Agnimon recorrió el oscuro pasillo con un trote constante, observando cada una de las celdas en busca de cualquier señal de vida que pudiera darles una pista del paradero de los otros dos Tamers. Finalmente encontró algo al pasar la cuarta celda, donde logró vislumbrar una figura encogida en la oscuridad, se apresuró al cerrojo, derritiéndole como el anterior para adentrarse en la celda y revisar a su ocupante. Se trataba de una chica apenas unos años mayor que Masaki, con cabello castaño desordenado y lleno de suciedad, y con ropajes desgarrados que mezclaban manchas de sangre y tierra. Su semblante era más que pálido, y su única reacción fue temblar al ver al guerrero adentrarse al mismo lugar de ella.
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No... Más...
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Oi, reacciona - Le dijo Agnimon, no muy seguro de si debía alzarla en caso que tuviera alguna herida importante -
Vengo de parte de la Central, todo estará bien, ¿Me escuchas?
La prisionera balbuceó algo ininteligible y rompió en llanto, enrollándose en su posición. El Juttoushi, o al menos la parte humana de él, pudo sentir como una mezcla de pena, frustración y enojo se apoderaba de él, estupefacto ante el estado en que se encontraban los prisioneros, y preguntándose que había pasado durante esos tres días. La voz de Agumon en el pasillo le avisó que el tercer Tamer había sido encontrado, y que él se encargaría de rescatarlo.
"Relájate" Dijo la voz del Juttoushi dentro de la mente del guerrero. Agnimon inspiró profundo, tratando de mantener la calma mientras la chica frente a él empezaba a hacer ademanes de, al menos, sentarse. Le ayudó con delicadeza, notando como sus brazos estaban llenos de cortes, algunos en mal estado.
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Tienen que salir de aquí, antes de que él venga... - Musitó entre sollozos, creando más interrogantes que respuestas. El Hybrid intentó preguntar más al respecto, sin embargo cada contestación era más vaga que la anterior. Finalmente, tras un par de minutos de deliberación infructuosa, los pasos en el exterior le indicaron que Mai había regresado, con el Tamer rescatado sobre el lomo de Firamon y una expresión aún más seria que antes, compartida por la del etéreo espíritu a sus espaldas. Se adentró para revisar a la chica, decidiendo dejar el interrogatorio para cuando estuvieran en mejores condiciones, algo con lo que el japonés estuvo de acuerdo, de-evolucionando para mantener su energía.
[...]
Quince minutos después de encontrarlos, la situación solo parecía ponerse más tensa por minuto. La mazmorra se encontraba en un silencio sepulcral, causando una sensación de nerviosismo en el equipo de rescate. Todo el castillo debía saber de su presencia debido al escándalo que habían armado peleando contra Evilmon y Musyamon, además de que llevaban mucho tiempo en ese piso subterráneo ¿Por qué nadie venía a atraparlos? No se sentían con la suerte de creer que la destrucción de aquel muro había pasado desapercibida, lo cual les hacía creer que, o no les importaba que los rescataran, o que estaban esperando en el piso de arriba con una emboscada. La última opción se había vuelto la más probable con cada minuto que pasaba, una vez que habían oído la historia de como quedaron en esa situación los rehenes.
La excursión de la semana anterior había transcurrido de una manera aterradoramente similar a la que los miembros de Gungnir habían vivido ese día. Pasillos vacíos, silencio sepulcral y una calma poco natural que había calado en los nervios de los Tamers. De un momento a otro, un Digimon los atacó, tan preciso y veloz que logró acabar con uno de los Digimon sin oportunidad de contraataque, y colocó a uno de los Tamers en posición de rehén para evitar que los otros hicieran algún movimiento. Los despojaron de sus pertenencias y los enviaron a los calabozos donde empezaron a sacarles información y torturarlos. El Tamer que había logrado escapar se debió a un esfuerzo conjunto que requirió las pocas fuerzas que le quedaba al grupo, sin embargo había sido contraproducente. No sólo él había sido el único en salir, además el intento les costó la vida del segundo Digimon y la destrucción de los tres Digivice lo que, sumado a estar tres días sin rescate, los llevó a pensar que estaban acabados.
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Tenemos que rescatar a V-Mon - Dijo el tercero de los rehenes, el que Agumon había rescatado, al terminar de contar la historia -
Se lo llevaron hace horas porque querían experimentar con él, ¡Por favor sálvenlo!
Mai se mordió el labio ante la petición, pensando que debía hacer. Por un lado no tenían idea de donde podría estar el Digimon, si es que seguía vivo, y el hecho que había un peligroso Digimon dispuesto a emboscarlos eran razones más que firmes para escapar con los Tamers mientras tuvieran la oportunidad. Por otro, no podía descartar al Digimon tan fríamente, menos si había una ínfima posibilidad de que fuera salvado. Z'ev se alejó de los prisioneros y se posó en el hombro de la pelirroja agotado, ya había curado lo más que su inexperta habilidad le permitía, el resto solo podría ser tratado de vuelta a la ciudad.
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¿Alguno sabe donde están los Digitamas de los otros dos compañeros? - Preguntó el japonés con seriedad. Automáticamente los rescatados bajaron las cabezas, y un pequeño gemido escapó de la boca de la única chica del grupo.
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Destruidos...
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Tsk.
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Tampoco creo que podamos llegar muy lejos en nuestra situación actual - Admitió el primero de los que habían sido rescatados.
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Si evoluciono a Flaremon podría curarlo con el Seisei no Houkou - Comentó Firamon -
Eso debería facilitarnos un poco el escape.
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Pero si hay un enemigo no podemos perder tiempo de la evolución - Recordó Agumon, apretando los puños -
Más cuando eres el único que puede evolucionar en este espacio.
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Preferiría que nos quedáramos y combatamos como es debido - Opinó Agnimon, siendo escuchado únicamente por los miembros de Gungnir -
Pero en esta situación lo mejor es irnos cuanto antes.
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Pero...
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Concuerdo con Greymon - Interrumpió Fairymon -
Estamos en riesgo de que también nos atrapen, y sólo complicaríamos las cosas. Estos chicos no pueden estar aquí mucho más tiempo y además...
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... Vamdemon podría tomar interés en los Spirits - Completó Agumon con un tono sombrío -
Experimentará con ustedes para saber como funciona y apoderarse de ellos.
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¿Spirits?
La líder de la Guild dio un respingo, notando como los Tamers estaban observando a Agumon con curiosidad. Masaki cayó en cuenta que la chica no había hecho comentario sobre él de-evolucionando de un Digimon a un humano, sin embargo lo atribuyó a su estado mental del momento. Un nuevo peso cayó sobre los hombros de ambos por las palabras del Child, ¿Realmente valía la pena arriesgarse en una apuesta que podría provocar que aquel despiadado ser se apoderara de las partes de dos de los Juttoushi? Al final del debate, todo se reducía a la pregunta de sí tenían el derecho de decidir lo que ocurriría con alguien a quién no conocían, algo que a lo que el dúo idealista no estaba acostumbrado.
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Haremos lo que se pueda... - Informó Mai al cabo de unos minutos más de meditarlo -
Pero tenemos que ponerlos a ustedes a salvo y escapar de aquí.
Nadie estaba en posición de protestar, por lo que como pudieron se incorporaron y empezaron a recorrer el pasillo en busca de la ciudad. Era claro que los tres Tamers se encontraban debilitados y deplorables, a causa de los días de tortura y hambruna a los que les habían sometido, sin embargo ninguno profirió ni un quejido, manteniéndose de pie por fuerza de voluntad y su deseo de salir de ese lugar. Se detuvieron frente a la puerta que los llevaría de vuelta al salón anterior, siendo detenidos por el japonés, que a su vez había parado su andar por orden del Juttoushi. Agnimon se quedó en silencio por unos segundos, antes de dirigirse a su Tamer.
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Prepárate.
Masaki asintió y, después de lanzarle una mirada furtiva a su pareja y a los tres chicos presentes, creó el anillo de datos que lo devolvió a la forma de Agnimon. Esta vez hubo reacciones más notables, pero cualquier duda debería ser guardada para después. Sin perder más tiempo, el guerrero abrió la puerta, esperando un momento antes de indicarle al resto que lo siguiera, sin embargo antes que pudiera dar la señal un bólido de brillantes colores apareció frente a él, atacándolo con unas cuchillas que fueron bloqueadas a duras penas por los guanteletes metálicos del Juttoushi. Agnimon chistó, propinando una patada para hacer retroceder al atacante, el cuál lo hizo con la misma velocidad con la que había aparecido en primer lugar.
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Buen trabajo bloqueando el primer golpe - Comentó el Digimon con un tono cordial -
¿Podrás con el próximo?
El resto del grupo entró en la habitación, tensándose al ver al Digimon que había aparecido. Todo en su cuerpo, desde su extravagante ropa, hasta su extraño rostro era bizarro en aquella criatura, cuyas manos parecían estar compuestas de cuchillas metálicas cubiertas por una tela rosácea. No fue necesaria la confirmación de los rehenes para saber que él es quién los había atacado una semana atrás, y el holograma aparecido en el Digivice de la pelirroja delataba que tan fuerte sería aquel enemigo.
Nivel Perfect. Tipo Undead. Matadrmon.