El siguiente movimiento que Hakins debía aprender era algo mucho más complicado. De acuerdo a lo que la secretaria de piernas largas le había indicado, debía crear un nuevo movimiento en base a sus conocimientos sobre su forma de Gijinka: Giratina. Si bien estaba muy familiarizado con el tema, había viajado más veces al mundo distorsión que la mayoría de mortales, nunca se había detenido a estudiarlo a detalle.
—Así que… vive en otra dimensión, escupe rayos y centellas; es de tipo dragón y fantasma; se oculta en otra dimensión para esquivar y atacar…— Hakins se encontraba en el medio del bosque, sentado en una roca y sosteniendo un pequeño pizarrón —¿qué más nos falta?— preguntó, levantando la mirada del pizarrón hacia el frente, donde se encontraba espurr.
—…— el felino llevaba puestos sus lentes sin cristal, esos que Tyler le ponía de vez en cuando y que –según él- le hacían ver como todo un intelectual —Prr.
—Cierto, lo dejaron en un “tiempo fuera” eterno debido a su mal carácter— anotó aquello en su pizarrón.
Luego de un rato, Hakins colocó el pizarrón en la rama de un árbol para tener la información a mano mientras pensaba qué hacer a continuación. Y tuvo que pensarlo por un largo rato, se sostuvo el mentón con una mano, se cruzó de brazos, se revolvió el cabello, se sentó en el césped e incluso sostuvo a Espurr en un vano intento de que sus poderes psíquicos le despertaran alguna idea. Pero nada. Pensó en ataques que escupiesen rayos, golpear con sus garras o incluso con su cola; pero todo ello ya eran movimientos que Giratina hacía o resultaban demasiado básicos como para considerarse un movimiento más que una acción común. Supuso que lo mejor sería adoptar la forma de gijinka y luego hacer lo que fuera que le resultase natural.
—Veamos…— Hakins examinó sus manos con detenimiento. Pensó en cómo podía levitar sin ningún esfuerzo gracias a su habilidad, luego tuvo una brillante idea que le hizo sonreir —Acepta el dolor, conoce el dolor…— dijo el pelirrojo mientras se elevaba lentamente por encima de los árboles—Y ahora…— extendió los brazos a los lados —Este mundo conocerá el dolor— un aura oscura rodeó el cuerpo de Hakins y todos los sonidos del bosque se acallaron en un instante.
Todo fue silencio luego de que exclamó esas palabras, como si una presión aplastante manara del dragón-fantasma… pero nada pasó en realidad. Para fortuna del pelirrojo, ningún humano fue testigo de su vergonzoso despliegue, además de que estaba seguro en un 95% que Espurr no le diría a nadie.
—…— el felino se ajustó sus lentes sin aumento, curioso d elo que fuese que eestuviesee haciendo su entrenador allá arriba.
—Bien, los nombres geniales y el poder del anime no funcionarán para crear un nuevo poder…— suspiró —el poder de la amistad me defrauda una vez más— descendió una vez más para acercarse a su pizarrón.
De nuevo cerca del suelo Hakins examinó sus opciones. Definitivamente había sentido algo allá arriba, era cómo cuando entraba a esas dimensiones alternas cuando combatía, pero de alguna forma se sentía diferente. ¿Sería porque en aquella ocasión su intención era quedarse en esa dimensión mientras hacía aquello? Por un momento barajó la idea de un disparo dimensional que lanzara cosas a otra dimensión para nunca más ser vistas. Pero dudaba que fuese posible, además, ¿en qué o quién lo usaría? No era un monstruo como para condenar a alguien a vagar eternamente en un lugar sin espacio de tiempo. Esas eran cosas de Arceus.