmente a repetir las mismas bromas pesadas, era mejor encargarse de él de una vez.

Desesperado por liberar a su compañero, Hanumon volvió a empuñar el Nyoi Bone para obligar a Fairymon a soltar al mono, siendo detenido por el Mega Roar de Geogreymon que estremeció a los presentes y algunas ventanas cercanas. El simio entonces devolvió su atención al dinosaurio, repitiendo por segunda vez su "Dohatsuten" que GeoGreymon recibió con su cuerpo, aguantando la molestia sentida al clavárseles las múltiples agujas que desaparecieron en un haz de luz. Koemon, por su parte, continuaba forcejeando en la mano de la Juttoushi en un intento inútil de liberarse de su agarre, la cual simplemente lo sacudió para aturdirlo. Observó al confundido mono mientras meditaba sobre su conducta, si tanto él como Hanumon actuaban como salvajes, el motivo de sus acciones debían ser algo tan sencillo como su instinto o, en otras palabras, "monerías". Suspiró levemente, casos como esos eran muy comunes y posiblemente nunca mermarían.

Un segundo Mega Roar acompañado de un Horn Impulse creó un estruendo en la zona, terminando el combate cuando GeoGreymon "arrolló" a su oponente gracias a su mayor tamaño y peso. Hanumon quedó tendido en el suelo inconsciente, mientras el otro intentaba volver en sí después de las múltiples sacudidas. Por lo visto, todo estaba terminado, y solo les quedaba esperar a las autoridades de la Central o Digital Security para que se encargaran del resto. GeoGreymon de-evolucionó y fue recibido por su Tamer, a medida que la Juttoushi soltaba al mono que cayó al suelo, volviendo a su forma humana mientras Agumon se le acercaba para mantenerlo quieto. En la distancia, la figura de Coronamon y Z'ev se veían vagamente, apresurándose para reunirse con el resto del grupo y dar por finalizado el día.


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