-Buenos días, le atiende la Central de Tamers. ¿Qué desea? - preguntó el recepcionista de la sucursal de Holy Angel Citadel.
-Buenos días…- saludó una Palmon algo preocupada. Para ella desde luego no lo eran.- Soy Palmon, la encargada de la clínica de la ciudad. Verás, creo que la clínica está siendo robada…-
Palmon explicó detalladamente lo que había sucedido: varias medicinas del lugar habían sido robadas en los últimos días y, aunque no fueron fármacos realmente importantes, le preocupaba que los robos fueran a más en los próximos días.
-¿Ha habido alguna señal de destrucción o algo?- preguntó el encargado. El digimon planta respondió negativamente: si hubiera habido algún destrozo habría llamado antes a la Central.- De acuerdo, nosotros mandaremos a alguien para solucionar ese problema, no se preocupe.-
-Muchas gracias.- Palmon colgó y se puso a esperar, pronto alguien llegaría para ayudarle.
(…)
La habitación que habían encontrado en el hostal era muy acogedora, y ese fue el mayor de los problemas para que Lara quisiera levantarse de la cama. Jorge le tocó quitarle la sábana de encima y recordarle que debían hacer una misión, y con tantos tamers por ahí, podrían no tener ninguna. Era necesario que no perdieran las ganas de seguir realizando labores. Ella bostezó y repitió varias veces lo de descansar cinco minutos más, hasta que el humano tiró de ella y la dejó caer al suelo. Finalmente el halcón abrió los ojos, sintiendo el golpe en el trasero.
-¿Era necesario? - murmuró ella, pasándose las manos por la cara.
-Sabes que sí.- contestó él, empujándola para que entrara al lavabo.- El desayuno está listo. ¡Ve preparándote!-
No tuvo otro remedio que darse una rápida ducha mientras que escuchaba a su compañero metiéndole prisa. Salió del lavabo y se acercó para dar un mordisco a la tostada.
-¿Desde cuándo tienes tan buen humor al levantarte? - suspiró Lara, dando un sorbo al café.
Él se asomó por la ventana y admiró la ciudad durante unos segundos. El cambio de aires le había sentado bien.
-Me gustan las posibilidades que nos ofrece la ciudadela.- se limitó a responder.
Terminaron la comida rápido para bajar a la ciudad y observar el tablón de misiones. Jorge se quedó callado al comprobar que estaba totalmente vacío, al menos de misiones que se ajustaran a su rango… Y ahora le tocaría escuchar un sermón por parte de Lara y su mal humor al despertar.
-Preguntemos a la recepcionista.- sugirió antes de que Lara estallara. Ésta soltó un bufido y accedió de mala gana.
Esperaron una pequeña cola hasta poder acceder al mostrador. Una vez se encontraron con la recepcionista, esperaron nuevamente: parecía estar hablando por teléfono. Cuando la muchacha colgó, les preguntó:
-Buenas, ¿qué desean?- preguntó la chica con una sonrisa de oreja a oreja. Era más amable que otros que los habían atendido con anterioridad.
-Nos gustaría tomar una misión, pero no hay ninguna disponible en el tablón para el rango médium: sólo un par para élites y expert.-
-Estáis de suerte, justo acaban de llamarme para solicitar ayuda por unos robos en la clínica.-
-Estupendo.- sonrió maliciosamente a su compañera.- La aceptamos.-
-¿Y no tienen cámaras de vigilancia o algo? ¿Cómo ha hecho el ladrón para entrar tantas veces sin ser descubierto? ¿Es un genio?- inquirió el halcón, molesto. Estaba harto de tener que encargarse solo de robos. Exceptuando la misión que realizaron en equipo para capturar al Blackguilmon modificado, sus últimos encargos tenían que ver con objetos extraviados.
-Ah… lo siento, a nosotros nada más nos han avisado de que necesitan ayuda. Pregúntelo todo cuando estén allí.-
Sin nada más que saber por parte del recepcionista, el dúo abandonó el lugar para dirigirse a la clínica. El lugar les resultaba familiar: habían estado recientemente para visitar a Elecmon, quien se recuperaba satisfactoriamente del ataque sufrido. En la entrada del edificio les recibió la encarga, quien llevaba rato esperando. No recordaban haberla visto en su última visita.
-Buenos días. Yo soy Palmon, la encargada de esta modesta clínica.- se presentó. -Vosotros debéis de ser la pareja que he reclamado.-
-En efecto.- confirmó Lara.- Mi tamer Jorge y yo somos los encargados de la misión.-
-Si me acompañáis a dentro, por favor.- les dijo, invitándolos a seguirla.
Siguiendo los acelerados pasos del digimon vegetal pasaron al interior del edificio. La clínica presentaba el mismo aspecto pulcro y moderno que de costumbre. La primera estancia era una amplia recepción, en la que unas Alraumon correteaban de aquí para allá, escaleras arriba, escaleras abajo o contestando al teléfono.
-Las habitaciones de los pacientes, consultas y demás se distribuyen en esta planta baja y en el piso superior. El pequeño almacén de medicinas se encuentra en la única habitación del piso de abajo. Es de ahí de dónde desaparecen los medicamentos habitualmente- explicó Palmon.
-¿En qué consisten exactamente los robos?- preguntó Velázquez mientras sacaba su libreta.
-Pastillas, botes de jarabe... de todo un poco. Siempre en cantidades pequeñas, para que no se note.-
-¿Ha habido algún destrozo durante los mismos?- prosiguió Lara el interrogatorio.
-Ninguno.- negó Palmon.
-¿Sabemos a qué hora sucedieron los hurtos?- inquirió el ave con sus habituales preguntas.
-Ni idea. Me percaté de la falta de material cuando yo mismo fui a buscar al almacén un jarabe para un paciente. Pensé que alguno de mis compañeros lo habría cogido, pero no estaba anotado en el registro del almacén.- explicó la encargada, preocupada.
-¿Registro?- preguntó Lara, extrañada. Se encontraba espesa por acabarse de levantar y había entendido que habían registrado a los pacientes y personal del hospital, lo cual la extrañaba: Palmon no tenía pinta de investigadora.
-Sí, registro.- repitió Palmon.- Llevamos la cuenta de todos los medicamentos que gastamos, su uso y quien los emplea. La clínica no cuenta con muchos fondos y es mejor que nos organicemos bien.-
-Supongo que por ello no habrá cámaras de seguridad. ¿Me equivoco?- siguió, evitando su pequeña metedura de pata.
-No, para nada.- confirmó Palmon la afirmación del ave.- Tras la remodelación de la recepción y unos cuantos gastos extra, andamos algo justos. Es por ello por lo que no tenemos forma de saber quién ha sido.-
-Creo que no hay más preguntas.- concluyó Jorge tras apuntarlo todo.- Nos gustaría ver el almacén si no le importa.-
-Adelante, os conduciré hasta él.-
Claire. vamos allá.