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CAPITULO 37
Un Sapien roedor había concebido la idea de ocultarse y esperar a que todos se marcharan de la cueva subterránea, para reclamar por su cuenta la cabeza del cadáver de Khenya y entregárselo a la organización “Los Cuatro pilares del mal” para cobrar la recompensa y quizás unirse a sus filas.
Luego de que todos finalmente se marcharan, según sus planes, corrió sin detenerse e ingreso a la cueva, emocionado por encontrar el cadáver de su asesinado jefe, sin embargo, termina dando con otra cosa.
—¿Qué… sucedió aquí?...
El ratón expreso una pesada inquietud en cuerpo y mente, noto primero que donde se supone que debería estar el cuerpo de Khenya, este ya no se encontraba allí, solo los cuerpos de los presuntos asesinos del jefe tigre. Pero también había algo más, en el suelo se encontró con un Sapien quien aún estaba vivo.
Aquel perro estaba totalmente desnudo, temblando y gimiendo como si un intenso dolor le carcomiera por dentro, el roedor se le acerco cuidadosamente, cuanto más cerca estuvo de él, noto como este respiraba con más intensidad, como si le faltara el aire, incluso cada exhalación culminaba con más dolencia.
—Tu… tu eres…
Le reconoció en el acto, aquel perro que estaba en tal condición era su compañero, uno de los tantos que huyeron en escena luego de que su jefe fuera envenenado por el asesino, por la mente el roedor se pregunto que hacia uno de ellos aquí, ¿también tenían el mismo plan de tomar la cabeza de Khenya cuantos se marcharan?.
—¿Qué fue… que lo que te ocurrió?... -Pregunto el ratón inquieto.
—Esa “cosa”, me hizo esto…
Un fuerte dolor repercute en el pecho al perro haciendo que exhalara su agonía con un grito a todo volumen, sus ojos quedan abiertos y estos dejan de parpadear, su boca saliva sin control y se siente la ausencia de respiraba tanto en la boca como movimiento del tórax, con todas esas pistas, el roedor comprendido que al pobre diablo canino le llego su hora.
—(Ha muerto, pero… ¿qué lo mato?) -Fue la poderosa interrogante en sus pensamientos.
Busco minuciosamente en el desnudo cuerpo, pero no hallo heridas en este, de ningún tipo, ya fuera de cortes, laceraciones o contundentes, aquel desnudado canido estaba libre de lesiones físicas, la siguiente incógnita del roedor fue plantearse porque se halla desnudo en la cueva. Sus ojos lo llevaron a la cintura, observo que sobre su flácido pene la punta tenía restos de semen, ¿había eyaculado hace poco?.
Sus ojos enseguida miraron entonces algo chorrear por la espalda del Sapien, o eso pensó, no era su espalda, aquello en realidad venia de más abajo, de su recto, el culo del perruno individuo chorreaba un espeso liquido con un extraño e inusual hedor a cítrico.
—¿Semen?.
El ratón fácilmente se dio cuenta, pero era extraño el olor que aquella espesa semilla desbordaba, el aroma cítrico que despendía era bastante notorio, una mezcla de frescura y a la vez agria a su olfato. La presencia de tanto de esta blanca esencia en su culo, solo podía deberse a una razón en concreto.
—(¿Acaso estuvo follando con alguien?, ¿aquí mismo en la cueva?, ¿por qué?) -Fueron tantas las interrogantes que se planteó en su mente.
Cada Sapien en el mundo deleitaba su sexualidad a su manera, atendiendo a esa necesidad en ocasiones para desembocar en extraños fetiches, pero el roedor quien conocía en cierta forma a ese fallecido perro, no encontraba que tuviera tal gusto. Más importante, ¿por qué se encontraba en tal estado que desemboco en su muerte?, no hay señales de lesiones ni heridas, solo indicaciones de que eyaculo y que alguien se corrió en gran cantidad sobre su culo.
La pregunta ahora seria, ¿con quién follo?, su única pista fue las ultimas palabras de ese Sapien antes de parecer, “Esa “cosa”, me hizo esto”, la manera en que formulo “cosa” como el responsable de su tragedia. Casi uno pensaría, que aquello que lo dejo en ese estado, no estuviera refiriéndose a un Sapien, sino a otra cosa.
—Oh, otra alma curiosa, ¿qué tentación te llevo a venir aquí?, ¿tal vez… codicia?.
Una voz de tono masculina resalta a espaldas del roedor, el Sapien de pelaje grisáceo sintió un intenso nervio al darse cuenta de que había otro individuo en la cueva, ¿pero cuanto llevaba allí?, ¿había llegado recién o quizás estaba hace rato?. Se dio vuelta rápidamente para encontrarse entonces con la presunta persona, intento armarse de valor para no delatar su miedo, pero cuando vio de quien se trataba, era imposible ocultar tal sentimiento de pavor.
A solo escasos metros suyos, se encontró con un enigmático Sapien, una liebre con la de pelaje marrón carbonado, pero tenia algo más, había escamas verdes sobre su pelaje típicos de un Sapien reptil, tales escamas se extendían por sus brazos, piernas y buena parte del torso, además de tener un pequeño cuerno en la frente y una cola de lagartija. Pero lo más intimidante era su increíble altura, llegaba a medir aproximadamente 210 centímetros, tenía brazos y piernas de musculaturas marcadas, pero su torso mostraba una constitución delgada.
A los ojos del roedor, aquel Sapien era un “monstruo”, los lagomorfos altos son inusuales ya que generalmente la mayor parte de su población, no alcanzan alturas de 170 centímetros. Pero lo que llamaba la atención de ese ser, eran sus escamas, ¿por qué tenias escamas siquiera?, ante sus ojos tenia a una liebre con características reptilitas, tanto aquella cola de lagarto y aquel cuerno hacían dudar de que aquel ser fuera un Sapien.
Y lo que llamo también su atención, era que ese extraño Sapien estaba desnudo, no llevaba nada puesto, reluciendo su miembro flácido de 16 centímetros con un abundante vello púbico grisáceo.
—¿Qué… qué demonios eres?... -Pregunto el roedor tratando de retroceder.
—Por favor, no cambies de tema, ahora mismo quiero saber la razón por la que estás aquí -Dice el extraño Sapien liebre —Podría ser… ¿qué también estés tras del cuerpo de Khenya?.
Tal cuestión planto más dudas al asustado roedor, porque no reconocía para nada a aquel individuo, sin embargo, era totalmente consciente de Khenya, más aun, sobre la muerte de este, ¿quién es realmente esta enigmática criatura?.
—Por desgracia tampoco lo he encontrado, he obligado a uno de sus subordinados a quien capturé, que me condujera hasta esta guarida, luego de perder contacto con los asesinos que envié tras él -Relato el extraño Sapien —Pero luego… al llegar aquí, descubro que todos mis asesinos han muerto, y Khenya, quien me conto que fue envenenado, ya no estaba.
Aquella criatura estaba directamente relacionada con los asesinos enviados contra el fortachón tigre del parche en el ojo, según revelando fue el quien los envió, que estuviera en su boca tal conocimiento sobre el envenenamiento de su jefe, fue que el Sapien que le conducía hasta allí le conto sobre la intervención de los asesinos y como uno de sus dardos venenosos dio en él. Revelándose entonces que aquel Sapien perro que encontró al principio, desnudo y con el ano lleno de semen, aquel que murió ante sus ojos sin presencia de heridas en su cuerpo, fue ese mismo que guio a ese extraño Sapien liebre con características de reptiles hasta la cueva.
—El cuerpo de Khenya, ¿sabes donde esta?, el veneno de mantícora oscura no tiene antídoto, si lo ha recibido entonces sin duda ha muerto, pero su cadáver no se encuentra aquí, ¿donde esta?, ¿dónde se encuentra? -Pregunto aquel extraño criatura con una penetrante mirada intimidante.
—¡No lo sé!... ¡no lo sé!... yo acabo de llegar, yo solo… ¡vine a tomar su cabeza para entregársela a “Los Cuatro pilares del mal” y cobrar su recompensa!.
Luego de oír la confesión del roedor, el alto y delgado liebre con rasgos reptilitos cruzo sus brazos, con unos ojos cargados de intensa decepción, pero no en torno a la desaparición del cadáver de a quien buscaba, sino una profunda decepción sobre aquel roedor.
—¿Pretendías unirte a “Los Cuatro pilares del mal” entregando la cabeza de tu jefe?, se que eres otros de sus subordinados que huyo, como él -Señalo con su cabeza al fallecido Sapien perro —¿Pero realmente crees que tal organización valoraría tal patético acto?, no hay fidelidad en tus hechos, solo avaricia, y por esa misma, serias capaz de traicionarnos al final de cuenta.
—¿Entonces realmente tu forma partes de ellos?... -Pregunto el asustado roedor.
—Es obvio a estas alturas que deberías intuir de ello -Suspira con cierto desaliento y luego mira al roedor con hostilidad —Pero si tanto prefieres una respuesta directa, sí, soy la mano derecha de uno de los líderes de “Los Cuatro pilares del mal”, ¡mi nombre es Migma! -Se presento con el abrazarse de sí mismo.
Un enigmático miembro de la organización criminal, una mano derecha enigmática y única en su tipo.
Continuara…
Luego de que todos finalmente se marcharan, según sus planes, corrió sin detenerse e ingreso a la cueva, emocionado por encontrar el cadáver de su asesinado jefe, sin embargo, termina dando con otra cosa.
—¿Qué… sucedió aquí?...
El ratón expreso una pesada inquietud en cuerpo y mente, noto primero que donde se supone que debería estar el cuerpo de Khenya, este ya no se encontraba allí, solo los cuerpos de los presuntos asesinos del jefe tigre. Pero también había algo más, en el suelo se encontró con un Sapien quien aún estaba vivo.
Aquel perro estaba totalmente desnudo, temblando y gimiendo como si un intenso dolor le carcomiera por dentro, el roedor se le acerco cuidadosamente, cuanto más cerca estuvo de él, noto como este respiraba con más intensidad, como si le faltara el aire, incluso cada exhalación culminaba con más dolencia.
—Tu… tu eres…
Le reconoció en el acto, aquel perro que estaba en tal condición era su compañero, uno de los tantos que huyeron en escena luego de que su jefe fuera envenenado por el asesino, por la mente el roedor se pregunto que hacia uno de ellos aquí, ¿también tenían el mismo plan de tomar la cabeza de Khenya cuantos se marcharan?.
—¿Qué fue… que lo que te ocurrió?... -Pregunto el ratón inquieto.
—Esa “cosa”, me hizo esto…
Un fuerte dolor repercute en el pecho al perro haciendo que exhalara su agonía con un grito a todo volumen, sus ojos quedan abiertos y estos dejan de parpadear, su boca saliva sin control y se siente la ausencia de respiraba tanto en la boca como movimiento del tórax, con todas esas pistas, el roedor comprendido que al pobre diablo canino le llego su hora.
—(Ha muerto, pero… ¿qué lo mato?) -Fue la poderosa interrogante en sus pensamientos.
Busco minuciosamente en el desnudo cuerpo, pero no hallo heridas en este, de ningún tipo, ya fuera de cortes, laceraciones o contundentes, aquel desnudado canido estaba libre de lesiones físicas, la siguiente incógnita del roedor fue plantearse porque se halla desnudo en la cueva. Sus ojos lo llevaron a la cintura, observo que sobre su flácido pene la punta tenía restos de semen, ¿había eyaculado hace poco?.
Sus ojos enseguida miraron entonces algo chorrear por la espalda del Sapien, o eso pensó, no era su espalda, aquello en realidad venia de más abajo, de su recto, el culo del perruno individuo chorreaba un espeso liquido con un extraño e inusual hedor a cítrico.
—¿Semen?.
El ratón fácilmente se dio cuenta, pero era extraño el olor que aquella espesa semilla desbordaba, el aroma cítrico que despendía era bastante notorio, una mezcla de frescura y a la vez agria a su olfato. La presencia de tanto de esta blanca esencia en su culo, solo podía deberse a una razón en concreto.
—(¿Acaso estuvo follando con alguien?, ¿aquí mismo en la cueva?, ¿por qué?) -Fueron tantas las interrogantes que se planteó en su mente.
Cada Sapien en el mundo deleitaba su sexualidad a su manera, atendiendo a esa necesidad en ocasiones para desembocar en extraños fetiches, pero el roedor quien conocía en cierta forma a ese fallecido perro, no encontraba que tuviera tal gusto. Más importante, ¿por qué se encontraba en tal estado que desemboco en su muerte?, no hay señales de lesiones ni heridas, solo indicaciones de que eyaculo y que alguien se corrió en gran cantidad sobre su culo.
La pregunta ahora seria, ¿con quién follo?, su única pista fue las ultimas palabras de ese Sapien antes de parecer, “Esa “cosa”, me hizo esto”, la manera en que formulo “cosa” como el responsable de su tragedia. Casi uno pensaría, que aquello que lo dejo en ese estado, no estuviera refiriéndose a un Sapien, sino a otra cosa.
—Oh, otra alma curiosa, ¿qué tentación te llevo a venir aquí?, ¿tal vez… codicia?.
Una voz de tono masculina resalta a espaldas del roedor, el Sapien de pelaje grisáceo sintió un intenso nervio al darse cuenta de que había otro individuo en la cueva, ¿pero cuanto llevaba allí?, ¿había llegado recién o quizás estaba hace rato?. Se dio vuelta rápidamente para encontrarse entonces con la presunta persona, intento armarse de valor para no delatar su miedo, pero cuando vio de quien se trataba, era imposible ocultar tal sentimiento de pavor.
A solo escasos metros suyos, se encontró con un enigmático Sapien, una liebre con la de pelaje marrón carbonado, pero tenia algo más, había escamas verdes sobre su pelaje típicos de un Sapien reptil, tales escamas se extendían por sus brazos, piernas y buena parte del torso, además de tener un pequeño cuerno en la frente y una cola de lagartija. Pero lo más intimidante era su increíble altura, llegaba a medir aproximadamente 210 centímetros, tenía brazos y piernas de musculaturas marcadas, pero su torso mostraba una constitución delgada.
A los ojos del roedor, aquel Sapien era un “monstruo”, los lagomorfos altos son inusuales ya que generalmente la mayor parte de su población, no alcanzan alturas de 170 centímetros. Pero lo que llamaba la atención de ese ser, eran sus escamas, ¿por qué tenias escamas siquiera?, ante sus ojos tenia a una liebre con características reptilitas, tanto aquella cola de lagarto y aquel cuerno hacían dudar de que aquel ser fuera un Sapien.
Y lo que llamo también su atención, era que ese extraño Sapien estaba desnudo, no llevaba nada puesto, reluciendo su miembro flácido de 16 centímetros con un abundante vello púbico grisáceo.
—¿Qué… qué demonios eres?... -Pregunto el roedor tratando de retroceder.
—Por favor, no cambies de tema, ahora mismo quiero saber la razón por la que estás aquí -Dice el extraño Sapien liebre —Podría ser… ¿qué también estés tras del cuerpo de Khenya?.
Tal cuestión planto más dudas al asustado roedor, porque no reconocía para nada a aquel individuo, sin embargo, era totalmente consciente de Khenya, más aun, sobre la muerte de este, ¿quién es realmente esta enigmática criatura?.
—Por desgracia tampoco lo he encontrado, he obligado a uno de sus subordinados a quien capturé, que me condujera hasta esta guarida, luego de perder contacto con los asesinos que envié tras él -Relato el extraño Sapien —Pero luego… al llegar aquí, descubro que todos mis asesinos han muerto, y Khenya, quien me conto que fue envenenado, ya no estaba.
Aquella criatura estaba directamente relacionada con los asesinos enviados contra el fortachón tigre del parche en el ojo, según revelando fue el quien los envió, que estuviera en su boca tal conocimiento sobre el envenenamiento de su jefe, fue que el Sapien que le conducía hasta allí le conto sobre la intervención de los asesinos y como uno de sus dardos venenosos dio en él. Revelándose entonces que aquel Sapien perro que encontró al principio, desnudo y con el ano lleno de semen, aquel que murió ante sus ojos sin presencia de heridas en su cuerpo, fue ese mismo que guio a ese extraño Sapien liebre con características de reptiles hasta la cueva.
—El cuerpo de Khenya, ¿sabes donde esta?, el veneno de mantícora oscura no tiene antídoto, si lo ha recibido entonces sin duda ha muerto, pero su cadáver no se encuentra aquí, ¿donde esta?, ¿dónde se encuentra? -Pregunto aquel extraño criatura con una penetrante mirada intimidante.
—¡No lo sé!... ¡no lo sé!... yo acabo de llegar, yo solo… ¡vine a tomar su cabeza para entregársela a “Los Cuatro pilares del mal” y cobrar su recompensa!.
Luego de oír la confesión del roedor, el alto y delgado liebre con rasgos reptilitos cruzo sus brazos, con unos ojos cargados de intensa decepción, pero no en torno a la desaparición del cadáver de a quien buscaba, sino una profunda decepción sobre aquel roedor.
—¿Pretendías unirte a “Los Cuatro pilares del mal” entregando la cabeza de tu jefe?, se que eres otros de sus subordinados que huyo, como él -Señalo con su cabeza al fallecido Sapien perro —¿Pero realmente crees que tal organización valoraría tal patético acto?, no hay fidelidad en tus hechos, solo avaricia, y por esa misma, serias capaz de traicionarnos al final de cuenta.
—¿Entonces realmente tu forma partes de ellos?... -Pregunto el asustado roedor.
—Es obvio a estas alturas que deberías intuir de ello -Suspira con cierto desaliento y luego mira al roedor con hostilidad —Pero si tanto prefieres una respuesta directa, sí, soy la mano derecha de uno de los líderes de “Los Cuatro pilares del mal”, ¡mi nombre es Migma! -Se presento con el abrazarse de sí mismo.
Un enigmático miembro de la organización criminal, una mano derecha enigmática y única en su tipo.
Continuara…