El alarido cadencioso de una parvada de Wingull acercándose a las costas de la Isla Cress se vio interrumpido por la voz grave y estridente proveniente de unos seis megáfonos ubicados alrededor de un estadio de cúpula abierta, cuyo retumbar ahuyentó a las aves y las dispersó en diversas direcciones en el instante que surcaban por encima de esta locación. Algunas de estas se entercaron y continuaron su viaje hacia el mar, balanceándose sin la necesidad de agitar sus alas continuamente porque el viento de aquella zona geográfica los mecía como bebés en una cuna. Cuando finalmente lograron alcanzar su destino, las siluetas de los voladores se reflejaron como sombras sobre la arena blanca de la playa, donde jugaban o reposaban una cantidad mesurada de humanos. Para los salvajes, era común contemplar la llegada de estos mamíferos bípedos cada cierto tiempo, impidiéndoles aterrizar con seguridad para que sus patas y picos fuesen bañados por la marea baja; no obstante, existía una semana en particular en la cual el número de los visitantes se incrementaba y traían consigo unas pequeñas embarcaciones de tripulación unitaria que también se amotinaban a unos metros más al fondo del océano. Al parecer, a ellos les gustaba observar cómo estos vehículos marítimos se desplazaban de un lugar a otro, celebrando eufóricos la llegada del primero de estos a la meta. Era incómodo tenerlos cerca con tremenda bulla que producían, pero al menos era mejor que estar tratando de descansar por los alrededores del edificio circular erigido hace no más de 5 años.
En comparativa, eso era realmente un calvario que soportar para los oídos de todos aquellos apacibles monstruos de la naturaleza. ¿O acaso los monstruos no eran ellos, sino los humanos que depredaban sus territorios a diestra y siniestra para instaurar su egoísta entretenimiento? Después de todo, a veces los pokemon también revelaban una inteligencia mayor de lo que los humanos se jactaban de tener. El razonamiento y el resentimiento no eran características únicas de aquellos que se hacían llamar “la raza superior en el planeta Tierra”. Retomando el recuerdo de aquella construcción que abría sus puertas en la misma época del año que la competencia de veleros, los gritos de emoción y los aplausos simultáneos de todos los espectadores en su interior no dejaban de poner en alerta a los habitantes originarios de la isla. Peor aún, no podían entender que la felicidad de estos se debía a que otros pokemon domesticados, acostumbrados a lidiar con las actitudes de las personas a diario, se batían en enfrentamientos que se detenían cuando uno de estos caía desmayado al suelo, resultado de los golpes recibidos por el duelo. ¿Realmente disfrutaban de este tipo de vida? ¿O acaso se habían resignado a terminar de ese modo? Las pokeballs, aquellas malditas invenciones de lógica impensable, debía ser lo que los tenían sometidos.
-Los humanos…son despreciables…-recitó con disgusto para sí mismo.
Una proyección cristalina en medio del cielo era el responsable de tal meditación. Debido a que había pasado varios años por la tranquilidad de los alrededores, sentía que tenía el derecho de poder filosofar sobre la negativa evolución de dicha región. Nunca había sentido tanta aversión hacia algo o alguien, una emoción que afloraba en esa época del año y se disipaba cuando todos los visitantes se retiraban lejos, tan lejos que su perfecta visión no podía alcanzarlos.
Si bien se había convertido en tradición esconderse y pasar tiempo con las criaturitas del bosque que se habían hecho sus amigos, ya sea en medio de la arboleada o sumergiéndose en el lago hasta llegar a una de las cavernas escondidas, ese día se convirtió en la excepción.
-Pero hay uno en particular…que hoy se convertirá en el peor…
Su instinto nunca le fallaba, no por nada lo habían designado junto a su hermana para custodiar aquellos lares con la esperanza de actuar ante el más mínimo atisbo de peligro. Gracias a que empleaba sus poderes de premonición de manera constante, tuvo una visión donde se enteró que el orden natural de las cosas iba a quebrarse. Por supuesto, muchas veces en el pasado tuvo tales visiones con respecto a la intromisión de Giratina, Dialga y Arceus; no obstante, nunca tomó cartas en el asunto porque, simplemente, no era parte de su jurisdicción. Su tarea de protector era primero; el resto, podía ser arreglado por sus otros congéneres.
-Te encontraré, sucio humano. Y cuando lo haga, yo, Latios, te expulsaré de inmediato.
La amalgama hablante, sin perder su refracción gracias a los intensos rayos de un día de verano, descendió a una velocidad mesurada con dirección al coliseo, donde nuevamente una voz adulta varonil comenzó un discurso que se transmitió a través de los megáfonos.
-¡Atención, público de Ameris! Comenzaremos de inmediato con el siguiente enfrentamiento.-comunicó un hombre no mayor de cincuenta años, ubicado en una cabina espaciosa y sobresaliente entre las tarimas para espectadores que rodeaban el estadio. El sujeto en cuestión, de cuerpo robusto y vestimenta de réferi, se hallaba sentado frente a su ventana y con el micrófono en mano, expresando cada una de sus frases con enorme emoción-
¡En la esquina izquierda, habiéndonos demostrado una gran fuerza y velocidad por parte de su Aerodactyl! Proveniente de las ardientes tierras de Ciudad Kadai, ¡denle una fuerte porra a Matías Bravo!
Un sujeto de pelo rojo en punta y dieciocho primaveras encima, vestido con un chaleco rockero abierto y unos jeans azules apretados, alzó los puños en señal de saludo mientras era vitoreado por la muchedumbre que había llenado los estrados. Por detrás suyo, emergiendo en un vuelo veloz desde la entrada por donde salió su entrenador, el pokemon arcaico realizó una demostración en el aire de su gran flexibilidad con sus alas. Una vez que su maestro se posicionó en su lugar correspondiente del campo de juego, este aterrizó por delante suyo y esperó a que diera inicio el evento principal.
Desde una de las salidas para el público, recostado de pie contra el marco de la misma, un joven de pelo azulado miraba con apatía cómo se desarrollaban los acontecimientos dentro de dicha cúpula. Parado sobre su hombre, un simpático Fomantis se dejaba acariciar por la brisa mientras sus hojas se agitaban suavemente, llegando a sentirse un poco somnoliento por lo cómodo que se sentía. Sin embargo, poco le duró entrecerrar los ojos cuando el muchachito que lo acobijaba metía las manos en su bolsillo para extraer su pokedéx. Encendiéndola, enfocó el lente sobre la criatura rocosa que se posó en la arena de combate, recibiendo inmediata información del mismo luego del típico mensaje de registro que tales aparatos mostraban.
-Con que Aerodactyl, ¿eh? Se ve intimidante y se nota que podría transportarnos de aquí para allá por encima suyo.-divagó, alzando la vista de la pantalla-
Lástima que no sea mi tipo.
-Foma…-suspiró la planta bípeda, esperándose un comentario de ese estilo por parte de él.
-¡Y por la esquina derecha, luego de mostrarnos una picardía única con cada uno de los movimientos de su Feraligatr! Proveniente desde el apacible pueblo de Oakwood, ¡reciban con fuertes aplausos a Daniel Gutiérrez!-presentó el comentarista del mismo modo, despertando la euforia de los espectadores una vez más.
Desde su entrada, el castaño que aspiraba a convertirse en comediante y su lagarto gigante celeste pegaron un brinco largo hacia adelante, cayeron con la rodilla posando el suelo al puro estilo de los caballeros antiguos y finalmente se levantaron con los brazos alzados, agradeciendo el gesto de apoyo mientras sonreían y agitaban sus extremidades. Avanzaron de esa forma hasta la cancha de pelea, el varón se ubicó en su puesto, colocó su mano sobre el hombro de su compañero para dirigirle unas palabras de apoyo y dejó que se le adelantara, posando con seguridad e hidalguía ante los que serían sus rivales.
-Y eso es un…-murmuró el veinteañero, quien ya se había metido un caramelo en la boca, a la vez que repetía el proceso de escaneo con el nuevo gladiador-
…Feraligatr. ¿Eh, qué onda con esto? ¿No debería decir “Feraligator”?-se planteó la incógnita al compararlo con la manera en cómo pronunciaron su nombre-
En fin, tampoco es que me importe mucho.-perdió el interés nuevamente, ahora sí guardando el dispositivo en su respectivo lugar y cruzándose de brazos.
La razón por la que Noah Taylor había decidido subir las gradas hasta esa ubicación y mirar el espectáculo era porque había escuchado que el chico de camisa azul con estampados verdes, cuyo nombre era Daniel según el locutor, se estaba convirtiendo en un reconocido coordinador pokemon de la región. No fue realmente que había investigado sobre él, sino que el comentario llegó a sus oídos cuando caminaba por la playa aquella mañana. “Dicen que ese jovencito puede sorprenderte y alegrarte el corazón”, fueron las exageradas palabras de una señora a su comadre, quienes colocaban sus toallas y bolsos sobre la arena. Tampoco es que fuera su intención escucharlas, sino que desafortunadamente Auror se había emocionado por jugar en la tierra y ya estaba metiendo la mitad de su cuerpo en este, a lo que Tay se tuvo que acercar para sacarlo y, de paso, quedarse con el eco de aquel diálogo.
-Solo no se alegre mucho. A su edad, puede llegar a darle un infarto.-formuló maliciosamente mientras se retiraba cargando a su pokemon entre sus brazos.
Su cara de pocos amigos no había cambiado desde que arribó a dicho lugar. No pensó que lo abrumaría un sentimiento claustrofóbico a causa del gran número de visitantes a la isla en dicha temporada. Quizás había soñado despierto por bastante tiempo del cómo disfrutaría de unas vacaciones tranquilas en esa isla, alejado de la metrópolis donde le era difícil encontrarse con personas que considerara interesantes en medio de tanto gentío que cumplía con sus cotidianas actividades, tal cual un personaje no jugable de videojuegos. Tal vez fue por eso que una chispa de esperanza surgió en su cabeza cuando oyó sobre ese tal famosillo de las coreografías, queriendo comprobar por sí mismo si realmente valía la pena o estaba condenado a pasarla aburrido por el resto de la velada.
-Veamos de lo que eres capaz.-pensaron Noah y Matías en simultáneo por mera coincidencia, cada uno en su respectivo lugar de aquel estadio.
-¿¡Listos?! ¡Comiencen!-el animador de la competencia anunció así el inicio de la batalla, por lo que los monstruos de bolsillo iniciaron su marcha hacia adelante con la intención de chocar.
-¡Aerodactyl, Supersónico!-ordenó el rockero, consciente de la estrategia que seguiría.
-¡Feraligatr, usa Chirrido!-indicó el castaño, estirando su brazo hacia adelante para mayor dramatismo.
Respirando hondo, el cocodrilo empleo un gruñido feroz con la finalidad de amedrentar al contrincante; sin embargo, pese a que lo hizo dudar por un segundo y tener un escalofrío, el ser arcaico no se quedó petrificado y alzó vuelo, aprovechando la distancia de su altura para regular sus cuerdas vocales y emitir unas ondas disonantes que golpearon de lleno al acuático. Esto significó, evidentemente, el rápido mareo por parte del reptil.
-Fera…Fera…-pronunció con evidente desconcierto, dando un paso hacia atrás en un tambaleo y llevándose una garra a la frente, demostrando así una aparente jaqueca.
-¡Vaya, vaya, vaya! ¡El pokemon del joven Gutiérrez ha caído fácilmente ante la técnica de confusión del joven Bravo! Ahora posee una clara desventaja, ¡y eso que apenas hemos iniciado el encuentro!-expresó el comentarista desde su cabina, viviendo apasionadamente cada instante de lo que observaba.
-Tremendo error de novato. Debió haberle dicho que lo esquivara.-opinó Taylor, suspirando resignado.
-Uhmm, no estoy de acuerdo. Es decir, si lo hubiese hecho, entonces habría perdido la oportunidad de disminuir la defensa de Aerodactyl. Siendo que Supersónico es un movimiento difícil de esquivar a causa de la afinada audición del pokemon, hubiera terminado mareado de todos modos y sin una ventaja a su favor.-argumentó la señorita a su costado.
-¿Eh?-el peliazul reaccionó, girando la cabeza rápidamente hacia su izquierda-
¿Qué rayos…?
La primera impresión que tuvo el chico fue de terror. Ni él y ni Auror se habían percatado que otra persona había llegado y se les había acercado tanto. Aquella dama de cabello corto azabache, que vestía un simple bivirí deportivo ajustado con unos lentes negros que se sujetaban en su cuello, un short de jean bastante corto y unas zapatillas blancas, había inclinado la mitad de su cuerpo hacia adelante y miraba entusiasta el combate. Cuando sintió que se había vuelto el centro de atención del oriundo de Karaula, le dirigió una mirada de amplia sonrisa que, en vez de transmitirle simpatía, le generó un ligero escalofrío.
-Ah, lo siento, ¿te asusté? ¿Ahora te preguntas desde cuándo es que estoy aquí?-planteó sus preguntas con la misma velocidad de su comentario, siendo bastante rápida en ello-
No te alarmes, no planeo robarte o ganarme tu confianza para después utilizarte. Es mera coincidencia que también decidiera ubicarme aquí para ser espectadora, mi espalda no soportaría que me quedara sentada por más tiempo, menos en unas gradas que se ven sumamente incómodas.
El apodado “Demon Blue” quedó boquiabierto por unos segundos hasta que pudo anexar sus ideas. Sin embargo, antes de que dijese algo, nuevamente la desconocida se le adelantó.
-¿Qué pasa, te comió la lengua el Raticate? Oh, ¿no será quizás que te enamoraste de mí a primera vista?-irguiéndose de improvisto, se ruborizó y se llevó ambas manos a la cara, pudorosa-
¡Ay, no, no! Sé que soy una mujer sexy que atrae miradas de todos los hombres hambrientos por placer, pero no puedo aceptar tu propuesta de matrimonio tan a la ligera.-empezó a mover la cadera de un lado a otro, realizando toda una pantomima-
Primero debemos conocernos bien, no puedo lanzarme a los brazos de cualquier chico tan a la ligera. Bueno, tampoco te ofendas, creo que tienes un buen físico y tu rostro revela buenos genes, pero debes saber que soy la clase de chica que no da besos en la primera cita y que…-continuó con su prosa, que para ese momento sonaba con un cúmulo de chorradas para él.
-¿Foma? Fomantis, foma.-le comunicó su compañero aprovechando la cercanía de su oreja.
-Sí, ya lo sé.-infirió su crítica, mostrando su cara de fastidio definitiva-
Oye, mujer escandalosa, ¿quién demonios eres?-preguntó en tono malicioso, sin poder aguantarla un segundo más.
Ante la incógnita expresada de mala manera, la muchacha detuvo su actuar de enamorada y se compuso, retomando la sonrisa siniestra de hace segundos.
-Esa no es la forma en que debes hablarle a alguien que te gusta, te restará puntos en el medidor del amor.-desvió el tema nuevamente, aunque volvió a centrarse en la batalla y su frase final dejó patidifuso a Noah-
El chico de camisa bonita será el ganador. No tengo duda alguna de ello.
Frunciendo el ceño, el conocedor de los tipo planta decidió ignorarla y volvió a observar el espectáculo. ¿Por qué otros seguían dándole tanto crédito si a simple vista no era nadie especial?
-Vendrá hacia nosotros aprovechando la confusión.-reflexionó Gutiérrez, chistando los dientes-
¡Usa Demolición a todo dar!-ordenó como medida preventiva.
Automáticamente, el enorme lagarto comenzó a agitar sus brazos hacia todos lados con ferocidad, sin poder ubicar a su contrincante a causa de su borrosa visión. Llegó hasta el punto de creer que este se había multiplicado, como si hubiera utilizado una técnica de clones de sombra, por lo que sus movimientos también lo llevaban a darse la vuelta en su mismo eje de manera errática. Pocas personas en la audiencia se rieron de aquel espectáculo bochornoso; más aún los niños, aunque estos interpretaban sus pasos como si se tratase de un baile improvisado. Perfecto para grabarlo en video, musicalizarlo de fondo y crear contenido divertido qué subir en las distintas plataformas de internet.
-Rayos, así no podré acercarme o acertará el golpe.-dedujo Matías, consciente de que el único ataque eléctrico que su pokemon conocía era “Colmillo Rayo”-
¡Aerodactyl, túmbalo con Ataque Ala!
El pterodáctilo lanzó un rugido que funcionó como preámbulo de su ataque, el cual consistió en tirar dos ráfagas de alta aceleración con ayuda de sus alas en contra del acuático. Ambos golpes de aire impactaron contra el pecho de Feraligatr, terminando de desestabilizarlo y causando que cayera, boca arriba. Cabe recalcar que aún continuaba confuso, lanzando zarpazos a la nada.
-Oh, no. ¡Rápido, amigo, debes ponerte de pie!-exclamó el comediante, sorprendido.
-¡Ja! Ahora será más fácil hacer esto. ¡Usa Colmillo Rayo!-indicó el entrenador Bravo, seguro de que estaban a punto de generarle un gran daño.
El volador manifestó unos chispas dentro de su mandíbula, las cuales se expandieron entre todas sus fauces y le dio un brillo amarillento a los mismos. Luego de eso, se dirigió en picada contra el absorto cocodrilo que parecía estar cansándose de no acertar. Sin embargo, fiel a su estilo de darle la vuelta al tablero, Daniel se esperó al último momento para, después de haber mostrado debilidad, sonreír con astucia.
-¡Eso es lo que estaba esperando!-declaró, alzando su mano derecha y chasqueando los dedos-
¡Feraligatr, usa Acua Cola invertido!
-¿Inver…qué?-Noah arqueó una ceja, incrédulo.
De pronto, sabiendo muy bien a lo que su dueño se refería, el denodado inicial de agua expidió de ese líquido a través de sus escamas, rodeando su extremidad trasera, la cuál había quedado aplastada y estirada por debajo de sus pies, hasta cubrirla por completo. Simultáneamente, gracias a su fuerza y gran capacidad de movilidad, levantó sus patas hacia arriba con la intención de hacer un volantín inverso y, mientras lo realizaba, su cola también ganó el impulso que necesitaba para golpear de lleno por debajo de la barbilla del cercano Aerodactyl. El latigazo, siendo muy efectivo, evitó que lo mordiera y arrojó al rocoso hacia atrás, impidiendo así que lo lastimara y a la vez pudiendo ponerse de pie una vez más. Todo pareció haberse efectuado en cuestión de tres segundos; pero tal escena dejó pasmados a quienes dudaron del castaño. Hasta el locutor, cuya emoción no pudo contener más, estalló en un grito de admiración ante tal proeza.
-¡WOOOOO! ¡El joven Daniel acaba de invertir los papeles y ahora es el pokemon del joven Matías quien ha sido gravemente lastimado!-narró, poniéndose de pie.
-Este tipo…-pensó el rockero, fastidiado e impotente-
…fingió estar contra la pared para después aprovechar que Aerodactyl estaría cerca para su ataque.
-No sólo eso, también fue consciente de que necesitaría bajarle la defensa para un mayor daño.-explicó la mujer junto a Noah, habiendo inclinado nuevamente el cuerpo hacia delante para darle realce a su trasero.
-¿Desde cuándo supo que tenía que hacer eso?-preguntó Taylor en voz alta por descuido, sin querer realmente que su duda saliera a flote y se considera como una charla.
-¿Recuerdas que él ordenó a su pokemon usar “Chirrido” luego de que su adversario ordenara ”Supersónico”? Así es: Él supo qué hacer y cómo hacerlo desde el inicio de la batalla.-le sonrió con aquella aura macabra que irradiaba.
- ¡Ladies and Gentleman! Lamento la espera. ¿Los sorprendí? ¿Pude arrebatarles un suspiro con esa maniobra arriesgada?- preguntó como todo un showman, a lo que algunos de estos reaccionaron y le festejaron-
Esta es una de las tantas formas de pelear que ideé en caso nos enfrentáramos a un pokemon volador.-expresó Daniel, por primera vez dirigiéndole la palabra a su rival-
¿Qué tal? A poco no es genial.-le guiñó el ojo de manera infantil.
Tomándolo como una ofensa, Matías esperó a que su pokemon se levantara y demostrara que podía continuar con el enfrentamiento.
-Nada mal, pero falta más que eso para vencernos. Además, tu pokemon aún está confundido.-apuntó hacia el mencionado, denotando su estado debido a que su cabeza seguía dando vueltas, como si estuviese ebrio-
¡No más sorpresa! ¡Aerodactyl, usa Poder Pasado!
-¿Una técnica a distancia? Muy inteligente de tu parte. ¡Feraligatr, usa Garra Metal y despedaza sus…!-antes de que pudiera terminar su frase, su monstruos de bolsillo revistió sus manos con una manipulación del acero como parte de su movimiento. No obstante, terminó golpeándose a sí mismo con ambas-
¿Eh?-con los ojos en blanco, el coordinador no se esperó que fallara así.
Sin contemplaciones, la lluvia de rocas impacto sobre el lagarto celeste y sus alrededores, alzando una nube de polvo en el campo de batalla que impidió la vista para los humanos implicados en esta. Desde las gradas con el público, ellos notaron que el acuático había quedado lastimado en el proceso y con algunos rasguños.
-¡Feraligatr!-llamó su entrenador, incapaz de ubicarlo desde su puesto.
-¡Aerodactyl, vuela y encuéntralo!-ordenó Bravo, sin querer darle chance de recuperarse-
¡Y hazlo retroceder con Cabeza Hierro!
Tal cual se lo pidió, la criatura arcaica se levantó de entre la niebla de tierra e identificó sin problema a su oponente, a lo que imitó el proceso de metalización en toda su corteza craneal para nuevamente intentar embestirlo a toda velocidad. Y resultó: Por el batir de alas, el polvo se disipó por completo y reveló que el reptil había sido impactado a la altura de su abdomen, ocasionándole un severo dolor. Sin embargo, también había logrado sujetar por el cuello al pterodáctilo, impidiendo que se le escapara ahora.
-¡OHHH! ¡En una nueva demostración de tenacidad, Feraligatr no se ha dejado vencer y aprovechó la oportunidad para capturarlo y tenerlo vulnerable!-contó el árbitro.
-¡No, Aerodactyl!-llamó su entrenador, observando que este forcejeaba por liberarse-¿
Acaso el estado de confusión ya desapareció?-cayó en cuenta de ello.
-Je, eres todo un grande, Feraligatr.-halagó el aspirante a comediante profesional, orgulloso de su desempeño mientras se secaba el sudor debajo de su nariz-
¡Bien, no desperdiciemos esto! ¡Usa Ventisca!-quiso dar el todo o nada, apostando en esa jugada.
-¡Feraaaaa!-con un ojo cerrado por el dolor, el lagarto celeste usó sus poderes para descender la temperatura a su alrededor.
Una vez que logró llegar al punto álgido de frío, soltó a su víctima y estiró ambos brazos hacia adelante, direccionando la tormenta gélida para que golpeara de lleno a su adversario. Sin poder esquivarlo, Aerodactyl sintió el choque de las escarchas de hielo en todo su cuerpo hasta que lo cubrió por completo, convirtiéndolo en un muñeco de nieve muy bien producido.
-Eso es todo. ¡THE END!-exclamó con elegancia, realizando una reverencia en simultáneo con su pokemon como agradecimiento por la atención del público.
Y para rematar el momento, la estatua blanca reventó y liberó a Aerodactyl, evidenciando que su vitalidad se había consumado y cayendo al suelo, inconsciente.
Era de esperarse que la audiencia estallaría en ovaciones, aplaudiendo al chico de pelo castaño y vestimenta veraniega elegante que había ofrecido un combate muy peculiar. Mientras el locutor expresaba todo su sentir y también se sumaba a las felicitaciones, Gutiérrez aprovechó el momento para acercarse a Matías y extenderle la mano. Pese a la frustración de haber perdido y luego de guardar a su compañera en su respectiva pokeball, el rockero exhaló resignado y aceptó estrecharle la mano, demostrando así que ambos tenían un espíritu competitivo sano.
-Bueno…predecible, pero fue muy divertido mientras duró.-alegó la chica de pelo azabache, parándose bien y dándose una media vuelta, con dirección a la salida-
Nos vemos.-se despidió de Noah y tarareó una canción hasta desaparecer, aunque el muchacho no volvió a chocar miradas con ella.
Auror se sentía perdido por el extraño comportamiento de aquella inusual chica, pero parecía que ver el combate le había dado ánimos de querer hacer algo. No estaba seguro de qué, pero tenía la energía para jugar o entrenar con el objetivo de hacerse más fuerte. Antes de siquiera poder usar su hoja para acariciar la mejilla de su dueño y expresarle aquello, el denominado Blue suspiró de cansancio y también caminó con la intención de no seguir viendo todo eso. A través del pasillo del coliseo, podía seguir escuchando al público estar sumamente satisfecho con la demostración de poder que apreciaron en el campo; más aún, estaban así por el talento de aquel coordinador.
Sin embargo…
-Me estafaron de nuevo.-susurró para sí mismo, tomando desprevenido a Fomantis, el cual tuvo que enfocarse en este para escucharlo mejor-
Yo no sentía absolutamente nada de su estilo de entretenimiento.-concluyó al cerrar los ojos, decepcionado y dirigiéndose a su siguiente destino.
Ya afuera de la construcción, la señorita parlanchina se dirigió hacia el interior del bosque con suma tranquilidad, a sabiendas que nadie se enteraría o la atraparía infringiendo el límite de la zona exclusiva para visitantes. A la vez que atravesaba algunos arbustos y árboles, se iba desquitando de su ropa informal y un terno elegante oscuro se convirtió en su nueva vestimenta.
Deteniéndose para ajustarse bien la corbata, sacó su celular de alta gama y marcó uno de los números registrados en él. El sonido de una llamada se escuchó por el auricular, siendo respondida por un extraño al otro lado de la comunicación.
-¡Hola, compañero! Sólo llamo para avisarte que estoy cerca de mi posición. ¿Qué tal tú?-hizo una pausa mientras lo oía, avanzando entre la maleza-
Ah, entiendo, entiendo. Bueno, yo encontré algo interesante, muy aparte de nuestra misión.-calló una vez más, asintiendo con la cabeza-
Sí, no te preocupes, no es nada que nos arruine el día.
Conversando de un modo amical único, prosiguió su andar hasta que finalmente llegó a un inmenso lago, el cual observó como si se tratara de un tesoro invaluable.
-Lo sé, es sólo que…-respiró hondo, disfrutando del paisaje-
…creo que era justo lo que necesitaba para motivarme un poco más.-finalizó, sonriendo macabramente una última vez.
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Noah registró a:
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> Aerodactyl
Tanshiro Lamento la demora, pero sabes cómo me pongo cuando me inspiro (?) #MuchoTexto
Por discord te doy algunas anotaciones.