Grey 03
Envuelto en una agradable oscuridad
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Bien, Grey ya se cansó y está aqui para retomar este viejo fic luego de un pequeño descanso.
Primero que nada quiero pedirles una disculpa a los que han seguido esta historia por la larga espera, pero nos habiamos quedado sin capitulos y debiamos avanzar un tanto para poder brindarles un capitulo semanal y no cada mes o cada dos meses. Ya tenemos una cantidad moderada, además de que en teoria ya tenemos la historia lista en un 75% o un poco más o un poco menos, pero por ahí vamos.
Maldiciones es un fanfic centrado en la tematica del terror o por lo menos eso se quiere intentar, porque dar miedo no da esta historia, ojala tuvieramos el don que tienen aquellos que hacen las creepypasta. Sé que con la pausa habremos perdido lectores, pero los pocos que sigan esperamos disfruten de la "segunda temporada" y si hay algún curioso que quiera leer el escrito pues ojala sea de su agrado. Sin más que decir aqui el capitulo 13, el número de la mala suerte.
PD: Deberian buscar temas estilo Silent Hill como ambientación, tal vez eso les ayude a sentirse más adentrados en la historia, solo digo.
Esperamos el capitulo haya sido de su agrado, nuevamente les pido perdón por la tardanza en cuanto a los capitulos.
¿Cuándo se darán las publicaciones?, la verdad aún no lo sé, pero decidí subir el capitulo ahora para meterle presión a alguien a ver si eso funciona. Si se puede, me gustaria saber qué días les gustaria que se publicaran los capitulos, si es que aun hay alguno por aqui que quiere seguir leyendo esta historia, ya que las de "mello" son escasas aqui y no son muy llamativas que digamos. Supongo que no hay nada más que decir, salvo agradecerles por retomar la lectura y ojala tengan una agradable semana. Sin más que decir nos leemos en la siguiente continuación.
Primero que nada quiero pedirles una disculpa a los que han seguido esta historia por la larga espera, pero nos habiamos quedado sin capitulos y debiamos avanzar un tanto para poder brindarles un capitulo semanal y no cada mes o cada dos meses. Ya tenemos una cantidad moderada, además de que en teoria ya tenemos la historia lista en un 75% o un poco más o un poco menos, pero por ahí vamos.
Maldiciones es un fanfic centrado en la tematica del terror o por lo menos eso se quiere intentar, porque dar miedo no da esta historia, ojala tuvieramos el don que tienen aquellos que hacen las creepypasta. Sé que con la pausa habremos perdido lectores, pero los pocos que sigan esperamos disfruten de la "segunda temporada" y si hay algún curioso que quiera leer el escrito pues ojala sea de su agrado. Sin más que decir aqui el capitulo 13, el número de la mala suerte.
PD: Deberian buscar temas estilo Silent Hill como ambientación, tal vez eso les ayude a sentirse más adentrados en la historia, solo digo.
Cap. 13
Se encontraba apoyado contra un muro y a su lado yacía un joven de cabellera rubia y gafas. Aquel chico de cabello castaño intentaba comprender lo que su nuevo compañero le había dicho. Al parecer desde que había ingresado a la mansión acompañado de sus amigos estuvo lloviendo, pero Nate no se había percatado de, en qué momento exactamente había comenzado a llover. Algo no andaba bien en esa mansión. Además del ambiente que sentía, este había cambiado de alguna forma, no sabía explicar el cómo o porqué, solo sentía algo diferente en todo lo que lo rodeaba.
— No entiendo cómo no pudiste darte cuenta en el momento en que comenzó a llover —se animó a decir el rubio mientras se acomodaba sus gafas.
— En serio, no sé cuánto tiempo tengo de estar aquí pero jamás había visto un clima tan perturbador como este —agregó el castaño llamado Nate mientras veía a través de la ventana y notaba como la lluvia azotaba los sucios vidrios de la mansión.
— Aproximadamente tienes una semana de estar en este lugar —Clemont se llevó la mano izquierda detrás de su cuello mientras se ponía un poco nervioso.
— ¡Una semana! pero… co-cómo es eso… —Nate se sentó en el suelo mientras soltaba un poco de aire de sus pulmones— mamá debe estar furiosa —sonrió débilmente al decir eso.
— Yo diría que más bien debe estar preocupada. Sus padres han hecho de todo para dar con ustedes pero ninguno imaginó que estarían en este lugar —Clemont observó hacía el techo mientras se le mostraba algo serio— si no salimos de este lugar, nosotros también preocuparemos mucho a nuestros padres… no quiero que eso pase. Bueno, no hay que pensar en eso —sonrió mientras veía al castaño— deberíamos ir al tercer piso, ahí se encuentran mis amigas, lo mejor será que nos reunamos.
— Supongo que es el mejor plan —su amigo intentó reponer sus ánimos y se puso de pie.
Caminaron por aquel pasillo a un paso acelerado ya que Clemont temía por sus amigas, más que todo porque era consciente de las horribles cosas que podían ocurrir en ese lugar. Ni siquiera se le cruzó por la mente que pudieran encontrarse con aquella extraña niña de horribles quemaduras. Luego de unos minutos se detuvieron ya que un dolor muscular comenzaba a invadirlos, pero por suerte las escaleras que conectaban el segundo piso con el siguiente se podían apreciar a unos cuantos metros. Caminaron lentamente hasta quedar frente a los escalones.
— Bien… ya solo es cuestión de subir estos es… —Clemont se colocó delante de su nuevo amigo y puso o mejor dicho intentó poner un pie en el primer escalón.
Su pie quedó a prácticamente un milímetro arriba del escalón cuando de pronto sintió como “algo” lo empujaba o mejor dicho le golpeaba el pecho mandándolo a volar. Nate reaccionó e intentó frenarlo pero se llevó la sorpresa de que la fuerza con la que el rubio había sido lanzado era aterradora ya que él también terminó volando. La fuerza fue tal que los dejó casi a dos metros de distancia de los escalones, mientras uno comenzaba a toser por la falta de oxígeno y el otro se quejaba por el fuerte dolor que sufrió su espalda al momento en que sirvió de amortiguador entre Clemont y el piso.
— Pero… pero… qué-qué… ¿Qué acaba de ocurrir? —Se preguntó el chico de gafas mientras se tocaba el pecho e intentaba recuperarse.
— No tengo ni la más mínima idea —respondió entre quejidos el de ojos cafés mientras se reincorporaba.
Ya un poco más repuesto, Nate se acercó a las escaleras mientras comenzaba a analizarlas. Ver volar a Clemont de esa forma y con esa clase de fuerza era algo que dejaba en claro que alguien no quería que subieran. El rubio por su parte ya se sentía más repuesto pero su respiración seguía siendo un tanto agitada.
— ¿Y ahora qué haremos? —Se preguntó mentalmente el castaño.
— Serena… Dawn… —murmuró en voz baja el de gafas mientras la preocupación en él aumentaba.
Se encontraban caminando por el pasillo, pero por alguna razón sentían que algo en el ambiente había cambiado. Después de que se encontraron con aquel chico tan fastidioso (según Serena), decidieron dejarlo y seguir en la búsqueda de Clemont. De vez en cuando escuchaban ruidos como de pasos que provenían de la sección más alta de la mansión… exactamente del tercer piso. La de corto cabello castaño se aferraba al brazo de su amiga de largo cabello azul mientras el temor en su corazón aumentaba.
— ¿No sientes, algo extraño? —Preguntó Dawn mientras veía por una de las muchas ventanas y se percataba que había dejado de llover. Además de que la oscuridad que se apreciaba en ellas era mayor.
— Algo extraño… ¿Cómo qué?
— No lo sé, solo que hay algo diferente aquí. Además, tenemos mucho tiempo de estar caminando y no damos con Clemont.
— Tal vez no le pasó nada grave, se habrá levantado y ahora debe andar por ahí… eso me quieres decir ¿verdad? —Preguntó con inseguridad la de ojos claros.
— Eso mismo, además desde hace ya mucho que no vemos a Ash. Es cierto que la mansión es grande pero… ¿tanto así como para no dar con él?
— Es-estás preocupada… ¿estás preocupada por Ash? —Por alguna razón una clase de temor muy diferente invadió el corazón de Serena.
— Eh… ¡Claro que lo estoy! ¡Después de todo es nuestro amigo!
— Tie-tienes razón —rió con nerviosismo luego de decir eso— entonces ¿Qué debemos hacer ahora?
— Regresemos al tercer piso, conociendo a Clemont, irá a buscarnos ahí.
Se giraron para regresar al lugar donde su amigo cayó desde un principio pero se detuvieron luego de dar unos diez pasos. Comenzaron a escuchar como un aparato generaba estática, se giraron para ver aquel oscuro pasillo y buscar el origen del ruido, pero no veían nada. Tragaron saliva al momento en que la estática dejó de ser escuchada y en su lugar se podía oír una melodía similar a la que produce una caja de música.
Era una melodía tranquila y un tanto hipnótica.
No sabían qué hacer, podían ignorar aquel hermoso sonido y seguir en la búsqueda del chico de cabello rubio o ir a investigar. Serena le indicó a Dawn que lo mejor era seguir pero cuando ambas iban a continuar con su caminar volvieron a detenerse ya que escucharon claramente la voz de Ash quien reía, era como si estuviese jugando con alguien. Rápidamente pensaron que tal vez se había topado con aquella pequeña y peligrosa niña y él no era consciente del peligro al que estaba enfrentando. Corrieron sin perder un segundo hacía el lugar donde se originaban las risas del azabache.
Llegaron al final del pasillo y vieron una puerta entreabierta. En el interior de ella se escuchaba aquella melodía que recordaba a una caja musical acompañada de las risas del chico llamado Ash. Serena tomó la perilla de la puerta y la abrió, sentía como los latidos de su corazón aumentaban a un ritmo acelerado y no era la única quien estaba sintiendo eso, ya que Dawn se encontraba en el mismo estado de ansiedad. Se sorprendieron al ver lo amplia que era la habitación, parecía prácticamente un salón.
La melodía se seguía escuchando pero las risas del chico habían cesado.
En un extremo del lugar había muchos cuadros que mostraban a una feliz pareja y a su hija, lo extraño era que en el otro extremo de la habitación se apreciaban también muchos cuadros pero mostraban a la niña sola y con la cabeza agachada haciendo que el cabello ocultara su triste mirada. El miedo las invadió al ver que el amplio salón contaba únicamente con esos aterradores cuadros ya que aun cuando algunos mostraban alegría, había algo que despertaba temor, o tal vez solo era el hecho de que el lugar estaba vacío a excepción de una pequeña mesa que estaba hasta el fondo.
— ¿No crees que lo mejor sería irnos? —Serena sentía que en cualquier momento su corazón se iba a salir de su pecho.
— Pero tú también escuchaste como la voz de Ash provenía de este lugar —Dawn por su parte comenzó a caminar lentamente, su intención era llegar a aquella pequeña mesa.
— ¡Es-espérame Dawn!
Caminaron lentamente, pero luego de unos segundos aceleraron el paso ya que pudieron sentir como si esos cuadros estuviesen observándolas profundamente. Inclusive los cuadros que tenían a aquella niña con la mirada baja generaban esa sensación. Al fin estaban frente a aquella mesa la cual tenía una pequeña caja musical. El objeto el cual era el causante de la hermosa melodía se veía en excelente estado si se le comparaba con las paredes, el piso y los cuadros de ese salón.
— ¿Qué significa esto? —Preguntó Serena mientras tocaba la pequeña y delicada caja musical.
Al momento en que tocó aquel objeto este dejó de sonar para que luego la puerta se cerrara violentamente y las pocas luces que iluminaban el lugar comenzaran a parpadear de forma intermitente. El ambiente se puso frío y el miedo en las chicas aumentó para que luego se fijaran que todos los cuadros por alguna razón mostraban a aquellas personas quienes parecían o hacían el efecto de que habían girado sus cabezas para verlas detenidamente.
Algo malo iba a ocurrir.
Se encontraba en el tercer piso de aquella vieja mansión.
Alan era un alumno quien cursaba su último año en uno de los tres institutos de aquella pequeña y casi urbana ciudad la cual estaba rodeada por los árboles. Era alguien bastante inteligente y responsable, el problema era que muchos lo juzgaban con solo verlo, y le temían por su aspecto que parecía ser el de una especie de delincuente juvenil. Pero a él no parecía importarle que lo aislaran, ya estaba acostumbrado a llevarse solo con los profesores quienes lo felicitaban y le decían que algún día sería una persona que haría famoso el nombre de aquella ciudad.
Se podría decir que Alan se volvió alguien antipático y sus calificaciones tan perfectas le hicieron creer que no necesitaba de nadie, que él solo podría salir adelante. Pero en ese mismo año conoció a una alumna quien había ingresado cuando las clases ya habían comenzado, era una chica de segundo año quien era de baja estatura y por eso mismo se había convertido en el objeto de burla de todos sus compañeros.
Manon se había mudado hace poco a la ciudad que parecía ser más un pueblo dado su ambiente, y por eso mismo estaba sola. Intentó llevarse bien con sus compañeros pero estos se aprovechaban de su alegría y deseos de hacer amigos, además de (como se dijo antes) molestarla por ser de baja estatura.
Un día de tantos, a la salida de clases, algunos chicos comenzaron a hacerle bromas pesadas y Alan quien se dirigía tranquilamente a su hogar notó eso y algo lo impulsó a ir a defenderla. Desde ese momento, la chica decidió estar a su lado, aun cuando él quería mantenerse distante. Y así, sin darse cuenta terminó aceptando la amistad y compañía de esa jovencita de cabello rojizo.
Manon escuchó un día de tantos el rumor o mejor dicho, las leyendas urbanas de aquella mansión abandonada y quiso ir a ver. Alan no era un creyente de lo sobrenatural, pero tampoco era alguien quien descartaba esos hechos, solo le parecían indiferentes las cosas sobrenaturales, y por eso mismo jamás sintió curiosidad de ir a los alrededores de aquel extraño lugar. Su pequeña amiga por su parte amaba esas cosas, veía programas en el canal PokeHistory, leí “creepypastas” por internet y veía videos relacionados a espectros y demás, por esa misma razón, ella quería conocer esa vieja mansión. El chico de cabello oscuro decidió ir con ella y de una forma u otra, terminaron encerrados en ese lugar sin que nadie supiera que se encontraban ahí.
No sabían cuánto tiempo había transcurrido, pero sentían que había sido una eternidad. Jamás se separaron y recorrieron cada rincón de esa vieja mansión, aunque a veces había lugares que no eran accesibles, pero gracias a ello conocieron a las dos inquilinas quienes jamás abandonaron ese lugar. La primera era una niña quien solo quería jugar… muy a su manera, y la otra una chica de tal vez quince años quien parecía molesta todo el tiempo y buscaba la forma para acabar con ellos. Las evadían con dificultad pero en un momento de tantos terminaron separándose.
Alan se convirtió en el guardián de Manon y solo quería sacarla de ese lugar, nada más le importaba, ni siquiera el hecho de que hacía no más de unos quince minutos que se había topado con dos chicas quienes querían estar con él. Ahora recorría el pasillo del lado izquierdo de la tercera planta de dicha mansión mientras la ansiedad y el enojo lo invadían a cada segundo.
— Espérame Manon, pronto estaremos juntos —dijo con total seguridad mientras se perdía en la oscuridad de aquel pasillo.
Se encontraba apoyado contra un muro y a su lado yacía un joven de cabellera rubia y gafas. Aquel chico de cabello castaño intentaba comprender lo que su nuevo compañero le había dicho. Al parecer desde que había ingresado a la mansión acompañado de sus amigos estuvo lloviendo, pero Nate no se había percatado de, en qué momento exactamente había comenzado a llover. Algo no andaba bien en esa mansión. Además del ambiente que sentía, este había cambiado de alguna forma, no sabía explicar el cómo o porqué, solo sentía algo diferente en todo lo que lo rodeaba.
— No entiendo cómo no pudiste darte cuenta en el momento en que comenzó a llover —se animó a decir el rubio mientras se acomodaba sus gafas.
— En serio, no sé cuánto tiempo tengo de estar aquí pero jamás había visto un clima tan perturbador como este —agregó el castaño llamado Nate mientras veía a través de la ventana y notaba como la lluvia azotaba los sucios vidrios de la mansión.
— Aproximadamente tienes una semana de estar en este lugar —Clemont se llevó la mano izquierda detrás de su cuello mientras se ponía un poco nervioso.
— ¡Una semana! pero… co-cómo es eso… —Nate se sentó en el suelo mientras soltaba un poco de aire de sus pulmones— mamá debe estar furiosa —sonrió débilmente al decir eso.
— Yo diría que más bien debe estar preocupada. Sus padres han hecho de todo para dar con ustedes pero ninguno imaginó que estarían en este lugar —Clemont observó hacía el techo mientras se le mostraba algo serio— si no salimos de este lugar, nosotros también preocuparemos mucho a nuestros padres… no quiero que eso pase. Bueno, no hay que pensar en eso —sonrió mientras veía al castaño— deberíamos ir al tercer piso, ahí se encuentran mis amigas, lo mejor será que nos reunamos.
— Supongo que es el mejor plan —su amigo intentó reponer sus ánimos y se puso de pie.
Caminaron por aquel pasillo a un paso acelerado ya que Clemont temía por sus amigas, más que todo porque era consciente de las horribles cosas que podían ocurrir en ese lugar. Ni siquiera se le cruzó por la mente que pudieran encontrarse con aquella extraña niña de horribles quemaduras. Luego de unos minutos se detuvieron ya que un dolor muscular comenzaba a invadirlos, pero por suerte las escaleras que conectaban el segundo piso con el siguiente se podían apreciar a unos cuantos metros. Caminaron lentamente hasta quedar frente a los escalones.
— Bien… ya solo es cuestión de subir estos es… —Clemont se colocó delante de su nuevo amigo y puso o mejor dicho intentó poner un pie en el primer escalón.
Su pie quedó a prácticamente un milímetro arriba del escalón cuando de pronto sintió como “algo” lo empujaba o mejor dicho le golpeaba el pecho mandándolo a volar. Nate reaccionó e intentó frenarlo pero se llevó la sorpresa de que la fuerza con la que el rubio había sido lanzado era aterradora ya que él también terminó volando. La fuerza fue tal que los dejó casi a dos metros de distancia de los escalones, mientras uno comenzaba a toser por la falta de oxígeno y el otro se quejaba por el fuerte dolor que sufrió su espalda al momento en que sirvió de amortiguador entre Clemont y el piso.
— Pero… pero… qué-qué… ¿Qué acaba de ocurrir? —Se preguntó el chico de gafas mientras se tocaba el pecho e intentaba recuperarse.
— No tengo ni la más mínima idea —respondió entre quejidos el de ojos cafés mientras se reincorporaba.
Ya un poco más repuesto, Nate se acercó a las escaleras mientras comenzaba a analizarlas. Ver volar a Clemont de esa forma y con esa clase de fuerza era algo que dejaba en claro que alguien no quería que subieran. El rubio por su parte ya se sentía más repuesto pero su respiración seguía siendo un tanto agitada.
— ¿Y ahora qué haremos? —Se preguntó mentalmente el castaño.
— Serena… Dawn… —murmuró en voz baja el de gafas mientras la preocupación en él aumentaba.
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Se encontraban caminando por el pasillo, pero por alguna razón sentían que algo en el ambiente había cambiado. Después de que se encontraron con aquel chico tan fastidioso (según Serena), decidieron dejarlo y seguir en la búsqueda de Clemont. De vez en cuando escuchaban ruidos como de pasos que provenían de la sección más alta de la mansión… exactamente del tercer piso. La de corto cabello castaño se aferraba al brazo de su amiga de largo cabello azul mientras el temor en su corazón aumentaba.
— ¿No sientes, algo extraño? —Preguntó Dawn mientras veía por una de las muchas ventanas y se percataba que había dejado de llover. Además de que la oscuridad que se apreciaba en ellas era mayor.
— Algo extraño… ¿Cómo qué?
— No lo sé, solo que hay algo diferente aquí. Además, tenemos mucho tiempo de estar caminando y no damos con Clemont.
— Tal vez no le pasó nada grave, se habrá levantado y ahora debe andar por ahí… eso me quieres decir ¿verdad? —Preguntó con inseguridad la de ojos claros.
— Eso mismo, además desde hace ya mucho que no vemos a Ash. Es cierto que la mansión es grande pero… ¿tanto así como para no dar con él?
— Es-estás preocupada… ¿estás preocupada por Ash? —Por alguna razón una clase de temor muy diferente invadió el corazón de Serena.
— Eh… ¡Claro que lo estoy! ¡Después de todo es nuestro amigo!
— Tie-tienes razón —rió con nerviosismo luego de decir eso— entonces ¿Qué debemos hacer ahora?
— Regresemos al tercer piso, conociendo a Clemont, irá a buscarnos ahí.
Se giraron para regresar al lugar donde su amigo cayó desde un principio pero se detuvieron luego de dar unos diez pasos. Comenzaron a escuchar como un aparato generaba estática, se giraron para ver aquel oscuro pasillo y buscar el origen del ruido, pero no veían nada. Tragaron saliva al momento en que la estática dejó de ser escuchada y en su lugar se podía oír una melodía similar a la que produce una caja de música.
Era una melodía tranquila y un tanto hipnótica.
No sabían qué hacer, podían ignorar aquel hermoso sonido y seguir en la búsqueda del chico de cabello rubio o ir a investigar. Serena le indicó a Dawn que lo mejor era seguir pero cuando ambas iban a continuar con su caminar volvieron a detenerse ya que escucharon claramente la voz de Ash quien reía, era como si estuviese jugando con alguien. Rápidamente pensaron que tal vez se había topado con aquella pequeña y peligrosa niña y él no era consciente del peligro al que estaba enfrentando. Corrieron sin perder un segundo hacía el lugar donde se originaban las risas del azabache.
Llegaron al final del pasillo y vieron una puerta entreabierta. En el interior de ella se escuchaba aquella melodía que recordaba a una caja musical acompañada de las risas del chico llamado Ash. Serena tomó la perilla de la puerta y la abrió, sentía como los latidos de su corazón aumentaban a un ritmo acelerado y no era la única quien estaba sintiendo eso, ya que Dawn se encontraba en el mismo estado de ansiedad. Se sorprendieron al ver lo amplia que era la habitación, parecía prácticamente un salón.
La melodía se seguía escuchando pero las risas del chico habían cesado.
En un extremo del lugar había muchos cuadros que mostraban a una feliz pareja y a su hija, lo extraño era que en el otro extremo de la habitación se apreciaban también muchos cuadros pero mostraban a la niña sola y con la cabeza agachada haciendo que el cabello ocultara su triste mirada. El miedo las invadió al ver que el amplio salón contaba únicamente con esos aterradores cuadros ya que aun cuando algunos mostraban alegría, había algo que despertaba temor, o tal vez solo era el hecho de que el lugar estaba vacío a excepción de una pequeña mesa que estaba hasta el fondo.
— ¿No crees que lo mejor sería irnos? —Serena sentía que en cualquier momento su corazón se iba a salir de su pecho.
— Pero tú también escuchaste como la voz de Ash provenía de este lugar —Dawn por su parte comenzó a caminar lentamente, su intención era llegar a aquella pequeña mesa.
— ¡Es-espérame Dawn!
Caminaron lentamente, pero luego de unos segundos aceleraron el paso ya que pudieron sentir como si esos cuadros estuviesen observándolas profundamente. Inclusive los cuadros que tenían a aquella niña con la mirada baja generaban esa sensación. Al fin estaban frente a aquella mesa la cual tenía una pequeña caja musical. El objeto el cual era el causante de la hermosa melodía se veía en excelente estado si se le comparaba con las paredes, el piso y los cuadros de ese salón.
— ¿Qué significa esto? —Preguntó Serena mientras tocaba la pequeña y delicada caja musical.
Al momento en que tocó aquel objeto este dejó de sonar para que luego la puerta se cerrara violentamente y las pocas luces que iluminaban el lugar comenzaran a parpadear de forma intermitente. El ambiente se puso frío y el miedo en las chicas aumentó para que luego se fijaran que todos los cuadros por alguna razón mostraban a aquellas personas quienes parecían o hacían el efecto de que habían girado sus cabezas para verlas detenidamente.
Algo malo iba a ocurrir.
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Se encontraba en el tercer piso de aquella vieja mansión.
Alan era un alumno quien cursaba su último año en uno de los tres institutos de aquella pequeña y casi urbana ciudad la cual estaba rodeada por los árboles. Era alguien bastante inteligente y responsable, el problema era que muchos lo juzgaban con solo verlo, y le temían por su aspecto que parecía ser el de una especie de delincuente juvenil. Pero a él no parecía importarle que lo aislaran, ya estaba acostumbrado a llevarse solo con los profesores quienes lo felicitaban y le decían que algún día sería una persona que haría famoso el nombre de aquella ciudad.
Se podría decir que Alan se volvió alguien antipático y sus calificaciones tan perfectas le hicieron creer que no necesitaba de nadie, que él solo podría salir adelante. Pero en ese mismo año conoció a una alumna quien había ingresado cuando las clases ya habían comenzado, era una chica de segundo año quien era de baja estatura y por eso mismo se había convertido en el objeto de burla de todos sus compañeros.
Manon se había mudado hace poco a la ciudad que parecía ser más un pueblo dado su ambiente, y por eso mismo estaba sola. Intentó llevarse bien con sus compañeros pero estos se aprovechaban de su alegría y deseos de hacer amigos, además de (como se dijo antes) molestarla por ser de baja estatura.
Un día de tantos, a la salida de clases, algunos chicos comenzaron a hacerle bromas pesadas y Alan quien se dirigía tranquilamente a su hogar notó eso y algo lo impulsó a ir a defenderla. Desde ese momento, la chica decidió estar a su lado, aun cuando él quería mantenerse distante. Y así, sin darse cuenta terminó aceptando la amistad y compañía de esa jovencita de cabello rojizo.
Manon escuchó un día de tantos el rumor o mejor dicho, las leyendas urbanas de aquella mansión abandonada y quiso ir a ver. Alan no era un creyente de lo sobrenatural, pero tampoco era alguien quien descartaba esos hechos, solo le parecían indiferentes las cosas sobrenaturales, y por eso mismo jamás sintió curiosidad de ir a los alrededores de aquel extraño lugar. Su pequeña amiga por su parte amaba esas cosas, veía programas en el canal PokeHistory, leí “creepypastas” por internet y veía videos relacionados a espectros y demás, por esa misma razón, ella quería conocer esa vieja mansión. El chico de cabello oscuro decidió ir con ella y de una forma u otra, terminaron encerrados en ese lugar sin que nadie supiera que se encontraban ahí.
No sabían cuánto tiempo había transcurrido, pero sentían que había sido una eternidad. Jamás se separaron y recorrieron cada rincón de esa vieja mansión, aunque a veces había lugares que no eran accesibles, pero gracias a ello conocieron a las dos inquilinas quienes jamás abandonaron ese lugar. La primera era una niña quien solo quería jugar… muy a su manera, y la otra una chica de tal vez quince años quien parecía molesta todo el tiempo y buscaba la forma para acabar con ellos. Las evadían con dificultad pero en un momento de tantos terminaron separándose.
Alan se convirtió en el guardián de Manon y solo quería sacarla de ese lugar, nada más le importaba, ni siquiera el hecho de que hacía no más de unos quince minutos que se había topado con dos chicas quienes querían estar con él. Ahora recorría el pasillo del lado izquierdo de la tercera planta de dicha mansión mientras la ansiedad y el enojo lo invadían a cada segundo.
— Espérame Manon, pronto estaremos juntos —dijo con total seguridad mientras se perdía en la oscuridad de aquel pasillo.
Esperamos el capitulo haya sido de su agrado, nuevamente les pido perdón por la tardanza en cuanto a los capitulos.
¿Cuándo se darán las publicaciones?, la verdad aún no lo sé, pero decidí subir el capitulo ahora para meterle presión a alguien a ver si eso funciona. Si se puede, me gustaria saber qué días les gustaria que se publicaran los capitulos, si es que aun hay alguno por aqui que quiere seguir leyendo esta historia, ya que las de "mello" son escasas aqui y no son muy llamativas que digamos. Supongo que no hay nada más que decir, salvo agradecerles por retomar la lectura y ojala tengan una agradable semana. Sin más que decir nos leemos en la siguiente continuación.