Arki
Adolescente idiota y rencoroso
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Buenas, buenas, compañeros diginautas.
No soy nuevo en el foro, de hecho solía ser un usuario bastante activo (con otro nombre), pero por cuestiones que no vienen al caso decidí reinventarme e iniciar desde cero. Y lo primero que quiero hacer es empezar este fic, en lo que será la tercera p*** versión del mismo. La primera vez que lo escribí era muy joven (12 años, lol), tenía una idea pero iba armándola a medida que escribía los capítulos. La segunda vez venía bien pero eventualmente tomó un rumbo irremontable. Esta vez espero que sea la definitiva.
Sobre el fic, está centrado en los elegidos de Adventure, con algún OC y villanos nuevos. Es una historia principalmente de aventura, romance y algo de misterio. En ese orden. Espero que le den una oportunidad a esta historia que tantos años de reflexión me ha llevado. No estará ni cerca de ser una obra maestra, pero espero que por lo menos les sea una lectura agradable.
¡Y empezamos!

Por Arki

Capítulo 03: Alétheia
Capítulo 04: El Noveno
Capítulo 05: El Guardián del Valor
Capítulo 06: Un cielo sin estrellas
Capítulo 07: Relatos
Capítulo 08: La Resistencia
Capítulo 09: El Rey del Digimundo
Capítulo 10: Llamado a las armas
Interludio: El Templo Olvidado
Capítulo 11: Cuestión de Confianza
[X] Capítulo 12: COMING SOON
[X] Capítulo 13: COMING SOON
[X] Capítulo 14: COMING SOON
[X] Capítulo 15: COMING SOON
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Capítulo 08: La Resistencia
Capítulo 09: El Rey del Digimundo
Capítulo 10: Llamado a las armas
Interludio: El Templo Olvidado
Capítulo 11: Cuestión de Confianza
[X] Capítulo 12: COMING SOON
[X] Capítulo 13: COMING SOON
[X] Capítulo 14: COMING SOON
[X] Capítulo 15: COMING SOON
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Criaturas incomprendidas somos los inmortales. En un universo dominado por criaturas mortales, los pocos seres que contamos con el don de la infinita existencia somos extraños. Amados y venerados, o temidos y evitados.
Incomprendidos.
En el fondo, todos venimos del mismo lugar. Todos fuimos formados por datos en algún momento, aunque hayamos trascendido y ahora nuestro arjé sea algo más. Pero, ¿cómo pueden entender nuestros motivos seres cuyo paso por este mundo es finito? ¿Cómo pueden pretender entendernos si no comparten nuestra perspectiva? Una erupción volcánica es un desastre para ellos, porque pierden sus bosques, sus aldeas. Ellos no saben que las islas que ellos habitan se crearon gracias a la lava que destruyó todo lo que había allí antes. En cambio, cosechan sin comprender que poco a poco quitan todos los nutrientes de la tierra. En unas generaciones habrán destruido esas hermosas praderas.
Para estas criaturas, la vida es su bien más preciado. Su vida es lo más importante. Se manejan en el corto plazo, sin ver la gran escena. Su falta de perspectiva les impide ver lo que a mí se me presenta como obvio. Para mejorar este mundo, todos sus seres vivos deben perecer.
En el pasado tuve esta misma discusión con mis hermanos. Acerca de la belleza de nuestra creación. Para mí, la belleza viene de la mano del orden, la armonía. ¿Qué es más hermoso que el ciclo interminable e inalterable de las estaciones? ¿Hay acaso algo más hermoso que la cadena alimenticia? Los digimon débiles se alimentan de hierbas, los digimon fuertes de los digimon débiles, y cuando los fuertes mueren, sus datos se convierten en nuevas hierbas. Un ciclo completo. Perfecto. Hermoso.
Pero los seres vivos atentan contra el orden. Toman decisiones. Cometen errores. Buscan alterar lo establecido para cumplir sus objetivos. Siempre los odié. Destruyendo todo lo que es verdadera y objetivamente hermoso en este mundo que tanto trabajo nos dio crear. Es por eso que en su momento me alcé contra mis hermanos, y junto con mis seguidores, lanzamos un azote contra la vida del Digimundo. Una gran batalla, siglos luchando. Al final, con el sacrificio de su Orden de Caballeros, mis guerreros fueron derrotados. Yo podría haber seguido, continuado el conflicto durante eones. Pero mi labor ya estaba lista. Casi el ochenta por ciento de los seres vivos murieron en aquella guerra. La destrucción dejada en el Digimundo daría paso, eventualmente, a un nuevo florecimiento.
Con mi objetivo cumplido, dejé que mis hermanos me capturaran. Me encerraron en este plano, este Limbo entre dimensiones desde el cual observé la belleza volver al mundo.
Y entonces, tuve una visión. Suele sucedernos a los inmortales. La inmortalidad misma asegura una existencia perpetua, estar ligado al tejido de la realidad por toda la eternidad, y eso a veces nos permite ver vistazos de un futuro posible.
Los vi llegar. Seres de otra dimensión, los Elegidos por mis hermanos para ayudarlos en épocas de crisis. Humanos, la prole de nuestros creadores, individuos de la dimensión desde la cual nosotros venimos. Con mucho esfuerzo, logré enviar parte de mi energía a su mundo, para estudiarlos.
Disgustante.
Seres irracionales, que dicen actuar con la razón, pero lo único que siguen son sus instintos, sus sentimientos. ¿Cuál es su código fuente? ¿Cuál es su programación? No parecen tenerla. Es como si no tuvieran sus directivas, como si actuaran sin un propósito fijo. No sé qué les vieron mis hermanos, pero los eligieron para traer su llamado “equilibrio” de regreso al Digimundo.
Es llamativo que no notaran que sus acciones jugaron con el tejido de la realidad y la separación entre las dimensiones. Sus continuas batallas y viajes entre mundos debilitaron mi prisión. Quizás crean que ya no tengo interés en que nuestro mundo sea bello. Quizás ni se imaginan que desde que tuve mis visiones acerca de los Elegidos llevo planeando mi regreso, reuniendo energía para este momento. Ocupados con la reconstrucción, mis hermanos se han olvidado de sus antiguos enemigos.
Es hora de hacerles recordar.
Miles de digimon fueron testigos de un hecho que sería narrado en las futuras crónicas como el cataclismo que dio inicio al capítulo más importante de la historia del Digimundo. En aquella fatídica tarde, el día se transformó en noche.
Inició con las nubes arremolinándose muy extrañamente. Los digimon que se encontraban en aquella llanura del Continente Server observaron lo que parecía ser el inicio de un huracán. La que hasta ese momento era una tarde soleada se transformó de inmediato en un día nublado, con nubes que parecían surgir de la nada y se sumaban al creciente remolino en el cielo. Algunos, los más sensatos, decidieron alejarse en caso de que se tratara en efecto de un huracán. Otros, más osados o quizás más imprudentes, se acercaron a observarlo mejor.
Un Garudamon se acercó al ojo de la tormenta para observarla mejor. Nunca había visto nada igual. Conocía a un digimon anciano, un chaman cuya conexión con la naturaleza era legendaria. Pocos sabían cómo contactarlo, nadie dónde se encontraba. Por suerte, Garudamon conocía una forma de contactarlo. Quizás, él podría decirle…
Ninguno de los digimon que lo vio vivió para contarlo, por lo que no quedaron registros de que el ojo de la tormenta se convirtió en un vórtice, una ventana hacia otro lugar. Por un instante todo se concentró en aquel círculo, que pareció absorber toda la energía de la atmósfera. Entonces, los vientos se detuvieron, y todo quedó en un silencio absoluto, como si hasta el sonido hubiera viajado hacia aquel portal. Y en ese instante en el que todo se quedó quieto y en silencio, a través del portal se vio un universo nuevo, un lugar lleno de constelaciones y nebulosas, vagando por el vacío infinito por toda la eternidad. Y luego la explosión.
El estruendo se escuchó a kilómetros de distancia. Un haz de energía gigante que se proyectó desde el portal hacia la tierra y generó una onda expansiva de destrucción que se extendió varios kilómetros a la redonda. Toda forma de vida, digimon o planta, que fue tocada por aquella onda de energía oscura, pereció al instante. Solamente algunos de los digimon más poderosos sobrevivieron a ese primer impacto.
Algunos digimon, en su mayoría de nivel Ultra o Mega, que vieron la explosión en el horizonte se acercaron a ver qué era lo que había sucedido. Al llegar, se encontraron con que toda aquella energía oscura se reunía y concentraba en tres puntos, reuniendo los datos cercanos. Rápidamente, presenciaron cómo la energía se transformaba para crear tres digimon.
Ha comenzado.
Con mis guerreros caminando de nuevo entre los mortales es sólo cuestión de tiempo. Mis hermanos reaccionarán, pero mientras yo no participe, ellos tampoco intervendrán. Ni siquiera sus campeones son rivales para mis fuerzas. La única esperanza del Digimundo son los Elegidos. Habiendo sacrificado sus emblemas para sellar la puerta que conecta nuestras dimensiones, sólo les queda una opción si es que planean derrotarme. Un antiguo poder que fue sellado hace tiempo. Tarde o temprano llegarán a él.
Y cuando lo hagan, mi regreso estará asegurado.
Incomprendidos.
En el fondo, todos venimos del mismo lugar. Todos fuimos formados por datos en algún momento, aunque hayamos trascendido y ahora nuestro arjé sea algo más. Pero, ¿cómo pueden entender nuestros motivos seres cuyo paso por este mundo es finito? ¿Cómo pueden pretender entendernos si no comparten nuestra perspectiva? Una erupción volcánica es un desastre para ellos, porque pierden sus bosques, sus aldeas. Ellos no saben que las islas que ellos habitan se crearon gracias a la lava que destruyó todo lo que había allí antes. En cambio, cosechan sin comprender que poco a poco quitan todos los nutrientes de la tierra. En unas generaciones habrán destruido esas hermosas praderas.
Para estas criaturas, la vida es su bien más preciado. Su vida es lo más importante. Se manejan en el corto plazo, sin ver la gran escena. Su falta de perspectiva les impide ver lo que a mí se me presenta como obvio. Para mejorar este mundo, todos sus seres vivos deben perecer.
En el pasado tuve esta misma discusión con mis hermanos. Acerca de la belleza de nuestra creación. Para mí, la belleza viene de la mano del orden, la armonía. ¿Qué es más hermoso que el ciclo interminable e inalterable de las estaciones? ¿Hay acaso algo más hermoso que la cadena alimenticia? Los digimon débiles se alimentan de hierbas, los digimon fuertes de los digimon débiles, y cuando los fuertes mueren, sus datos se convierten en nuevas hierbas. Un ciclo completo. Perfecto. Hermoso.
Pero los seres vivos atentan contra el orden. Toman decisiones. Cometen errores. Buscan alterar lo establecido para cumplir sus objetivos. Siempre los odié. Destruyendo todo lo que es verdadera y objetivamente hermoso en este mundo que tanto trabajo nos dio crear. Es por eso que en su momento me alcé contra mis hermanos, y junto con mis seguidores, lanzamos un azote contra la vida del Digimundo. Una gran batalla, siglos luchando. Al final, con el sacrificio de su Orden de Caballeros, mis guerreros fueron derrotados. Yo podría haber seguido, continuado el conflicto durante eones. Pero mi labor ya estaba lista. Casi el ochenta por ciento de los seres vivos murieron en aquella guerra. La destrucción dejada en el Digimundo daría paso, eventualmente, a un nuevo florecimiento.
Con mi objetivo cumplido, dejé que mis hermanos me capturaran. Me encerraron en este plano, este Limbo entre dimensiones desde el cual observé la belleza volver al mundo.
Y entonces, tuve una visión. Suele sucedernos a los inmortales. La inmortalidad misma asegura una existencia perpetua, estar ligado al tejido de la realidad por toda la eternidad, y eso a veces nos permite ver vistazos de un futuro posible.
Los vi llegar. Seres de otra dimensión, los Elegidos por mis hermanos para ayudarlos en épocas de crisis. Humanos, la prole de nuestros creadores, individuos de la dimensión desde la cual nosotros venimos. Con mucho esfuerzo, logré enviar parte de mi energía a su mundo, para estudiarlos.
Disgustante.
Seres irracionales, que dicen actuar con la razón, pero lo único que siguen son sus instintos, sus sentimientos. ¿Cuál es su código fuente? ¿Cuál es su programación? No parecen tenerla. Es como si no tuvieran sus directivas, como si actuaran sin un propósito fijo. No sé qué les vieron mis hermanos, pero los eligieron para traer su llamado “equilibrio” de regreso al Digimundo.
Es llamativo que no notaran que sus acciones jugaron con el tejido de la realidad y la separación entre las dimensiones. Sus continuas batallas y viajes entre mundos debilitaron mi prisión. Quizás crean que ya no tengo interés en que nuestro mundo sea bello. Quizás ni se imaginan que desde que tuve mis visiones acerca de los Elegidos llevo planeando mi regreso, reuniendo energía para este momento. Ocupados con la reconstrucción, mis hermanos se han olvidado de sus antiguos enemigos.
Es hora de hacerles recordar.
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Miles de digimon fueron testigos de un hecho que sería narrado en las futuras crónicas como el cataclismo que dio inicio al capítulo más importante de la historia del Digimundo. En aquella fatídica tarde, el día se transformó en noche.
Inició con las nubes arremolinándose muy extrañamente. Los digimon que se encontraban en aquella llanura del Continente Server observaron lo que parecía ser el inicio de un huracán. La que hasta ese momento era una tarde soleada se transformó de inmediato en un día nublado, con nubes que parecían surgir de la nada y se sumaban al creciente remolino en el cielo. Algunos, los más sensatos, decidieron alejarse en caso de que se tratara en efecto de un huracán. Otros, más osados o quizás más imprudentes, se acercaron a observarlo mejor.
Un Garudamon se acercó al ojo de la tormenta para observarla mejor. Nunca había visto nada igual. Conocía a un digimon anciano, un chaman cuya conexión con la naturaleza era legendaria. Pocos sabían cómo contactarlo, nadie dónde se encontraba. Por suerte, Garudamon conocía una forma de contactarlo. Quizás, él podría decirle…
Ninguno de los digimon que lo vio vivió para contarlo, por lo que no quedaron registros de que el ojo de la tormenta se convirtió en un vórtice, una ventana hacia otro lugar. Por un instante todo se concentró en aquel círculo, que pareció absorber toda la energía de la atmósfera. Entonces, los vientos se detuvieron, y todo quedó en un silencio absoluto, como si hasta el sonido hubiera viajado hacia aquel portal. Y en ese instante en el que todo se quedó quieto y en silencio, a través del portal se vio un universo nuevo, un lugar lleno de constelaciones y nebulosas, vagando por el vacío infinito por toda la eternidad. Y luego la explosión.
El estruendo se escuchó a kilómetros de distancia. Un haz de energía gigante que se proyectó desde el portal hacia la tierra y generó una onda expansiva de destrucción que se extendió varios kilómetros a la redonda. Toda forma de vida, digimon o planta, que fue tocada por aquella onda de energía oscura, pereció al instante. Solamente algunos de los digimon más poderosos sobrevivieron a ese primer impacto.
Algunos digimon, en su mayoría de nivel Ultra o Mega, que vieron la explosión en el horizonte se acercaron a ver qué era lo que había sucedido. Al llegar, se encontraron con que toda aquella energía oscura se reunía y concentraba en tres puntos, reuniendo los datos cercanos. Rápidamente, presenciaron cómo la energía se transformaba para crear tres digimon.
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Ha comenzado.
Con mis guerreros caminando de nuevo entre los mortales es sólo cuestión de tiempo. Mis hermanos reaccionarán, pero mientras yo no participe, ellos tampoco intervendrán. Ni siquiera sus campeones son rivales para mis fuerzas. La única esperanza del Digimundo son los Elegidos. Habiendo sacrificado sus emblemas para sellar la puerta que conecta nuestras dimensiones, sólo les queda una opción si es que planean derrotarme. Un antiguo poder que fue sellado hace tiempo. Tarde o temprano llegarán a él.
Y cuando lo hagan, mi regreso estará asegurado.

Bueno, este es el prólogo.
Voy a serles sumamente honesto. Escribo este prólogo por dos motivos. Uno, para que haya un glimpse de lo que será el antagonista de la historia. Y dos, porque necesito un par de capítulos para plantear el terreno, presentar a los protagonistas y sus situaciones particulares y luego sí empezar con la acción. Y sentía que si no les mostraba hacia dónde apuntará el fic con este prólogo, pues iban a empezar a leer y se llevarían quizás una impresión equivocada.
"¡Bah! Este fic es uno más de la vida diaria de los Elegidos, eew."
Para evitar eso ^ incluí este prólogo (a último momento, debo agregar xD). Qué más... Bueno, aclarar de entrada que me tomo libertades creativas a la hora de hablar de lo que es la mitología del Digimundo, como seguramente hayan notado. Y eso es todo. Así que si les interesa prepárense para el cap número uno que publicaré en dos o tres días.
¡Saludos!
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