Había bajado por fin del avión, llamando la atención de una azafata que entregándole una tarjeta, su número escribió. Seth no era una persona que saliera mucho, su parche causaba muchas dudas en la gente, pero sus pectorales marcados por su camisa negra, esos brazos bien torneados y esa altura envidiable siempre eran causa de la lujuría para las mujeres; a pesar de eso, Seth no confiaba en absolutamente en nadie, ni siquiera en mujeres que él mismo no buscara o investigara previamente. Tiró la tarjeta en la basura pensando que podría ser alguien trabajando para “ellos” y fue a esperar su maleta en la banda indicada. A los pocos minutos ya estaba con perro a su lado, asegurado con su correa y su maleta negra a su lado, caminando por el aeropuerto, silencioso, casi pasando por una persona de “luto” a su alrededor.
Más no había otra forma de describir a aquel joven hombre que caminaba por los pasillos de las tiendas de “Duty Free”. Eran emociones que no podía combatir en su interior, haciendo palpitar su corazón, perturbándole constantemente mientras la idea de haber sido utilizado seguía rondando en su cabeza. ¿Acaso Kal nunca existió? El deseo se había sentido real, por su ser, por su cuerpo. ¿Por qué no habría sospechado? ¿Acaso era un maldito principiante en estas cuestiones de internet? Los celos y la ira lo estaban volviendo loco, de solo pensar que “Ethan” pudiera ser un hombre casado, ya tomado o simplemente una mujer huyendo de su matrimonio. ¿Por qué tenía que pensar ahora en esas estupideces? Poco a poco sus pasos se hicieron más sonoros, su aura casi oscura provocaba que otras personas se alejaran de él apresurados, incluso perro parecía estresarse al no poder seguirle el paso a su amo, bien entrenado físicamente, por el aeropuerto. Se detuvo de pronto al casi chocarse contra una escultura de marmol de dos personas bailando, posando su mano sobre la unión de esos dos, sonriendo al sentirse un idiota, riendo por lo bajo. Volteó a ver a perro y lo negó más calmado- Este no soy yo... ¿Patético verdad? –Le preguntó cerrando los ojos duramente, su corazón comenzaba a doler, pues no podía controlar o luchar contra todo ese carrusel de emociones que una persona “ficticia” le estaba provocando. Era un idiota bailando sobre su mano, un patético idiota...
-Señor, señor, ¿Se encuentra bien? –Una mujer del departamento de la tienda más grande de Duty Free se le acercó preocupada, pensando que quizás la altitud del vuelo le había afectado.
Seth la miró en silencio y sonrió, definitivamente no estaba bien, pero ¿Cómo podría explicárselo a ella? Aun así, había sentido su amabilidad y genuina preocupación, por lo que sonrió y observó el gafete de su pecho con su nombre- No te preocupes, Darla, estoy bien... Sólo dime, ¿Si vinieras desde tan lejos a ver a un amor que ni siquiera sabes que existe y te mantiene inseguro pensar que es una mentira... Qué harías? –Había guardado silencio antes de armarse de valor para preguntar a lo que Darla bajando la mirada confundida y contrariada, buscó pensar en una respuesta seriamente
-No lo sé, pero duramente mi estadía en el aeropuerto, he visto que muchas de esas personas “en línea” son reales, y se reúnen con sus amantes alegremente, ¡No debe desconfiar, estoy muy segura de que esa chica es real! –Respondió en busca de darle ánimos, a lo que Seth solo comenzó a reír divertido
-Pffft... No es una mujer, es un hombre como yo, ¿Eso le molesta? –Preguntó más ameno, alejando de pronto toda esa inseguridad en su interior de un momento a otro, calmando su corazón gracias a esa extraña mujer.
-Oh para nada señor, ¿Cómo podría juzgarlo? Yo tengo novia también –Le guiño el ojo comenzando a reír junto a él- Pero ¿Sabe que podría hacerlo sentir mejor? Comprarle un hermoso regalo, sorprenderlo así, para que si piensa que usted es feo, ¡Pueda persuadirlo así! O si usted piensa que ese chico es feo, bueno, ¿Un regalo de consolación ante la ruptura? –Seth volvió a reír a carcajadas esta vez. Sí, esa era una buena idea, pensarlo de mejor manera como esa mujer, además ¿Qué tal si él también a los ojos de Ethan era feo? Un buen regalo ayudaría a los dos y comprarle a esa mujer para que ganara su comisión no estaría tan mal.
Las horas pasaron y Seth ya estaba en el hotel junto a perro, quién tenía instalada una cama propia en la suite que había solicitado. Observó la bolsa de duty free en silencio recordando a la mujer y sonrió levemente acercándose para poder preparar el regalo que le había comprado a su pareja. Un elegante suéter de cachemir negro que combinaría con esa piel morena que tenía rondando en su mente, así como también un reloj Patek Philippe de oro blanco y azul en el fondo del reloj. ¿Por qué habría gastado tanto? ¿Era por haber reído eufóricamente por la mujer o por la idea de que Ethan era real y no sería solo un sueño absurdo? Suspiró terminando de envolver el regalo, decidiendo ir a bañarse y finalmente dormir.
Al día siguiente, abrió los ojos exactamente a las 6 de la mañana, sentía cierto letargo y pesadez, nervios y su corazón latir fuertemente. Miles de sensaciones contradictorias en un solo instante. Se levantó de su lugar para buscar su mejor traje negro para vestir, colocándose un suéter negro de cuello de tortuga, junto a un saco gris claro y unos pantalones de mezclilla, se colocó un poco de colonia y se miró al espejo, acariciando ese parche suavemente- Quizás debí haber accedido a la prótesis –Murmuró por primera vez inseguro de su decisión. Un ojo biónico al menos se hubiera visto mejor en esta situación, más ya no había marcha atrás. Volteó a ver a perro y lo llamó- Vamos, es hora de salir – Le indicó tomando los regalos para guardarlos cuidadosamente en una caja negra, elegante que llevó en mano saliendo del hotel. Pidió un taxi y luego le pidió detenerse a unas dos calles del residencial.
Bajó del mismo notando una florería de camino- ¿Crees que sea exagerado llevar flores a un hombre quizás ya casado? –Le preguntó a perro, quien sólo estornudó por el cambio climático, lamiéndose la nariz. Sonrió levemente y se dirigió a la florería- Por supuesto que sí –Se respondió sintiéndose un idiota, pero aun así comprando las dichosas flores. Caminó entonces por el vecindario a paso calmado, buscando el número que debía ser el correcto y una vez lo había encontrado, un largo suspiró fue el que liberó, moviendo su mano para tocar el timbre una vez, al no contestarle nadie, volvió a tocarlo, escuchando pasos y colocando la caja del regalo y las flores tras su espalda. Gran sorpresa fue encontrar a un crío quien le había abierto la puerta, uno que jodidamente era bastante infantil como para comenzar a jugar con su perro apenas había visto al extraño, ¿Qué acaso su padre no le enseñó a tener cuidado con los perros de extraños? Pensó frunciendo el ceño confundido. Cuando por fin le prestó atención asintió y sonrió levemente- ¿Está tu padre en casa o tu tío quizás? –Si era su tío, entonces le daría la golpiza de su vida por engañarlo y utilizarlo para asegurarse de que la información que lo incriminaba ahora estuviese a salvo en sus manos, pero si era el padre del niño, entonces sólo tendría que amenazarlo, alejarlo de su esposa y quizás ¿Secuestrarlo? No era un gran plan, pero ahora le pertenecía a él, por ley, debía llevárselo y reclamarle que se hiciera responsable. Sólo esperaba que fuera guapo y no un gordo enano con complejos infantiles. De ser así, pretendería ser un testigo de jehová.
Listo! Tu turno amore! :v